¡RESPETEN
AL PUEBLO!
Gehard
Cartay Ramírez
Los
mismos que antes se enjuagaban la boca hablando de democracia participativa y
protagónica hoy le tienen pavor a la soberanía popular.
La razón
está a la vista: como el pueblo venezolano dejó de apoyarlos hace rato,
entonces ahora no quieren saber nada de la soberanía nacional expresada en el
voto, tal cual lo señala la Constitución Nacional.
Y es que
para el régimen actual el pueblo siempre ha sido un simple elemento utilitario:
cuando tenían su respaldo lo usaron hasta el cansancio. Ahora que los rechaza
la inmensa mayoría de los venezolanos, el pueblo les estorba. Ahora no quieren
saber nada de él. Ahora les produce alergia.
Su descomunal y colosal fracaso, luego de 17 años en
el poder y de haber dilapidado una gigantesca montaña de petrodólares que
hubieran servido para resolver todos nuestros problemas -sí, amigo lector, como
lo leyó: todos nuestros problemas-, ahora los lleva a considerar a los
venezolanos como sus enemigos. Y aunque la cúpula podrida que todavía manda sigue
hablando en nombre del “pueblo”, ellos bien saben que el verdadero pueblo no
sólo los detesta, sino que además lo hace con auténtica arrechera, para usar una expresión coloquial.
Tan inmenso ha sido el daño que se le ha causado -y
se le sigue causando- a los venezolanos que, cada día que pasa, el anhelo
colectivo por salir del régimen se convierte en una avalancha incontenible. La
taifa de ineptos y corruptos en el poder no ha resuelto ni podrá resolver los
innumerables problemas que ellos mismos han creado desde 1999. Y como no pueden
solucionarlos, esos problemas se acumulan y la vida de todos se hace cada vez
más difícil y dura.
Pero
ellos creen que pueden “seguir corriendo la arruga”. Y eso ya no es posible.
Ellos creen que pueden seguir perpetuándose en el poder en contra de la
voluntad popular. Y eso tampoco es posible. Podrán intentarlo, es cierto, pero
a un costo mayor que el actual. Al final, de nada les valdrá. Están ya
revocados por los venezolanos y más temprano que tarde tendrán que irse.
Por eso se niegan obstinadamente a que se convoque
el Referendo Revocatorio (RR), consagrado en la Constitución Nacional como un
derecho del pueblo venezolano, que nadie puede desconocerle, si se cumplen las
condiciones legales establecidas para su activación. Sin embargo, el régimen
cree que puede bloquearlo, convencido como está de que lo va a perder abrumadoramente.
Aquí
está, en realidad, el desiderátum que
debe resolverse en poco tiempo. O ellos se salen con la suya, que sería lo peor
que nos puede pasar a todos, incluyendo la cúpula podrida; o el pueblo triunfa
sobre la dictadura mediante su legítimo derecho a revocarlos y darse un nuevo
gobierno, que se ocupe de resolver la crisis y permita a los venezolanos vivir
en un país en paz y en progreso para todos.
Por todas
estas razones, lo mejor para todos es realizar el Referendo Revocatorio. A la
cúpula podrida les proporcionaría una salida honorable, al perder
democráticamente el poder. Así, ante la historia, sus deudos se justificarían señalando que el pueblo los
desplazó con sus votos, luego de lo cual podrían ocuparse de regenerar su
movimiento e intentar, si es que los venezolanos los perdonan algún día,
presentarse más adelante como una alternativa.
Y al
pueblo venezolano la realización del RR nos brindaría la oportunidad histórica de
darle una salida constitucional, pacífica y democrática a la hecatombe creada
por el chavismo y que hoy nos amenaza hasta en nuestra propia existencia como
nación. Sería, además, el punto de partida para reconstruir a Venezuela, luego
de su destrucción criminal desde hace 17 años, y asegurar a las venideras
generaciones el desarrollo, la paz y el progreso a que tienen pleno derecho.
Por esas razones, sería un crimen que el régimen y
su CNE no respetaran la voluntad del pueblo, si siguen empeñados en bloquear la
realización del RR como lo vienen haciendo. Y no sólo eso: al asumir tan
criminal actitud se están convirtiendo en los únicos responsables, si aquí las
cosas empeoran aún más.
Serán entonces ellos los culpables si aquí se
desatan los demonios y Venezuela entra en una espiral de mayor odio, violencia
y enfrentamientos, lo que, por cierto, la inmensa mayoría no desea, aunque sí
los radicales extremistas del régimen, casta de irresponsables y criminales por
donde se les mire…
Por eso
hay que seguirle exigiendo al régimen y su CNE que respeten la voluntad del
pueblo. Ni ellos ni nadie pueden desconocerla. Por lo tanto, deben atenerse a
sus consecuencias. Y punto.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes. 02 de agosto de 2016.