EL RÉGIMEN ESTÁ HERIDO DE
MUERTE
Gehard Cartay Ramírez
Ya hemos advertido que el
régimen hará todo lo que sea necesario para tratar de ganar las elecciones
parlamentarias o, en última instancia, posponerlas o impedirlas.
Y lo hará sin escrúpulos, pues
carece de ellos. Eso deberían saberlo la MUD, sus partidos y sus candidatos.
Deberían saber que esta campaña electoral no será un carnaval, ni un torneo de
juegos florales. A veces, cuando uno observa ciertos candidatos a diputados,
nota que hay algunos que no se han dado cuenta lo que está en juego este 6 de
diciembre.
Lo afirmo porque este será el
proceso electoral más sucio, tramposo y ventajista que hayamos presenciado.
Porque, en verdad, si todos los comicios electorales desde el 2000 lo han sido,
este lo será mucho más. Sólo que ahora la opción victoriosa de la oposición
democrática luce indiscutible y la derrota aplastante del régimen -si se
cuentan bien los votos y se impide el fraude- es una realidad de la que ellos
mismos están más concientes que nadie. Por si fuera poco, crece aceleradamente
el descontento popular, y cuando explote nada ni nadie podrá pararlo.
Todo lo cual hace más
peligroso al régimen, hoy convertido en un tigre herido de muerte. Por tanto,
van a abusar aún más de su poder, derrocharán miles de millones de dólares para
su campaña y la compra de votos, y tendrán su lacayuno CNE dispuesto a permitirles
el más descarado ventajismo y corrupción electorales.
Así ha sido
hasta ahora y con mayor razón lo será en este proceso. No habrá nuevamente
árbitro confiable y los dineros públicos serán otra vez despilfarrados en la
campaña de los candidatos del régimen, sin que quienes están obligados por ley a
impedirlo -si este fuera un país democrático y sus instituciones funcionaran- hagan
algo. No hay tampoco Contraloría (muy ocupada “inhabilitando” candidatos
opositores), ni Fiscalía (persiguiendo dirigentes de la oposición), ni TSJ
(cambiando directivas de partidos opositores como si fueran sus empleados,
gracias a la estupidez de quienes han acudido al mismo a ventilar problemas
internos), ni mucho menos tribunales a los cuales asistir para denunciar estos
crímenes. Otra vez reinarán la más absoluta impunidad y abuso de poder, como ha
venido sucediendo desde 1999.
No digo
estas cosas para crear desánimo, ni para que algunos comeflores de la oposición se molesten. Las digo porque aquí todo
el mundo las sabe. Todos estamos advertidos desde hace mucho tiempo sobre la
falta de escrúpulos del régimen y la corrupta utilización que hace de los
dineros y recursos del Estado para favorecer sus candidatos en cada ocasión,
como jamás lo hizo ningún gobierno anterior.
Por supuesto que frente a un
panorama como este, lo menos que podemos exigirle a los candidatos por los que
vamos a votar es que estén a la altura de tan difíciles circunstancias. Están
obligados no sólo a ganar, sino a defender sus victorias. Porque un candidato a
quien despojen del triunfo y no lo defienda como debe ser, no merece el respeto
de nadie, sino todo lo contrario.
(Por esa sola razón, un venezolano eminente como
Jóvito Villalba no volvió a obtener el favor popular al no defender su victoria
en las elecciones de 1952. Y justamente por haber defendido la suya, Rafael
Caldera fue presidente en 1968. En mi caso particular -y perdonen la referencia
tan personal, pero la Historia es la Historia-, bien se sabe que como candidato
a Gobernador de Barinas y con la mayoría de nuestro pueblo derrotamos el fraude
en 1992 y triunfamos otra vez en 1993.)
Por otra parte, lo menos que
podemos exigirle a la MUD es que no siga cometiendo errores, ni edulcorando la
situación. La exclusión de los candidatos de Copei -otra especie de
“inhabilitación”, pero desde la oposición- es uno de ellos, con lo que se les niega
a algunos dirigentes valiosos la posibilidad de ser parlamentarios. No sólo apelaron
a argumentos artificiosos al respecto, sino que luego otros partidos se
repartieron las posiciones que tenían asignadas los candidatos socialcristianos.
Y sin embargo, estos últimos lo han aceptado -en un gesto de hidalguía- porque
el país está por encima de cualquier interés parcial y lo prioritario, ahora,
es derrotar al régimen para salvar a Venezuela. Ni más ni menos.
Pero como
unidad no es unanimidad, hay que hablar con claridad absoluta. Justamente, este
domingo pasado, el editorial de El
Nacional así lo hizo: “Venezuela no perdonaría a la dirigencia opositora
desperdiciar la oportunidad de propinarle una monumental derrota al régimen en
las elecciones parlamentarias. Pero esas elecciones se comienzan a ganar desde
hoy, asumiendo los errores, reflexionando y corrigiendo”.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 11 de agosto de 2015.