2018 Y SUS EXIGENTES RETOS
Gehard Cartay
Ramírez
2018 presenta
decisivos y complejos retos en la lucha por lograr el imprescindible cambio que
exige Venezuela.
Son ya 19 largos años de sufrir un régimen que,
como muy pocos antes, le ha hecho gravísimos e inmensos daños al país y su
gente. Hoy Venezuela sufre una hora aciaga y nefasta: hambre, miseria y muerte
constituyen el legado ominoso del llamado “socialismo del siglo XXI” o de la
fementida “revolución bolivariana”, adjetivo que, desde luego, no le calza por
ningún lado.
Son 19 años de contínua y criminal destrucción de
Venezuela. En honor a la verdad hay que reconocer que ha sido en lo único que
el chavomadurismo resultó muy eficiente: en casi dos décadas arruinaron el país,
destruyeron su aparato productivo –incluyendo PDVSA, “la gallina de los huevos
de oro”–, acabaron con la comida y los empleos, dividieron a los venezolanos,
saquearon y robaron como nunca antes el tesoro público (marcando un récord mundial
insuperable de corrupción) y destruyeron las instituciones democráticas construidas
entre 1958 y 1998.
No es
poca cosa, amigo lector. Sin embargo, a pesar de que los venezolanos ya estamos
hartos de tanta ineptitud, ladronismo e indolencia, el régimen continúa en el
poder, como si nada. Este es un asunto que debe analizarse en profundidad, a
fin de poder enfrentarlo y derrotarlo, si queremos rescatar a Venezuela de los hambreadores,
saqueadores y depredadores que hoy están en el poder.
Las
causas de tal situación son muy claras y variadas: el apoyo del estamento
militar al régimen, excesivamente retribuido; un sistema electoral a su
servicio; una dirigencia opositora por lo general mediocre e inhábil; unos
partidos de oposición esperpénticos; una abstención irresponsable y estéril; y
el conformismo vergonzoso de unos cuantos que sólo piensan en sus intereses y
no en el país. Y es esta lamentable situación la que nos tiene anclados en la
gran tragedia humanitaria que es la Venezuela actual.
Lo que sí
resulta absolutamente cierto es que sólo un cambio de régimen garantizaría el
cambio necesario. Todo lo demás no sirve a tales efectos. Porque, como lo he
señalado otras veces, el actual régimen es el problema. Por lo tanto, sólo el urgente
reemplazo del chavomaurismo en el poder y su sustitución por un gobierno capaz
y honesto pueden asegurarnos salir de esta lastimosa maldición que nos agobia.
Y esa debe ser la tarea prioritaria en lo adelante
por parte de la oposición democrática, más allá de las aspiraciones e intereses
de algunos y sus partidos. Hay que aprender de los errores del pasado y no volver
a incurrir en ellos. Hay que relevar a quienes han sido sus responsables y
encargar a otros más capaces y menos erráticos. Hay que desterrar las
aspiraciones vitalicias de quienes siempre quieren ser candidatos y sólo han
sumado derrota tras derrota.
En esta
materia, debemos dedicarnos todos a seleccionar ya un candidato presidencial de
consenso, que reúna las condiciones de liderazgo político, experiencia,
habilidad y convocatoria para encabezar la histórica tarea de derrotar al
chavomadurismo en el poder. No es la hora de la antipolítica, sino la hora de los
estadistas conocedores del país, con formación para gobernar y con vocación
indiscutible de servicio público.
La gravedad de la descomunal crisis venezolana nos
exige a todos la mayor responsabilidad patriótica, dejando de lado intereses
personales o de grupo, poniendo por encima el más alto interés nacional, que no
es otro que sacar al país del precipicio en que ahora se encuentra y conducirlo
hacia el progreso y el desarrollo. Quien no entienda esta premisa no puede
integrarse a una extraordinaria tarea que debe estar por fuera de cálculos
personalistas o de intereses grupales, mercantilistas y bastardos.
En esta tarea tan compleja y trascendente no caben
radicalismos de ningún tipo, ni posiciones rígidas e intolerantes, ni
“salvadores de la patria”, ni “predestinados” gratuitos. Esas son reliquias
inútiles del pasado reciente que, por cierto, seguimos pagando muy caro. Ahora
se impone el realismo político y la madurez por parte de la dirigencia
opositora. Ya basta de absurdas tesis generacionales fracasadas. Ya basta de
seguir actuando a base de “ensayo y error”. El país exige políticas racionales
que puedan mostrar resultados prácticos y convenientes para todos.
2018 nos
presentará desafíos y retos cada vez más complejos. Es necesario, por tanto,
otra dirección política opositora experimentada, asertiva, coherente, realista
y hábil políticamente, capaz de tender puentes hacia otros sectores no
comprometidos en esta lucha y que pueda nuclear a su alrededor a la cada vez
más gigantesca mayoría de venezolanos que exigimos un cambio urgente.
@gehardcartay
El Blog de Gehard Cartay Ramírez
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 09 de enero de 2018.
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