viernes, 11 de octubre de 2013

LAS BURDAS MENTIRAS DEL RÉGIMEN
Gehard Cartay Ramírez
El país se desplaza hacia un profundo abismo, mientras el régimen sigue con su campaña de mentiras y de engaños, incapaz de enfrentar la grave crisis que sufrimos.
Esa actitud criminal incluye ocultar a la opinión pública la magnitud de la tragedia económica y social que se avecina. Porque si algo ha caracterizado a este régimen desde hace casi 15 años es su falta de transparencia y de claridad. Se diría que actúa, en sus siniestros propósitos, desde la sombra y la oscuridad.
Para intentar justificar su colosal fracaso entonces acude también a todo tipo de mentiras y de engaños. Y como la base fundamental de esta actitud es no reconocer nunca su responsabilidad absoluta en la crisis que ellos ahondaron desde 1999, entonces siempre culpan a la oposición venezolana, al imperio mesmo, al capitalismo o a las faces de la luna, pero jamás pueden aceptar que ellos, y sólo ellos, son los culpables del desastre político, económico y social en que estamos envueltos hoy.
Maduro, como antes su predecesor y tutor, siempre está “lavándose las manos” ante los problemas. Esta actitud ponciopilatesca, cobarde e irresponsable, lo lleva siempre a refugiarse en la mentira, no importa cuán increíble pueda ser, lo que se traduce en una falta absoluta de respeto a los venezolanos, sean o no partidarios de este régimen.
Recordemos ahora, por ejemplo, sus mentiras sobre la enfermedad del difunto presidente anterior. Con qué cinismo y caradurismo le dijo al país que aquel “se estaba recuperando”, que “habían hablado por espacio de cinco horas”, que ya estaba “haciendo ejercicios en su habitación”, que “había hecho algunos nombramientos y estaba al frente del Estado”.
Puras mentiras, absolutas mentiras. Nada era verdad como lo comprobaron posteriormente los hechos. Todo indica que Chávez nunca se recuperó, luego de la intervención quirúrgica que le fue practicada y que estuvo sometido a un coma provocado o sencillamente cayó en la inconciencia generalizada. En una situación tan grave como esta no podía ejercer sus funciones y ha debido ser relevado como la manda la Constitución. Sin embargo, Maduro se esmeró en esconder la verdad a propios y extraños, lo que dice mucho de su “talento” para mentir.
Sobrevino la muerte del interfecto, sin que nadie supiera la verdad de los hechos, gracias a la campaña de mentiras y engaños de Maduro y su cúpula podrida. Sin embargo -como dice el refrán popular-, "la mentira siempre sale”. Ya se han ido conociendo las circunstancias que rodearon aquella muerte. Y como “la mentira también tiene patas cortas”, por aquello de que quien miente a veces lo olvida y se contradice luego, resulta que ahora el propio Maduro habla de “la gravedad y de los dolores terribles” del aquel paciente moribundo, sin reparar que por esos días había dicho que se estaba recuperando y hasta hacía ejercicios diariamente.
Si pudo mentir en aquel caso tan importante para sus partidarios y el país entero, nadie puede hoy dudar de que mentirá siempre. Por eso, en estos meses que tiene en el Palacio de Miraflores, la mentira sigue siendo su filosofía y la base de su régimen.
A él, desde luego, parece no importarle que ya nadie le crea sus embustes, por estrafalarios e insólitos. Sigue diciéndolos, cada vez más absurdos y sin respaldo en la terca realidad de los hechos. Acude a los más inverosímiles y ridículos, convertido hoy en el hazmereír de los mandatarios latinoamericanos. Así como aquí nadie le cree, afuera tampoco. Y eso nos afecta como país serio en la comunidad internacional.
Bastaría recordar algunas mentiras demasiado gruesas y cómicas, como aquella del “magnicidio”, como siempre sin pruebas que lo confirmen. O esa otra según la cual Estados Unidos y el ex presidente colombiano Álvaro Uribe “planeaban invadir Siria tan sólo con el pretexto de “asesinarlo” a él, y así “desviar la atención mundial sobre su magnicidio”. O la última, al explicar que no fue a la reciente reunión de la ONU en Nueva York, donde participaron casi todos los jefes de Estado del planeta, “porque Obama y su gobierno tenían organizado un complot para asesinarlo”.
Si no fuera porque resultan cómicas, lo cierto es que estas acusaciones sólo pueden ser hechas si se tienen las pruebas que las comprueben. Por eso mismo, el gobierno estadounidense se las exigió inmediatamente, lo que, por supuesto, no sucederá jamás porque ya se sabe que estas mentiras, luego de ser lanzadas a la opinión p
lica, nunca son compos a la opir quien las hace er lanzadas a la oponiñon pso, el gobierno estadunidense le exigiras y engaños ública, nunca son comprobadas por quien las hace.
O es que acaso no recordamos esas otras hablando del “golpe eléctricoopositor” para explicar el pésimo servicio de energía eléctrica. O la del “saboteo de la oposición” para incendiar refinerías e instalaciones de PDVSA. O esa otra del“saboteo opositor” en la producción agropecuaria e industrial para acaparar y producir escasez, por ejemplo, todas las cuales no son sino burdas mentiras que nunca se han comprobado, ni se comprobarán.
¿Hasta cuándo abusarán de la buena fe de su gente?
@gehardcartay
(LA PRENSA de Barinas - Martes, 08 de octubre de 2013)