miércoles, 1 de agosto de 2018


LA AUTÉNTICA NATURALEZA DEL RÉGIMEN
Gehard Cartay Ramírez
No invento el agua tibia si digo que el mayor problema de nuestra oposición es no haber descubierto a tiempo la verdadera naturaleza del régimen que destruye a Venezuela desde hace ya 20 largos años.
Por lo tanto, si esta es una realidad y el diagnóstico estuvo desacertado por tanto tiempo, se explicarían entonces los errores y equívocos cometidos en todo este tiempo por la dirigencia opositora. Lo grave es que existen quienes no se han dado cuenta aún de la retorcida naturaleza del castrochavomadurismo y pretenden, por lo tanto, adversarlo como si estuviéramos en una democracia normal y ante un adversario respetuoso de la Constitución, del Estado de Derecho y del Principio de la Legalidad.
No es así, por desgracia. Sucede que enfrentamos un tipo de dictadura que para la ejecución de los despropósitos que la caracterizan se apoya en sus órganos “judiciales” y “electorales”. Por ello, no deja de ser una ingenuidad mayúscula pretender, por ejemplo, que con el actual CNE los adversarios del régimen puedan ganar una elección como la presidencial, que no implica la entrega de parcelitas de gobierno insignificantes y previamente neutralizadas. 
Un hecho que agrava toda esta marcha acelerada del régimen hacia el más absoluto autoritarismo es la gigantesca tragedia política, social y económica que han creado ellos mismos, nunca antes vivida en Venezuela. Porque, en lugar de ejecutar medidas para intentar detener esa mega crisis, quienes por ahora están en el poder sólo se ocupan de aferrarse a este como garrapatas, sin importarles los perversos mecanismos que usan mientras terminan de saquear los recursos del país. Y todo ello en medio de una vulgar orgía de violaciones a la Constitución y las leyes y en un obsceno ejercicio de inescrupulosidad, corrupción y propósitos absurdos, entre los cuales no descartan la eliminación política del adversario. 
¿Cuáles son los elementos que caracterizan a este autoritarismo creciente sobre Venezuela? Señalemos, por ahora, apenas dos muy elocuentes.
Por una parte, estamos frente a un régimen que no oculta su deseo de prolongarse indefinidamente en el tiempo. Toda dictadura siempre busca ese objetivo, pues consideran que no tienen fecha de vencimiento. Ahora, cuando saben que la mayoría de los venezolanos los rechaza, entonces realizan elecciones a su medida, inhabilitando partidos políticos y candidatos que no les convienen, institucionalizando el fraude electoral y pretendiendo crear una oposición leal al régimen y, por tanto dócil y domesticada.
Por la otra, no puede olvidarse que toda dictadura, en especial si representa una involución al haber obtenido el poder por la vía de los votos -casos de Mussolini y Hitler, entre otros-, desmantela la democracia y sus instituciones para ponerlas al servicio de su objetivo de permanecer en el poder a costa de lo que sea.
En este propósito, por paradójico que parezca, las democracias -afirmaba el intelectual francés Jean François Revel- siempre son presa fácil, por la sencilla razón de que constituyen el único sistema que puede destruirse desde adentro utilizando, maliciosamente eso sí, sus propios mecanismos, tal como ocurre en Venezuela desde que el chavismo ganó las elecciones en 1998, luego de haber intentado criminalmente llegar al poder por la vía del golpe de Estado.
¿Habrá que recordar, otra vez, la permanente actitud represiva del régimen, que no sólo incluye la utilización siniestra de sus tribunales y fiscalías, sino también de sus organismos policiales y de la cúpula de la Fuerza Armada? ¿Habrá que citar, nuevamente, el creciente número de presos políticos, exiliados y perseguidos que hoy son clara demostración de la naturaleza dictatorial del régimen?
¿O habrá que recordar también su abierta estrategia para liquidar finalmente a la actual Asamblea Nacional, electa en diciembre de 2015 por la inmensa mayoría de los venezolanos, tan sólo porque ya no es un instrumento ciego a su servicio y ahora la conceptúan como un obstáculo para sus propósitos de eternizarse en el poder, obstaculizándola en el ejrcicio de sus funciones?
¿Habrá que citar también la judicialización de la política o la politización de la justicia para perseguir y condenar a los adversarios del régimen, violando flagrantemente la Constitución Nacional?
Si queremos derrotar este régimen hay que entender su verdadera naturaleza y actuar en consecuencia. De esta gran verdad dependerá que podamos desmontarlo cuanto antes, por el bien de Venezuela. Y no podemos equivocarnos al respecto.
@gehardcartay
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Miércoles, 25 de julio de 2018.