LO PRIMERO ES LO PRIMERO
Gehard Cartay
Ramírez
Nadie puede hoy en día dudar que el
objetivo urgente y prioritario sea la sustitución del actual régimen, a fin de
detener la catástrofe que significa su continuación en el poder.
Todo lo demás es secundario. Lo que está
en juego es el destino de Venezuela: si sigue hundiéndose en manos de la cúpula
podrida que manda desde 1999 o si, por el contrario, paramos este desastre y
elegimos un gobierno que trabaje por rescatarla de la crisis y enrumbarla hacia
el progreso y el desarrollo.
Por lo tanto, la dirigencia opositora
debería tener claro este objetivo y no andar perdiendo tiempo y recursos en
otros menos importantes. Y aún cuando aún no se haya definido -hasta el momento
en que escribo estas líneas- cuál será el mecanismo para salir de esta
tragedia, debe suponerse que tendrá que ser ejecutado este mismo año y cuanto
antes.
Se discuten en la oposición democrática varias
alternativas: la enmienda constitucional para recortar el período presidencial
actual; la reforma constitucional sobre el mismo asunto; el referendo
revocatorio y hasta la posibilidad de convocar una Asamblea Constituyente.
Resulta obvio que debe acordarse la vía más expedita, pues la urgencia del caso
así lo requiere.
En este sentido, la alternativa que se
apruebe -seguramente la enmienda constitucional o el referendo revocatorio, o
ambos a la vez- tiene sus lapsos, tanto en su tramitación por la Asamblea
Nacional como en la necesaria consulta popular que debe aprobarla. Ya estamos
entrando al primer trimestre de 2016 y aún no hay definición al respecto, pero
es obvio que los tiempos son muy ajustados.
La pregunta entonces sería si, planteadas así
las cosas de manera urgente, habría tiempo aún para realizar las elecciones de
gobernadores en diciembre. A esta fecha no se ha abierto el registro electoral y
menos aún se conocen los lapsos de convocatoria, presentación de candidatos y
campaña electoral al efecto. Por cierto, tampoco se ha fijado la fecha de las
elecciones primarias en las cuales deberán escogerse los candidatos de la MUD.
Si lo primero es lo primero, parece obvio
que la Unidad Democrática le otorgue prioridad absoluta al cambio del régimen
cuanto antes. Allí puede estar el comienzo de una nueva era venezolana, al
salir de esta nefasta experiencia y prepararnos todos para superarla y trabajar
por una Venezuela mejor.
Y es que sólo cambiando ya el régimen
podemos sustituir esta economía fracasada y ruinosa por otra productiva y eficiente.
Sólo si cambiamos el régimen podemos atraer inversiones nacionales y
extranjeras para abrir las fábricas cerradas y reactivar la producción agropecuaria,
creando nuevas fuentes de empleo y produciendo otra vez comida, servicios y oportunidades
para todos.
Sólo si cambiamos al régimen podemos
recuperar a PDVSA de su estado ruinoso actual y convertirla otra vez en una
poderosa y eficiente empresa, capaz de aumentar su producción petrolera. Sólo si
cambiamos el régimen se puede ejecutar una política de seguridad para la vida y
los bienes de todos, que tánta falta nos hace. Sólo si cambiamos el régimen
podemos recuperar nuestra democracia, hoy secuestrada por una cúpula corrupta.
Sin embargo, hay cierta dirigencia
opositora que anda perdida por sus ambiciones subalternas. Ahogados en sus
proyectos personales, que ponen por encima del proyecto nacional -cambiar
cuanto antes a Venezuela-, esos dirigentes sólo demuestran miras reducidas y,
lo que es peor, una absoluta falta de sintonía con las reales aspiraciones de
la gran mayoría de los venezolanos.
Este tipo de dirigencia
poco ayuda a la estrategia de la MUD, dirigida a lograr el cambio del actual
régimen cuanto antes. Y es que siendo este un objetivo fundamental, pero difícil
y complejo de ejecutar, distraernos en cualquier otro lo hace aún más
complicado.
Lo afirmo porque en todas partes hay
alguna gente ensimismada con sus precandidaturas a gobernadores, en virtud de
que este año deberían realizarse elecciones con tal fin. (Y digo esto sin
perjuicio de las aspiraciones -legítimas o no, ese es otro asunto- de quienes
piensan competir al efecto.)
Obviamente
que, analizadas las cosas con objetividad, nadie puede dudar que el cambio de
régimen es muchísimo más importante que elegir ya nuevos mandatarios regionales,
sobre todo cuando, desde 1999, las gobernaciones han sido reducidas a la nada
por la hegemonía centralista del chavismo.
Por eso creo que los lectores coincidirán
conmigo en que, dada la gigantesca y agobiante crisis que padecemos hoy en este
país, lo prioritario es resolverla ya. Y esa solución pasa por cambiar al
régimen, que es el problema y, por tanto, no puede formar parte de esa
solución.
La MUD podría ganar todas las
gobernaciones y eso no cambiaría nada. Porque lo importante, ahora, es cambiar al
régimen. Y punto.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 01 de marzo de 2016.