BARINAS NECESITA MEJOR
REPRESENTACIÓN
Gehard Cartay Ramírez
Desde hace algún tiempo,
Barinas necesita mejores representantes ante la Asamblea Nacional.
Ha carecido de ellos en estos
años recientes porque el régimen -particularmente- los ha secuestrado postulando
personas que no representan la barinidad
sino al partido de gobierno, y muy especialmente sus intereses políticos y
económicos.
En cuanto a la oposición, como
bien se sabe, apenas desde 2010 tiene representación, y la verdad es que no
siempre ha estado a la altura de las circunstancias.
Lamentablemente, también desde
hace tiempo atrás, en Venezuela se ha perdido el verdadero sentido del
Parlamento Nacional como representación de la soberanía popular. Y nadie podría
negar que desde el año 2000 el chavismo en el poder secuestró la Asamblea
Nacional y terminó convirtiéndola en una casa de segundones, mudos, sordos y
ciegos ante la tragedia que sufre el país.
Hoy el parlamento
venezolano es todo lo contrario a lo que son en los países democráticos: foros
de discusión abierta sobre los problemas de la gente; legisladores que procuran
mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y optimizar la eficacia de las
instituciones, mediante leyes al respecto; y auténticos contralores de la
acción del gobierno y de sus diversas expresiones.
El actual
parlamento, en cambio, no discute la problemática venezolana. Su reglamentación
impide a los diputados intervenir como se debe y los limita de manera absurda
en el tiempo, lo que contradice el principio universal que dio origen a los
parlamentos democráticos. Por si fuera poco, su actual presidente es un militar
activo, lo que viola la Constitución Nacional. Por supuesto, el sujeto dirige
aquello como si fuera un cuartel.
El actual
parlamento nacional no controla al régimen, sino que lo avala
incondicionalmente hasta en sus peores errores. Tampoco le hace seguimiento a
las acciones u omisiones oficiales. De allí que hoy sólo sea un parapeto que no
cumple con sus atribuciones constitucionales, ni representa los intereses
nacionales y mucho menos los de las regiones del país.
Ahora que, supuestamente, va a
realizarse la elección de una nueva Asamblea Nacional debe plantearse la
necesidad de contar entonces con un auténtico Parlamento, que cumpla las
obligaciones que le dicta la Carta Fundamental y haga valer sus derechos como
tal.
Por eso debemos elegir verdaderos
parlamentarios que representen a su región, antes que a otros intereses
políticos y partidistas. Ya se sabe que el régimen no lo hará, pues su proyecto
autoritario requiere de un parlamento perrunamente obediente, y no de uno que
discuta, legisle y controle conforme a los intereses de los venezolanos y no de
la cúpula podrida que ejerce el poder.
Por desgracia, la llamada Mesa
de la Unidad Democrática (MUD) parece no haber entendido esta situación al
cometer el craso error de realizar primarias en algunos circuitos y no en
todos, como resulta aconsejable.
Aclaro que
no me identifico con quienes han criticado esta decisión de la MUD simplemente
porque defienden sus ambiciones personales y, al quedar fuera en las listas “consensuadas”
de candidatos, optan por criticarlas. Seguramente si los hubieran incluido, tal
vez algunos de ellos ni chistarían. En mi caso, por no tener aspiraciones en
este sentido, puedo dar mi opinión sin otro interés que el de contribuir a
elegir verdaderos representantes de la
barinidad.
Creo que las primarias son una
buena experiencia de participación de la gente. Ojalá que -si la MUD
rectificara y se hicieran en todos los circuitos- los candidatos participantes
también tengan un buen nivel político, intelectual y de trabajo para optar a la
Asamblea Nacional, pues a la legitimidad que otorgan las primarias hay que unir
necesariamente la indispensable capacidad para ejercer de manera cabal una
representación parlamentaria.
En este sentido también debo
señalar que la mayoría de los nombres que se han publicado al respecto no son
los mejores. Y lo afirmo porque el parlamentarismo tiene sus exigencias:
no todo el mundo puede ser diputado,
como ocurre con cualquier profesión u oficio. (No todos servimos para
médicos, ingenieros o abogados, por citar las profesiones liberales
tradicionales, o para ejercer oficios de mano de obra especializada.) Lo mismo ocurre con las
funciones parlamentarias.
Por
desgracia, hay dirigentes opositores que se creen imprescindibles para
cualquier candidatura, sin tener las condiciones mínimas al respecto. Son los
candidatos “talla única” en toda elección y a cualquier cargo (gobernador,
alcalde, diputado, legislador, etc.). Esta es, obviamente, una perversión que
hay que corregir.
No tiene
sentido entonces seguir eligiendo diputados incapaces de hilar un discurso
coherente sobre asuntos legislativos, nacionales y regionales, ineptos para trabajar
en las comisiones parlamentarias o de servir de verdaderos voceros de sus
regiones en la solución de los problemas que sufren.
Ojalá que, al final, no tengamos
los opositores que votar “con el pañuelo en la nariz” por gente que no lo
merece.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 10 de marzo de 2015