viernes, 30 de septiembre de 2016

TERROR A LA VOLUNTAD POPULAR



TERROR A LA VOLUNTAD POPULAR
Gehard Cartay Ramírez
Nuevamente, el régimen reitera su terror a la expresión libre y soberana de la voluntad popular.
La razón obvia, por supuesto, no es otra que el mayoritario rechazo de los venezolanos contra el régimen de Maduro y su cúpula podrida. Y estos saben que cualquier consulta electoral los desnudaría como la minoría pírrica que ahora es. Saben que el pueblo saldría en masa a votar para sacarlos del poder por miles de razones, todas ellas absolutamente justificadas. Saben que los resultados de diciembre pasado constituyen un preaviso para ellos.
Por eso no quieren que se efectúe el referendo revocatorio (RR), ni las elecciones regionales -constitucionalmente fijadas para este venidero diciembre- y seguramente tampoco los próximos comicios presidenciales. Así de asustados están que tal vez puedan sentirse tentados a impedir más elecciones democráticas y soberanas. Por supuesto que, si ello fuera cierto, hay que advertir que se trata de un siniestro propósito de muy difícil ejecución.
Pero esa tentación anda por allí, tal vez en fase de exploración y tanteo. Y a nadie, por lo demás, podría extrañarle, si se conoce la calaña de esa gente. Pero, igualmente, esa simple posibilidad revelaría también cuán poco conoce esa minoría arrogante hoy en el poder las potencialidades democráticas de los venezolanos y de lo que serían capaces ante un zarpazo antidemocrático de tal magnitud.
No creo que haga falta agregar algo más al respecto si a la vista está la reciente decisión del CNE bloqueando criminalmente la realización del RR, un derecho constitucional que tenemos los venezolanos y que no le pertenece ni al régimen ni a su organismo electoral. Pero su desfachatez es de tal naturaleza que vienen actuando como si efectivamente el derecho a revocar a Maduro y a quien sea sólo lo deciden ellos y no la mayoría de los venezolanos.
Resulta, en verdad, bochornosa y vergonzosa la conducta de las rectoras del CNE intentando desesperadamente evitar el RR contra Maduro. Poco les importa que con tal actitud violen expresa y conscientemente la Constitución, las leyes electorales y el sagrado derecho del pueblo venezolano a revocar a quien ocupa la presidencia de la República. Y, por lo visto, muy poco les importa que en el futuro sean señaladas como unas autoridades funestas que, en lugar de estimular y garantizar la participación electoral de los venezolanos -como es su obligación legal-, serán condenadas por haber intentado impedirla en su momento.
La oposición venezolana, a través de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), debe crecerse ante estas adversidades. No puede vacilar un instante sobre la estrategia a desarrollar para derrotar al régimen y a su propio CNE, lo cual, por paradójico que parezca en cuanto a este último, también es hoy una obligación nacional.
Por esa razón, suscribo su posición oficial -dada a conocer ayer lunes 26 de septiembre- de desconocer la absurda decisión del CNE y, en su lugar, continuar el proceso revocatorio en marcha, conforme al artículo 72 de la Constitución. Porque sería absurdo tolerar la vulgar maniobra inconstitucional que, en su desesperación, ha urdido el régimen para impedir el revocatorio presidencial.
Además, porque nadie puede ser obligado a aceptar que se viole la Carta Magna, ni esta lo permite en su articulado. Todo lo contrario: nos autoriza a desconocer “cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos” (Artículo 350). Ya sabemos, desde luego, que se trata de un principio vago y gaseoso, de difícil ejecución, pero allí está en el texto constitucional. Y eso no debe olvidarse.
No faltará quien diga que no importa que el régimen y su  CNE aumenten los impedimentos del revocatorio, por cuanto la decisión popular terminaría llevándoselos por delante como un bravío río crecido en invierno. No tengo duda alguna que así sería. El problema, en realidad, es que hay que continuar advirtiendo a todo el mundo sobre la naturaleza dictatorial del régimen venezolano y su desprecio a la Constitución y la soberanía popular. Y porque, si se lo seguimos permitiendo, continuarán actuando igual en lo adelante. Entonces los venezolanos, más temprano que tarde, estaríamos obligados a darles un parao.
Lo conducente entonces es obligar al régimen y su CNE a convocar el RR, conforme el artículo 72 de la Constitución. Y hay que hacerlo ejerciendo nuestro derecho a manifestar y protestar pacíficamente. Así, la presencia de multitudes populares en las calles de cada ciudad de Venezuela será un formidable instrumento de lucha contra el despotismo del régimen y su intención de impedir el RR y continuar violando la Constitución y el Estado de Derecho.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 27 de septiembre de 2016.

sábado, 24 de septiembre de 2016

REALISMO, HABILIDAD Y TRANSPARENCIA



REALISMO, HABILIDAD Y TRANSPARENCIA
Gehard Cartay Ramírez
Personalmente he apoyado a la MUD en sus acciones desde que se conformó. Y las he criticado cuando ha sido necesario.
Ahora que algunos la reprochan por conversaciones que ciertos miembros suyos han sostenido con personeros del régimen -hechas públicas después-, creo que hay que advertir sobre la necesidad de actuar con realismo, habilidad y transparencia.
Realismo porque, a estas alturas, ya deberían conocer la calaña de los voceros del régimen actual. Y es que no estar advertidos al respecto constituye, no sólo una ingenuidad infantil, sino una inaceptable falta de responsabilidad. Por desgracia, a veces uno tiene la impresión que aún existen algunos que no conocen la verdadera naturaleza del adversario, tema sobre el cual escribimos semanas atrás (La auténtica naturaleza del régimen, La Prensa de Barinas, 16-08-2016). Y es que, si todavía hay quienes dudan que estamos ante una dictadura post moderna, por calificarla de alguna manera, deberían entonces renunciar a su responsabilidad e irse a su casa.
Hay que actuar con habilidad justamente porque la MUD debe evitar que un supuesto diálogo con el régimen se convierta en una emboscada en su contra, lo que no implica, per se, rechazarlo. Lo afirmo porque el oficialismo habla de diálogo cuando tiene la soga al cuello. Una vez que supera las dificultades, vuelve a cerrarse, reiterando su conducta totalitaria, excluyente y criminal frente al adversario, a quien considera un enemigo a muerte.
Tampoco puede olvidarse -a propósito del necesario realismo y su manejo hábil por parte de la MUD- que el diálogo nunca ha formado parte de las políticas del régimen. Nunca, amigos lectores. Aquí, desde que llegó el chavismo al poder, se excluyó a todo opositor por el hecho de serlo. Siempre se les despreció y, lo más grave, desde el principio la estrategia fue “pulverizarlos”, “volverlos polvo cósmico”, como gustaba decirlo el occiso, y tratar de desaparecerlos.
Todas estas circunstancias implican actuar hábilmente en materia del fulano diálogo. Y vamos a estar claros: no puede olvidarse que hasta en las guerras los bandos enemigos conversan. Y si se plantea tal posibilidad en serio, aquí nadie debería sorprenderse porque la MUD se siente a conversar. Claro, tendrían que darse condiciones imprescindibles, tales como una mediación seria y confiable (La ONU, El Vaticano, etc.) que vele por el cumplimiento de lo acordado.
La MUD debe actuar con transparencia. No tiene porqué ocultar sus propósitos, pues lo lógico es que todos estemos informados. Cómo manejará sus asuntos a la hora de discutir, si es que el diálogo se produce, es harina de otro costal, porque la táctica no siempre se revela, aunque sí la estrategia. Y la estrategia -como todos lo sabemos- es salir cuanto antes del régimen por las vías constitucionales. 
Se me dirá que todas estas cosas son perogrulladas. Y lo son, ciertamente. Pero a veces uno tiene la impresión de que no parecieran serlo para alguna gente de la MUD. A veces uno observa injustificables torpezas, actitudes imprudentes, por decir lo menos (como la del diputado Timoteo Zambrano), y conductas erráticas, todo lo cual llama a verdadera preocupación. Y sería absurdo no señalarlas a tiempo y con sinceridad.
La lucha por el Referendo Revocatorio (RR) en 2016 debe continuar, aún sabiendo que el régimen no lo permitirá, salvo que una protesta multitudinaria y agresiva de calle los obligue. Pero sería una estupidez no estar concientes de que el RR no será convocado si sólo de ellos (CNE pro régimen) depende, como hasta ahora, tal eventualidad.
Por eso hay que llamar la atención sobre ciertas posturas radicales absurdas que sólo le hacen el juego a la campaña del régimen para desmoralizar a la oposición democrática. Ahora no hay lugar para los desplantes o la demagogia bocona en la oposición. Esta lucha no se acaba si hay o no RR este año. Hay que continuarla hasta el final. Y todos debemos estar claros al respecto.
La MUD tampoco puede permitir que el régimen vuelva a imponer la agenda nacional, luego de todo lo que ha ocurrido. No puede dejarse quitar la ofensiva, ni tolerar que ciertas matrices de opinión la afecten o creen la sensación de que su éxito pueda ser disminuido en los avances hechos hasta ahora.
Por eso también hemos insistido tantas veces en la necesidad de un liderazgo recio, experimentado e inteligente al frente de la MUD. Un liderazgo individual, pero acompañado de liderazgos colectivos. Y es que, aún cuando ya sabemos que tal vez el ejemplo no tiene concomitancias con el caso venezolano, uno echa de menos que no aparezca por allí un Patricio Aylwin como el que derrotó a Pinochet y condujo -con realismo y sin demagogia- la transición chilena de la dictadura a la democracia. 
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 20 de septiembre de 2016.

sábado, 17 de septiembre de 2016

RIQUEZA Y POBREZA ESCANDALOSAS



RIQUEZA Y POBREZA ESCANDALOSAS
Gehard Cartay Ramírez
Riqueza, mal habida y abundante, para la cúpula podrida del régimen, y pobreza, injusta y también abundante como nunca, para la gran mayoría de los venezolanos.
Tal es el legado de estos 18 años de “revolución bonita”. Nada ha tenido de bonita, por cierto, ni de justa o beneficiosa para el pueblo de Venezuela. Por lo contrario: resultó una auténtica maldición gitana para casi todos, con excepción de la gorda oligarquía chavista que todavía manda en este atribulado país.
 Y pensar que, a partir de la segunda mitad del siglo XX, Venezuela fue el país suramericano donde la clase media creció más. Esto significaba progreso y creación de riquezas, empleo y posibilidades como nunca antes. Una familia pobre podía entonces acceder a un estatus social y económico mejor que el de sus antepasados inmediatos. Era, sin duda, una Venezuela de oportunidades, y no como ahora, por desgracia.
En Sabaneta, por ejemplo (pero también en cualquier parte del país, por supuesto), un padre de familia de muy modestos recursos podía entonces enviar a sus hijos a la universidad a formarse profesionalmente, aparte de poseer una vivienda y un sueldo que le permitía, aún en medio de estrecheces, mantener su grupo familiar. Y esos hijos, una vez egresados como universitarios o técnicos superiores, casi inmediatamente podían acceder a un trabajo digno y formar entonces sus propias familias.
Había pobreza, desde luego. Pero había también posibilidades de superarse. La dedicación al trabajo y el talento eran entonces instrumentos fundamentales para poder alcanzar mejores metas. Lo digo, por ejemplo, pensando en mi familia. Mi padre nos educó con su faena diaria al frente de su negocio particular, un trabajo de domingo a domingo, sin ningún horario, y al cual coadyuvamos sus hijos cuando tuvimos edad para hacerlo. Mi madre, por su parte, cumplía las funciones como tal, administrando la economía hogareña con disciplina y rigor espartanos.
Toda esa situación cambió para mal en estos últimos años. La clase media se ha venido empobreciendo vertiginosamente y los que ya eran pobres hoy lo son más. Pocas familias pueden ahora sostener los estudios de sus hijos en universidades de otras partes del país. Y si estudian donde viven, lo hacen en medio de serias dificultades. Quienes pueden egresar de la educación superior difícilmente logran un empleo digno y bien remunerado, mucho menos acceder a una vivienda o tener un automóvil, como sucedía antes. Muchos, si se casan, viven arrimados en el hogar paterno y se les imposibilita formar una familia como debe ser.
Ese perverso mal que es la inflación nos ha terminado empobreciendo a todos. La inflación acaba con los salarios, encarece los artículos de la dieta diaria y los bienes más necesarios, impide el ahorro y nos condena a vivir en medio de serias limitaciones. Y ese es otro de los terribles legados de la mal llamada “revolución bolivariana”, pues nunca como en estos 18 años la inflación en Venezuela llegó a los altos niveles de hoy, siendo la más alta del mundo, criminal récord que debe anotársele a la cúpula podrida que manda, por ahora.
Los sectores pobres están pasando hambre -la Dieta Maduro, dijo en su memez el susodicho-, y esto no es una exageración. Aparte de no percibir ingresos para mantenerse, sufren también -como todos los demás- el drama de intentar adquirir alimentos, lo que hoy en día es un calvario en este país, uno de los más ricos del mundo hasta hace poco. Y ello para no hablar del rosario de calamidades que son también la inseguridad, la crisis de la salud, los pésimos servicios públicos y el empeoramiento de la vida a todos los niveles.
Mientras tanto, la cúpula oficialista y sus testaferros poseen miles de millones de dólares, saqueados al erario de todos los venezolanos. Se calcula que desde 1999 han manejado y dilapidado más de 900.000 millones de dólares, y de ellos se han robado cerca de 250.000 millones, colocados fuera del país en paraísos fiscales. (Solamente unos señoritos sifrinos de Caracas -los llamados bolichicos-, testaferros de altos jerarcas oficialistas, se robaron 60.000 millones de dólares que debieron invertirse para resolver la grave crisis eléctrica que padecemos.)
La verdad es que esa plutocracia “revolucionaria” hoy en el poder, insaciable, depredadora y criminal, nos ha empobrecido aún más a todos, pues han saqueado nuestros petrodólares alegre e impunemente. Y mientras aquí el pueblo pasa hambre y hace largas colas para intentar comprar unos pocos alimentos -si acaso se consiguen-, ellos viven en la más obscena abundancia, disfrutando lo que no les  pertenece.
Pero pronto tendrán que rendir cuentas y devolver lo que nos han robado.     
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 13 de septiembre de 2016.

domingo, 11 de septiembre de 2016

EL RÉGIMEN ESTÁ DERROTADO



EL RÉGIMEN ESTÁ DERROTADO
Gehard Cartay Ramírez
Ya no hay quien dude del éxito total de la Toma de Caracas y de que el régimen actual está contra las cuerdas, rumbo a un nocaut fulminante por parte de los venezolanos.
Y es que, sencillamente, la conclusión más importante de tan extraordinaria concentración humana no puede ser otra que la confirmación de que Maduro y su cúpula podrida se encuentran en franca minoría y que, debido a su colosal fracaso, no tienen ninguna probabilidad de cambiar esta situación en los próximos años.
Porque esta es otra verdad que no admite discusión, amigos lectores: este régimen está derrotado políticamente. Es, ni más ni menos, un leproso político, de quien todo el mundo se aleja y a quien nadie quiere acompañar en sus estertores finales.
Como lo demostró la elección de la nueva Asamblea Nacional en diciembre pasado, el régimen cuenta con un masivo rechazo entre el electorado, repudio que crece cada día en la medida en que sus políticas se han convertido en un calvario para los venezolanos. Y este primero de septiembre se demostró, igualmente, que así como ha perdió por paliza aquellas elecciones, consiguientemente ha perdido la calle y que su capacidad de movilización, aún con los recursos del patrimonio público, se ha reducido a casi nada.
El régimen es hoy una minoría en declive. Cada día que pasa su desprestigio aumenta exponencialmente, aquí y fuera del país. Luego de haber arruinado al país, haciendo a los venezolanos cada vez más pobres, su cúpula podrida se hizo milmillonaria y es cada vez más rica. Un contraste que dice mucho acerca de la incapacidad y corrupción de quienes encabezan este nefasto régimen, tal vez el peor en toda la historia de Venezuela, del continente y probablemente del mundo.
Pero esa minoría está desesperada y eso la hace más peligrosa, al igual que un tigre herido de muerte. Esa minoría que hoy es el régimen actual sabe que se acerca su final, aunque se niega aceptarlo. Sociópatas como son, reos de delitos de lesa humanidad, corruptos de siete suelas, culpables de la ruina y destrucción de un país, también saben que tiene ya no tienen opciones, y tal vez por ello juegan al desastre, pretendiendo arrastrarnos a todos los demás en su caída al abismo.
A esa circunstancia obedece que la cúpula que manda, en su desesperación, apele a la represión y el terrorismo contra quienes lo adversan, entrando así en el túnel sin salida de las prácticas dictatoriales. Sólo que, al no hacerle el juego a esa criminal actitud, la oposición los ha sorprendido, como pasó con la Toma de Caracas. Y es que, como todos sabemos, el régimen puso en marcha una gigantesca operación de terrorismo contra los opositores, queriéndolos atemorizar, como si con ello evitaría la masiva concurrencia que hubo. Luego apeló a la represión y al bloqueo de las entradas de Caracas en un esfuerzo desesperado por hacer fracasar aquella multitudinaria concentración.
 Pero centenares de miles de venezolanos superaron con valentía todos esos obstáculos, sin caer en el terreno de la violencia que pretendía la cúpula podrida del régimen. Y se dio entonces la mayor manifestación pública que se haya hecho en Venezuela, lo que también pone en evidencia -una vez más- el contundente rechazo que tiene el régimen entre las grandes mayorías populares.
Por eso mismo, la MUD debe seguir actuando con inteligencia, sin radicalismos estúpidos y sin caer en la estrategia del adversario. Hay por allí algunos que no han entendido lo que está en riesgo -o juegan a sus propios intereses, de manera suicida, por cierto- que ahora señalan que la Toma de Caracas no cumplió sus objetivos, como si entre ellos hubiera estado alguna vez hacerle el juego a la estrategia violenta del régimen o lograr ese día su deposición.
La MUD tendrá que agotar hasta el último recurso para el cambio democrático. Por supuesto que si el régimen persiste en bloquear todas las salidas constitucionales -como hasta ahora-, se plantearían entonces, como resulta lógico, nuevas situaciones y con ellas nuevas propuestas. Lo que sí debe quedar muy claro es que los venezolanos no nos vamos a calar una dictadura, y creo que a este respecto ha habido contundentes demostraciones. Y las habrá, por supuesto, si siguen siendo necesarias. 
 Como en toda actividad humana, los resultados son los que nos dicen si se ha hecho bien o mal. Lo cual implica que debemos continuar movilizando al pueblo para lograr la convocatoria inmediata del Referendo Revocatorio, a fin de salir este régimen por las vías democráticas y constitucionales cuanto antes.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 06 de septiembre de 2016.