martes, 13 de noviembre de 2012

¿CUÁL PODER POPULAR?
Gehard Cartay Ramírez


Entre las grandes mentiras del régimen sobresale una de la que se ufana permanentemente: el llamado “Poder Popular”.
Y la verdad es que no existe tal “Poder Popular”. Lo que existe es una apariencia, un discurso demagógico, una trampa caza bobos.
Lo que existe es una auténtica superchería, con la que se pretende dar un barniz de supuesta participación popular a un mero proyecto autocrático, caudillista y personalista como el que encarna el actual presidente de la República y que nos retrotrae a lo peor que en esta materia sufrió el país en el pasado.
Ese llamado “Poder Popular” tan cacareado por el régimen  es una simple pantalla, una vulgar entelequia. Si se profundiza sobre el tema, resultará muy fácil descubrir que allí, en realidad, no existe algo que parezca siquiera una aproximación a la participación real del pueblo en la decisión de sus asuntos.
Se trata, entonces, de una gran mentira, como aquella otra, también pregonada hace años por el jefe del régimen, que hablaba de una “democracia protagónica y participativa”, para oponerla a la democracia representativa, contemplada en la Constitución de 1961.
Lo más grave de todo esto es que, detrás del llamado “Poder Popular”, se esconde un propósito siniestro: instalar en Venezuela un sistema político y económico basado en la fracasada experiencia de la Revolución Cubana. Y eso no es otra cosa que un régimen comunista, dicho así, con todas sus letras, aunque a ciertos líderes opositores les cueste denunciarlo tan crudamente.
Tal es la esencia del Estado Comunal o Comunista. Una vieja chatarra ideológica del marxismo comunismo, con muy trágicos y fracasados  antecedentes en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), muerta por inviable en 1990, y en la China Comunista de Mao Tse Tung, también liquidada por sus herederos políticos.
Más tarde, el mal llamado “Poder Popular” fue reinstaurado por el dictador comunista norcoreano Kim Il Sun, hace ya más de 60 años, rescatado luego por la tiranía cubana de Fidel Castro, y refrito ahora por el führer de Sabaneta. Todas estas viudas del comunismo insepulto del siglo XX creen que pueden revivirlo como mecanismo para asegurarse -y algunos lo han logrado- la supervivencia de sus dictaduras.
Como puede colegirse fácilmente, no se trata de algo novedoso, ni de una experiencia exitosa. Todo lo contrario: estamos ante un mecanismo engañoso, cuyo único propósito es el de ser un férreo instrumento de control sobre los ciudadanos. Por eso, precisamente, le gusta tanto a los tiranos y a quienes aspiran a serlo.
Y esta es la única razón por la que el actual régimen quiere imponer el mal llamado “Poder Popular” en Venezuela: para asegurarse su permanencia en el poder, disfrazando un régimen vertical, autoritario y totalitario con la hoja de parra de una falsa organización popular.
Por eso vienen implantando todo un tinglado de leyes contrarias a la Constitución, dirigidas a servirles de apoyo al Estado Comunal o Comunista, entre ellas, por ejemplo,  la Ley del Poder Popular, la Ley de Comunas, la Ley del Sistema Económico Comunal, la Ley de la Controlaría Social y la Ley de Planificación Pública.
Se está creando así un Estado Comunista -contrario al consagrado en la Constitución- que terminará liquidando, en su momento, las elecciones libres y soberanas para escoger al presidente y los diputados a la Asamblea Nacional. Igualmente, serán suplantadas gobernaciones y alcaldías por unas tales Comunas Socialistas que sólo dependerán de la Presidencia de la República, tanto financiera como políticamente, conformando así una estructura vertical, personalista y autocrática, absolutamente antidemocrática y antipopular.
Su papel ha sido ya definido por el jefe único del régimen: “La Comuna es la esencia de la organización del Estado de la revolución bolivariana. Una entidad local socialista (….) Cada comuna recibirá recursos del Estado, contará con un Parlamento Comunal y una Carta que garantizará la primacía del interés colectivo sobre el interés particular”. Más claro no canta un gallo.
Lo que tiene de antidemocrática tal pretensión, lo confirma el propio führer sabaneteño, al anunciarnos que aquí el pueblo no volverá a elegir sus gobernantes o representantes. Nada de eso. En el Estado Comunal o Comunista eso se acabará: “El pueblo es el depositario de la soberanía y la ejerce a través del poder popular que no nace del sufragio (…) sino que se expresa en comunidades, comunas y auto gobierno de las ciudades”. ¿Hará falta mayor claridad sobre los objetivos comunistas del régimen?
Entonces, amigos lectores, bien vale la penar preguntar y preguntarse: ¿Cuál Poder Popular, si todo ello no es más que una colosal mentira para darle mayor poder a un presidente con ambiciones de permanecer de por vida en el poder, instaurando así una dictadura que se lo garantice?
Contra todo ello hay que rebelarse, y el voto es un arma, entre otros recursos, que tenemos a la mano para impedir que aquí se instaure un Estado Comunal o Comunista.


LA PRENSA de Barinas- Martes, 13 de noviembre de 2012