domingo, 1 de septiembre de 2013

MÁS ALLÁ DE LO ELECTORAL
Gehard Cartay Ramírez

Mientras los sectores democráticos se agoten en lo simplemente electoral tardará aún más la derrota definitiva de este régimen.

La electoral es -sin duda- una de las vías que debemos transitar los demócratas de este país. Esto no tiene discusión. Debemos, por tanto, utilizarla cada vez que se presente, y no obstante las irregularidades que la caract...erizan hoy en Venezuela. Porque no podemos olvidar nunca que las campañas electorales son una oportunidad extraordinaria para contactar a grandes sectores de la población, ya sea a través de la propaganda en los medios o, preferiblemente, mediante el contacto personal, casa por casa, de manera directa con los ciudadanos. Esa oportunidad permite, además, conocer directamente los problemas de la gente, denunciarlos y, en lo posible, luchar por su solución efectiva.

A pesar de todo ello, la vía electoral, sin embargo, no es la única. Hay que acompañarla, en consecuencia, de otras como la creación de una nueva emoción, de una mística y de una militancia radical en la lucha por un país mejor, convenciendo a todos de que ello es efectivamente posible. Que Venezuela puede superar el estercolero del régimen que la domina desde hace casi 15 años y que es posible también construir otro país, con justicia social, desarrollo y progreso para todos.

Por desgracia, esa mística por una Venezuela mejor no termina de concretarse y, a veces, los intentos por hacerla vigente parecieran apagarse. Entonces surgen unos cuantos signos de conformismo, resignación y apatía en ciertos sectores de la vida nacional. En algunos de ellos brota también la desesperación y el desencanto, con su carga de pesimismo infecundo.

Otras vías de lucha también están abiertas para los sectores democráticos. Ellas son la protesta social, la conexión con los sectores pobres y la formación de cuadros de dirigentes a todos los niveles.

Lo de la protesta social pareciera a veces asustar a la cúpula del movimiento opositor, que en algunos momentos exagera su moderación y neutraliza así la capacidad de movilizarnos en la calle, como lo amerita la marcha autoritaria y antidemocrática que sigue desarrollando el régimen. Se nos olvida, al parecer, que en el pasado fue obligado a dar marcha atrás ante la protesta expresada en extraordinarias movilizaciones populares.

Cuando me refiero a la protesta social no estoy hablando -por cierto- de marchas y manifestaciones multitudinarias. Eso es otra cosa. Por protesta social entiendo acompañar a la gente en sus planteamientos de todos los días, exigiendo mejorar su calidad de vida, difundiendo problemas de sus comunidades o denunciando tantas injusticias y errores del régimen. Se trata entonces de estar al lado de la gente y sus problemas, más allá de la oposición mediática a que se han acostumbrado ciertos dirigentes opositores, que todo lo reducen a aparecer en los medios, pero nunca donde están los problemas de los demás. Por cierto, tampoco hay que olvidar que cada vez son menos los medios de comunicación dispuestos a darle espacios a la oposición, bien porque los compra el régimen o por la cobardía de autocensurarse.

La conexión con los sectores más necesitados es vital. Y no puede ser una pose demagógica, artificial o de conveniencia. Debe ser una conexión sincera y auténtica, de verdadero compromiso con quienes han sido excluidos por el actual sistema económico y social, con aquellos que son la primeras víctimas de la injusticia y de la ausencia de oportunidades de mejoramiento de su calidad de vida, hoy totalmente deteriorada.

Y la formaciòn de cuadros es esencial también. Hay que formar los dirigentes democráticos, especialmente los jóvenes y los luchadores sociales. Prepararlos en su desempeño, darles nociones de las doctrinas sociales, formarlos en materias organizativas, de oratoria, activismo y también en políticaspúblicas, de cara al provenir. En todos estos aspectos estamos trabajando en el Centro de Políticas Públicas IFEDEC, tanto nacional como regionalmente.

Otros aspectos también deben ser asumidos por los dirigentes de las fuerzas democráticas. Uno de ellos es la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, tema que abordamos la semana pasada y sobre el que volveremos más adelante. Esa Constituyente nos permitirá reordenar los poderes públicos y convocar una nueva elección presidencial, de allí su importancia. También hay que abordar una estrategia en torno a lo que debemos hacer ante el control casi hegemónico del régimen sobre los medios de comunicación social, tema relevante, por lo demás.

Hay, pues, otras cuestiones, aparte de la electoral. Lo importante, por cierto, es que están relacionadas con esta última y permiten desarrollarlas en forma simultánea, sin que el reto de las elecciones de este 8 de diciembre deje de ser lo más importante, por ahora.

twitter@gehardcartay

(LA PRENSA de Barinas - Martes, 27 de agosto de 2013)