lunes, 13 de mayo de 2013

“MUCHO CAMISÓN PA’ PETRA…”
Gehard Cartay Ramírez
El actual régimen resultará en la práctica insostenible por razones de su ilegitimidad de origen y de desempeño.
Ya lo estamos viendo desde sus inicios. Su supuesta victoria, rechazada por la mayoría de los venezolanos, le ha impedido ser reconocido como un gobierno legítimo. Ya sabemos en qué circunstancias ocurrió esa “victoria”, muy parecida al fraude del dictador Pérez Jiménez en diciembre de 1952 (por cierto, aquél y éste de ahora, se juramentaron un 19 de abril).
Su ilegitimidad de origen la ha puesto de manifiesto, más que la oposición, el propio régimen con sus abusos, torpezas y maniobras. Baste recordar cómo el propio Maduro aceptó la misma noche de las elecciones la auditoria solicitada por Capriles. “Que se abran y hablen las cajas”, dijo entonces desafiante. Pocas horas después, las cuatro rectoras del CNE -fichas del PSUV-, en el mismo acto de “proclamación” del ilegítimo, rechazaron la auditoria. De inmediato, este último también la negó, seguramente porque ya le habrían dicho que los números no lo daban ganador de las elecciones del 14 de abril.
Se sabe también que los gobiernos de América del Sur, Europa y Estados Unidos condicionaron el reconocimiento al ilegítimo sólo si se hacía la auditoría exigida por las fuerzas democráticas. Por supuesto que se comprometieron al efecto. Pero aquello fue un vil engaño. Una vez reconocido por algunos países, entonces rechazaron la auditoría prometida. Luego, ante la presión internacional, decidieron hacer una farsa -advirtiendo de antemano que “no alteraría los resultados”-, sin la presencia de los factores democráticos y en una vulgar encerrona entre ellos mismos, lo cual le resta credibilidad y legitimidad a sus conclusiones. Capriles, por supuesto, rechazó aquella mamarrachada.  
Las consecuencias no hicieron esperar. En lo interno, numerosas manifestaciones de protesta pacífica se han producido en el país, mientras varios parlamentos del mundo advirtieron sobre el fraude y la falta de legitimidad del régimen. Fue entonces cuando el ilegítimo y su combo “metieron aún más la pata”, poniendo de bulto también su ilegitimidad de desempeño: acudieron a la represión armada, indiscriminada y violenta contra miles de manifestantes pacíficos -resultando algunos muertos y heridos, otros detenidos y torturados-, usando, además, la fiscalía y los tribunales para criminalizar la protesta, todo ello en abierta violación de la Constitución y de los derechos humanos elementales.
Su desesperación lo llevó al colmo de agredir a varios diputados opositores -entre ellas, algunas mujeres- en la propia Asamblea Nacional. Aquello dio la vuelta al mundo y comprobó ante propios y extraños el carácter fascio-comunista del régimen. Ya antes, el inefable teniente que preside el parlamento -parlar significa hablar, pero el gorila monaguense parece no saberlo- había anunciado que no le permitiría hablar a los diputados opositores, como si tal fuera una prerrogativa suya y no un derecho de estos.
Mientras tanto, al igual que un rinoceronte en una cristalería, el ilegítimo siguió haciendo añicos su credibilidad, insultando a varios cancilleres que cometieron el “delito” de insistir en la auditoria y a otros que ingenuamente hasta se ofrecieron de mediadores. Tanta torpeza y desesperación demostró a los más incrédulos que no les falta razón a quienes lo han acusado de usurpador. Y no tuvo mejor idea que salir a Uruguay, Argentina y Brasil a comprar apoyo con el petróleo venezolano y a seguir enriqueciendo a los industriales y productores agropecuarios sureños con la importación de sus productos, mientras aquí siguen quebrando a los nuestros. ¡Hasta les ofreció los fértiles valles de Aragua, luego de que el régimen los expropiara y ahora los mantiene improductivos!
Por si fuera poco, en el país las cosas marchan de mal en peor. La inflación nos acogota a todos, pero especialmente a los más pobres. El desabastecimiento es una realidad que nadie puede negar, a causa de la quiebra de empresas productoras por parte del régimen en estos nefastos 14 años. Ahora conseguir un kilo de harina pan o un rollo de papel sanitario es una tarea titánica, para no hablar de otros productos escasos, como la carne o la pasta de dientes.
 No hablemos de la inseguridad, con su ración de asesinatos diarios en todas partes, holocausto que ya nos cuesta la vida de 200.000 venezolanos. Los apagones y la falta de agua potable ya son permanentes, así como la crisis de la salud, el desempleo, la falta de vivienda y el empeoramiento de los compatriotas en situación  de pobreza.
En definitiva, el ilegítimo no pega una. Trata de parecer un presidente, pero no lo logra. No puede, definitivamente. Tanta mediocridad, ignorancia y torpeza juntas no son nunca características de un Jefe de Estado, y menos de alguien cuya victoria es desconocida dentro y fuera del país. Todo un papelón, como es lógico cuando se pretende gobernar con un liderazgo prestado.
“Mucho camisón pa’ Petra…”, como decimos en criollo.


LA PRENSA de Barinas - Martes, 14 de mayo de 2013.