sábado, 16 de febrero de 2013

COLONIA CASTROCOMUNISTA
Gehard Cartay Ramírez
Los países más fuertes y desarrollados siempre han colonizado a los más débiles y atrasados.
      Los países colonizadores siempre han sometido a sus víctimas por la fuerza y por lo general han conseguido resistencia a sus pretensiones.
Sin embargo, con el chavismo en el poder estas dos premisas resultaron falsas.
Hoy nuestro país, potencia energética que siempre fue, rico en petróleo y minerales, modernizado y en vías de desarrollo, con casi un millón de kilómetros cuadrados y cerca de 30 millones de habitantes, ha sido convertido en colonia de la dictadura castrocomunista cubana que manda en un país de 110.861 kilómetros cuadrados y 11 millones de habitantes, atrasado, pobre y subdesarrollado.
Lo peor de todo es que, para convertirnos en su colonia, la tiranía de Fidel Castro y su hermano no han tenido que someternos por la fuerza, como lo intentaron antes y fueron derrotados por la democracia venezolana y nuestras Fuerzas Armadas Nacionales, a principios de los años sesenta del siglo XX. Todo lo contrario: hoy, el jefe del régimen en Venezuela (convertido por los suyos en anzuelo electoral con el remoquete de Corazón de mi patria, en un acto de cinismo único), admirador y pupilo del dinosaurio cubano, les ha entregado nuestro país como símbolo de su amor y pasión por la revolución cubana, pendejada que pudo ser comprensible en sus años juveniles, pero estupidez monumental y traición a la Patria en estos tiempos.
No deja de ser tragicómica esta actitud criminal del régimen venezolano: nos entrega como colonia a la dictadura castrocomunista cubana y, de paso, paga miles de millones de dólares al efecto. En otras palabras, pagamos para ser colonia de la tiranía de Fidel y Raúl Castro. Mayor cretinismo es difícil de conseguir en la historia latinoamericana.
Lo peor de todo es que Cuba no tiene nada útil y provechoso que darnos a cambio de los miles de millones de dólares que ha recibido de este régimen. No tiene tecnología, ni adelantos científicos, académicos o económicos que pudieran servirnos. Hace 50 años fue una potencia azucarera, pero el castrocomunismo acabó con aquello, lo que no ha sido obstáculo para que el régimen venezolano pague “técnicos” cubanos para que dirijan nuestros centrales azucareros, que hoy poco producen y van camino a la ruina.
Cuba no tiene nada útil que darnos, insisto. ¿Qué podemos esperar de un pequeño país que tiene medio siglo detenido en el tiempo, pasando hambre y necesidades, con un pueblo empobrecido por una tiranía monárquica, donde miles han preferido desafiar a los tiburones con tal de llegar a las costas de Florida, Estados Unidos, donde habita el mayor exilio cubano? Este sólo hecho pone de manifiesto la estafa histórica que ha resultado la llamada Revolución Cubana.
En realidad, de allá sólo se reciben las baratijas ideológicas y el ripioso catecismo comunista que repite el régimen, así como el asesoramiento de las temibles prácticas de persecución y seguimiento al adversario, cursos de propaganda política, tácticas de control sobre la gente (lo que aquí llaman el Estado Comunal) y una asesoría militar vergonzosa y humillante para la Fuerza Armada Nacional, esa que hace ya casi 50 años derrotó la invasión armada de los Castro.
Por cierto que el ex ministro de la Defensa, general Rafael Montero Revette, denunció la semana pasada algo que ya se sabe: que oficiales cubanos entrenan a la Milicia chavista, ejército paramilitar e inconstitucional. Y por su lado, el ex guerrillero Héctor Pérez Marcano, quien participó en la invasión castrocomunista de Machurucuto en 1967, reveló que cada día llegan de Cuba cuatro aviones con militares, quienes son instalados en Fuerte Tiuna (El Nacional, 25-01-2013).    
Lo más grave es que hoy el centro de decisiones sobre Venezuela se ha trasladado a Cuba. Todo se decide allá, bajo el mando de Fidel y Raúl Castro, mientras que los segundones chavistas de aquí sólo son obedientes mandaderos. Mayor humillación es imposible de conseguir en nuestra historia.
Piénsese, por un momento, si aquí hubo antes un presidente que fuera a otro país a pedir consejos sobre cómo manejar su gobierno, tal cual lo hizo quien hoy convalece en La Habana. Tampoco hubo ninguno que viajara a tratarse en un hospital de Washington, por ejemplo, y fuera poco menos que secuestrado por las autoridades de Estados Unidos. Mucho menos hubo una cúpula oficial que, en cambote, viajara a cada rato a un país extranjero a recibir órdenes sobre cómo afrontar los asuntos públicos, algo que sólo es de la exclusiva competencia de los venezolanos.
Obviamente que si tal aberración hubiera sucedido, ¡habría que imaginarse el berrinche que hubieran armado nuestros otrora antiimperialistas ñángaras, esos mismos que hoy callan vergonzosamente ante el grotesco espectáculo de una Venezuela convertida en colonia de la dictadura castrocomunista!
Por cierto que este domingo El Nacional publicó un extenso reportaje con datos precisos sobre la entrega de recursos del país que también ha hecho el régimen a China e Irán. Al primero se le ha cedido la exploración, explotación y comercialización de nuestros recursos minerales en todo el territorio nacional (oro, diamantes, hierro, plata, cobre, aluminio, uranio, bauxita, estaño, coltán, fosfatos y carbón), aparte de contratarles la elaboración de mapas y datos sobre nuestras riquezas, algo que atenta contra la seguridad nacional e integridad territorial. A Irán le han concedido la explotación de calizas y minerales no metálicos en varias partes, incluido el Estado Barinas. Y a Cuba, como era de suponer, le han entregado también la explotación de oro, diamantes, níquel y las salinas.
Las generaciones futuras seguramente maldecirán a estos auténticos traidores a la patria.   

(LA PRENSA de Barinas - martes, 29 de enero de 2013)