EL RÉGIMEN DE LA
MENTIRA
Gehard Cartay
Ramírez
Este
es un régimen genéticamente mentiroso. La mentira ha sido siempre su soporte desde
que nacieron de las entrañas del golpismo gorila, allá por 1992.
La
mentira original estuvo en que sus propulsores eran desde entonces unos felones
facciosos, traidores a la Constitución de 1961 y a su propio juramento como
oficiales de las Fuerzas Armadas Nacionales. Hipócritamente, y desde las
sombras -donde sólo trabaja el crimen,
decía Bolívar-, urdieron aquel sanguinario golpe y llegaron al colmo de engañar
humildes soldados para exponerlos como carne de cañón en procura de sus torvos
propósitos.
Fracasado el golpe de Estado contra el
presidente Pérez y puestos en libertad la mayoría de ellos por aquellos contra
quienes conspiraron, siguieron su cadena de mentiras. Así lo hicieron al
pretender convertir su chapucería golpista en una “hazaña militar” y al “justificarla”
con argumentos absolutamente hiperbólicos, por exagerados. En verdad, el país
no estaba entonces ni remotamente tan mal como ahora, luego de 17 años de
desgobierno -vaya cinismo- de aquellos golpistas.
Fieles
a su hipocresía original siguieron mintiendo. En las elecciones de 1998 se
disfrazaron de “mansas ovejas” para ocultar su verdadera naturaleza. Por
desgracia, hubo quienes les creyeron y cayeron en la trampa votando por ellos. Claro,
entonces su candidato negaba ser socialista; decía que en Cuba había una dictadura
condenable; que -si ganaba- sólo sería presidente una vez; que acabaría con la
corrupción y repetía hasta el cansancio sus ofertas de conciliación, paz y
libertad.
Pero esas promesas se convirtieron luego en
la más descomunal mentira se les haya dicho a los venezolanos. Llegados al
poder, su gestión se convirtió en una siembra permanente de odio entre los
venezolanos y en un cínico engaño de lo que le habían ofrecido a los venezolanos.
Arruinaron al país -cuando más recursos tenía- y creció la corrupción como
nunca antes, robándose centenares de miles de millones de dólares de los
venezolanos. La mentira, hecha gobierno, llegó hasta la exageración.
Desde 2000 las elecciones se convirtieron en
otro engaño. Trampas, ventajismo corrupto y corruptor y un CNE a su favor,
validaron entonces cada resultado. Luego enfermó el jefe de proceso y todo fue
otra vez una sucesión de mentiras. Maduro decía que estaba muy bien, que se
reunía con ellos y hasta hacía ejercicios, cuando se rumoreaba ya que estaba
muerto. Nunca se supo cuando falleció, como nunca se ha sabido donde nació su
sucesor, ni de dónde salió este sujeto. En definitiva, el régimen de la mentira,
pues.
Por eso
mismo, siempre le han mentido a los venezolanos sobre la colosal crisis que nos
agobia, causada por el actual régimen y sus desacertadas medidas castrocomunistas,
que acabaron con la producción agropecuaria e industrial y crearon la carestía,
la escasez y el desempleo que hoy sufrimos. De allí viene la otra mentira
cínica de “la guerra económica”, una guerra que inventó la cúpula podrida del
régimen y que, por lo visto, la perdió. Una tragicomedia, pues.
Ante su incapacidad, corrupción e ineptitud
como gobernantes siempre se escudan en sus mentiras, sin admitir jamás su
culpabilidad en el desastre que han creado desde 1999. Por el contrario,
siempre culpan a los demás con su disco rayado de mentiras habituales (el imperio, la derecha, la guerra económica,
etc) y nunca le han dicho a los venezolanos la verdad sobre las dimensiones
catastróficas de la tragedia producida por ellos mismos en estos 17 años. Algún
día, no muy lejano, tendrán que ser juzgados por sus crímenes de lesa humanidad
contra nuestro pueblo.
¿Nos
puede extrañar ahora que la canciller de Maduro haya dicho tantas mentiras en
la OEA para negar la crisis que nos atormenta? ¿O que haya afirmado que, por el
contrario, aquí no hay problemas y todos estamos muy felices? Porque hay que
ser bien caradura para haber mentido, como lo hizo esta funcionaria, diciendo
que “aquí no hay problemas de desabastecimiento”, que “los anaqueles de los
abastos están repletos” y que “hay comida para alimentar tres países más como
Venezuela”.
Carajo,
¡cómo se pueden decir tantos embustes delante de gente que sabe que los
venezolanos hacen largas colas para adquirir unos pocos alimentos caros y escasos!
Y eso sin mencionar la escasez de medicinas y productos de limpieza personal,
entre otras cosas. ¡Cómo se le falta el respeto a los venezolanos y se los
rebaja a la condición de estúpidos e ignorantes, como lo hizo la canciller de
Maduro en la OEA!
¿Alguien
puede dudar entonces que este el régimen de la mentira?
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 10 de mayo de 2016.