lunes, 26 de noviembre de 2012


LA DEBACLE DE BARINAS
Gehard Cartay Ramirez
Se trata de una amarga ironía de la historia: la debacle de Barinas acontece precisamente cuando un hijo suyo es presidente de Venezuela, y su padre y un hermano han sido sucesivamente gobernadores de la entidad desde hace 15 largos años.
La Barinas que creyó llegada su hora estelar con la asunción del actual presidente, acompañado entonces por su padre en la gobernación del estado, sufre hoy, por contraste, la agudización de todos sus problemas, entre ellos, el hambre y la miseria. Paradójicamente, la familia Chávez Frías ha pasado a ser, de la noche a la mañana, una de las más poderosas –política y económicamente-, casi dueña de personas y por supuesto que de tierras, de cuya sola voluntad depende el destino de miles de habitantes de esta sufrida región.
Bajo su todopoderoso mandato, Barinas padece -insisto- una auténtica debacle en todos los terrenos. Hagamos un breve análisis al respecto.
Una debacle moral representada –desde 1999- por gobiernos corruptos como pocos, y vaya que los hubo en el pasado. Gobiernos incompetentes e insensibles, incapaces de haber aprovechado la extraordinaria oportunidad que les brindó la Divina Providencia para sacar a Barinas adelante, al tener a uno de los suyos en la Presidencia de la República, y a ellos mismos en el gobierno regional.
Desde 1999 los barineses hemos soportado un pésimo gobierno de ineptos, incapaces y corruptos, luego de haber malgastado miles de millones de bolívares, sin que la región se haya vista favorecida como debió serlo. El padre del presidente de la República, primero, y luego su hermano mayor, como gobernadores han continuado una gestión signada por la ineptitud, la corrupción y la insensibilidad ante tantos y graves problemas que sufre la región.
Barinas sufre desde 1999 una debacle económica como pocas veces. Siempre nos vanagloriábamos que la nuestra era una región petrolera, maderera, ganadera y agrícola. Hoy, en los inicios del siglo 21, nada de eso es verdad, con excepción de la parte ganadera, ahora herida de muerte por las políticas antiagropecuarias del régimen.
Ya no somos el emporio forestal que fuimos hasta hace poco. Insistir en eso es repetir una mentira o darnos un consuelo de pendejos. La reserva forestal de Ticoporo es un espejismo, luego de años de saqueo y robo indiscriminado de esa riqueza que no era nuestra, sino de nuestros hijos. Lo mismo ocurre con la de Caparo. No somos, pues, actualmente un estado maderero.
Tampoco somos un estado petrolero, al menos en cuanto a los beneficios económicos que podemos recibir al respecto. En los últimos 10 años se han reducido las actividades de PDVSA en Barinas, con que lo se ha deprimido, aún más, la economía regional y convertido a esa empresa petrolera en un una pesada carga burocrática.
Hoy no somos, obviamente, un estado agrícola. Aquí la agricultura ha sido estrangulada por el desconocimiento de la propiedad privada, la ausencia de seguridad jurídica y de respeto a la Constitución y las leyes de la República, las invasiones propiciadas por el régimen, la carencia de incentivos financieros, el pésimo estado de la vialidad rural, la inseguridad a todos los niveles y la ruina generalizada de la producción agrícola.
Nunca fuimos, en verdad, un estado industrial. Hubo, sí, intentos por iniciarnos como entidad agroindustrial, al igual que nuestro vecino Portuguesa. En ese esfuerzo fructificaron empresas como Promabasa e Indulac, ambas cerradas gracias al plan nacional de destrucción de nuestro aparato de producción agropecuaria e industrial. En paralelo, numerosas pequeñas y medianas industrias barinesas han sido liquidadas por falta de apoyo financiero o a causa de la depresión económica que sufrimos, con saldo de numerosos desempleados.
La debacle educativa es gravísima. El drama tragicómico de la UNELLEZ chavista lo dice todo en cuanto a nuestra primera casa de estudios, hoy en doloroso estado de ruina académica y económica. También la educación preescolar, primaria y media están en crisis. Y todo ello a pesar de que durante estos últimos 15 años han “gobernado” a Barinas dos docentes.
La debacle de los servicios públicos es criminal. La crisis de la salud es un monumento a la desidia. La inseguridad también campea a sus anchas, sin que nadie desde el gobierno intente al menos enfrentarla. Los apagones y la falta de agua potable en nuestros barrios y pueblos están a la orden del día.
Hay miseria, hambre y pobreza por todos lados. Hay desesperanza y frustración por dondequiera. En los barrios humildes y en los campos desolados nuestra gente barinesa sucumbe en medio de la peor situación que haya vivido en muchos años.
Y sin embargo, el chavismo se atreve a chantajear al electorado de los estados donde hoy gobierna la oposición con el criminal argumento de que si no eligen a sus candidatos no “bajaran” los recursos del gobierno nacional. Se trata de un acto de cinismo criminal, pues si aquí en Barinas, tierra natal del actual presidente y de su familia, de nada nos ha servido esa circunstancia… ¿qué podrían esperar entonces las otras regiones?

LA PRENSA de Barinas - Martes, 27 de noviembre de 2012.

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