jueves, 13 de agosto de 2015

EL RÉGIMEN ESTÁ HERIDO DE MUERTE



EL RÉGIMEN ESTÁ HERIDO DE MUERTE

Gehard Cartay Ramírez
Ya hemos advertido que el régimen hará todo lo que sea necesario para tratar de ganar las elecciones parlamentarias o, en última instancia, posponerlas o impedirlas.

Y lo hará sin escrúpulos, pues carece de ellos. Eso deberían saberlo la MUD, sus partidos y sus candidatos. Deberían saber que esta campaña electoral no será un carnaval, ni un torneo de juegos florales. A veces, cuando uno observa ciertos candidatos a diputados, nota que hay algunos que no se han dado cuenta lo que está en juego este 6 de diciembre.

Lo afirmo porque este será el proceso electoral más sucio, tramposo y ventajista que hayamos presenciado. Porque, en verdad, si todos los comicios electorales desde el 2000 lo han sido, este lo será mucho más. Sólo que ahora la opción victoriosa de la oposición democrática luce indiscutible y la derrota aplastante del régimen -si se cuentan bien los votos y se impide el fraude- es una realidad de la que ellos mismos están más concientes que nadie. Por si fuera poco, crece aceleradamente el descontento popular, y cuando explote nada ni nadie podrá pararlo.

Todo lo cual hace más peligroso al régimen, hoy convertido en un tigre herido de muerte. Por tanto, van a abusar aún más de su poder, derrocharán miles de millones de dólares para su campaña y la compra de votos, y tendrán su lacayuno CNE dispuesto a permitirles el más descarado ventajismo y corrupción electorales.

Así ha sido hasta ahora y con mayor razón lo será en este proceso. No habrá nuevamente árbitro confiable y los dineros públicos serán otra vez despilfarrados en la campaña de los candidatos del régimen, sin que quienes están obligados por ley a impedirlo -si este fuera un país democrático y sus instituciones funcionaran- hagan algo. No hay tampoco Contraloría (muy ocupada “inhabilitando” candidatos opositores), ni Fiscalía (persiguiendo dirigentes de la oposición), ni TSJ (cambiando directivas de partidos opositores como si fueran sus empleados, gracias a la estupidez de quienes han acudido al mismo a ventilar problemas internos), ni mucho menos tribunales a los cuales asistir para denunciar estos crímenes. Otra vez reinarán la más absoluta impunidad y abuso de poder, como ha venido sucediendo desde 1999.

No digo estas cosas para crear desánimo, ni para que algunos comeflores de la oposición se molesten. Las digo porque aquí todo el mundo las sabe. Todos estamos advertidos desde hace mucho tiempo sobre la falta de escrúpulos del régimen y la corrupta utilización que hace de los dineros y recursos del Estado para favorecer sus candidatos en cada ocasión, como jamás lo hizo ningún gobierno anterior.

Por supuesto que frente a un panorama como este, lo menos que podemos exigirle a los candidatos por los que vamos a votar es que estén a la altura de tan difíciles circunstancias. Están obligados no sólo a ganar, sino a defender sus victorias. Porque un candidato a quien despojen del triunfo y no lo defienda como debe ser, no merece el respeto de nadie, sino todo lo contrario.

(Por esa sola razón, un venezolano eminente como Jóvito Villalba no volvió a obtener el favor popular al no defender su victoria en las elecciones de 1952. Y justamente por haber defendido la suya, Rafael Caldera fue presidente en 1968. En mi caso particular -y perdonen la referencia tan personal, pero la Historia es la Historia-, bien se sabe que como candidato a Gobernador de Barinas y con la mayoría de nuestro pueblo derrotamos el fraude en 1992 y triunfamos otra vez en 1993.)

Por otra parte, lo menos que podemos exigirle a la MUD es que no siga cometiendo errores, ni edulcorando la situación. La exclusión de los candidatos de Copei -otra especie de “inhabilitación”, pero desde la oposición- es uno de ellos, con lo que se les niega a algunos dirigentes valiosos la posibilidad de ser parlamentarios. No sólo apelaron a argumentos artificiosos al respecto, sino que luego otros partidos se repartieron las posiciones que tenían asignadas los candidatos socialcristianos. Y sin embargo, estos últimos lo han aceptado -en un gesto de hidalguía- porque el país está por encima de cualquier interés parcial y lo prioritario, ahora, es derrotar al régimen para salvar a Venezuela. Ni más ni menos.

Pero como unidad no es unanimidad, hay que hablar con claridad absoluta. Justamente, este domingo pasado, el editorial de El Nacional así lo hizo: “Venezuela no perdonaría a la dirigencia opositora desperdiciar la oportunidad de propinarle una monumental derrota al régimen en las elecciones parlamentarias. Pero esas elecciones se comienzan a ganar desde hoy, asumiendo los errores, reflexionando y corrigiendo”.   

@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 11 de agosto de 2015.