lunes, 15 de enero de 2018

2018 Y SUS EXIGENTES RETOS



2018 Y SUS EXIGENTES RETOS
Gehard Cartay Ramírez
2018 presenta decisivos y complejos retos en la lucha por lograr el imprescindible cambio que exige Venezuela.
Son ya 19 largos años de sufrir un régimen que, como muy pocos antes, le ha hecho gravísimos e inmensos daños al país y su gente. Hoy Venezuela sufre una hora aciaga y nefasta: hambre, miseria y muerte constituyen el legado ominoso del llamado “socialismo del siglo XXI” o de la fementida “revolución bolivariana”, adjetivo que, desde luego, no le calza por ningún lado.
Son 19 años de contínua y criminal destrucción de Venezuela. En honor a la verdad hay que reconocer que ha sido en lo único que el chavomadurismo resultó muy eficiente: en casi dos décadas arruinaron el país, destruyeron su aparato productivo –incluyendo PDVSA, “la gallina de los huevos de oro”–, acabaron con la comida y los empleos, dividieron a los venezolanos, saquearon y robaron como nunca antes el tesoro público (marcando un récord mundial insuperable de corrupción) y destruyeron las instituciones democráticas construidas entre 1958 y 1998.
No es poca cosa, amigo lector. Sin embargo, a pesar de que los venezolanos ya estamos hartos de tanta ineptitud, ladronismo e indolencia, el régimen continúa en el poder, como si nada. Este es un asunto que debe analizarse en profundidad, a fin de poder enfrentarlo y derrotarlo, si queremos rescatar a Venezuela de los hambreadores, saqueadores y depredadores que hoy están en el poder.
Las causas de tal situación son muy claras y variadas: el apoyo del estamento militar al régimen, excesivamente retribuido; un sistema electoral a su servicio; una dirigencia opositora por lo general mediocre e inhábil; unos partidos de oposición esperpénticos; una abstención irresponsable y estéril; y el conformismo vergonzoso de unos cuantos que sólo piensan en sus intereses y no en el país. Y es esta lamentable situación la que nos tiene anclados en la gran tragedia humanitaria que es la Venezuela actual.
Lo que sí resulta absolutamente cierto es que sólo un cambio de régimen garantizaría el cambio necesario. Todo lo demás no sirve a tales efectos. Porque, como lo he señalado otras veces, el actual régimen es el problema. Por lo tanto, sólo el urgente reemplazo del chavomaurismo en el poder y su sustitución por un gobierno capaz y honesto pueden asegurarnos salir de esta lastimosa maldición que nos agobia.
Y esa debe ser la tarea prioritaria en lo adelante por parte de la oposición democrática, más allá de las aspiraciones e intereses de algunos y sus partidos. Hay que aprender de los errores del pasado y no volver a incurrir en ellos. Hay que relevar a quienes han sido sus responsables y encargar a otros más capaces y menos erráticos. Hay que desterrar las aspiraciones vitalicias de quienes siempre quieren ser candidatos y sólo han sumado derrota tras derrota.
En esta materia, debemos dedicarnos todos a seleccionar ya un candidato presidencial de consenso, que reúna las condiciones de liderazgo político, experiencia, habilidad y convocatoria para encabezar la histórica tarea de derrotar al chavomadurismo en el poder. No es la hora de la antipolítica, sino la hora de los estadistas conocedores del país, con formación para gobernar y con vocación indiscutible de servicio público.
La gravedad de la descomunal crisis venezolana nos exige a todos la mayor responsabilidad patriótica, dejando de lado intereses personales o de grupo, poniendo por encima el más alto interés nacional, que no es otro que sacar al país del precipicio en que ahora se encuentra y conducirlo hacia el progreso y el desarrollo. Quien no entienda esta premisa no puede integrarse a una extraordinaria tarea que debe estar por fuera de cálculos personalistas o de intereses grupales, mercantilistas y bastardos.
En esta tarea tan compleja y trascendente no caben radicalismos de ningún tipo, ni posiciones rígidas e intolerantes, ni “salvadores de la patria”, ni “predestinados” gratuitos. Esas son reliquias inútiles del pasado reciente que, por cierto, seguimos pagando muy caro. Ahora se impone el realismo político y la madurez por parte de la dirigencia opositora. Ya basta de absurdas tesis generacionales fracasadas. Ya basta de seguir actuando a base de “ensayo y error”. El país exige políticas racionales que puedan mostrar resultados prácticos y convenientes para todos.
2018 nos presentará desafíos y retos cada vez más complejos. Es necesario, por tanto, otra dirección política opositora experimentada, asertiva, coherente, realista y hábil políticamente, capaz de tender puentes hacia otros sectores no comprometidos en esta lucha y que pueda nuclear a su alrededor a la cada vez más gigantesca mayoría de venezolanos que exigimos un cambio urgente.   
  @gehardcartay
El Blog de Gehard Cartay Ramírez
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 09 de enero de 2018.
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MENSAJE A LOS COPEYANOS



MENSAJE A LOS COPEYANOS
Gehard Cartay Ramírez
El Partido Social Cristiano Copei llega a los 72 años de su fundación en difíciles circunstancias.
Diversas y múltiples causas han colocado ahora al partido en la situación más difícil de toda su historia. Gracias Dios –como lo he señalado otras veces– los partidos no se mueren de infarto, sino de mengua.
Ojalá este nuevo aniversario sirva para iniciar el camino de la recuperación de Copei. En el partido nadie sobra y todos somos necesarios. Se impone entonces retornar a la madurez institucional y volver al camino de la grandeza frente a Venezuela, como tantas veces lo demostró Copei a lo largo de estas siete décadas.
Porque si de algo podemos estar orgullosos los copeyanos es justamente del servicio que el partido le ha prestado a Venezuela desde 1946, ya sea en la oposición o en el gobierno. Y cuando el pueblo venezolano nos confió el poder al elegir presidentes a dos venezolanos de excepción, como Rafael Caldera y Luis Herrera Campíns, se hizo una obra de gobierno fructífera y positiva para todos, sin excepciones ni mezquindades.
Copei fue durante mucho tiempo una escuela de formación ideológica y un digno taller para la fragua de líderes nuevos a todos sus niveles, especialmente entre los más jóvenes, todo lo cual sirvió para que su juventud partidista se destacara como una de las más brillantes.
Quienes siempre hemos militado en Copei desde que éramos apenas unos liceístas y le hemos dedicado la mayor parte de nuestras vidas y compartido sus victorias y sus derrotas, creemos que ha llegado el momento de volver a sentir al partido como una comunidad espiritual, solidaria y comunitaria, por encima de proyectos individuales o grupales. Ha llegado el momento de volver a nuestras raíces socialcristianas, en las que se formaron varias generaciones y convivían solidariamente la experiencia y lo novedoso, tras el compromiso fundamental de luchar “por la justicia social en una Venezuela mejor”.  
Por todas estas razones, corresponde a la militancia copeyana rescatar a la institución partidista. “Salvar el partido” fue la consigna durante la tiranía perezjimenista, cuando algunos dirigentes traicionaron a Copei y se plegaron al gobierno de turno. Esa misma consigna debe ser la de hoy, cuando atravesamos circunstancias aún más difíciles.
Hay que recuperar el sentido de hermandad partidista e ideológica que nos caracterizaba a los copeyanos. Siempre hubo discrepancias dentro del partido, pero los vencedores respetaban a los vencidos, y viceversa. Lamentablemente se abandonó la democrática tradición de respetar los resultados de las elecciones internas. En lugar de reconocer el triunfo del otro y asumir la derrota propia, se procedió a judicializar los pleitos domésticos. Hoy estamos en una fase crítica de todo este proceso, precisamente cuando es necesaria la presencia de un partido demócrata cristiano fuerte, en sintonía con la gente y sus problemas.
Ojalá la responsabilidad y el espíritu socialcristiano hagan posible la recuperación de uno de los más importantes partidos de masas de la historia contemporánea, que hizo una innegable contribución a la democracia con una sólida obra de gobierno al servicio de los venezolanos.

Los expresidentes de Venezuela, Rafael Caldera y Luis Herrera Campís, el entonces gobernador del estado Zulia Oswaldo Álvarez Paz y el Obispo de Barinas, monseñor Antonio José López Castillo, con el gobernador del estado Barinas Gehard Cartay Ramírez, en el acto de su toma de posesión el día 03 de junio de 1993.
 Eduardo Fernández (izquierda), Oswaldo Álvarez Paz (Centro) y Gehard Cartay Ramírez (derecha) en un masivo acto durante la campaña electoral de este último como candidato a la gobernación de Barinas en 1993.