EL TRIUNFO DE LA DESOBEDIENCIA CIVIL
Gehard Cartay Ramírez
El pasado domingo triunfó la desobediencia civil del pueblo venezolano
frente a la dictadura madurista.
Se trata de un hecho sin precedentes en Venezuela y el mundo. Se trata
de un trascendental hecho histórico -superior a muchas gestas de desobediencia
civil ocurridas antes en otras partes del planeta-, pero que por su gigantesca
proporción y contagioso entusiasmo revela la condición libertaria de la patria
de Bolívar.
Que más de siete millones de venezolanos hayan respondido
afirmativamente a la Consulta Popular, convocada por la Asamblea Nacional en
cumplimiento del artículo 70 de la Constitución Nacional, revela así mismo la
plena disposición de nuestro pueblo para producir un cambio de gobierno cuanto
antes, y abrir así una nueva etapa de paz, progreso y bienestar al producirse
la salida del poder de la claque madurista que hoy lo detenta.
Fueron más de siete millones de venezolanos los que acabamos de
rechazar y desconocer la Constituyente fraudulenta que pretende realizar el
régimen madurista sin la aprobación del pueblo de Venezuela. Fueron más de
siete millones de venezolanos los que acordamos, como sus mandantes legítimos,
demandar “a la Fuerza Armada Nacional y a todo funcionario público obedecer y
defender la Constitución de 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea
Nacional”.
Fueron más de siete millones de venezolanos los que también le hemos
ordenado, como sus mandantes legítimos, a la Asamblea Nacional que de inmediato
designe los nuevos magistrados del TSJ y los nuevos rectores del CNE, conforme
lo señala la Constitución, a fin de de que Venezuela pueda contar con una alta
magistratura judicial honesta, honorable y respetable, así como con un árbitro
electoral confiable y decente.
Finalmente, fueron más de siete millones de venezolanos los que hemos
aprobado que se proceda “a la realización de elecciones libres y transparentes,
así como a la conformación de un Gobierno de Unión Nacional para restituir el
orden constitucional”.
No es poca cosa lo que acaba de ocurrir, amigo lector. Una mayoría
determinante del pueblo venezolano ha resuelto la hoja de ruta que debemos
seguir para salir de la tragedia que hoy nos atormenta a todos, como
consecuencia del desgobierno que sufrimos.
Por si fuera poco, esos más de
siete millones de venezolanos salimos a votar espontáneamente el pasado domingo
desafiando todo tipo de adversidades y obstáculos. ¿O acaso vamos a olvidar que
el régimen impuso su férrea censura a medios televisivos, radiales y
escritos, mediante amenazas de todo
tipo? ¿Vamos a olvidar que otros medios de comunicación se acobardaron y se
autocensuraron cuidando sus particulares intereses y dejando de lado los
intereses de los venezolanos?
¿Vamos olvidar acaso que el
régimen madurista, a través de Conatel, prohibió abusivamente a televisoras y
emisoras radiales que difundieran la campaña propagandística de la Asamblea
Nacional promoviendo la Consulta Popular y que, incluso, amenazó a esos medios
si tan sólo mencionaban el evento en referencia? ¿Vamos a olvidar, incluso, que
esa Consulta Popular fue organizada en menos de 15 días, con escasos recursos,
pero con un voluntariado entusiasta de miles de venezolanos que sólo aspiran
una mejor Venezuela?
Y, lo que es más importante,
en medio de todas estas adversidades, ¿vamos a ignorar la decidida voluntad de
esos más de siete millones de venezolanos que, retando el miedo y el terror
impuestos por el régimen, dieron tan cabal muestra de patriotismo y de
valentía? Habría que ser muy estúpido para negar el formidable triunfo de la
desobediencia civil de nuestro pueblo este 16 de julio de 2017, fecha
fundamental en la moderna historia venezolana.
(Contrasta toda esta epopeya democrática con el esmirriado, raquítico
y escuálido simulacro que intentó el CNE del régimen ese mismo día y cuyo tufo
derrotista nos anuncia desde ya la orfandad popular de la fementida
constituyente madurista.)
Esa mayoría determinante de venezolanos ha aprobado una hoja de ruta y
a ella debemos ceñirnos, si queremos salir de la pesadilla madurista y legar a
nuestros hijos y nietos una Venezuela distinta a esta que hoy se encuentra
arruinada y empobrecida, a pesar de ser uno de los países con las mayores
riquezas del mundo.
El camino está, pues, despejado y en buenas condiciones para
transitarlo con decisión y valentía. No hay vuelta atrás. Que nuestro bravo
pueblo lo siga recorriendo hasta la victoria final sólo depende de nosotros
mismos y de nadie más.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 18 de julio de 2017.
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