jueves, 23 de enero de 2014

OTRA ESTAFA MÁS
Gehard Cartay Ramírez
Ni memoria ni cuenta, sino una nueva estafa a los venezolanos resultó la comparecencia de Maduro ante la Asamblea Nacional, en lo que debió ser el informe de gestión del año anterior.
Aquello fue un espectáculo grotesco. El orador tuvo serias dificultades para leer un discurso que alguien le preparó, por lo que poco sabía sobre su contenido. Frases vacías, citas absurdas y, sobre todo, un profundo desconocimiento de lo que contenía aquel texto ajeno que, al parecer, ni siquiera tuvo la previsión de leer antes con algún detenimiento.
La ocasión puso de relieve, una vez, más la falta de preparación y de capacidad del personaje, elevado al poder por su obsecuencia hacia el extinto jefe y por su vinculación con los hermanos Castro. Un personaje oscuro, de quien se ignora casi todo y que, en un golpe de suerte, llegó a Miraflores sin el mayor esfuerzo.
No hubo memoria porque ni siquiera pudo precisar los “logros” que alcanzó el régimen en el año de la cuenta, como lo manda la Constitución Nacional en su artículo 237. No hubo información sobre “resultados de gestión” -que algunos debería haber-, ni tampoco datos y estadísticas al respecto, como décadas atrás acostumbraba a hacerse en los mensajes de memoria y cuenta de los presidentes de la República.
Sucedió todo lo contrario: fue más lo que escondió que lo que pudo informar. Así, por ejemplo, ocultó deliberadamente la grave crisis económica que sufrimos hoy, como consecuencia de 15 años de políticas erradas, practicadas con el sólo propósito de imponer un proyecto económico ya fracasado en todas partes, pero que le resulta imprescindible en función de controlarlo todo.
No dijo nada tampoco sobre la terrible circunstancia de que Venezuela es hoy uno de los países con mayor inflación en el mundo, por encima de Irán, Siria y Sudán, siendo estos dos últimos países afectados por cruentas guerras civiles. Sufrimos la más alta inflación del continente americano (56,1 por ciento), mientras que países como Chile, Uruguay, Perú, Colombia, Paraguay, Brasil, Ecuador y Bolivia no superan, en promedio, el 3%. Somos, además, el único país miembro de la OPEP que redujo en 2013 sus reservas internacionales, según cifras del investigador Luis Mata Mollejas, presidente de la Academia de Ciencias Económicas y Coordinador del Doctorado en Economía de la UCV (Véase la revista Zeta, No. 1953, páginas 24 y 25).
Pero Maduro no dijo nada al respecto. No dijo nada tampoco sobre la creciente devaluación de bolívar. No dijo nada sobre la merma de las reservas internacionales de Venezuela. No dijo nada sobre los niveles críticos de las reservas líquidas del país. No dijo nada sobre la escasez, el desabastecimiento de productos de primera necesidad. En cambio, sólo insistió en la necedad de la supuesta “guerra económica de la oligarquía”, argumento infantil que ya nadie cree después de 15 años continuos de régimen chavista.
No dijo nada tampoco sobre el drama de la inseguridad desbordada e incontrolable, que ya ha asesinado 250.000 ciudadanos desde 1999. No fue capaz de enfrentar esta dolorosa tragedia que enluta a la familia venezolana en general y que hoy casi todo el país clama porque sea enfrentada para no seguir sufriendo esta especie de genocidio contra nuestro pueblo.
No dijo nada tampoco sobre la galopante corrupción de la cúpula podrida del régimen y de casi todos sus funcionarios, validos y testaferros. No dijo nada sobre el colosal saqueo del patrimonio público a manos de los altos jerarcas de su régimen, todo lo cual evidencia que la corrupción seguirá rampante, estimulada desde arriba, mientras la calidad de vida de los venezolanos empeora cada día.
 Dentro de esa estrategia de ocultar su fracaso y el de su antecesor, Maduro también incurrió en el abuso de enmascarar deliberadamente una nueva devaluación del bolívar, anunciar la supuesta eliminación de CADIVI y el  traslado de unas cuantas atribuciones al SICAD, pero subiendo la tasa de cambio de 6.30 a 11,60 por dólar.
Lo demás no pudo ser más penoso: unos cuantos enroques entre sus ministros y altos funcionarios, los mismos que han fracasado desde hace varios años, lo que revela también su incapacidad para rectificar y poner punto final a esta tragicomedia de equivocaciones que nos lleva al más profundo precipicio.
Conclusión: marchamos raudamente hacia el colapso total del país, mientras la cúpula del régimen se enriquece a manos llenas y los venezolanos se empobrecen cada vez más.  
Twitter: @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 21 de enero de 2014