miércoles, 23 de diciembre de 2015

LA COLOSAL DERROTA DEL RÉGIMEN



LA COLOSAL DERROTA DEL RÉGIMEN
Gehard Cartay Ramírez
Maduro y su claque corrupta no terminan de asimilar su colosal derrota del pasado seis de diciembre.
En lugar de aceptarla con nobleza y sindéresis han tomado el absurdo camino de descalificarla, como si con ello pudieran borrarla. La misma noche en que se produjo aquella histórica paliza electoral apelaron al ridículo argumento de que “los había derrotado la guerra económica en su contra”. (Algún humorista se burló entonces de Maduro diciendo que este se había inventado un enemigo de mentira que, vaya estupidez, terminó derrotándolo.)
Lo cierto es que, en vez de procesar, examinar y analizar su contundente derrota, tal como lo aconsejan las circunstancias, el régimen sigue aferrado a sus acostumbrados embustes, a su miserable falta de grandeza y a su habitual desprecio por la inteligencia de los venezolanos.
No deja de ser tragicómico ese oxímoron madurista según el cual la victoria electoral de la MUD no es una victoria popular, sino una victoria de “la guerra económica”, “la derecha” y “el imperialismo”. No faltaría más, desde luego. Tal es el catecismo castrocomunista que les han enseñado a repetir como loros.
Quiere decir entonces que las únicas “victorias populares” han sido las de ellos en el pasado. Y que el pueblo sólo es tal si vota por ellos. Si vota por la oposición, como lo hizo abrumadoramente el seis de diciembre, deja de ser pueblo para convertirse en “oligarquía” y en esa fantasiosa “guerra económica” en la que nadie ha creído, como quedó ya suficientemente demostrado.
Toda esta madeja de hilarantes argumentaciones para tratar de tapar una monumental derrota que ya conoce todo el mundo -y que muy merecidamente le propinó la aplastante mayoría de los venezolanos- retrata la perversa calaña moral de quienes en los últimos 17 años destruyeron este país. Si tuvieran una pizca de vergüenza y dignidad, a estas alturas deberían haber renunciado al poder, entre otras cosas porque lo que hizo el pueblo venezolano hace pocos días fue darles una patada por el fundillo, dicho sea elegantemente.
Como lo señalé el martes pasado, la derrota del régimen de Maduro se debe al abrumador voto castigo del pueblo contra su nefasta gestión económica, social y política, así, en ese mismo orden. La gente se hartó ante tanta incapacidad, ineptitud y corrupción. Por lo tanto, su lógica reacción no podía ser otra que la de derrotar, como lo hizo, a los culpables de las tragedias que venimos soportando desde hace algún tiempo.
Hubiera sido inexplicable, por lo tanto, que los venezolanos votaran por quienes han sido sus verdugos, por quienes han acabado con la producción económica nacional, por quienes son los únicos culpables de la falta de comida, de la escasez de medicinas, del desabastecimiento, del cada vez más alto costo de la vida, de la galopante inflación que sufrimos, del crecimiento de la pobreza y la miseria, de la liquidación de la clase media, de las largas colas para comprar los pocos comestibles y artículos esenciales que se consiguen… y pare usted de contar.
Hubiera sido inexplicable, por supuesto, que los venezolanos apoyaran con su voto a quienes sólo han sembrado odio y confrontación entre nosotros; a quienes han ejecutado una política de exclusión, atropello y muerte contra quienes no piensan como ellos; y a quienes han destruido las instituciones y las han degenerado hasta ser parte de una mafia de poder y corrupción como nunca antes.
Hubiera sido igualmente inexplicable que los venezolanos le dieran su voto a un régimen represivo y autoritario que ha asesinado jóvenes estudiantes por el “delito” de protestar y querer una mejor Venezuela; que ha convertido en presos políticos a sus adversarios; y mandado al exilio a miles de compatriotas que deberían estar aquí luchando por un país desarrollado y próspero.
Hubiera sido inexplicable, desde luego, que los venezolanos le dieran su voto a quienes ya han demostrado que sólo ejercen el poder para su beneficio propio y para enriquecerse a manos llenas, olvidándose de las mayorías populares que antes los apoyaron porque creyeron en sus promesas y hoy comprueban dolorosamente que fueron engañados y utilizados.          
¿Cómo carajo estos genios del régimen pudieron pensar siquiera que sus víctimas, es decir, los venezolanos, los iban a gratificar con su voto, luego de tanta destrucción e incapacidad?        
Quedan, por supuesto, otras cruzadas muy importantes por librar y ganar. El régimen, aunque muy mal herido por la derrota sufrida y con un margen de maniobra escaso, intentará, sin embargo, unos cuantos zarpazos más.
No nos queda otra alternativa que seguir derrotándolo hasta nuestra victoria final.
       @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 15 de diciembre de 2015.