martes, 16 de julio de 2013

LA MEDIOCRIDAD ENCUMBRADA
Gehard Cartay Ramírez
 “Hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las Repúblicas”.
Simón Bolívar
Que la mediocridad hace tiempo se apoderó de la dirigencia política en Venezuela resulta una verdad incontrovertible.
Pero que desde hace 14 años se encumbró en el poder es también otra verdad que no admite discusión.
Y dicho sea esto al comprobar -no sin vergüenza ajena- que la dirigencia de las democracias occidentales, como Estados Unidos o Europa, son (con las excepciones que confirman la regla) capacitadas y formadas para gobernar. Hasta escuelas de altos estudios para gobernantes poseen algunas de sus universidades, y a ellas concurren muchos de aquellos que luego ocuparán las más importantes funciones públicas. Algo parecido ha venido haciendo la dirigencia comunista de China, aunque ya sabemos que allí existe una dictadura de partido y no una democracia. Aquí, en nuestra América Latina, hay países -pocos, en realidad- cuya dirigencia política es superior a la nuestra en todo sentido, y estoy citando a Colombia, Chile, Brasil y Uruguay, la mayoría de cuyos líderes son inteligentes, se han formado y hasta escrito libros.  
En nuestro caso sucede casi todo lo contrario. Aquí los políticos intelectuales son muy escasos. Busque usted quiénes se han destacado como tales y encontrará pocos, antes y sobre todo ahora, cuando la mediocridad abunda como pocas veces.
Veamos, por ejemplo, el caso específico de quienes han ocupado la presidencia de la República. 
La verdad es que gran parte de los presidentes de Venezuela fueron, por regla general, poco brillantes. La gran mayoría se destacó por su habilidad y destreza políticas, a pesar de haber sido mediocres intelectualmente. Alguna vez, ya viejo, Arturo Uslar Pietri, quien nunca logró ser presidente, afirmaría que estaba agradecido de no haber figurado “en el dudoso catálogo de los presidentes de Venezuela” (*). Había algo de certeza y también de resentimiento en aquellas duras palabras.
Apartando a Bolívar, hubo otros de inteligencia portentosa como José Antonio Páez, que luego la cultivaría en grado sublime. De peón de llano en Barinas fue luego un hombre culto, que hablaba varios idiomas, compositor de música y notable escritor.
El sabio José María Vargas, rector de la Universidad Central, fue presidente obligado por las circunstancias y en contra de su voluntad. Fue víctima del primer golpe de Estado en Venezuela, liderizado por el comandante Pedro Carujo, precursor del militarismo y del golpismo criollos.
Guzmán Blanco también fue un presidente que destacó sobre los demás en el siglo XIX por su inteligencia excepcional, tan notable como su falta de probidad. Otro presidente intelectual fue Juan Pablo Rojas Paúl. En el siglo siguiente, la zamarrería sin ilustración del general Gómez le permitiría copar más de un cuarto de siglo en el poder. En cambio, nuestro gran escritor Rómulo Gallegos, luego de ser el primer presidente elegido por el voto popular en 1947, apenas estuvo nueve meses en el cargo, siendo derrocado por un golpe de Estado.
Y luego, inteligentes y con capacidad de liderazgo popular, Betancourt y Caldera, Pérez y Herrera Campíns, cubrieron otros 30 años. Betancourt, Caldera y Herrera Campíns fueron dirigentes formados, aunque de ellos sólo Caldera sobresalió como académico.
Chávez fue, al igual que CAP, un político audaz, sin formación ideológica -aunque presumiera de ella- y con una vocación de poder vitalicio como pocos. Uslar Pietri lo calificó como “un delirante, ignorantísimo (que) dice disparates” y “habla con una arrogancia y una suficiencia increíble” (*).
Sin embargo, tal vez nunca antes hubo alguien tan poco dotado intelectualmente para ocupar la presidencia de Venezuela como el que hoy detenta el cargo. Este sujeto es un ser oscuro por donde se le analice. Nadie sabe de dónde salió, ni qué condiciones tiene para tan ejercer tan alta responsabilidad. Mucho menos sabemos su grado de instrucción, si es bachiller o alcanzó algún título profesional. ¡Cómo será el desconocimiento general sobre el personaje que hasta hay dudas sobre su nacionalidad, pues no faltan quienes afirman que nació en la frontera de Colombia con Venezuela!
Durante la reciente campaña electoral, el sujeto desplegó una ignorancia inaceptable en un estudiante de educación media o universitaria. Se equivocó varias veces al no saber la capital de algunas entidades o los nombres de ciertos estados. Igualmente ha demostrado su crasa insuficiencia en el lenguaje y los venezolanos ya sabemos de su mediocre oratoria, incoherente y carente de sintaxis, patética y pobre como pocas, con el agravante de que el contraste con “el pico de oro” que fue su antecesor es captado por todo el mundo.
Definitivamente, nunca antes tuvimos tanto mediocre encumbrado en el poder como ahora. Lo lamentable es que su ignorancia no sólo los perjudica a ellos, sino que por sus responsabilidades públicas daña a la gran mayoría de los venezolanos.
----
(*) Arráiz Lucca, Rafael, Arturo Uslar Pietri, Ajuste de cuentas, Los Libros de El Nacional, 2000, páginas 61, 39 y 48.

LA PRENSA de Barinas - Martes, 16 de julio de 2013.