“UN CAMINO EQUIVOCADO”
Gehard Cartay Ramírez
Con este simple pero certero título la Iglesia Católica denunció hace pocos
días la responsabilidad del régimen por la gravísima crisis que agobia a
Venezuela.
Este histórico pronunciamiento de la Conferencia Episcopal Venezolana hace
suyo también lo que constituye el sentir casi unánime de nuestro pueblo, ante
un nefasto régimen que ha fracasado estrepitosamente y no muestra señales de
intentar siquiera rectificar sus gravísimos errores.
Por desgracia, mientras
el país se cae a pedazos, la cúpula podrida del régimen sólo se ocupa de
profundizar la crisis y de insultar a quienes lo critican con justa razón, la
Iglesia Católica, entre ellos. Obviamente, Maduro y su claque de ineptos y
corruptos sólo se limitan a repetir el discurso de su difunto jefe al no asumir
sus responsabilidades y echarle la culpa del inmenso desastre creado por ellos
a los demás (“el imperialismo”, “la
derecha”, “la guerra económica” y otras estupideces similares).
Frente a este cuadro dramático, la Iglesia Católica ha elevado una vez más
su voz, con la autoridad moral que los venezolanos le reconocen. Ha denunciado,
una vez más, la violencia y la inseguridad generalizada que viene asesinando
centenares de miles de venezolanos, sin que el régimen se ocupe de combatirla.
Ha denunciado igualmente la feroz represión policial y militar contra las
protestas pacíficas de estudiantes y pueblo, así como la criminal violación de
los derechos humanos de los adversarios del régimen. Ha denunciado también los asesinatos
y torturas contra manifestantes pacíficos y la situación de numerosos presos
políticos, hoy secuestrados en las ergástulas del régimen, todo lo cual
configura la existencia de una auténtica dictadura en la decadente Venezuela
actual.
Igualmente, los obispos venezolanos han denunciado con toda seriedad la
gravísima crisis económica creada por el régimen con sus desacertadas medidas,
y que han producido una cada vez más acentuada escasez de alimentos y productos
básicos, alto costo de la vida, pobreza y desempleo crecientes. “Una deuda
externa gigantesca -agregan-, que hipoteca el futuro de los venezolanos, la
inflación desbordada, la devaluación de nuestra moneda, el contrabando de
extracción y el desabastecimiento de productos básicos han generado el
empobrecimiento creciente de amplios sectores de la población, particularmente
los de menos recursos económicos”.
Al respecto, insisten en que esa aguda crisis “se acrecienta por la
corrupción administrativa, el centralismo, el saqueo de las divisas del fisco
(dólares), la reciente baja de los precios petroleros, y por la ineficacia de
las medidas y planes que está ejecutando el Gobierno Nacional”. Destacan a
continuación la imperdonable crisis de la salud y muy especialmente las
recientes “epidemias virales no enfrentadas con eficiencia”, así como la
carencia de medicinas, insumos y equipos médicos.
Todo este dantesco cuadro, la
Iglesia Católica lo atribuye a “la decisión del Gobierno Nacional y de otros
órganos del Poder Público de imponer un sistema político-económico de corte
socialista, marxista o comunista. Este sistema es totalitario y centralista,
establece el control del Estado sobre todos los aspectos de la vida de los
ciudadanos y de las instituciones públicas y privadas. Además, atenta contra la
libertad y los derechos de las personas y asociaciones y ha conducido a la
opresión y a la ruina a todos los países donde se ha aplicado”.
Como puede constatarse,
se trata de una exacta fotografía del nefasto régimen que -por ahora- sufrimos
los venezolanos. Otros lo hemos venido denunciando desde hace tiempo. Pero que
lo exprese ahora, con tanta firmeza y seriedad la Conferencia Episcopal
Venezolana, ciertamente pone de manifiesto que estamos frente a una verdadera
tragedia nacional y que, por tanto, es necesario salir del presente régimen si
queremos salvar a Venezuela.
Al respecto, los
Obispos proponen una serie de medidas para frenar la gigantesca crisis que nos
sacude, entre ellas, renuevan su llamado a dialogar (En este sentido critican
la reciente designación inconstitucional rectores del CNE y magistrados del
Tribunal Supremo, así como de los titulares de la Fiscalía, Contraloría y
Defensoría del Pueblo, “que no reflejan la pluralidad política del país y de la
Asamblea Nacional”). También llaman a la cúpula del régimen a asumir su
responsabilidad de buscar soluciones a la crisis actual, “pues el socialismo
marxista es un camino equivocado”, insisten.
Terminan su contundente
manifiesto -que lamentablemente no podemos glosar totalmente en este breve
espacio- exigiendo rectificaciones al régimen, proponiendo respeto a la
iniciativa privada y a los derechos democráticos de los venezolanos.
¿Qué más hará falta para que Maduro y su cáfila de incompetentes y
corruptos asuman las rectificaciones necesarias? Ya han demostrado que no están
en capacidad de hacerlo. Siendo así, lo lógico sería que se apartaran a un lado
y dejen entonces el camino despejado para que otros venezolanos, capaces y
competentes, asuman la ciclópea tarea de salvar a Venezuela.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 20 de enero de 2015.