martes, 27 de marzo de 2012


Verdades

VENEZUELA EN RETROCESO

Gehard Cartay Ramírez      

gehardcartay@gmail.com

@gehardcartay
gehardcartay.blogspot.com

   Que Venezuela va en franco retroceso se comprueba al  observar el resto de los países latinoamericanos.

   (Aquí mismo, en la vecina Colombia, las cosas andan mejor que en nuestro país, incluso en materia de seguridad de personas y bienes, para no hablar de crecimiento económico, fuentes de empleo, lucha contra la pobreza o de la inversión nacional y extranjera. Hace apenas unos quince años ocurría exactamente lo contrario. Y es que hasta en asuntos como la vialidad, cualquiera que visite Cúcuta, por ejemplo, constatará la ruinosa carretera entre San Cristóbal y San Antonio, y la diferencia abismal con la autopista que enlaza la frontera con la capital del Departamento Norte de Santander.)
    Resulta doloroso afirmarlo, pero así es. Casi todos los países latinoamericanos avanzan hacia el progreso, menos nosotros. Irónicamente, algunos lo están haciendo incluso con nuestros petrodólares, esos mismos que de manera irresponsable y criminal ha venido regalando el actual régimen, en su ridículo esfuerzo por comprar un liderazgo continental mientras la pobreza y el desempleo afectan a la mayoría de los venezolanos.
Y todo ello es responsabilidad del Gran Hablador y su nefasta permanencia en el poder desde hace ya trece largos años. En este ominoso tiempo, insisto, el país ha retrocedido en todo sentido. Usted, amigo lector, puede hacer un simple ejercicio intelectual al respecto, tratando de buscar alguna materia donde el régimen haya hecho avanzar a Venezuela.
Basta ir a los hechos: ni siquiera su más reiterada mentira, repetida por algunos extraños “opositores”, de “colocar a los pobres en la agenda”, puede mostrar signos de avance. Todo lo contrario: hoy hay más pobres que antes, más ranchos, más miseria, más desempleo y peor calidad de vida en todos los sentidos.
El daño mayor que nos ha hecho el régimen ha sido permitir y amparar el genocidio que cada día comete la delincuencia contra los venezolanos. Genocidio he dicho, y no es una exageración. Casi 200.000 asesinatos desde 1999 -cometidos por el hampa armada que reina en casi todo el territorio nacional, sin que las autoridades hagan algo para combatirla- resulta una cifra dramática, que revela precisamente cómo estamos ante un descomunal genocidio, perpetrado con la impunidad y hasta la protección del actual régimen.   
El otro crimen del chavismo en el poder ha sido la eliminación de millones de empleos al propiciar el cierre de más de diez mil empresas e industrias, incluyendo fincas y fundos agropecuarios, entregados por lo general a aventureros, invasores y traficantes improductivos. Quien desee comprobarlo, que vaya a las antiguas zonas industriales de Valencia, Maracaibo, Barquisimeto o Puerto La Cruz y constate los galpones abandonados, la mayoría desvalijados o invadidos. También puede darse una vuelta por la antigua Zona del Hierro en Guayana y conseguirá desempleo y pobreza, en lugar de industrias y empleos florecientes.
Mientras todo esto ocurre, Venezuela se ha convertido en un país importador de todo, hasta de gasolina -algo insólito años atrás-, por obra de la destrucción del aparato productivo nacional a todos los niveles. Mientras nuestros ganaderos son arruinados, los de Brasil, Uruguay, Argentina y Centroamérica, se han convertido en los “toñecos” del régimen, que les compra carne a precios más altos y con el pago de las comisiones respectivas a los corruptos de aquí y de allá.
Mientras nuestros agricultores, en general, son castigados y perseguidos por una falsa reforma agraria y arruinados en todo sentido, los de otros países son enriquecidos por las milmillonarias importaciones que hace el régimen. Qué nefasto comportamiento, que en nombre del “socialismo del siglo XXI” arruina a nuestros productores, mientras enriquece a la todopoderosa burguesía capitalista agropecuaria e industrial de otros países, y todo ello en función de una enfermiza ambición de poder vitalicio, tan corrupta y criminal como ineficiente y destructora!
Todos ellos son, ni más ni menos, crímenes de lesa humanidad contra los venezolanos del presente y del futuro. Al igual que sucedió con la demagogia y el populismo militaristas de Perón en Argentina, a mediados del siglo pasado y que todavía sufre el pueblo de aquella nación, esta cruel y destructora experiencia del chavismo en el poder también dejará graves secuelas que no se resolverán en lo inmediato, una vez que lo echemos del poder el siete de octubre próximo.
Lo importante es acabar ya con esta pesadilla y enfrentar con decisión y coraje la ciclópea tarea que tenemos por delante.

UNA UNIVERSIDAD PARA LAS NUEVAS GENERACIONES Discurso de Gehard Cartay Ramirez