martes, 12 de junio de 2012

Verdades
DESPRECIO POR LO NUESTRO
Gehard Cartay Ramírez
@gehardcartay

Esta es la característica fundamental del actual régimen.
   Desde hace ya casi 14 años, un profundo desprecio por lo venezolano y un favoritismo estúpido por lo de afuera -lo cubano, lo chino, lo ruso, lo iraní, entre otras cosas- marcan las preferencias del régimen chavista.
Esta criminal actitud tiene una sóla razón de ser, como todo lo que hacen el fuhrer sabaneteño y su banda: disminuir nuestras potencialidades como nación para poder apuntalar su nefasto proyecto personal y político.
Y es que en la medida en que liquiden nuestra estima como nación y nuestras potencialidades de superación, así como lo han hecho con el aparato productivo nacional y la iniciativa personal y privada de cada uno de nosotros, el régimen puede lograr su sueño dorado: convertirnos en un país miserable y postrado, como convirtieron a Cuba los hermanos Castro durante su larga dictadura comunista de 50 años.
Durante estos casi 14 años de desprecio por lo nuestro, el régimen ha demostrado una comprobada eficacia para acabar con las cosas buenas del país. Ojalá esa misma eficacia la hubiera aplicado en la solución de nuestros múltiples problemas.
Así, por ejemplo, con sus políticas de exclusión y totalitarismo ha provocado la fuga de talentos y cerebros más importante que hayamos registrado en nuestra  historia.
Los primeros que quieren irse, desde hace por lo menos diez años, al no constatar horizontes de progreso y desarrollo en el país, son -desgraciadamente- los más jóvenes.
Esa migración de nuestra juventud estudiosa ha sido una peligrosa constante desde entonces. Lo grave es que tal comportamiento demuestra la falta de fe de nuestros muchachos frente al futuro venezolano. Y eso es lo peor que puede ocurrirle a un país: que su generación de relevo renuncie a serlo y que asuma tal actitud en protesta por la existencia de un régimen atrasado, corrupto e ineficiente como el que padecemos desde 1999.
Pero esta ola de pesimismo no se queda allí: el régimen, con su actitud excluyente y antipatriótica también ha empujado al exterior a centenas de miles de venezolanos profesionales y capaces, mientras importa gente chapucera y de menor preparación desde Cuba y China, tan sólo porque le sirven como mercenarios ideológicos. Prefiere que se vayan los nuestros y traen de afuera gente que no tiene ni por asomo la capacidad profesional de los venezolanos que ha obligado a emigrar.
Ha sido así desde el paro petrolero de finales de 2002 y principios de 2003, cuando el jefe único del régimen anunció el despido de 20.000 técnicos, empleados y trabajadores de PDVSA, en lo que constituye la más criminal violación de los derechos humanos y laborales que se haya registrado a nivel mundial, hecho por el que algún día sus autores tendrán que ser juzgados como criminales de lesa patria.
Desde entonces, buena parte de esos calificados profesionales petroleros venezolanos tuvieron que abandonar el país con sus familias, buscando oportunidades de empleo en el exterior. Hoy, más de 5.000 ingenieros petroleros trabajan en grandes empresas en Estados Unidos y Canadá; más de 2.000 están en Colombia y otros miles más en el Medio Oriente.
La verdad es que deberían estar aquí con nosotros, trabajando para engrandecer PDVSA y fomentar nuestro desarrollo. Por desgracia, el actual régimen los declaró parias en su propio país, y hasta los persiguió con saña en el exterior, tan sólo porque tuvieron la valentía de expresar su inconformidad frente al desastre producido por el actual régimen.
Y al igual que esos técnicos petroleros, otros miles de profesionales venezolanos siguen radicándose fuera de nuestras fronteras. Se sabe, por ejemplo, de más de 2.000 médicos que están trabajando en España y otros tantos en diversos países europeos y latinoamericanos.
Estamos, pues, ante una auténtica estampida de valiosos profesionales calificados, y resulta criminal que el régimen los haya empujado a asumir tal actitud, no sólo al perseguirlos -como ocurrió con los ingenieros petroleros-, sino también al suplantarlos por gente de otros países, como ha pasado con los médicos venezolanos, contra quienes, además, adelantó en su momento una campaña de insultos y ofensas.
Y conste que no tengo más espacio para referirme al también desprecio absoluto del régimen por nuestros productores agropecuarios, hoy hostilizados, vejados y arruinados, mientras se les compra carne y productos agrícolas a los todopoderosos ganaderos y agricultores de Centro y Sur América.
¿Habrá que añadir algo más para demostrar el desprecio del régimen por lo nuestro?
¡El cambio va!
La multitudinaria marcha que acompañó el domingo en Caracas a Capriles Radonsky a inscribirse como el candidato presidencial de las fuerzas populares y democráticas debe tener aún temblando al régimen y su alicaído candidato. Para ellos ya comenzó la cuenta regresiva: ¡serán derrotados este siete de octubre!