lunes, 8 de diciembre de 2014

VAMOS A PAGAR


VAMOS A PAGAR LA DEUDA SOCIAL DE GOBIERNOS ANTERIORES CON LAS MADRES Y LOS NIÑOS BARINESES

PALABRAS DEL GOBERNADOR
 GEHARD CARTAY RAMIREZ
 AL COLOCAR LA PRIMERA PIEDRA DEL HOSPITAL MATERNO INFANTIL DE BARINAS,
TRASMITIDAS POR LA RED DE EMISORAS DEL ESTADO BARINAS

(Barinas, 01 de diciembre de 1994)

Barineses, barinesas:

Me siento emocionado, pero al mismo tiempo muy orgulloso y optimista, al colocar hoy la primera piedra de la que será una de las obras más significativas para las madres y los niños barineses en estos años finales del siglo XX y probablemente de buena parte del venidero siglo XXI: el Hospital Materno Infantil de Barinas (Aplausos).
Sé que esta obra constituye una muy sentida necesidad de la región. Han sido muchos quienes la han planteado desde hace tiempo como una justa reivindicación en beneficio de las madres de menores recursos, que muchas veces no tienen donde parir o traer sus hijos al mundo. Se trata, por supuesto, de una enorme deuda social de los gobiernos anteriores con las madres y las niñas y niños barineses, especialmente, insisto, con aquellos que provienen de hogares pobres y desvalidos, y que ahora nosotros vamos a cancelar como es debido (Aplausos).
Las cifras oficiales sobre los problemas sociales del estado Barinas, antes de nuestra llegada a la gobernación, retrataban una verdad vergonzosa y una crisis de alarmantes proporciones. Lo peor de todo es que era, ciertamente, un contrasentido y una paradoja llena de cinismo e injusticia, que siendo Barinas una entidad de tantas riquezas y posibilidades, en todos estos años, sin embargo, se hubiera consolidado una penosa situación de pobreza y miseria extremas entre la mayoría de sus habitantes, situación que debió haber sido atendida oportunamente y, sin embargo, nunca mereció la atención de los gobernantes de tiempos más recientes.
A quienes, por fuerza de los hechos, nos iba a corresponder heredar las consecuencias de esa falta de grandeza y de responsabilidad tenía entonces que llenarnos de estupor e indignación sus desastrosos resultados: pobreza en aumento alarmante, economía crónicamente deprimida, crisis de la salud, desempleo sostenido, precarias condiciones de los servicios públicos, ausencia de inversiones, liderazgos ineptos y anomia institucional, entre otras limitaciones para la región.   
Tengo a la mano algunos datos estadísticos de esa dramática realidad que conseguimos en junio de 1993, al asumir la Gobernación del estado. Según esas cifras, el mayor problema de todos era la pobreza, acentuada dramáticamente entre 1982 y 1992. Según datos de la Fundación para el Crecimiento y Desarrollo (FUNDACREDESA) este flagelo afectaba entonces a más del 82 por ciento de los barineses, cuyas condiciones socioeconómicas eran calificadas de precarias, con la circunstancia agravante de que más del 40 por ciento de la población se ubicaba en un grupo de pobreza extrema.
 La propia Oficina Central de Estadística e Informática (OCEI) reafirmó los datos de FUNDACREDESA cuando situó al Estado Barinas dentro de los estados que presentaban niveles de pobreza superiores a la media nacional, colocándolo en el puesto ocho (8) entre veintidós (22) estados del país, ordenados -de acuerdo con este problema- de mayor a menor. La OCEI señalaba concretamente que, en 1990, 40.428 hogares barineses -más de 200.000 personas- no satisfacían sus necesidades básicas, particularmente en lo que se refería a viviendas inadecuadas (catalogadas así por carecer de servicios indispensables y presentar hacinamiento crítico), bajo nivel de instrucción y alta dependencia económica.
Y al lado de la pobreza crítica, también estaban los graves problemas de la desnutrición. El Estado Barinas acumulaba entonces cifras alarmantes en este sentido, sin que nada serio se hubiera hecho para neutralizar esta desgraciada situación que sufrían importantes segmentos de su población, especialmente los sectores lactantes, preescolar y escolar.
Las cifras del año 1992, aportadas por el Instituto Nacional de Nutrición, indicaban que la entidad ocupaba entonces el primer lugar en desnutrición aguda, específicamente en el nivel que agrupa a los niños de preescolar entre dos y seis años, y en el escolar  de siete a catorce años, indicando, además, que el 24,22 por ciento de los niños menores de 15 años presentaban algún grado de desnutrición, cifra que duplicaba el promedio nacional. Con relación al indicador peso/edad, Barinas presentaba una situación preocupante por cuanto el 35 por ciento de los niños tenía pesos y tamaños menores a los promedios nacionales, lo cual coincidía con los porcentajes de los sectores ubicados en los niveles de pobreza crítica.
Por lo que respecta a la problemática de la salud en nuestra entidad regional resaltaban la deficiente prestación de servicios, sobre todo en atención primaria y secundaria, así como en los de medicina especializada. La red de ambulatorios y hospitales no funcionaba a cabalidad, mientras crecían las enfermedades prevenibles, no existían programas de saneamiento ambiental y la debilidad estructural del Gobierno Regional en materia de atención materno infantil constituían graves problemas que incidían negativamente en la salud de la mayoría de la población, especialmente entre madres y niños.
En este contexto, junto a otras medidas concretas y eficaces, la construcción del Hospital Materno Infantil se nos planteó entonces como una prioridad inaplazable, y no como una consigna demagógica, tal como fue tratada durante estos últimos años. Y esto hay que decirlo porque es una verdad que no puede ofender a nadie, aunque sí avergonzar a quienes hicieron muchísima demagogia con la promesa reiterada de construir el Hospital Materno Infantil, aunque nunca cumplida en el pasado reciente, pero hoy puedo asegurarles que los recursos para su inmediata construcción ya están debidamente contemplados en el Presupuesto Fiscal de 1995 (Aplausos).
Hubiéramos querido iniciarla a principios de 1994. No fue así, porque en todo este tiempo hemos tenido que afrontar dos grandes desafíos. Uno, como es obvio, la elaboración del respectivo estudio de factibilidad y el correspondiente proyecto de la obra, empresa para la que hemos contado con un grupo de  de arquitectos e ingenieros de la región que han puesto lo mejor de su talento e inteligencia para concebir un Hospital Materno Infantil, moderno y funcional, como lo merecen las madres y niños de nuestra tierra.
Y el otro ha sido nuestra lucha constante contra los múltiples obstáculos que algunos sectores politiqueros de Barinas y del nivel central de decisiones gubernamentales en Caracas han venido poniéndole a la construcción del Materno Infantil. Esto debo decirlo públicamente porque los barineses deben saber la verdad al respecto.
Pudiera decirse que hemos estado en presencia de una especie de conspiración contra la construcción del Hospital Materno Infantil de Barinas. Se ha apelado a los argumentos más absurdos y pueriles para tratar de impedir el inicio de esta obra: desde un supuesto peligro porque la obra se va a edificar en el cono de aproximación del aeropuerto de la ciudad, pasando por los supuestos efectos de la contaminación sónica de los aviones, hasta llegar al exabrupto de plantear nuevos estudios y análisis sobre la conveniencia de la obra, algo que hasta el más lerdo puede corroborar (Aplausos).
Yo, particularmente, he tenido que enfrentar esas argumentaciones en reuniones con técnicos del Ministerio de Sanidad, de donde -por paradójico que parezca- han salido los mayores cuestionamientos contra el Materno Infantil. Pero estoy convencido de que todas esas argumentaciones tienen una vulgar motivación política subalterna, producto de la inquina y la mezquindad de algunos círculos oficialistas que no aceptan que mi gobierno haya decidido construir esta obra ya, sin más dilaciones y, lo que es muy importante destacar hoy aquí, con recursos propios de Gobernación de Barinas, pues no contamos hasta ahora con un sólo bolívar proveniente del presupuesto nacional de la República (Aplausos).
Hoy iniciamos, pues, la construcción de esta necesaria e impostergable obra como lo es el Hospital Materno Infantil de Barinas. Se trata de una obra de extraordinaria envergadura, concebida,  proyectada y financiada totalmente por el Gobierno Regional que presido, y que ojalá en el futuro pueda recibir, como es lo lógico y lo natural, los respectivos aportes provenientes del Gobierno Nacional.
El Hospital Materno Infantil será edificado cumpliendo las exigencias médico sanitarias del caso: tendrá siete módulos, divididos en salas de hospitalización con 150 camas, quirófanos, maternidad, pediatría, consulta externa, emergencia, etc., etcétera, parques infantiles, así como amplios estacionamientos, todo ello dentro de un moderno concepto de atención especial a la madre y al niño, con muy pocos antecedentes en el país. Estará ubicado sobre una amplia superficie de cinco hectáreas -a la que podrá accederse por vías rápidas-, que le ha vendido de manera simbólica al Gobierno Regional el Alcalde Miguel Ángel Rosales Aparicio, a quien debemos agradecerle su muy importante colaboración porque lo sabemos también comprometido con esta causa en beneficio de las madres y los niños de nuestra región.
Por cierto que el doctor Samuel Darío Maldonado, nuestro muy distinguido anterior alcalde -hombre comprometido profundamente con Barinas y sus mejores causas y, como todos sabemos, médico de gran sensibilidad social, aquí presente-, me ha sugerido hace pocos momentos el nombre de una insigne enfermera que ayudó a traer al mundo muchos barineses, entre los que me incluyo: doña Heriberta Núñez, con el cual pudiéramos bautizar este Hospital Materno Infantil1, cuya construcción estamos iniciando hoy, primero de diciembre de 1994, aquí, precisamente al lado del barrio Primero de Diciembre, en la parte baja de la ciudad de Barinas, y cuya primera etapa esperamos concluir, Dios mediante, el primero de diciembre del próximo año.
Debo, finalmente, agradecer al doctor Miguel Azán, Contralor General del estado Barinas, su decidido apoyo en esta lucha por la construcción del Hospital Materno Infantil, y reconocer en él a uno de sus principales adalides, no ahora, sino desde hace muchos años, a través de sus programas radiales y de su trayectoria como comunicador social.
Termino estas palabras agradeciendo a Dios por haberme permitido cumplir con esta sentida aspiración de los barineses y pedirle igualmente su ayuda para que esta obra podamos ponerla en funcionamiento en el menor tiempo posible en beneficio de las madres y los niños barineses.
Muchas gracias (Aplausos).
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1 Diez años después, al concluirse el Hospital Materno Infantil, y ya fallecido el doctor Samuel Darío Maldonado, fue bautizado con su nombre, sin duda que también con toda justicia. 


LA VERDADERA ESENCIA DEL RÉGIMEN



LA VERDADERA ESENCIA DEL RÉGIMEN
Gehard Cartay Ramírez
Cincuenta y seis años después del derrocamiento popular de la tiranía perezjimenista, Venezuela vuelve a transitar el túnel oscuro de otra experiencia dictatorial.

La afirmación parecerá exagerada para algunos. Puede sonar tremendista a otros. Y, sin embargo, se corresponde con la verdad de estos oscuros tiempos que padecemos los venezolanos.

Habrá, desde luego, quienes afirmen que no estamos en una dictadura porque este artículo de opinión puede ser publicado y cada quien puede decir todavía lo que le parezca. Sin embargo, la cosa no es tan sencilla. Aquí quien opina asume los riesgos de hacerlo. Y ya hay televisoras cerradas, como RCTV, periódicos quebrados por CADIVI o comprados por testaferros del régimen, radios clausuradas, periodistas presos, etc., etcétera.

Por supuesto, no faltaran los cínicos o ingenuos que argumentarán que aún hay elecciones. El problema es que las dictaduras también las hacen, como bien se sabe, y siempre las ganan. Y así por el estilo.

Lo que sucede es que estamos frente a lo que pudiéramos llamar una dictadura de nuevo cuño -con mecanismos más “refinados” y además “legitimados” por su Poder Judicial-, muy parecida a la que el PRI mejicano impuso por más de setenta años. Tiene también algunos visos del fenecido régimen pinochetista, sobre todo por su acentuado carácter militarista, aunque allá, al final, la propia cúpula militar desconoció al general Pinochet luego de que el mismísimo régimen realizara un referendo para consultar al pueblo sobre la conveniencia o no de su continuación. Ya sabemos los resultados de aquel proceso que devolvió Chile a la democracia.

Aquí, sin embargo, el proceso opera a la inversa. Allá evolucionaron de una terrible dictadura a la democracia plena. Aquí vamos al revés. Y eso es lo que explica que aún queden ciertas rendijas democráticas que al chavismo le ha resultado difícil cerrar. Por eso no es una férrea dictadura como la perezjimenista, sino de otro tipo, light si cabe el término, porque aún tiene que convivir -aunque le disguste- con ciertas formas democráticas. Pero, en lo que le sea posible, tratará de eliminarlas.

¿Cuáles son los elementos que caracterizan a esta dictadura en cierto modo singular y ya en ciernes sobre Venezuela? Son varios y todos ellos muy elocuentes.

Por una parte, estamos frente a un régimen que no oculta su deseo de prolongarse indefinidamente en el tiempo. Toda dictadura siempre busca ese objetivo, pues consideran que no tienen fecha de vencimiento. Que van a estar en el poder por siempre, tal como a cada rato lo proclaman.

Por la otra, no puede olvidarse que toda dictadura, en especial si representa una involución al haber obtenido el poder por la vía de los votos -casos de Mussolini y Hitler, entre otros-, desmantela la democracia y sus instituciones para ponerlas al servicio de su objetivo de permanecer en el poder como sea.

En este propósito, por paradójico que parezca, las democracias -afirmaba el intelectual francés Jean François Revel- siempre son presa fácil, por la sencilla razón de que constituyen el único sistema que puede destruirse desde adentro utilizando, perversamente eso sí, sus propios mecanismos, tal como ocurre en Venezuela desde que el chavismo ganó las elecciones en 1998, luego de haber intentado criminalmente llegar al poder por la vía del golpe de Estado.


A este respecto, resulta obvio que la estrategia autoritaria del régimen persigue el desmantelamiento de las instituciones democráticas y el desconocimiento de la soberanía popular representada en el voto. Esta perversión podría agravarse en la medida en que pierde apoyo popular y hasta de su propia gente, como lo evidenciaron las elecciones del PSUV:

¿Habrá que recordar también la actitud represiva del régimen, que no sólo incluye la utilización siniestra de sus fiscales y tribunales, sino también de organismos policiales y algún componente de la Fuerza Armada? ¿Habrá que citar, nuevamente, el creciente número de presos políticos, exiliados y perseguidos, aparte de los viles asesinatos de estudiantes y opositores a manos de sus fuerzas paramilitares, que hoy son clara demostración de la naturaleza dictatorial del régimen?

¿O habrá que recordar la definitiva eliminación de la Asamblea Nacional como parlamento y órgano de control sobre el régimen? ¿Habrá que citar también la judicialización de la política o la politización de la justicia para favorecer los intereses del régimen? (“Todas las sentencias del TSJ han sido a favor del gobierno”, tituló ayer lunes El Nacional  un estudio de expertos que analizaron 45.474 fallos dictados en nueve años.)

Si la oposición quiere derrotar un régimen como el actual debe conocer su verdadera esencia, especialmente cuando mimetiza sus torvos propósitos y en no pocas ocasiones utiliza estrategias distraccionistas para confundir a los adversarios. De esta gran verdad dependerá nuestro éxito para desplazarlo en el porvenir inmediato.

Y no podemos equivocarnos más al respecto.
@gehardcartay
 LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 02 de diciembre de 20|14.