miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA REBELIÓN DEMOCRÁTICA
Gehard Cartay Ramírez
Lo que debería producirse este próximo domingo es una rebelión democrática contra el nefasto régimen que sufrimos los venezolanos desde hace 15 años.
Tal como lo he sostenido en anteriores artículos de prensa, las elecciones del 8 de diciembre tienen dos objetivos muy precisos: elegir nuevos alcaldes y concejales, y preparar, si se produce una avalancha del voto opositor, la sustitución constitucional y democrática de Maduro y su cúpula podrida.
El primer objetivo nos va a permitir mejorar nuestros gobiernos locales -buena parte de ellos hoy controlados por mafias corruptas rojas rojitas- poniéndolos en manos de auténticos servidores públicos y luchadores sociales. Al lograr tal objetivo, estaremos defendiendo el municipio como célula originaria de la soberanía popular y fortaleciendo el neofederalismo, la descentralización administrativa y la defensa de las regiones y municipios frente a un Poder Central pervertido por la cúpula corrupta que hoy lo controla.
Este propósito tiene adicionalmente un elemento positivo: los candidatos de la Unidad Democrática fueron elegidos en 2012 en elecciones primarias por la gente de sus municipios. No son candidatos impuestos, como los del régimen, ni tampoco autocandidatos, como algunos otros.
Son, por tanto, candidatos conocidos y comprometidos con sus localidades. Por regla general, son líderes honestos y capaces, luchadores sociales y dirigentes conocedores de las realidades de sus municipios.
En el caso de Barinas, podemos decir que José Luis Machín encarna esas cualidades. Y en los municipios del interior gente como Ronald Aguilar (Sucre), Sinforiano Pérez (Zamora), Frenchy Díaz (Pedraza), Jackson Barboza (Andrés Eloy Blanco), Adolfo Superlano (Bolívar), Ramón Fernández (Cruz Paredes), Rodrigo Salas (Obispos), Dominga de López (Arvelo Torrealba), “la negra” Juana Zamudio (Rojas), Lincoln Pérez (Sosa) y José Gregorio Barrios (Arismendi), son candidatos que cuentan, además, con el aval de buena parte de sus electores, lo que les proporciona una base de apoyo fundamental.
El segundo objetivo tiene mayor alcance y proyección histórica: hacer también de estas elecciones del próximo domingo una auténtica rebelión democrática. Se trata de convertirlas en un pronunciamiento aplastante contra el régimen ilegítimo de Maduro y su cúpula podrida.
En otras palabras, los venezolanos debemos unirnos en estos comicios para hacer escuchar nuestra voz de protesta ante la actual situación del país y, en consecuencia, abrir los caminos constitucionales y democráticos que nos permitan sustituir al actual régimen en el más breve plazo posible.
Ya he explicado de qué se trata, pero vuelvo a repetirlo. Si los venezolanos demostramos contundentemente nuestra decisión de cambiar el actual estado de cosas, estas elecciones son una oportunidad única. Y al votar por la plataforma de la Unidad Democrática, debemos convertir esa decisión en una contundente avalancha de votos en contra del régimen. Sólo así podremos tener en nuestras manos una formidable palanca democrática y popular para activar el cambio que requiere el país con urgencia.
La vía expedita, a tales efectos, puede ser la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que apruebe una nueva Constitución a los fines de enmendar los errores y vicios de la actual, y, al propio tiempo, como depositaria de la soberanía popular, proceda a sustituir los actuales Poderes Públicos, incluyendo la Presidencia de la República, y convoque a nuevas elecciones a la mayor brevedad.
Porque lo que no podemos olvidar jamás es que la salida a esta pesadilla debe ser democrática y dentro del marco de la Constitución. Por eso, el voto sigue siendo un instrumento al que no podemos renunciar jamás. Las voces agoreras que dicen lo contrario nunca han planteado una alternativa eficiente y distinta a la del voto.
 (Y debo recordar que en casi todas partes los movimientos que luchan por cambiar sus países, por radicales que sean, casi nunca renuncian al instrumento del voto. No lo hicieron aquí los partidos que apoyaron las guerrillas castrocomunistas (salvo en las elecciones de 1963), ni tampoco los golpistas comandados por Chávez en 1998. No lo ha hecho ETA en España, ni lo hicieron los rebeldes irlandeses del IRA, o los movimientos radicalizados como Hamas en Líbano y Palestina.)
La vía electoral, a pesar de que el régimen y su CNE pretenden estrangularla, sigue siendo el arma de que disponemos los demócratas que no somos conspiradores ni golpistas, como sí lo son los integrantes de la cúpula podrida de actual régimen.
Que nada nos detenga entonces: ¡Todos a votar en masa este próximo domingo por los candidatos de la Unidad Democrática y por el cambio urgente que merece Venezuela!
 @gehardcartay
El blog de Gehard Cartay Ramírez