viernes, 28 de marzo de 2014

A QUIENES NO OYEN CRECER LA YERBA
Gehard Cartay Ramírez
Dicen que Mao dijo alguna vez que “hay quienes no oyen  crecer la yerba”.
Al parecer, se refería a los que no atisban los cambios que, a veces, se maceran de manera silenciosa. Creo que hoy en Venezuela está pasando algo así, y por eso algunos, tanto en el régimen como en la oposición, definitivamente parece que “no escuchan crecer la yerba”.
Y es que, después de este mes y medio de multitudinarias manifestaciones de protesta y de una vigorosa rebelión estudiantil y ciudadana contra el poder envilecido de Maduro y su cúpula podrida, pareciera que hay alguna gente que no entiende lo que está pasando, mucho menos sus poderosas e históricas consecuencias.
Definitivamente, la muerte de 34 venezolanos -en su mayoría jóvenes estudiantes-, centenares de heridos y torturados, miles de detenidos, innumerables hogares violados, universidades allanadas, todo ello resultado de la represión feroz de la dictadura de Maduro y su combo, no han sido suficientes para que el régimen y la oposición electoralista entiendan que se ha iniciado una nueva etapa en la lucha por recobrar la libertad y la democracia.
Unos y otros, insisto, “no oyen crecer la yerba”.
El régimen, porque se niega a reconocer que perdió la calle y el favor de buena parte de los venezolanos. Por eso, hoy exhibe una orfandad popular impresionante. Sus escasas y costosas movilizaciones dan pena ajena, especialmente la última del sábado pasado, cuando unos cuantos centenares de estudiantes fueron obligados a marchar a su favor, mientras una inmensa multitud de varios cientos de miles de venezolanos plenaron calles y autopistas de Caracas y de las principales ciudades del país.
Fiel a su concepción fasciocomunista, el régimen de Maduro pretende simplificar lo que está ocurriendo. Apela entonces al libreto desarrollado por la dictadura castrista de Cuba desde hace medio siglo: quienes se le oponen son “traidores a la patria”, “oligarcas” que actúan “por órdenes del imperio”, “golpistas”, etc., y el largo rosario de insultos que vomitan todos los días en cadena nacional de radio y TV. Esta semana anterior han llegado al colmo de detener y enjuiciar sumariamente a alcaldes opositores electos por el pueblo, mientras siguen amenazando a otros, lo que desnuda aún más esto que no merece otro nombre que el de dictadura.
En realidad, lo que pretenden es que los venezolanos nos calemos sin chistar la gravísima crisis actual, resultado directo del desastre que dejó Chávez y que Maduro ha agravado en apenas un año. El cada vez más alto costo de la vida, la inseguridad, el desabastecimiento y ahora el racionamiento de los artículos básicos, la corrupción milmillonaria de la cúpula ladrona del régimen, la inflación, las continuas devaluaciones de nuestra moneda, el colapso de los servicios públicos, el drama de la salud, etc. etcétera, así como la grosera injerencia de la dictadura castrocomunista de Cuba, son razones más que justificadas para que la protesta popular se mantenga y acreciente.
Pero el régimen, desasistido de un apoyo popular convincente, en lugar de tomar medidas frente a la descomunal crisis que nos ahoga a los venezolanos,  apela a la más brutal represión que se recuerde. La feroz actuación de guardias y policías nacionales -acompañados de los matones motorizados del PSUV-, contra quienes manifiestan pacíficamente, violando de manera expresa la Constitución y las leyes, así como la legislación internacional sobre derechos humanos, constituye un capítulo ominoso del presente régimen. En su momento, quienes han ordenado esta canalla actuación contra la población civil tendrán que responder por sus crímenes.
Lamentablemente, también en la oposición hay quienes “no oyen crecer la yerba”. Son los que tampoco han entendido la rebelión popular en marcha y que, de manera espontánea y sin la conducción de la MUD, hoy se siente en las calles de Venezuela. Tal vez esa vocación exclusivamente electoralista les impide entender el vigor de esta singular rebelión ciudadana que, aunada a la protesta estudiantil, resulta un hecho inédito en la historia venezolana.
Una y otra son la resultante de 15 años de pésima gestión gubernamental, cuya consecuencia hoy no es otra que la destrucción de Venezuela como país y el deterioro de la calidad de vida de sus ciudadanos a todos los niveles. Muchos de ellos no pueden esperar las próximas elecciones para manifestar su indignación contenida en todo este largo tiempo.
Por esa poderosa razón, han tomado las calles de Venezuela y empiezan a surgir nuevos liderazgos y estrategias en la lucha incansable por salir de esta tragedia que ha significado el chavismo, y poner a nuestro país en la ruta de la democracia, el progreso y el bienestar de todos.
Twitter: @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 25 de marzo de 2014.