CON ESTE RÉGIMEN NO
HAY SOLUCIÓN
Gehard Cartay
Ramírez
Sin
duda, amigo lector: con este régimen no hay solución. Y esta pasa por su
sustitución, y cuanto antes, mejor.
Está ya suficientemente demostrado -una verdad
sin ninguna discusión- que no hay solución a esta gravísima crisis en el marco
del actual régimen. No puede haberla por la razón elemental de que fue este el que
la creó en los últimos 17 años. Y quienes la crearon, obviamente están
imposibilitados entonces para resolverla. Tan sencillo como eso.
Esta es una verdad del tamaño del cielo: con
el actual régimen no hay salida posible al desastre en que han sumido a
Venezuela desde 1999. Si ellos son el problema, no pueden ser la solución a
nuestra gravísima crisis. Quienes han hundido al país y creado todo este
desastre no pueden venir ahora a decirnos que mediante un decreto de emergencia
van a resolver la inmensa crisis que crearon en estos 17 años. Eso sería creer
que los venezolanos somos una manada de pendejos…
Lo peor es que
siguen engañando al país. Por ejemplo, el fulano decreto de emergencia
rechazado sabiamente por la Asamblea Nacional era un vulgar contrabando para
lograr una ley habilitante, la misma que tuvieron en sus manos en todos estos
años y que nada bueno produjo, sino todo lo contrario.
Venezuela
es hoy un país a la deriva. El régimen está inmovilizado por una parálisis
absoluta, incapaz ya de resolver sus catastróficos errores y producir así una
rectificación urgente. Por el contrario, se hunden cada vez más en su fracaso
desastroso, y siguen hundiendo al país con ellos.
Maduro y su claque podrida pretenden
desvincularse de la dramática realidad que sufrimos, producto de sus políticas
económicas y sociales equivocadas y en medio de una colosal ineptitud y de una gigantesca
corrupción e incapacidad. Por eso mismo,
los venezolanos los rechazaron contundentemente el pasado seis de diciembre, y
si ahora se repitieran esas elecciones
el repudio sería casi unánime. Este es, al día de hoy, un régimen huérfano de
apoyo popular. Su único apoyo, en realidad, lo mantiene en la cúpula militar.
Por
eso también el régimen está inmovilizado en medio de un impresionante vacío de
poder, mientras su desprestigio popular asciende en sentido vertical y de manera
vertiginosa. Aislado como está ya de las grandes mayorías nacionales -víctimas
de su desgobierno y sus equivocaciones fatales- repite las mismas mentiras
refritas que nadie les cree. Se trata, la suya, de una situación patética,
mientras el tic tac de la historia los acerca a su final.
Porque ya no cuentan ni siquiera con
aquellas mentiras con las que antes se defendían -cuando había quienes se las
creyeran-, apartando la verborrea del extinto jefe para decirlas. Hoy esas
mentiras ya no le funcionan, y menos repetidas por el gangoso discurso del
sustituto, cuyas escasas luces son evidenciadas por su falta absoluta del don
de la palabra. Y ello para no referirnos a su paquidérmica ineptitud.
Por
eso hoy existe en el país un estado general de rechazo y arrechera contra el
régimen, mayor que antes del seis de diciembre pasado, lo cual ya es mucho
decir. Los problemas se agravan cada vez más, sin que se les busque solución.
La comida es cada vez más escasa, la inflación cada día mayor, los sueldos no
alcanzan para los gastos mínimos, mientras crecen como monte la pobreza, el
desempleo, la miseria, la inseguridad y la corrupción. Y mientras todo esto
sucede, el régimen sigue culpando de su fracaso a los demás, luego de 17 años
de ruina y peorrocracia oficialistas. Nadie les cree, por supuesto.
Ni siquiera una chispa de entendimiento les
ha sugerido que tal vez una rectificación, aunque tardía, podría evitar aún más
el descalabro total de Venezuela. Nada de eso. Persisten en sus errores y son
incapaces de intentar siquiera resolverlos. Están definitivamente inhabilitados
para reaccionar en beneficio de los venezolanos. Por eso mismo hay que salir de
ellos urgentemente, por las vías constitucionales y legales que existen al
efecto.
Porque
“mucho ayuda el que no estorba”, como lo acaba de señalar en una carta pública Chúo Torrealba en nombre de la MUD. Y es
que si el régimen no está ya capacitado de ninguna manera para solventar la
inmensa crisis que ha creado desde 1999, entonces resulta lógico que renuncie y
se aparte para que otros lo hagan. Esta sería su única contribución patriótica
en estas circunstancias, tal como están las cosas.
Lo que
está planteado entonces es cambiar al régimen, como única manera de salir del
precipicio a que nos ha traído.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 26 de enero de 2016.