LA DESTRUCCIÓN DE
VENEZUELA
Gehard Cartay
Ramírez
El
único legado del régimen chavomadurista, luego de casi 20 años, es la
destrucción de Venezuela y el empobrecimiento y la ruina del pueblo venezolano.
Y es
lo único en que han sido eficientes, aparte de robar y saquear al país. Por eso
mismo, siendo exclusiva obra suya, resulta imposible que puedan remediar lo que
han destruido desde 1999. Esto quiere decir que el actual régimen es el
verdadero problema. En consecuencia, la única manera de resolver esta colosal
ruina que nos azota es cambiando al régimen, ya, cuanto antes.
Hoy no
hay comida suficiente y el hambre crece cada día porque el régimen arruinó la
agricultura y la cría que las producían y, en paralelo, destruyó la industria
nacional que la procesaba. A unas y otras las expropió o las mandó a invadir,
apelando a su criminal demagogia. Y las que asumió directamente las quebraron y
cerraron.
Por esa razón, millones de venezolanos hoy
sufren hambre, escasez, carestía y especulación, sometidos al calvario y la humillación
de largas colas para tratar de comprar los pocos alimentos que se consiguen a
precios muy altos, por cierto, que crecen cada día, gracias a la hiperinflación
que ha creado el propio régimen al acabar con el aparato productivo y liquidar
la productividad.
Hoy no
hay seguridad para los venezolanos y sus bienes, porque el régimen -desde sus
inicios- se asoció con el malandraje nacional, los armó y los ha venido
utilizando para aterrorizar a sus adversarios. Por esa razón, ya
van más de casi cuatrocientos mil venezolanos asesinados y millones de ellos
heridos o robados por el hampa y la inseguridad. Y no es obra de la casualidad,
sino consecuencia directa de la impunidad y la falta de medidas oficiales para
enfrentar eficazmente la delincuencia.
Hoy no
hay medicinas porque la mayoría de los laboratorios que las fabricaban se
fueron del país, a consecuencia de que el régimen no les canceló una
milmillonaria deuda acumulada, por efectos del control cambiario, el mismo que
ha permitido el robo de más de 300 mil millones de dólares y el regalo de
muchos millones más a gobiernos extranjeros, pretendiendo comprar apoyos
internacionales, cuyo altísimo costo nos tiene hoy al borde de la hambruna y la
escasez generalizadas.
Por esa razón, hoy los pacientes de cáncer,
hipertensión, diabetes y muchas enfermedades más no consiguen las medicinas que
les pueden curar esas enfermedades y prolongar su vida. La irresponsabilidad y
la insensibilidad de quienes mandan desde 1999 los condena ahora a una muerte
anticipada y cruel.
Lo
mismo pasa con los repuestos de vehículos, sus baterías y cauchos o los
artículos de aseo personal (desodorantes, champús, jabones y cremas dentales,
pañales, papel sanitario, etc.), cada vez más escasos y costosos porque se han
dejado de producir por el cierre de sus fábricas. Así de sencillo.
Los
servicios públicos están colapsados como nunca antes, a consecuencia de la
ineptitud del régimen. Por eso no deja de ser una paradoja criminal que siendo
Venezuela el país con las riquezas energéticas más grandes del mundo, hoy
estemos sometidos a una increíble escasez de gasolina, gasoil, gas doméstico y
lubricantes automotores, y a diarios apagones. (Ya se sabe que el
dinero que debió invertirse en mantener nuestras refinerías y sistemas de
producción y distribución de energía eléctrica también se los robaron los
testaferros de la cúpula podrida.)
Hay
que estar advertidos de que lo que viene es terrible: nos amenaza una hambruna
sin precedentes y ya somos víctimas de la más alta inflación del planeta, que
nos ha empobrecido a todos los venezolanos, mientras la cúpula podrida
chavomadurista es hoy milmillonaria.
Como
queda dicho, estamos a las puertas de una gravísima crisis humanitaria, por más
que el régimen la niegue y pretenda desviar la opinión pública con sus trapos rojos
y sus mentiras mediáticas.
P.S. Presentamos
nuestras más sentidas condolencias a la familia de nuestro amigo Ruvico
Ramírez, editor fundador del diario La
Prensa y de otros medios impresos del occidente del país, ante su
lamentable desaparición física. Lo conocí en el Congreso de la República,
cuando él era senador por Portuguesa y yo diputado por Barinas. Fue siempre un
hombre de progreso, capitán de exitosas empresas y un luchador comprometido con
los mejores intereses del país. Barinas le debe mucho a sus iniciativas, entre
las cuales se cuenta La Prensa, obra
de la dupla extraordinaria que hizo con Alberto Santeliz Meléndez, director
fundador de este medio. Paz a sus restos.
@gehardcartay
El Blog de Gehard Cartay Ramírez
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 16 de enero de 2018-
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