sábado, 26 de noviembre de 2016

EL DIÁLOGO: ¿UN ESPEJISMO?
Gehard Cartay Ramírez
La solución de la colosal crisis que padecemos pasa exclusivamente por la sustitución del régimen que la ha creado. Ni más, ni menos.
En consecuencia, el objetivo fundamental del diálogo propuesto por El Vaticano sólo tendrá resultados positivos si se centra en una solución constitucional y democrática al efecto.
Pensar que la actual ruina económica del país, la destrucción del aparato productivo nacional -tanto público como privado-, el alto costo de la vida, la híper inflación, la especulación y la carestía se van a resolver en una fulana “mesa de diálogo” es una mentira descomunal. Aquí los pañitos de agua tibia no sirven…
Pensar también que ese diálogo podría resolver la hecatombe moral y social que ha producido este régimen desde 1999, con sus desgraciadas secuelas de corrupción avasallante -especialmente la de su cúpula podrida, que ha consumado el más gigantesco saqueo a Venezuela en toda su historia- y de profundización de la miseria, la pobreza y el hambre como nunca antes, es otra gran mentira.
Porque la única verdad es que la destrucción del país durante estos casi 18 años no se va a solucionar en poco tiempo porque los culpables de este desastre se sienten a conversar con representantes de la MUD. Y eso deberían advertirlo y denunciarlo ante el país estos últimos, si no quieren caer como incautos ante la propaganda engañosa del régimen.
La verdad es que no tiene explicación alguna que los representantes de la MUD no lo hayan señalado así ante la opinión pública y permitan que se piense que han sido subyugados por los cantos de sirena del régimen. (Y debo advertir, a este respecto, que la MUD siempre ha contado con mi modesto apoyo y también con mi sincera crítica, cuando ha sido necesaria. Esta es mi posición personal. Por eso nunca me he sumado a quienes la colman de insultos desde las redes sociales, algunos de ellos operarios del régimen disfrazados de opositores, estimulando la división de la oposición. Tampoco creo que sus representantes puedan ser acusados de vendidos o traidores.)
Pero eso no impide que exprese mi desacuerdo con la forma en que se está llevando el diálogo por parte de la MUD. Caer en la trampa de que la espantosa crisis económica -que tánta hambre, pobreza y miseria han traído consigo- se puede solucionar, insisto, en las mesas del diálogo con la presencia de la MUD y los culpables de esta tragedia nacional, no tiene sentido. Y no lo tiene, porque los responsables de este desastre no pueden aparecer ahora como parte de la solución, como tampoco lo es, en este preciso momento, la propia MUD. Dejémonos de hipocresías y mentiras o de aceptar el chantaje del silencio, cuando lo que se impone es la crítica constructiva y sana.
Y todo ello sin dejar de mencionar que los dirigentes fundamentales de la MUD al parecer prefirieron mandar a dirigentes de segunda línea a esa fulana “mesa de diálogo”. Por lo visto, decidieron permanecer al margen, seguramente cuidando sus pretendidas candidaturas presidenciales. A lo mejor no se han dado cuenta que tanto cálculo político sí los desmejora de cara a la gente.
No parece lógico tampoco que, a estas alturas, no se haya desbrozado el camino electoral como salida constitucional a la crisis. Tampoco aparece por ningún lado el referendo revocatorio. (Ya Maduro alardeó el pasado domingo al respecto, diciendo que aquí no habrá elecciones por ahora.) Sólo se ha anunciado, apenas, la nueva elección de los diputados de Amazonas, en mala hora desconocidos por la Sala “Constitucional” del régimen, y el gaseoso anuncio de una designación consensuada (¿?) del CNE. Amanecerá y veremos…
Por lo demás, que se anuncie la finalización del “desacato” de la Asamblea Nacional por parte del TSJ -algo inconstitucional desde todo punto de vista-, tal vez sea una “concesión” del régimen, pero no le quita de ninguna manera su cariz antidemocrático. Y aún así, Maduro y su gente podrían utilizar otra vez tal abuso como una vulgar “espada de Damocles”. ¿Habrá algo que celebrar al respecto?
En fin, lejos de todo radicalismo estúpido y tratando de aportar planteamientos críticos con la mejor buena fe, concluyo señalando lo siguiente: Lo único que puede hacerse en esa “mesa de diálogo”, si se quiere asumir con sinceridad un auténtico proceso de reconstrucción nacional, es decidir una solución constitucional y electoral. Y punto.
@gehardcartay

LA PRENSA de Barinas - Martes, 15 de noviembre de 2016