miércoles, 25 de septiembre de 2013

SIN EXCUSAS
Gehard Cartay Ramírez
Luego de 15 años en el poder y de dilapidar novecientos cincuenta mil millones de dólares, el actual régimen carece de excusas para explicar su colosal fracaso.
Por eso, cuando a cada rato lo intenta, la gente no les cree. Porque, en realidad, eso de estar culpando a la oposición de todos los males y problemas que sufrimos -cuando el régimen tiene todo el poder en sus manos desde hace tres lustros- es el colmo del caradurismo de Maduro y su cúpula podrida. Eso de estar inventando que sus opositores sabotean todo y que nada le sale bien al régimen porque aquellos lo tienen en jaque, es también el colmo de su imbecilidad, al apelar a un argumento increíble desde todo punto de vista.
¿Cómo puede ser creíble, insisto, un régimen que con tales argumentos confiesa su incapacidad absoluta? Habría que imaginarse al presidente estadounidense Obama o al ruso Putin declarando a la prensa que ellos no hacen nada por culpa de la oposición, que todo lo sabotea. Estoy seguro de que serían el hazme reír de sus países -como ocurre aquí- y de la comunidad mundial.
Porque, en verdad, resulta absurdo un gobierno que teniendo todo bajo su control no sea capaz de reconocer su culpa, no sólo al no resolver los problemas, sino también al agravarlos e, incluso, crear otros nuevos. Así, resulta sencillamente infantil culpar a los opositores por todo lo malo que ocurra. Habría entonces que pensar que el oficialismo cree que los venezolanos somos unos soberanos pendejos, dispuestos a tragarnos todo este tipo de mentiras.
Y es ya se ha convertido en una especie de disco rayado eso de que cuando algo no funciona o funciona mal, inmediatamente el régimen dice que es culpa de la oposición. Pasa casi siempre con el pésimo funcionamiento de los servicios públicos. Los continuos “apagones” son consecuencia del “saboteo de los opositores”. Lo mismo ocurre con los reiterados incendios en las refinerías e instalaciones de PDVSA. Si se va el agua, también es un “saboteo opositor”. Y, desde luego, el desabastecimiento, la escasez, la inflación y la pésima situación económica de Venezuela también son responsabilidad de la oposición, según la cantaleta estúpida del régimen.
Se diría, entonces, que aquí quien gobierna es la oposición y no el régimen chavista. Porque, como es de suponer, si los opositores tienen más poder que quienes gobiernan, ¿qué carajo hacen estos sujetos al frente del Estado? ¿Cómo es entonces que si el actual régimen controla todos -absolutamente todos- los poderes del Estado, de manera exclusiva, excluyente y sectaria, la oposición puede más que aquel, y supuestamente desbarata sus planes de gobierno, los sabotea y en la práctica, es mucho más eficiente que la rosca madurista en el poder?
(A este respecto, por cierto, vale la pena citar la aguda observación del humorista  Laureano Márquez, quien refiriéndose a esas acusaciones se preguntaba, con toda razón, si la oposición es tan eficiente saboteando, por qué no ha comenzado por sabotear el mismísimo sistema electoral que, en última instancia, siempre la ha perjudicado, dada su dependencia de la actual cúpula del poder.)  
Definitivamente, el oficialismo no tiene sentido del ridículo y abusa de su caradurismo, pretendiendo engañar a los venezolanos. Allí está lo del cuento chino de los “magnicidios” que vienen denunciando desde hace 15 años. El extinto lo hizo hasta el cansancio, y nunca aparecieron los responsables. Ahora su sucesor, imitándolo siempre, acude a la misma invención, sin pruebas serias. En un país con un presidente responsable y digno de crédito una acusación tan grave sólo sería denunciada públicamente si en verdad elementos probatorios así lo confirmaran.
Fíjese usted, amigo lector, la risible denuncia de Maduro al acusar del plan de su supuesto magnicidio al ex presidente colombiano Álvaro Uribe y al actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama… nada menos! Lo cómico es que, según esta truculenta versión, la posible invasión de Estados Unidos a Siria sólo sería la excusa para desviar la atención al producirse el magnicidio de Maduro. Bueno, ni un guionista de películas de ficción podría inventar un argumento más retorcido.
En materia de argumentos retorcidos hay otro al cual acuden los voceros del régimen: responsabilizar al capitalismo por la avasallante inseguridad que reina en Venezuela, porque ellos, por supuesto, no son culpables al efecto. Se trata de una ridícula teoría que choca contra un hecho indiscutible: en los países capitalistas por excelencia la inseguridad es mucho menor que en  esta “patria socialista”, si se las compara en base a población y delitos cometidos. Ergo, la inseguridad no podría ser un efecto directo del capitalismo.
En conclusión, el régimen nunca tiene la culpa de los problemas, y nunca es responsable de nada de lo que nos afecta, sólo de lo bueno que, por lo visto, es casi inexistente: la oposición es la culpable de todo lo malo, incluyendo la corrupción de la cúpula podrida que está en el poder.
¿Habrase visto mayor caradurismo y cinismo en nuestra historia? Ya está bueno de tanta falta de respeto a los venezolanos, incluyendo a los partidarios del propio régimen.
Twitter: @gehardcartay