LA CAJA NEGRA
Gehard Cartay Ramírez
“Crea
usted, mi general, que a la sombra del misterio no trabaja sino el crimen…”
Simón
Bolívar.
Carta
al General José Antonio Páez
(23
de diciembre de 1826).
Este régimen ha sido, desde
sus inicios, una auténtica caja negra, sin transparencia ni claridad interior, donde
todo se oculta.
Se trata de algo que está en
sus genes como grupo de conspiradores. Su extinto jefe y la logia militarista
que lo acompañó en su larga carrera de golpistas dentro de las Fuerzas Armadas
Nacionales actuaron siempre en la oscuridad -como lo hacen los criminales-, con
suma hipocresía, fingiendo la lealtad que habían jurado a la Constitución
entonces vigente.
Así procedieron también
durante los golpes de Estado que intentaron contra la democracia venezolana en
1992. Lo hicieron luego de haber infiltrado la institución castrense desde
finales de los años setenta, ocultos bajo la piel de corderos que escondía sus
siniestras intenciones.
Lo hicieron durante las
elecciones de 1998, cuando se disfrazaron de demócratas y engañaron a casi todo
el mundo prometiendo villas y castillos y dándose golpes de pecho en defensa de
la democracia, aunque, ciertamente, sólo se proponían copiar aquí “el mar de la
felicidad” castro comunista.
Durante
aquella campaña electoral, el golpista candidato negó ser socialista, afirmó
que en Cuba existía una dictadura, dijo que respetaría la libertad de expresión
y la empresa privada y que, si ganaba las elecciones, sólo estaría en la
presidencia por un período de cinco años. Puras mentiras, como se demostró
luego. Pero, como siempre ocurrió, mentía para esconder sus siniestros
propósitos.
En realidad, sólo lo movía una
ambición enfermiza por el poder. Existen testimonios de íntimos amigos de
Chávez entonces -entre ellos, los de Herma Marksman, Urdaneta Hernández y Nedo
Paniz-, según los cuales aquel habría dicho que si llegaba a la presidencia
jamás la entregaría porque sólo “lo sacarían a plomo”. Los hechos demostraron
que sólo se trataba de un grupo de ambiciosos de poder vitalicio.
Por eso
mismo, una vez que lo asumieron, iniciaron la destrucción de todas las
instituciones democráticas, con la complicidad de algunas de ellas, como la
extinta Corte Suprema de Justicia, que en 1999 -violando la Constitución- dio
luz verde a la realización de la Constituyente. A partir de allí, con la
cobardía de muchos y la colaboración de otros más, el chavismo inició una
auténtica demolición de la democracia venezolana para sustituirla por un régimen
militarista y dictatorial, bajo las órdenes del castrocomunismo cubano.
Ese régimen
devino luego en una caja negra. Así como escondió sus verdaderos propósitos en
la campaña electoral de 1998, una vez en el poder ha mantenido una permanente
política de ocultamiento sistemático, como corresponde a su verdadera
naturaleza. Nunca ha habido transparencia en el manejo de patrimonio público,
ni en la ejecución de sus planes y proyectos.
En ese
objetivo de ocultar la realidad de los hechos e imponer su matriz de opinión,
el régimen ha cerrado televisoras, radios y diarios, y comprado todos los que ha
podido con los dineros de su corrupción pestilente e infinita. Los ya muy
escasos medios de comunicación dignos y plurales que aún existen están
sometidos a duros embates para cerrarlos a como dé lugar. Lo que se pretende,
insisto, es ocultar la dramática situación que sufrimos, como lo demuestran el
canal ocho y los periódicos oficialistas que no reflejan la tragedia que hoy
sufren los venezolanos y hablan de un país feliz y sin problemas.
Por eso hoy también pretenden
ocultar la tragedia que sufrimos. La disfrazan denunciando una ridícula “guerra
económica”, cuando todos sabemos que no hay comida, pero sí inflación,
especulación y alto costo de la vida, gracias a las erráticas políticas
económicas del chavomadurismo, que acabaron con el aparato productivo nacional.
Así fue como igualmente ocultaron
la protección que le han venido brindando a la guerrilla colombiana en
Venezuela y a las mafias del contrabando de gasolina durante más una década. Nunca
los han tocado “ni con el pétalo de una rosa”. En cambio, ahora maltratan y
deportan a humildes ciudadanos colombianos en la frontera tachirense, acusándolos
de paramilitares y contrabandistas, tratando de crear una situación que les
permita suspender las elecciones parlamentarias de diciembre.
Así también han venido
ocultando la milmillonaria corrupción de la cúpula podrida del régimen, de la cual
no se ocupa ninguna de las instituciones que deberían investigarla y
castigarla. Del mismo modo han ocultado la partida de defunción de su extinto
jefe y la mismísima partida de nacimiento de quien lo sustituyó en el cargo.
El régimen es, pues, una caja
negra, sin transparencia alguna, para ocultar sus perversiones y vicios.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 01 de septiembre de 2015.