LA DEBACLE DE BARINAS
Gehard Cartay Ramirez
Se
trata de una amarga ironía de la historia: la debacle de Barinas acontece
precisamente cuando un hijo suyo es presidente de Venezuela, y su padre y un
hermano han sido sucesivamente gobernadores de la entidad desde hace 15 largos
años.
La Barinas
que creyó llegada su hora estelar con la asunción del actual presidente,
acompañado entonces por su padre en la gobernación del estado, sufre hoy, por
contraste, la agudización de todos sus problemas, entre ellos, el hambre y la
miseria. Paradójicamente, la familia Chávez Frías ha pasado a ser, de la noche
a la mañana, una de las más poderosas –política y económicamente-, casi dueña
de personas y por supuesto que de tierras, de cuya sola voluntad depende el
destino de miles de habitantes de esta sufrida región.
Bajo
su todopoderoso mandato, Barinas padece -insisto- una auténtica debacle en
todos los terrenos. Hagamos un breve análisis al respecto.
Una
debacle moral representada –desde 1999- por gobiernos corruptos como pocos, y
vaya que los hubo en el pasado. Gobiernos incompetentes e insensibles,
incapaces de haber aprovechado la extraordinaria oportunidad que les brindó la
Divina Providencia para sacar a Barinas adelante, al tener a uno de los suyos
en la Presidencia de la República, y a ellos mismos en el gobierno regional.
Desde 1999 los barineses hemos soportado
un pésimo gobierno de ineptos, incapaces y corruptos, luego de haber malgastado
miles de millones de bolívares, sin que la región se haya vista favorecida como
debió serlo. El padre del presidente de la República, primero, y luego su
hermano mayor, como gobernadores han continuado una gestión signada por la
ineptitud, la corrupción y la insensibilidad ante tantos y graves problemas que
sufre la región.
Barinas
sufre desde 1999 una debacle económica como pocas veces. Siempre nos
vanagloriábamos que la nuestra era una región petrolera, maderera, ganadera y
agrícola. Hoy, en los inicios del siglo 21, nada de eso es verdad, con excepción
de la parte ganadera, ahora herida de muerte por las políticas
antiagropecuarias del régimen.
Ya no somos el emporio forestal que
fuimos hasta hace poco. Insistir en eso es repetir una mentira o darnos un
consuelo de pendejos. La reserva forestal de Ticoporo es un espejismo, luego de
años de saqueo y robo indiscriminado de esa riqueza que no era nuestra, sino de
nuestros hijos. Lo mismo ocurre con la de Caparo. No somos, pues, actualmente
un estado maderero.
Tampoco somos un estado petrolero,
al menos en cuanto a los beneficios económicos que podemos recibir al respecto.
En los últimos 10 años se han reducido las actividades de PDVSA en Barinas, con
que lo se ha deprimido, aún más, la economía regional y convertido a esa
empresa petrolera en un una pesada carga burocrática.
Hoy no somos, obviamente, un estado
agrícola. Aquí la agricultura ha sido estrangulada por el desconocimiento de la
propiedad privada, la ausencia de seguridad jurídica y de respeto a la
Constitución y las leyes de la República, las invasiones propiciadas por el
régimen, la carencia de incentivos financieros, el pésimo estado de la vialidad
rural, la inseguridad a todos los niveles y la ruina generalizada de la
producción agrícola.
Nunca fuimos, en verdad, un estado
industrial. Hubo, sí, intentos por iniciarnos como entidad agroindustrial, al
igual que nuestro vecino Portuguesa. En ese esfuerzo fructificaron empresas
como Promabasa e Indulac, ambas cerradas gracias al plan nacional de
destrucción de nuestro aparato de producción agropecuaria e industrial. En
paralelo, numerosas pequeñas y medianas industrias barinesas han sido
liquidadas por falta de apoyo financiero o a causa de la depresión económica
que sufrimos, con saldo de numerosos desempleados.
La
debacle educativa es gravísima. El drama tragicómico de la UNELLEZ chavista lo
dice todo en cuanto a nuestra primera casa de estudios, hoy en doloroso estado de
ruina académica y económica. También la educación preescolar, primaria y media
están en crisis. Y todo ello a pesar de que durante estos últimos 15 años han “gobernado”
a Barinas dos docentes.
La
debacle de los servicios públicos es criminal. La crisis de la salud es un
monumento a la desidia. La inseguridad también campea a sus anchas, sin que
nadie desde el gobierno intente al menos enfrentarla. Los apagones y la falta
de agua potable en nuestros barrios y pueblos están a la orden del día.
Hay
miseria, hambre y pobreza por todos lados. Hay desesperanza y frustración por
dondequiera. En los barrios humildes y en los campos desolados nuestra gente
barinesa sucumbe en medio de la peor situación que haya vivido en muchos años.
Y sin
embargo, el chavismo se atreve a chantajear al electorado de los estados donde
hoy gobierna la oposición con el criminal argumento de que si no eligen a sus
candidatos no “bajaran” los recursos del gobierno nacional. Se trata de un acto
de cinismo criminal, pues si aquí en Barinas, tierra natal del actual
presidente y de su familia, de nada nos ha servido esa circunstancia… ¿qué podrían
esperar entonces las otras regiones?
LA PRENSA de Barinas - Martes, 27 de noviembre de 2012.