TIEMPOS DE HAMBRE
(O de cómo Venezuela pasó de ser una potencia petrolera a un país al
borde de la hambruna)
Gehard Cartay Ramírez
Luego de estos 17 años de régimen chavista, Venezuela
se adentra en una auténtica tragedia, más propia de cualquier país africano del siglo XX que de una de las
potencias petroleras más importantes del mundo.
Uno de sus legados más aterradores es la evidente
posibilidad de una severa hambruna, que acabaría con centenares de miles de
personas. Esa eventualidad, por cierto, no es una exageración, amigo lector.
Los hechos lo vienen anunciando desde hace algún tiempo, como consecuencia de
la incapacidad e insensibilidad de la cúpula que manda ante tan grave problema.
Resulta ya un hecho incontrovertible que los
venezolanos están ahora comiendo peor, como consecuencia de la obligada “dieta
de sobrevivencia” a que han sido sometidos por la escasez de comida. Así, por
ejemplo, el consumo de proteínas se ha reducido a su mínima expresión, pues los
precios de la carne, el pollo y hasta el de una latica de atún hoy son
inaccesibles para los pobres y la propia clase media empobrecida por el
régimen.
Como se sabe, el régimen nos somete diariamente a
un proceso de violencia alimentaria. Al respecto, la semana pasada Susana
Rafalli -nutricionista y experta en seguridad alimentaria en situaciones de
emergencia y desastre- declaró que el régimen “decide lo que la población va a
comer y el día en que comprará los alimentos y el lugar, lo que ocasiona
desesperación y angustia en los consumidores ante la incertidumbre de si
encontrarán comida o si estarán expuestos a saqueos, agresiones en las colas o
estallidos sociales” (El Nacional, 18-05-2016).
Agregó que Venezuela se encuentra en una crisis de
inseguridad alimentaria severa, donde la emergencia nutricional se ha instalado
“y ya es irreparable para la población infantil”. Y esto sí es gravísimo, pues
se está perjudicando toda una generación de venezolanos. Todo un crimen de lesa
humanidad por el que también tendrá que ser juzgada la cúpula podrida en el
poder.
Otro especialista en materia alimentaria, Rodrigo
Agudo, advirtió que “la escasez de alimentos llegó para quedarse” y que “ahora
habrá más carestía e inexistencia” por culpa de las desacertadas políticas del
régimen. “Los inventarios de los mayoristas se acabaron y los de los
minoristas también, además se perdió la cosecha de invierno y no hay divisas
para satisfacer el consumo con importaciones” (El Nacional, 18-05-2016).
Agudo denunció igualmente que se ha reducido en un
47 por ciento la producción de vegetales, carne, pollo y cerdo, y que este año
la caída de los mismos llegará al 57 por ciento. En cuanto al consumo de carne,
advirtió que en 2016 disminuirá 79,3 por ciento; el pollo un 80 por ciento y el
cerdo un 78 por ciento. Si a esta calamidad se agrega la desconfianza en poder
conseguir comida, entonces crece la demanda. Y se “requieren inventarios de
alimentos para 4 o 5 meses de sobredemanda”, todo lo cual necesitará al menos
un año para restablecer el abastecimiento.
Crece pues la amenaza de una severa hambruna, de
acuerdo con lo señalado por ambos especialistas. Sin embargo -insisto-, el
régimen nada hace por resolver urgentemente esta aterradora situación. Todo lo
contrario: sigue con su habladera de paja, repitiendo la mentira de “la guerra
económica” (ahora han agregado otra fábula: la de un supuesto “bloqueo
económico”, copiando el manual castrocomunista) y culpando siempre a
industriales y productores del campo, cuando
todo el mundo sabe que los únicos responsables son Maduro y su combo.
(Por cierto, aquí en Barinas continúan las
invasiones de fincas agropecuarias productivas, lo que refleja también la falta
de interés del régimen por la tan cacareada soberanía alimentaria.
Probablemente, el nuestro sea el estado con mayor número de fincas invadidas
por traficantes profesionales de tierras ajenas, quienes disfrazados de
campesinos han hecho de las invasiones un negocio particular, sin que hayan
agregado algo en materia de producción agropecuaria, pues se sólo dedican a “vender”
parcelas y luego se marchan al próximo predio a invadir. Y todo ello en medio
de la más absoluta impunidad.)
En estos fatídicos 17 años, el régimen logró algo
insólito y condenable desde todo punto de vista: convirtió a una potencia petrolera
y energética como Venezuela en un país al borde una severa hambruna y de una
verdadera tragedia humanitaria.
Sólo por ello, sin contar
sus otros crímenes de lesa humanidad, las próximas generaciones de venezolanos
los maldecirán por siempre.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 24 de mayo de 2016.