jueves, 8 de mayo de 2014

EDUCAR NO ES ADOCTRINAR
Gehard Cartay Ramírez
La educación en libertad es consustancial a un sistema democrático y plural.
Así lo consagra la actual Constitución Nacional. Y así ha sido desde casi siempre en Venezuela. Son muy contadas las ocasiones en que se ha pretendido convertir la educación en un mecanismo de adoctrinamiento a favor de quien detenta el poder. Y en esas escasas oportunidades, tal aberración ha sido derrotada.
Ahora estamos en presencia de otro intento para convertir el proceso educativo en un instrumento adoctrinador de nuestros escolares y estudiantes para intentar convencerlos de las “bondades” del anacrónico proyecto castrocomunista adelantado por Chávez y heredado por Maduro. Pero será derrotado nuevamente, sin duda alguna. Y al igual que en ocasiones anteriores, esa derrota sólo será posible si la sociedad civil y democrática se activa, y en la calle y donde sea, se enfrenta al régimen y su perverso objetivo de convertir a nuestros escolares en “niños milicianos”, al estilo de los mal llamados “pioneros” de Cuba, cuya consigna central -imagínense tamaño despropósito- es “seremos como el Ché” (¡!).
Como se sabe, el Ministerio de Educación pretende aprobar un currículo para enseñar una Historia de Venezuela falsificada y apuntalar así al régimen que padecemos desde 1999, malhadadamente autodenominado hasta ahora “bolivariano” y en lo adelante chavista, como luego explicaremos.
Vayamos por partes. La Historia de Venezuela que ahora se pretende impartir privilegia lo doctrinario y político en función del proyecto chavista por encima del tratamiento objetivo de nuestro devenir como nación. Hasta ahora, la enseñanza de la Historia de Venezuela -desde los niveles escolares, medio y universitario- implicaba una visión integral de nuestro proceso histórico, sin fines de propaganda o adoctrinamiento. Quizás la única figura privilegiada fue siempre la de Simón Bolívar, y aunque a veces se exageró y hasta endiosó al Libertador, nadie duda que su papel fue de primer orden en nuestra historia republicana.
Siempre se tuvo cuidado de abordar los temas históricos recientes con cautela y raciocinio. Y mire usted, amigo lector, que lo reciente, en términos históricos, no es lo más cercano en términos de tiempo lineal. Así, que yo recuerde, nunca los textos escolares oficiales endiosaron a ningún presidente mientras estuvo en el poder, ni a su partido o proyecto ideológico. Ni siquiera durante las dictaduras de Gómez o Pérez Jiménez hubo la tentación de incurrir en tal exabrupto.
Ahora el actual régimen pretende hacerle tragar a nuestros escolares y estudiantes una historia falsificada y mentirosa, donde su extinto jefe único pasa a ser la figura más importante, por encima incluso de la de Bolívar.
Se trata de una historia ridícula y cursilona, plagada de falsedades y mentiras, según las cuales quienes ahora mandan están completando la Independencia que nos legaron nuestros Padres Libertadores, con Bolívar a la cabeza. Sólo que la gesta de Bolívar fue incompleta, con el agregado de que al Libertador -según la falacia oficialista- todos sus compañeros de lucha lo traicionaron. Y desde entonces nada se hizo a favor de Venezuela -con la excepción de Zamora- hasta que, ¡gracias a Dios! llegaron Chávez y los suyos a liberarnos nuevamente y sacarnos de tanta ignominia.
Pero no se crea que la cosa llega hasta allí. Resulta que hasta un entrépito Fidel Castro también aparece en esta historia escolar como tutor del difunto jefe del proceso. Debe ser la primera vez que un texto oficial magnifica la figura de un invasor de Venezuela, derrotado en los años sesenta del siglo pasado, y ahora convertido en el supremo jefe de quienes encabezan el actual régimen venezolano desde 1999. ¡Tremenda lección de “soberanía” y de “patriotismo”, la que le quieren dar a nuestros estudiantes estos lacayos del castrocomunismo cubano!
 Truculenta por donde se le mire, mentirosa hasta la exageración e insostenible desde el punto de vista teórico y científico, esta es la “Historia de Venezuela” que pretenden enseñarle ahora a nuestros escolares y estudiantes.
El otro despropósito en ciernes es la sustitución progresiva de Bolívar por la figura de Chávez. Y aquí sí es verdad que confunden la gimnasia con la magnesia, pues se trata de una misión imposible. La figura de Bolívar, aún desprovista de los ribetes mágico-religiosos que la han adornado siempre -a lo que, para manipularla groseramente, bastante ayudaron los chavistas-, no ha sido igualada aún por nadie. Pero el régimen si lo cree posible. Si alguien duda lo que afirmo, basta ver cómo la imagen del Libertador aparece cada vez menos en la iconografía oficial, incluyendo las instalaciones militares, especialmente las de la Guardia Nacional, donde la foto del extinto teniente coronel tiene ahora primacía.
La sociedad civil venezolana está obligada a salir a las calles a protestar esta absurda pretensión de convertir la educación en un instrumento para adoctrinar a nuestros muchachos. Este abuso intolerable y criminal no puede ser aceptado por una sociedad democrática y civilista.  
 @gehardcartay
(LA PRENSA de Barinas - Martes, 06 de mayo de 2014)