lunes, 1 de febrero de 2016

CON ESTE RÉGIMEN NO HAY SOLUCIÓN



CON ESTE RÉGIMEN NO HAY SOLUCIÓN
Gehard Cartay Ramírez
Sin duda, amigo lector: con este régimen no hay solución. Y esta pasa por su sustitución, y cuanto antes, mejor.
 Está ya suficientemente demostrado -una verdad sin ninguna discusión- que no hay solución a esta gravísima crisis en el marco del actual régimen. No puede haberla por la razón elemental de que fue este el que la creó en los últimos 17 años. Y quienes la crearon, obviamente están imposibilitados entonces para resolverla. Tan sencillo como eso.
Esta es una verdad del tamaño del cielo: con el actual régimen no hay salida posible al desastre en que han sumido a Venezuela desde 1999. Si ellos son el problema, no pueden ser la solución a nuestra gravísima crisis. Quienes han hundido al país y creado todo este desastre no pueden venir ahora a decirnos que mediante un decreto de emergencia van a resolver la inmensa crisis que crearon en estos 17 años. Eso sería creer que los venezolanos somos una manada de pendejos…
Lo peor es que siguen engañando al país. Por ejemplo, el fulano decreto de emergencia rechazado sabiamente por la Asamblea Nacional era un vulgar contrabando para lograr una ley habilitante, la misma que tuvieron en sus manos en todos estos años y que nada bueno produjo, sino todo lo contrario.
Venezuela es hoy un país a la deriva. El régimen está inmovilizado por una parálisis absoluta, incapaz ya de resolver sus catastróficos errores y producir así una rectificación urgente. Por el contrario, se hunden cada vez más en su fracaso desastroso, y siguen hundiendo al país con ellos.
Maduro y su claque podrida pretenden desvincularse de la dramática realidad que sufrimos, producto de sus políticas económicas y sociales equivocadas y en medio de una colosal ineptitud y de una gigantesca corrupción e incapacidad.  Por eso mismo, los venezolanos los rechazaron contundentemente el pasado seis de diciembre, y si ahora se  repitieran esas elecciones el repudio sería casi unánime. Este es, al día de hoy, un régimen huérfano de apoyo popular. Su único apoyo, en realidad, lo mantiene en la cúpula militar. 
Por eso también el régimen está inmovilizado en medio de un impresionante vacío de poder, mientras su desprestigio popular asciende en sentido vertical y de manera vertiginosa. Aislado como está ya de las grandes mayorías nacionales -víctimas de su desgobierno y sus equivocaciones fatales- repite las mismas mentiras refritas que nadie les cree. Se trata, la suya, de una situación patética, mientras el tic tac de la historia los acerca a su final.
Porque ya no cuentan ni siquiera con aquellas mentiras con las que antes se defendían -cuando había quienes se las creyeran-, apartando la verborrea del extinto jefe para decirlas. Hoy esas mentiras ya no le funcionan, y menos repetidas por el gangoso discurso del sustituto, cuyas escasas luces son evidenciadas por su falta absoluta del don de la palabra. Y ello para no referirnos a su paquidérmica ineptitud.
Por eso hoy existe en el país un estado general de rechazo y arrechera contra el régimen, mayor que antes del seis de diciembre pasado, lo cual ya es mucho decir. Los problemas se agravan cada vez más, sin que se les busque solución. La comida es cada vez más escasa, la inflación cada día mayor, los sueldos no alcanzan para los gastos mínimos, mientras crecen como monte la pobreza, el desempleo, la miseria, la inseguridad y la corrupción. Y mientras todo esto sucede, el régimen sigue culpando de su fracaso a los demás, luego de 17 años de ruina y peorrocracia oficialistas. Nadie les cree, por supuesto.
Ni siquiera una chispa de entendimiento les ha sugerido que tal vez una rectificación, aunque tardía, podría evitar aún más el descalabro total de Venezuela. Nada de eso. Persisten en sus errores y son incapaces de intentar siquiera resolverlos. Están definitivamente inhabilitados para reaccionar en beneficio de los venezolanos. Por eso mismo hay que salir de ellos urgentemente, por las vías constitucionales y legales que existen al efecto.
Porque “mucho ayuda el que no estorba”, como lo acaba de señalar en una carta pública Chúo Torrealba en nombre de la MUD. Y es que si el régimen no está ya capacitado de ninguna manera para solventar la inmensa crisis que ha creado desde 1999, entonces resulta lógico que renuncie y se aparte para que otros lo hagan. Esta sería su única contribución patriótica en estas circunstancias, tal como están las cosas.
Lo que está planteado entonces es cambiar al régimen, como única manera de salir del precipicio a que nos ha traído.
 @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 26 de enero de 2016.