EL RÉGIMEN LOS NECESITA
POBRES
Gehard Cartay Ramírez
Al igual que el modelo
castrocomunista cubano -que los dirige y manda-, el chavismo también se
sostiene manteniendo más pobres a los pobres y empobreciendo a la clase media.
Sus cúpulas podridas, en cambio, se enriquecen cada vez más.
Por tal razón, ambos modelos
no tienen otra cosa que presentar como logros sino más pobreza, y con ella
autoritarismo militarista, destrucción de la democracia y del aparato
productivo, con su secuela de violación de los derechos humanos,
desabastecimiento, carestía e inflación.
Ambos modelos -insisto- han
multiplicado la pobreza en términos exponenciales, como nunca antes en sus
respectivos países. Por eso, ambos han terminado convertidos en una absoluta estafa
histórica.
En el caso
cubano, detrás de la gran mentira de una “revolución” que reivindicaría a aquel
pueblo, lo que muestra hoy la realidad es un pueblo tiranizado, empobrecido y
hambriento, mientras una cúpula corrupta y enriquecida se aferra al poder que
han ejercido durante más de 50 años. El resultado no puede ser más vergonzoso y
trágico: Cuba ahora está peor que antes de la llegada al poder de los
guerrilleros de Castro.
Tan grave
resulta la situación de Cuba que la cúpula podrida del castrocomunismo ha
tenido que “meterse por el bolsillo de atrás” -dijera el filósofo de Sabaneta- su prédica antiimperialista de más de medio
siglo. Ahora mismo se acercan a los Estados Unidos en busca de dólares, vista
la actual quiebra chavista de Venezuela -que los ha mantenido a flote en la
última década-, como antes lo hizo la extinta Unión Soviética durante 30 años.
Toda una estafa histórica, coronada por esta entrega final al “imperio”, lo
cual no deja de ser trágico cómico, pero eso a los chulos castrocomunistas no
les importa.
Sin embargo, el régimen
castrochavista venezolano es peor aún, porque en 16 años acabaron con la
democracia más sólida de Latinoamérica; arruinaron un país inmensamente rico,
destruyendo su economía y productividad; demolieron una PDVSA que estaba entre
las empresas más poderosas del mundo, dilapidando y robándose nuestros
petrodólares; y, cuando arrasaron con la plata de todos, terminaron hipotecándonos a los chinos, quién sabe por
cuantas generaciones más.
La realidad
nos ha indicado ya muy claramente que todo ha sido producto de la criminal
ambición de un grupo de desalmados, corruptos e ineficientes -en quien una buena
parte de venezolanos confiaron-, cuyo único objetivo era llegar al poder para
saciar sus apetitos desenfrenados, y no para mejorar la calidad de vida de las
grandes mayorías, sino todo lo contrario. ¿O alguien, a estas alturas, puede
dudarlo?
Ya lo ha dicho el Papa
Francisco: “A la gente la empobrecen para que luego voten por quienes los
hundieron en la pobreza”.
Bastaría a este respecto citar
las palabras que el gurú de la
economía chavista, Jorge Giordani, le dijera al entonces presidente de PDVSA, general
Guaicaipuro Lameda, y que este ha citado varias veces, sin ser desmentido.
Giordani le señaló que eran los pobres los que le daban “el piso político” al
chavismo: “Ellos son los que votan por nosotros, por
eso el discurso de la defensa de los pobres. Así que los pobres tendrán que
seguir siendo pobres, los necesitamos así… Entretanto, hay que mantenerlos
pobres y con esperanza” (El Universal,
04-03-2014).
Por si faltara algo más sobre esta criminal manera de mantenerse
en el poder a costa de los pobres, el anterior ministro chavista Héctor
Rodríguez soltó esta perla de desvergüenza y cinismo: “No vamos a sacarlos de
la pobreza para que se vuelvan escuálidos”
(El Nacional, 25-02-2014). Y
compitiendo también en desvergüenza y cinismo, el actual gobernador de Aragua
puso lo suyo al señalar: "Mientras uno más consigue pobreza, hay más
lealtad a la revolución y más amor por Chávez; mientras el pueblo es más pobre
es más leal al proyecto revolucionario" (El Universal, 04-09-2014).
Pero todo esto no es sino una derivación de aquella célebre frase
del extinto jefe del proceso: “Ser rico es malo”. Ella resume una inmoral
justificación de la pobreza, una negación de la necesaria superación de los
seres humanos y del mejoramiento de su calidad de vida. Sólo que, como ya se ha
demostrado con creces, en tal aseveración nunca ha creído la cúpula podrida que
manda, para quienes “ser rico sí es bueno”. Por eso hoy en día son
multimillonarios, mientras la gente de abajo que los apoya están obligados a
ser pobres para que el chavismo se mantenga en el poder. Ni más ni menos, amigo
lector.
El chavismo necesita a los venezolanos
“pobres y con esperanza”. Pero la esperanza ya se está acabando, como es
lógico. Después de 16 años el país está peor y los pobres son más pobres. Y la
paciencia, entre tanto, se está agotando también.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 18 de agosto de 2015.