EL CAMBIO INDETENIBLE
Gehard Cartay
Ramírez
El
éxito indiscutible de la reciente recolección de firmas para abrir el proceso
revocatorio a Maduro revela el hartazgo de los venezolanos frente al actual
régimen.
Por lo
tanto, resulta claro también que esta es la primera tarea de quienes queremos
urgentemente un cambio en Venezuela, más allá de la responsabilidad específica
de la MUD, que es muy importante, por lo demás. Ese cambio, como bien se sabe,
es un clamor del país entero y quien no se haya dado cuenta de este hecho no
tiene los pies sobre la tierra.
Se
trata pues de un verdadero sentimiento nacional, porque salir cuanto antes del
actual régimen es condición imprescindible para que podamos comenzar a superar esta
gigantesca crisis que a todos nos golpea, y muy especialmente a los sectores más
necesitados.
Pero
ese desafío exige claridad en su búsqueda. Debe ser el objetivo principal, por
encima de todos los demás. Ninguna otra cosa puede ser más importante este año
para la oposición democrática que entregarnos por completo a revocar a Maduro.
Todo lo demás es secundario, y ojalá todos estemos concientes de ello.
En este sentido hay que recordar que el
gobierno nacional, y concretamente quien lo presida, son constitucionalmente
los que tienen el verdadero poder. Siempre ha sido así, desde luego, pues en
este país el federalismo y la regionalización históricamente fueron una
mentira, salvo entre 1989 y 1999, cuando se dieron pasos muy importantes para
convertir a Venezuela en un verdadero Estado Federal, regionalizado y
desconcentrado.
Pero, como bien se sabe, ese proceso descentralizador
fue revertido con la llegada al poder en 1999 de quienes todavía mandan hoy. Su
naturaleza caudillista así lo exigía, por estar enmarcada en la ecuación
facistoide líder-ejército-pueblo que
el argentino Norberto Ceresole le metió en la cabeza a Chávez (y que este
aceptó de muy buena gana, pues se ajustaba a sus torvos propósitos si llegaba
al poder). Y así fue como la incluyeron en la Constitución actual, demasiado centralista
y excesivamente presidencialista, hecha a la medida -insisto- de quien era el
jefe único del proceso en marcha.
Quien
se tome el trabajo de leer el artículo 156, que se refiere a las competencias
del Poder Nacional, puede constatarlo. Suman 33 y copan las materias más
importantes de la República (mantenimiento del orden público, defensa nacional,
régimen financiero y monetario, minas e hidrocarburos, sistema judicial,
aduanas, etc., etcétera).
Pero
hay más todavía: el artículo 236 establece las atribuciones del Presidente de
la República como Jefe de Estado (facultado para dirigir al gobierno, nombrar
al vicepresidente, ministros y otros altos funcionarios, entre ellos, al
presidente de PDVSA); Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, cuyo
mando supremo ejerce y decide los ascensos a partir del grado de coronel o
capitán de navío; Administrador de la Hacienda Pública Nacional; Jefe de la
política exterior de la República; además de estar autorizado para declarar
estados de excepción y suspender las garantías constitucionales; entre otras.
Por si
todo esto fuera poco, el actual régimen ha venido arrebatándoles facultades a
los gobernadores. Lo mismo ha hecho con los alcaldes. Unos y otros ahora son
simples ordenadores de pago, como lo eran antes de ser elegidos por el pueblo.
Recordemos que, a partir de 1999, a casi todos los gobernadores que no comulgaban
con el proceso les intervinieron las policías regionales y les regatearon -todavía
lo hacen- los ingresos que por ley les corresponden.
Todo lo anterior se agrava también por la
actitud títere de los gobernadores chavistas, quienes se deben íntegramente a
su proyecto político y nunca a sus regiones, con las que debería ser su
compromiso fundamental. Ellos también han contribuido con su mediocridad y
obsecuencia a devaluar aún más las gobernaciones.
Coincidirá conmigo el lector sobre las
razones por las cuales el revocatorio presidencial es más importante que
cualquier otra cosa, si en verdad queremos acabar con esta tragedia que
sufrimos y abrir camino a un cambio radical para garantizar el desarrollo y el
progreso de Venezuela.
Afortunadamente,
la gran mayoría de los venezolanos así lo ha entendido. Lo demuestra el
extraordinario éxito obtenido en la recolección de firmas para iniciar el
revocatorio presidencial. Por supuesto que hay tener muy claro también que este
será un proceso difícil, por las trabas y el bloqueo del régimen y su CNE.
Pero, al final, la voluntad de cambio indetenible del pueblo superará y
derribara los obstáculos que se presenten.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes 03 de mayo de 2016.