lunes, 30 de mayo de 2016

TIEMPOS DE HAMBRE



TIEMPOS DE HAMBRE
(O de cómo Venezuela pasó de ser una potencia petrolera a un país al borde de la hambruna)
Gehard Cartay Ramírez
Luego de estos 17 años de régimen chavista, Venezuela se adentra en una auténtica tragedia, más propia de cualquier país africano del siglo XX que de una de las potencias petroleras más importantes del mundo.
Uno de sus legados más aterradores es la evidente posibilidad de una severa hambruna, que acabaría con centenares de miles de personas. Esa eventualidad, por cierto, no es una exageración, amigo lector. Los hechos lo vienen anunciando desde hace algún tiempo, como consecuencia de la incapacidad e insensibilidad de la cúpula que manda ante tan grave problema.
Resulta ya un hecho incontrovertible que los venezolanos están ahora comiendo peor, como consecuencia de la obligada “dieta de sobrevivencia” a que han sido sometidos por la escasez de comida. Así, por ejemplo, el consumo de proteínas se ha reducido a su mínima expresión, pues los precios de la carne, el pollo y hasta el de una latica de atún hoy son inaccesibles para los pobres y la propia clase media empobrecida por el régimen.
Como se sabe, el régimen nos somete diariamente a un proceso de violencia alimentaria. Al respecto, la semana pasada Susana Rafalli -nutricionista y experta en seguridad alimentaria en situaciones de emergencia y desastre- declaró que el régimen “decide lo que la población va a comer y el día en que comprará los alimentos y el lugar, lo que ocasiona desesperación y angustia en los consumidores ante la incertidumbre de si encontrarán comida o si estarán expuestos a saqueos, agresiones en las colas o estallidos sociales” (El Nacional, 18-05-2016).
Agregó que Venezuela se encuentra en una crisis de inseguridad alimentaria severa, donde la emergencia nutricional se ha instalado “y ya es irreparable para la población infantil”. Y esto sí es gravísimo, pues se está perjudicando toda una generación de venezolanos. Todo un crimen de lesa humanidad por el que también tendrá que ser juzgada la cúpula podrida en el poder.
Otro especialista en materia alimentaria, Rodrigo Agudo, advirtió que “la escasez de alimentos llegó para quedarse” y que “ahora habrá más carestía e inexistencia” por culpa de las desacertadas políticas del régimen. “Los inventarios de los  mayoristas se acabaron y los de los minoristas también, además se perdió la cosecha de invierno y no hay divisas para satisfacer el consumo con importaciones” (El Nacional, 18-05-2016).
Agudo denunció igualmente que se ha reducido en un 47 por ciento la producción de vegetales, carne, pollo y cerdo, y que este año la caída de los mismos llegará al 57 por ciento. En cuanto al consumo de carne, advirtió que en 2016 disminuirá 79,3 por ciento; el pollo un 80 por ciento y el cerdo un 78 por ciento. Si a esta calamidad se agrega la desconfianza en poder conseguir comida, entonces crece la demanda. Y se “requieren inventarios de alimentos para 4 o 5 meses de sobredemanda”, todo lo cual necesitará al menos un año para restablecer el abastecimiento.
Crece pues la amenaza de una severa hambruna, de acuerdo con lo señalado por ambos especialistas. Sin embargo -insisto-, el régimen nada hace por resolver urgentemente esta aterradora situación. Todo lo contrario: sigue con su habladera de paja, repitiendo la mentira de “la guerra económica” (ahora han agregado otra fábula: la de un supuesto “bloqueo económico”, copiando el manual castrocomunista) y culpando siempre a industriales y productores  del campo, cuando todo el mundo sabe que los únicos responsables son Maduro y su combo.
 (Por cierto, aquí en Barinas continúan las invasiones de fincas agropecuarias productivas, lo que refleja también la falta de interés del régimen por la tan cacareada soberanía alimentaria. Probablemente, el nuestro sea el estado con mayor número de fincas invadidas por traficantes profesionales de tierras ajenas, quienes disfrazados de campesinos han hecho de las invasiones un negocio particular, sin que hayan agregado algo en materia de producción agropecuaria, pues se sólo dedican a “vender” parcelas y luego se marchan al próximo predio a invadir. Y todo ello en medio de la más absoluta impunidad.)
En estos fatídicos 17 años, el régimen logró algo insólito y condenable desde todo punto de vista: convirtió a una potencia petrolera y energética como Venezuela en un país al borde una severa hambruna y de una verdadera tragedia humanitaria.
Sólo por ello, sin contar sus otros crímenes de lesa humanidad, las próximas generaciones de venezolanos los maldecirán por siempre.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 24 de mayo de 2016.