miércoles, 31 de julio de 2013

EL FRACASO CONTINÚA
Gehard Cartay Ramírez
¿Puede extrañar a alguien el fracaso del usurpador y su cúpula podrida en sus primeros 100 días, si es la nefasta continuación del régimen de destrucción nacional iniciado en 1999?
¿Habrá algún ingenuo que crea que podía producirse un cambio en este tiempo? ¿Pensaba alguien que este sujeto y su combo, dándose cuenta de su responsabilidad histórica, intentarían rectificar tantas equivocaciones y yerros colosales? ¿Alguien pudo confiar en que iba dejar su impronta personal, luego de esta acumulación de equivocaciones de su extinto jefe y tutor?
 Todo cuanto está pasando no es sino lo que tenía que ocurrir. A un segundón y espaldero como este, puesto a dedo en el cargo, rodeado de mafias de poder envilecidas, no le queda ninguna capacidad de maniobra como no sea la de negociar con estas para garantizar su permanencia en el poder. Lo demás, es decir, el país y su gente, le importa un bledo.
Lamentablemente, el poder está en las peores manos que uno pueda imaginar. Gente sin preparación ni estudios, comenzando por quien lo encabeza -que ni siquiera pudo graduarse de bachiller-, pero además corruptos en grado sumo, politiqueros y mercaderes a quienes no les duele este país. No deja de ser una cruel ironía que ellos se estén llenando, mientras hoy hay más pobreza y miseria.
Y todo ello, en medio de un ejercicio autoritario del poder, expresado en el control total de las instituciones del Estado (incluyendo la Fuerza Armada) para beneficio de quienes lo detentan; en un sistema judicial postrado ante ellos, que sólo persigue y enjuicia a la disidencia política; y en el secuestro peculador del sistema oficial de medios de comunicación, sin faltar el acoso a los medios privados.
Así es como hemos llegado a este desastre que padecemos y que se expresa en terribles cifras: 100 días que acumulan 5.000 asesinatos; aumento creciente del desempleo; y servicios públicos caóticos, en especial en el suministro de la energía eléctrica, el agua potable y la salud. Y eso sólo para referirnos a aspectos esenciales de la calidad de vida, que funcionan bien en cualquier país con menos recursos que Venezuela.
El régimen del usurpador ha elevado la inflación en un 40 por ciento en apenas 100 días (*). Pero la que sufren los pobres subió al 57 por ciento. Venezuela tiene hoy la quinta inflación más alta del mundo, sólo superada por Bielorrusia, Sudán del Sur, Sudán e Irán. Desde 2007 tenemos la inflación más alta de América.
20 por ciento de los alimentos de la cesta básica no se consiguen. Hay carestía, desabastecimiento, racionamiento y especulación en todas partes. Ya van tres devaluaciones desde que tomó el poder este presidente nombrado por el CNE, y hoy  nuestro signo monetario no vale nada.
Desde 1999 el régimen ha venido acabando con el aparato productivo nacional, tanto oficial como privado. No producimos ya casi nada. Fábricas cerradas, fincas ocupadas y fuga de inversiones son el saldo de una desastrosa política económica orientada desde Cuba, basada en el sistema comunista que ha fracasado en todas partes. Ahora importamos el 80 por ciento de lo que consumimos -especialmente alimentos-, y el régimen ha llegado al colmo de tener que comprarle gasolina a Estados Unidos, lo que debería avergonzarlos dada su bullanguería “antiimperialista”.
El déficit fiscal, es decir, los gastos que el régimen ya no puede pagar, es uno de los más altos del mundo. Por eso, nos están endeudando hasta niveles absurdos, especialmente con China. Les han  hipotecado el futuro a nuestros hijos y nietos, que serán los que tendrán que pagar esta colosal deuda.
Vale la pena detenerse en este punto: cuando Chávez llegó al poder en 1999 la deuda venezolana era de 31.484 millones de dólares (32 por ciento del Producto Interno Bruto). El año pasado llegó a 216.053 millones de dólares (71 por ciento del PIB), es decir, se ha multiplicado por siete bajo el chavismo, y eso sin contar la deuda acumulada en lo que va del presente año.
Y mientras el país se endeuda y empobrece cada vez más, la cúpula del régimen y la plutocracia financiera y económica que ha creado en estos casi 15 años siguen enriqueciéndose a manos llenas. Nunca antes Venezuela había sido saqueada como viene siéndolo desde 1999, a manos de una cúpula podrida, corrupta y corruptora, como pocas veces ha habido en el mundo, y dicho sea esto sin exagerar.
Pobre país el nuestro, al que Dios dotó de riquezas de todo tipo, pero casi siempre esquilmado desde el poder por corruptos de toda laya, aunque -también hay que decirlo- nunca antes los hubo tan criminales y desalmados como los que hoy lo ejercen en mala hora para los venezolanos.
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(*) Todas las cifras citadas son del Banco Central de Venezuela.
LA PRENSA de Barinas - Martes, 30 de julio de 2013