LO QUE
NOS JUGAMOS ESTE 15 DE OCTUBRE
Gehard
Cartay Ramírez
No es
cualquier cosa lo que nos jugamos este próximo domingo 15 de octubre.
Ni
siquiera nos estamos jugando las gobernaciones que han de decidirse entonces. Lo
que nos estamos jugando es mucho más importante aún. Se trata de otra
oportunidad histórica en función del rescate de la democracia venezolana y del
progreso y desarrollo a que tenemos perfecto derecho.
Pero
se trata también de una ocasión como pocas para darle una lección moral a un
régimen corrompido e inepto. Porque nadie puede dudar ya que sus propios
candidatos a gobernadores representan lo más podrido y condenable de ese
régimen. Son los abanderados de la desvergüenza, de la peor corrupción de la
historia venezolana y de la más espectacular incapacidad gubernamental que se
haya visto en Venezuela.
A
todos ellos hay que darles una lección moral este 15 de octubre, derrotándolos
aplastantemente para que el mundo entero –que hoy tiene como nunca antes los
ojos puestos sobre Venezuela– sepa otra vez que somos un pueblo libertario y
valiente, capaz de derrotar a sus tiranos y reiterar sus convicciones
democráticas en medio de una de las peores dictaduras que hayamos sufrido en
mucho tiempo.
Por
todo ello hay que insistir en la importancia del voto como un acto de protesta.
A quienes de manera absurda desde la oposición llaman a la abstención
–prestándose así a la estrategia desmotivadora del régimen– hay que advertirles
que el voto es el acto de protesta de mayor fuerza y proyección. Tiene mucha más
fuerza que la más grande manifestación
de calle que se pueda hacer, porque esta nunca tendrá la participación de los millones de
venezolanos que votan, y nunca tampoco originará los efectos que una elección
pueda producir.
Por supuesto, la lucha de calle sigue siendo
también una opción válida, al igual que la del voto. Una no excluye a la otra. Así
de sencillo. Pero insistir en la prédica estéril de la abstención, sin ofrecer
otra alternativa, es un camino que no lleva a ninguna parte. Y en política los
eunucos sólo sirven para quejarse plañideramente, ahogándose en su inutilidad y
omisión imperdonables. Por lo demás, sería una estupidez colosal ahorrarle al
régimen madurista una derrota clamorosa –como la anuncian todas las encuestas–
haciéndole caso a los abstencionistas, sean ingenuos, de mala fe o pagados por
el régimen.
Y aquí
está lo esencial, de cara al 15 de octubre: la necesidad de volver a propinarle
una derrota monumental a la cúpula podrida madurista y sus candidatos a
gobernadores. Volver a mostrarlos ante el mundo como lo que son: una minoría
arrogante y corrupta, a la que nos oponemos la casi totalidad de los
venezolanos. Si esto no es fundamental ahora mismo en nuestra lucha por salir
de este régimen, pues los que no lo crean sólo se miran su propio ombligo y más
nada.
Porque, ciertamente, habría que ser muy
pendejos para no entender lo que busca el régimen: al desmotivar al electorado
opositor e inducirlo a abstenerse, movilizará entonces su gente y aún siendo
minoría podrían ganar algunas gobernaciones y mostrar al mundo que gozan de
apoyo popular. No hace falta ser muy avispado para descubrir una maniobra que
está de bulto, salvo para los que no quieren darse cuenta, a pesar de tenerla
sobre sus narices.
Por
supuesto que para garantizar esa victoria de las grandes mayorías opositoras y
democráticas hay que salir a votar abrumadoramente, defender los votos en las
mesas y luego en las calles, neutralizando toda posibilidad de fraude, tal como
se hizo en diciembre de 2015, cuando ganamos las dos terceras partes de la
actual Asamblea Nacional. Sólo así podría concretarse una victoria que ya está
cantada de antemano en la casi totalidad de los estados del país.
Y en
cuanto a Barinas, no creo que haga falta repetir las razones por las cuales hay
que derrotar al oficialismo que, en lugar de haberla convertido en estos largos
18 años en un emporio de progreso y desarrollo, ha condenado a nuestra región a
la peor pobreza, miseria, hambre y corrupción de toda su historia. Hay que
votar, pues, por Freddy Superlano.
Todo
esto, desde luego, forma parte de un proceso de rescate de nuestro país y,
obviamente, no se terminará el domingo 15 de julio. La victoria de ese día es
apenas un capítulo de la lucha que seguirá, y que no puede tener otro final como
no sea la salida de este régimen hambreador y corrupto, que tánto daño nos ha
hecho, especialmente a nuestros hombres y mujeres del mañana.
Todos
a votar este próximo domingo por los candidatos de unidad democrática.
gehardcartay@gmail.com
El Blog de Gehard Cartay Ramírez