miércoles, 19 de diciembre de 2012

COPEI, INSTRUMENTO AL SERVICIO DEL PUEBLO

Mensaje del diputado
 GEHARD CARTAY RAMÍREZ,
 Secretario General del Partido Social Cristiano Copei en el Estado Barinas, a través de la red regional de emisoras de radio, al conmemorarse el 33 aniversario de su fundación.

(Barinas, 13 de Enero de 1979)

Barineses; barinesas:

Arribamos hoy a un nuevo aniversario del Partido Social Cristiano Copei. Se cumplen este 13 de Enero treinta y tres años de la fundación de la Democracia Cristiana venezolana.
Ha querido la Providencia Divina y la voluntad popular que celebremos tan importante acontecimiento después de haber sido escogidos por las mayorías venezolanas para dirigir el país durante los próximos años. Ha sido una decisión tomada por el pueblo, después de habernos escuchado y oído durante la pasada campaña electoral, y luego de haber vivido una frustrante y equívoca gestión de gobierno durante los últimos cinco años del acontecer nacional.
Hemos vuelto de nuevo al gobierno después de estar luchando en las trincheras de la oposición. Hemos vuelto al poder porque somos alternativa de esperanza del pueblo venezolano. Volvemos con absoluta conciencia de la responsabilidad asumida. Volvemos con mayor experiencia, renovado el entusiasmo y crecida todavía más nuestra vocación de servicio. Volvemos también con nuestra humildad de siempre, sabiendo que fuimos escogidos para servir y no para ser servidos. Volvemos sabiendo que el poder es un instrumento para transformar el actual estado de cosas, y no el botín que permite el enriquecimiento de arribistas y oportunistas. Volvemos para sustituir la corrupción actual por la probidad y la honestidad en el manejo de los dineros públicos. Volvemos porque el pueblo espera un cambio verdadero, y nosotros debemos a realizarlo.
La lucha que acabamos de librar ha templado las fibras revolucionarias del Partido. Ha fortalecido la mística de los copeyanos. No pocas dificultades tuvimos que sortear -conjuntamente con nuestros aliados- para obtener la victoria electoral de Luis Herrera Campíns, hoy Presidente Electo de la República (Aplausos). Enfrentamos a un gobierno poderoso en términos políticos, económicos y financieros, como pocos en nuestro devenir republicano. Enfrentamos a un adversario que lo tenía todo a manos llenas, respaldado por el gobierno más rico de toda la historia del país.
Nada de eso les sirvió, porque nosotros, a diferencia de ellos,  siempre estuvimos robustecidos y plenos de voluntad, capacidad de sacrificio y -por sobre todo- optimismo. Tuvimos un Candidato Nacional y a un pueblo decidido a nuestro lado. Sabíamos y sabemos cuánto envuelve el compromiso que hicimos -y que hoy ratificamos plenamente- con quienes creyeron en nuestra palabra y no se dejaron seducir por las mentiras del adversario.
Y aquí estamos, a la altura de estos 33 años, reiterando todas y cada una de las ofertas hechas al electorado por Luis Herrera, Copei y los partidos que nos acompañaron en esta lucha.
 Y esperamos, con la ayuda de Dios y de  todos, cumplir la promesa fundamental de hacer un gobierno amplio y no sectario. Un gobierno consecuente, y no olvidadizo. Un gobierno con sensibilidad social y humana, y no indolente. Un gobierno con capacidad crítica, y no soberbio. Un gobierno tolerante, y no prepotente. Un gobierno eficaz, y no ineficiente. Un gobierno respetuoso de la Ley y enemigo de la arbitrariedad. Un gobierno con aliento histórico y alejado del inmediatismo delirante que acabamos de derrotar los venezolanos (Aplausos).
Dijimos que íbamos a hacer un gobierno de animación, y esperamos hacerlo. Un gobierno de imaginación, y no de rutina. De consulta y diálogo, y no de palabrería hueca. De planificación, y no de gestos impulsivos. De reflexión y de estudio, en lugar de improvisación.
Luis Herrera y Copei -en unión de nuestros aliados- ofrecimos un gobierno serio. Un gobierno de carácter. Un gobierno que garantice la seguridad y tranquilidad a todos los venezolanos. Un gobierno que administre con sentido de eficacia los recursos del país, y los convierta en obras de beneficio popular que hoy reclama todo el pueblo. Es nuestro compromiso y debemos a cumplirlo, con la ayuda de Dios y de todos ustedes, insisto.
Hoy más que nunca el Partido Social Cristiano Copei sabe que debe gobernar escuchando a los demás, y no sólo escuchándose a sí mismo. Esta responsabilidad de tener abiertos oídos y ojos para ver y escuchar a todos, nos obliga a hacer un gobierno de prioridades, que jerarquice las necesidades y problemas de Venezuela y de Barinas para entrar de lleno a su resolución y satisfacción efectivas.
Consecuente con nuestros principios ideológicos, en Copei sabemos que este próximo gobierno debe tener como centro y guía de su acción a la persona humana. Por tanto, debe gobernar respetando la libertad real y esencial del hombre y elevando a sus justos términos la dignidad de la persona humana, que es -por otra parte- el principio básico de la ideología demócrata-cristiana. 
De allí que nos hayamos comprometido también a hacer un gobierno de participación, cuyo instrumento fundamental será el Estado Promotor, es decir, el Estado que estimule la acción personal y social de todos los compatriotas y habitantes del país, de manera que contribuyan al engrandecimiento de la Patria venezolana.
Compromiso esencial del Presidente Electo y del Partido ha sido y es la lucha por la superación de la marginalidad social. Este compromiso con los pobres nos llevará a tomar decisiones orientadas a mejorar la situación de millares de venezolanos que viven en las peores condiciones de vida y que no han sido atendidos con la urgencia que lo merecen. Ese pueblo, que ha sido un convidado de piedra en los últimos años, será la primera preocupación del gobierno a instalarse próximamente.
Deberá merecer nuestra especial atención la situación de los barrios de la ciudad de Barinas y de las poblaciones del interior. Viven allí miles de personas dentro de la mayor pobreza, sin educación, sin servicios públicos eficaces, sin empleo ni oportunidades de trabajo. A ellos deberá ir, en primer término, la acción resuelta y definida de la administración del Presidente Herrera. Y así como a los barrios, también habrá que ocuparse de nuestros pueblos barineses, que hoy se encuentran abandonados y olvidados por la acción oficial.
En estos 33 años de su fundación, el Partido Social Cristiano Copei quiere asimismo ratificar su compromiso con el Estado Barinas. A tal efecto, expusimos durante la pasada campaña electoral un ambicioso programa de gobierno regional, con metas y objetivos de seguro cumplimiento. Al hacerlo, estábamos concientes de que Barinas está llamada a ser un extraordinario polo de desarrollo de la Venezuela próxima, y requiere por ello de una acción oficial ambiciosa que le permita llegar a pasos agigantados al progreso y bienestar que se merece por sus riquezas y potencialidades.
El tiempo perdido en este sentido por quienes pudieron haber hecho mucho por Barinas, lamentablemente no será posible recuperarlo. Pero creemos, sí, que una efectiva planificación concertada que nos comprometa a todos los barineses y a quienes con nosotros aquí viven y trabajan, bajo la dirección de un gobierno regional audaz y con sentido de grandeza, podrá permitir que Barinas alcance metas de próspero y seguro desarrollo.
Quiera Dios que quienes ahora dirigirán el gobierno regional por decisión del Presidente Herrera  Campíns, lo hagan bien y en función de este sagrado compromiso. Nosotros, por nuestro lado, estaremos vigilantes, junto al partido y a los barineses, de que así sea (Aplausos).
Sabemos que son muchos los problemas que frenan nuestro desarrollo regional. Baste mencionar, entre otros, la actual estructura de la propiedad de la tierra, el abandono de de las poblaciones y del campo, la crisis médico-asistencial, la situación educativa, el deterioro de los servicios públicos, la precaria vialidad urbana y rural y el alto costo de la vida. Nuestra acción de gobierno debe comenzar por enfrentar estas limitantes, a fin de favorecer el desarrollo de la región barinesa.
No se nos escapa, tampoco, que la falta de coordinación de los organismos de Reforma Agraria, y de todos aquéllos que tienen alguna relación con la producción empresarial del campo barinés, han creado un estado de frustración entre los productores agrícolas. Tal situación requiere una atención pronta y urgente para evitar el colapso de nuestra producción agropecuaria. De igual manera, y dentro del mejor espíritu barinés, deberá iniciarse un proceso de racionalización en la lucha por conservar las cuencas hidrográficas y las reservas forestales, así como la lucha contra la contaminación del medio ambiente.
Deberá combatirse la inseguridad social reinante en el Estado, la inseguridad jurídica en cuanto a la tenencia de la tierra y el auge de la delincuencia urbana y rural. Debe merecer, asimismo, especial atención el mejoramiento de los servicios públicos en Barinas y propenderse a la ejecución de un vasto programa de construcción de viviendas populares y de clase media, a fin de combatir la difícil situación de insalubridad y miseria que hoy soportan miles de compatriotas.
No podemos fallarle a Barinas en el cumplimiento de estos compromisos. Sentimos a esta tierra en lo más hondo de nuestros corazones, y sabemos del entrañable afecto del Presidente Herrera Campíns por estas tierras barinesas, vecinas de su natal Estado Portuguesa, y por sus hijos, algunos de los cuales estarán acompañándole desde las más altas responsabilidades del nuevo gobierno.
Y Barinas, igualmente, merece ser gobernada ahora utilizando las mejores inteligencias y las más decididas voluntades, a través de un equipo de hombres compenetrados con esta región y conocedores de su difícil realidad. Sirva, pues, este 33 aniversario para reiterar nuestro compromiso de dar a Barinas lo que Barinas merece por su auspicioso porvenir y sus inimaginables posibilidades (Aplausos).
Vayan ahora unas reflexiones finales sobre el papel del Partido y de sus dirigentes y militantes en esta hora estelar de Copei. Vivimos en este instante nuestro más alto compromiso con el país. Hemos vuelto al ejercicio del gobierno gracias al brillante triunfo de Luis Herrera Campíns, pero no olvidemos tampoco que la victoria de diciembre nos consolida como la primera fuerza política del país por primera vez en la historia del partido. Tenemos, a vuelta de poco tiempo, otras luchas que librar para adecentar y prestigiar a nuestras instituciones municipales, y de ese reto -al igual que en las recientes elecciones- debemos también salir victoriosos.
Ahora Venezuela tiene plena conciencia de lo que es y deberá ser por siempre el Partido Social Cristiano Copei. Sabe que no nacimos para ser una minoría dedicada a la simple especulación intelectual e ideológica. Sabe que no nacimos para ser una mayoría disfrutante del poder para el enriquecimiento personal a costa de los dineros públicos. Ni una cosa ni la otra. Venezuela sabe que nacimos para ser un instrumento al servicio del pueblo y para transformar esta injusta sociedad que nos rodea por una nueva sociedad más justa y solidaria.
Somos un partido con presencia en todos los rincones de la Patria. Un partido con apetito de historia y de grandeza. Un partido en proyección hacia el futuro. Y estos 33 años confirman esta proyección. Porque son 33 años de historia venezolana, servida con pasión de trascendencia y sin concesiones al oportunismo. Aquí estamos hoy, desde Rafael Caldera, líder máximo y guía de esta apasionante empresa, hasta el más humilde militante del Partido, todos -absolutamente todos- concientes de lo que nos reclama el país. Aquí estamos, unidos alrededor de nuestro principio irrenunciable de ser instrumento del cambio en Venezuela. Aquí estamos, los viejos fundadores -orgullosos de su esfuerzo y su testimonio- junto a los nuevos líderes que nos hemos incorporado a la organización para seguir haciendo posible la única razón de existir de Copei que no es otra que la causa del pueblo.
En estos 33 años del Partido Social Cristiano Copei hacemos propicia la ocasión, en nombre del Comité Regional, para convocar a los barineses -sin excepción- y a todos los que habitan con nosotros en este gran Estado, para luchar juntos por Venezuela y nuestra región. Invitamos a todos, a obreros, campesinos, trabajadores, profesionales, amas de casa, deportistas, intelectuales, artistas, estudiantes; hombres y mujeres de buena voluntad, a acompañarnos en esta jornada de amplitud y solidaridad venezolanas que encabezará ahora el Presidente Luis Herrera Campíns para que todos unidos podamos construir una Venezuela mejor.

Muchas Gracias (Aplausos).



lunes, 17 de diciembre de 2012

Verdades
CAMBIAR PARA TRIUNFAR
Gehard Cartay Ramírez
“Al pan, pan, y al vino, vino”. La derrota de las fuerzas democráticas este domingo no puede ser edulcorada y menos frivolizada.
Y no se trata de “hacer leña del árbol caído”. Se trata de analizar con objetividad, sin apasionamientos y sin mentiras lo que, a todas luces, resulta un grave retroceso en el camino ascendente que la oposición democrática venía transitando desde 2006.
Porque sería absurdo que “los árboles no nos dejaran ver el bosque”, para continuar utilizando refranes coloquiales. Sería peor no reconocer la magnitud de este nuevo fracaso, continuar en la lucha sin tomar los correctivos quirúrgicos imprescindibles y acostumbrarnos entonces a seguir de derrota en derrota.
Lo que procede es precisamente todo lo contrario: sobreponernos autocríticamente a este resultado adverso, precisar las fallas, corregir los errores y producir un relevo en la conducción de las fuerzas democráticas y sus partidos.
Ya se ha dicho, pero nunca será suficiente repetirlo, que la política -como casi todo- se mide por los resultados. Por eso mismo, en las democracias desarrolladas y plenas, cuando los liderazgos políticos fracasan, lo primero que hacen es abrirles paso a otros, sin que por ello se afecte la continuidad de la lucha.  
Me apresuro a admitir que estas conclusiones son necesariamente tempranas, a escasas 12 horas de conocidos los resultados electorales, y que no tienen propósitos desalentadores, sino la muy clara intención de tratar de contribuir a mejorar nuestras futuras condiciones de lucha frente a un adversario corrupto, inescrupuloso y neo totalitario. Está demás advertir que, en pocos días, se librará una nueva batalla, y esta sí parece casi definitiva en el combate por sacar al país del precipicio donde hoy se encuentra.
Esta circunstancia nos obliga a levantarnos de esta nueva caída electoral tan rápido como sea posible. Y si bien es cierto que no podemos perder tiempo en lamentaciones, debe quedar claro también que lo que sí debemos hacer -insisto- es asumir autocríticamente lo sucedido, precisar sus causas reales, cambiar lo que haya que cambiar y producir un barajo en el liderazgo opositor.
Lo primero que debemos analizar es lo relativo al retroceso sufrido. Hay una clarísima diferencia entre lo sucedido el siete de octubre y lo que pasó este domingo 16 de diciembre, y no es otra que una nueva irrupción de la abstención. Millones de electores que no acudieron a votar por los candidatos democráticos contribuyeron así a su derrota. Y aunque la abstención también perjudicó a los candidatos del régimen, resulta obvio, a juzgar por los resultados, que nos hizo mayor daño a los opositores. En esta materia, el oficialismo demostró mejor capacidad para movilizar a sus votantes, y eso fue un punto a su favor.
Obviamente que la derrota opositora del siete de octubre profundizó la del domingo pasado y, por contraste, consolidó la victoria obtenida por el oficialismo. Sin embargo, no deja de llamar la atención que estados como Táchira y Mérida, donde la oposición democrática ganó en octubre, dos meses después haya perdido por diferencias significativas. Lo mismo puede decirse, pero en sentido contrario, en los casos de Lara, Miranda y Amazonas, donde el régimen ganó entonces y ahora sus candidatos resultaron derrotados.
La segunda observación tiene que ver con la magnitud de los hechos: hoy el régimen controla veinte gobernaciones de estado y la oposición democrática apenas tres, habiendo sido despojada de cuatro (Zulia, Carabobo, Táchira y Nueva Esparta), entre las cuales destacan dos de los estados de mayor población electoral. (En el caso de Barinas, lamentablemente se produjo también un retroceso en comparación con las elecciones de 2008.) No son hechos insignificantes, sino todo lo contrario, que obligan a revisarnos y analizarnos con la mayor sinceridad.
La tercera observación está referida a las condiciones en que hemos participado electoralmente. No podemos seguir tolerando que las mismas se mantengan y hay que luchar por cambiarlas, sujetándolas al cumplimiento de la Constitución y las leyes. Ya sé que esta no es una tarea fácil, pero sería necio no asumirla y, en cambio, terminar resignados al ventajismo corrupto y corruptor del régimen y la complicidad abyecta del Consejo Nacional Electoral frente a sus atropellos y desmanes.
En consecuencia, tenemos que activar una enérgica resistencia popular ante tales hechos y desenmascarar a un régimen dictatorial que, frente al resto del mundo, se presenta como democrático tan sólo porque hace elecciones, pero sin que se repare en qué condiciones de ventajismo, corrupción y desigualdad se realizan estas en Venezuela.
La lucha continúa. Otros liderazgos probados, distintos a los que ya tuvieron su oportunidad hasta ahora, deberán irrumpir en la conducción democrática opositora. Hay necesidad de buscar a los mejores, a los más capacitados y sobre todo a los que nos puedan conducir a la victoria. Ha llegado la hora de la racionalidad crítica frente a lo acontecido, de la irrenunciable esperanza frente al futuro y de la constancia tenaz ante un horizonte que, a pesar de todo, anuncia cambios profundos y muy cercanos en la vida del país.   
P.S. Esta es mi última columna por este año. Martes 25 y martes primero de enero no circulará La Prensa. Por estas razones, desde ahora les envío a los lectores mi cordial saludo de Navidad y Año Nuevo. Hasta pronto, Dios mediante. 

sábado, 15 de diciembre de 2012

A LA PROMOCIÓN “EDGAR CARTAY RAMÍREZ”

Discurso pronunciado por el diputado
GEHARD CARTAY RAMÍREZ
en el Acto de Graduación de Bachilleres del Liceo Raimundo Andueza Palacio

(Barinas, 13 de octubre de 1978)

Un nombre para una promoción estudiantil significa mucho. Tiene el alto sentido del más puro simbolismo. Se trata de un reconocimiento, de un homenaje, de un testimonio. Se trata, también, de un camino a seguir, de un ejemplo que se imita, de una vivencia que se hace propia.
Esta noche se reúnen ustedes para recibir sus títulos de Bachilleres de la República. Ha decidido un sector muy calificado de quienes se gradúan hoy, ofrendar su promoción a un educador, muerto en la flor de su juventud, de quien ustedes recibieron la enseñanza del maestro y el afecto del amigo. 
Trataré, por tanto, de cumplir, fiel y lealmente, un encargo lleno de emoción: ser algo así como el vaso comunicante entre Ustedes y el maestro amigo ausente. No hablaré con la palabra propia, sino prestándole a Edgar Cartay Ramírez lo mucho que dio de su juventud como educador y adivinando —casi presintiéndolo— lo que todavía pudo dar, sino hubiese encontrado tan prematuramente la muerte.
Permítanme Ustedes —y excúsenme que la emoción me haya impulsado a ello— este inicio personal para un discurso como el de esta ocasión. A Ustedes, que son la reserva de la Patria, tiene que importarles fundamentalmente la discusión de conceptos, de ideas, de argumentos, antes que la simple referencia anecdótica. También sé que esta apreciación me acompaña Edgar, quien fue siempre un hombre generoso, no sólo en el plano de la amistad, sino también en el terreno de las ideas.
Esta noche es, pues, ocasión para decir algunas cosas sobre el camino a seguir, sobre el desafío que los espera a cada uno de ustedes. Van a entrar a un mundo distinto, lleno de expectativas y sorpresas, en el cual nuevas emociones e inquietudes continuarán formando la experiencia que nos dá cada paso de la vida.
Ustedes vienen de vivir ahora otra etapa. Salen de la educación secundaria habiendo conocido buena parte de nuestro proceso educativo. Saben, en cierto modo, sus cosas buenas y sus cosas malas. Aprendieron en estos cinco años a convivir en franca camaradería, a amoldarse a nuevos métodos de estudio, a vivir la experiencia democrática de la lucha estudiantil. Vienen, pues, del comienzo de la juventud y sé que tienen conciencia de lo hermoso y útil que es esta parte de nuestras vidas.

La fuerza de la juventud
Alguien ha dicho que la juventud constituye una extraordinaria fuerza potencial, comparable a las grandes corrientes de nuestros caudalosos ríos, esos “caminos que andan” según la expresión del poeta barinés Alberto Arvelo Torrealba. Utilizada esa energía en tareas creadoras y constructivas, puede realizar milagros. Desbordada, en actitud de arrase, puede ocasionar daños irreparables. Pero no aprovechada para la transformación del país, o conceptuada como factor de ruina y desolación, se nos parecería a una riqueza perdida, sin producir los extraordinarios frutos que está llamada a rendir.
En todo caso, la juventud es un concepto de mucha importancia en nuestros tiempos. A veces se la concibe como una etapa dentro de la vida del hombre y su participación social. El joven es el hombre madurado biológicamente, pero en fase de reserva y de preparación, antes de asumir de lleno los desafíos sociales que le esperan. Por eso tal vez, la juventud y la condición estudiantil se consideran siempre equivalentes.
La juventud, por otra parte, supone inquietudes, preocupaciones e impaciencias razonables y justas. Supone, además, un deseo de realizarse plenamente. De allí que el joven rechace la actitud paternalista que pretende guiarlo en sus menores detalles, imprimiéndole una orientación que viene de fuera del mismo; y por eso acepta y reclama la actitud que lo promueva y lo estimule, a fin de que, siendo él mismo, pueda poner sus ideas, sus sentimientos y sus posibilidades al servicio de la transformación del país.
Hoy más que nunca Venezuela le reclama a los jóvenes su incorporación a la lucha contra el atraso y la miseria. Para los jóvenes que no se han encandilado con la propaganda hipócrita y falaz que nos presenta como el país de las maravillas, la lucha por superar nuestra crítica situación económica, política y social sigue siendo de primer orden.

La hora angustiosa
Vivimos una hora angustiosa entre los venezolanos de conciencia responsable, a cuya vanguardia debe estar la juventud de la Patria. Una mirada al país que vivimos nos hace percibir un contraste que dice muy poco a favor nuestro como Nación.
Allí está en primer término, la marginalidad social y económica. Millones de compatriotas a quienes se les niega su derecho a una vida digna, pues este sistema es aún incapaz de garantizarles empleo, educación, vivienda, sanidad y alimentación. Si observamos la trágica situación de los barrios marginales de nuestras ciudades y de Barinas, particularmente, nos daremos cuenta del mal uso que se le ha dado a la riqueza del país. Los petrodólares que han hecho nuevos ricos a los aprovechadores de la fe del pueblo, no han alcanzado para elevar nuestros niveles de vida. Por eso, alguien ha dicho, no sin ironía, que Venezuela es un país rico lleno de gente pobre.
Por otra parte, vivimos en una sociedad de consumo. Y junto a esta tendencia consumista y la propaganda engañosa que nos dice que “hoy vivimos mejor” —así digamos estas cosas, agregan—, la cuantiosa riqueza de origen petrolero ha hecho posible el que vivamos un espejismo de prosperidad, cuya ilusión, por cierto, nos pretenden fijar en la mente los arquitectos electoreros de la mentira. Por esto, la imagen de la Venezuela próspera no es sino un sofisma, es decir, una verdad en apariencia y una gran mentira en la realidad.
Esta sociedad de consumo pretende encuadrarnos a los venezolanos en un esquema de valores donde el dinero ocupa lugar preponderante. Vivimos en la civilización de las vidrieras, los automóviles caros y las tarjetas de crédito. La felicidad del hombre, su espiritualidad y su libertad, han sido sustituidas por la idea de que hoy lo importante no es ser más, sino tener más.
He allí la paradoja venezolana: una sociedad de consumo al lado de una amplia mayoría de la población que sigue soportando hambre, miseria, enfermedades, falta de vivienda. He allí la ineficacia, la injusticia y la inmoralidad de un sistema que no ha sido capaz de invertir los 300 mil millones de bolívares que nos ha dado el petróleo en estos últimos años, en proyectos mediante los cuales los venezolanos pobres vivan en forma más justa y más humana.
Contra esta injusta realidad debe luchar la juventud venezolana. No podemos heredar un país con tales taras económicas, políticas y sociales. Tenemos que prepararnos a través del estudio y la lucha constante para derrotar esta critica realidad que amenaza con arrojar nuestro futuro por el despeñadero de la Historia.

Un cambio profundo
Y aquí está el otro reto fundamental para los jóvenes. No sólo se trata de tomar conciencia sobre la caótica situación que nos rodea, sino de prepararnos para cambiarla en el porvenir. Por ello, a la juventud responsable se le exige, junta a la tarea de estar al lado del pueblo, el compromiso de luchar para superar esta realidad vergonzante.
Y no se trata de hacer simple gimnasia revolucionaria. Ya pasaron los tiempos de los vocingleros de oficio, revolucionarios en el liceo o en la universidad, y defensores del status una vez incorporados al mercado de trabajo. Ahora de lo que se trata es de prepararnos para dar nuestro aporte al país del mañana, mediante el estudio y la investigación que les brindará la educación superior.
Tenemos que hacer de nuestra educación un camino con vocación de Patria. Por eso, debemos también estar concientes de la situación exacta de nuestro proceso educativo. Tal vez el próximo paso en la formación de Ustedes se encuentre con el obstáculo de la falta de cupo en nuestras universidades. Miles de jóvenes que salieron del bachillerato con la ilusión de la Universidad, aún esperan la posibilidad de ingresar a ella. Otros no han podido entrar a la secundaria y quién sabe cuántos más no lo harán en la educación primaria.
Y todo ello porque hay crisis en la educación. No se trata tan sólo de crisis en la infraestructura, equipos, personal docente o del fenómeno de la deserción estudiantil, problemas todos que se repiten año tras año, multiplicándose en sus magnitudes. Se trata, también, de otra crisis, mucho más profunda, que ataca sustancialmente al concepto educativo que priva en Venezuela. Se trata de lo que Paulo Freire, un autor cristiano brasilero, ha llamado la educación bancaria, según la cual “la educación es el acto de depositar, de transferir, de transmitir valores y conocimientos...” En ella “el saber es una donación de los que se juzgan sabios a los que juzgan que no saben nada”. Este es el modelo educativo venezolano. Aquí, en este país, no se educa para la libertad, para estimular la creación y la inteligencia, sino para trasmitir mecánicamente algunos conocimientos al educando. Lo que quiere decir que no hay espacio para el diálogo, ni la participación activa de los estudiantes, al poner todo su énfasis en la mera información –por lo general insuficiente-, pero ignorando su deber de formar conciencia y capacidad propia para pensar, reflexionar y decidir. 
Deben, entonces, estar concientes de que el camino de la educación aún presenta fallas y lunares que debemos erradicar en un futuro no muy lejano. Pero deben continuar porque sólo serán hombres y mujeres útiles a Venezuela en la medida en que sean capaces de coronar con éxito sus estudios, no sólo para satisfacción de sus familiares, que han hecho quién sabe cuántos esfuerzos y sacrificios para que ustedes se eduquen, sino para tranquilidad de la propia conciencia y para no olvidar el compromiso que todos tenemos con el país y sus gentes.

Perfeccionar nuestra democracia
Otras preocupaciones también deben estar presentes en la mente y el corazón de los jóvenes.
Una de ellas, la que más nos vincula con el presente y el futuro, es la de perfeccionar nuestra democracia. Bien sabemos que desde el punto de vista de su duración en el tiempo, el experimento democrático venezolano ha sido exitoso. Nunca antes en nuestra historia hablamos disfrutado de un período tan prolongado de ejercicio de las libertades públicas. Han sido derrotadas las aberrantes formas de gobierno dictatorial y ya nadie —como antes lo propiciaron intelectuales, historiadores y sociólogos— sostiene tesis políticas en favor de las tiranías militares como “únicas” formas de gobernar a los pueblos latinoamericanos. ¡Y maldito sea el venezolano que vuelva intentarlo en el futuro!
Pero los jóvenes no podemos contentarnos simplemente con eso. Para nosotros no tiene sentido la democracia como simple disfrute de libertades públicas. Con el debido respeto por quienes en un tiempo las consideraron su único objetivo de lucha, la democracia representativa ya no llena las aspiraciones del venezolano común. Lo que algunos han calificado como “sueños de futuro” en el pasado y que ahora pretenden arrogarse como propiedad de un partido político, hoy son formas democráticas obsoletas, ávidas de transformación y de cambios. Los jóvenes no podemos adorar en el templo de la historia lo que otros construyeron, sino mejorarlo y perfeccionarlo en lo posible. Debemos revisar toda la armazón democrática y renovar todo cuanto exija, no una simple pintura de fachada, sino una transformación profunda
No se defiende a la democracia permitiendo que se cultiven en su seno virus que puedan matarla. Uno de esos virus es la tendencia hegemónica del bonapartismo delirante. Se pretende manejar el país con sentido de mesianismo megalómano, como en los viejos tiempos en que los reyes manejaban los asuntos del Estado como si se trataran de sus haciendas particulares.
Por esto, fundamentalmente, la democracia tiene otro sentido para nosotros los jóvenes. Creemos que ella debe dejar de ser representativa para ser participativa. Sólo así el pueblo podrá sentir que su rol es como actor, y no como espectador, tal como es hoy. Sólo así la democracia podrá asegurarnos a todos, no sólo la libertad de expresión de prensa, de reunión, sino también el derecho de millones a vivir mejor, a estudiar, a comer bien, a la salud, al trabajo, e incluso a soñar con una nueva sociedad.
Y junto a todas estas inquietudes, la preocupación también por nuestra región. Muchos de ustedes nacieron aquí, otros en distintas regiones, pero a todos nos une un acendrado amor por nuestro Estado Barinas. También él espera mucho de ustedes. No olviden que la tierra barinesa es tierra de promisión. Barinas está llamada a ser un gran polo de desarrollo en la región suroccidental del país. Tiene inmensas riquezas en el aspecto agropecuario, hidrológico, en sus suelos, en sus gentes. Apenas ahora, después de estar al margen del progreso, Barinas, por obra de sus potencialidades, y no por otra razón, puede despegar hacia el futuro. Ustedes, que van ahora a las aulas universitarias a formarse para las tareas del mañana, no olviden que aquí esta tierra espera confiada en que no olvidarán el compromiso para hacerla más próspera y desarrollada.

La herencia moral
Les dejo, así, a grandes trazos, lo que pudiéramos considerar la herencia moral de Edgar Alirio Cartay Ramírez, el padrino de esta promoción que ustedes integran.
Sé que todas estas cosas las hubiera dicho él si estuviera en el lugar que ocupo —en su nombre— en este momento. Porque Edgar fue siempre un hombre comprometido con sus inquietudes y sus ideas. Llevaba por dentro una luz de esperanza y a cada cual daba un poco de esa luz. Fue siempre un hombre modesto, humilde y hasta silencioso. Para él no siempre las palabras eran lo importante. Prefería traducir en los hechos lo que daba de sí mismo y sé que ustedes fueron testigos de excepción de la calidad humana del Profesor Cartay.
Edgar fue siempre el más ingenioso de sus cinco hermanos. Perdónenme esta cita familiar que hago para enfatizar la contextura espiritual del hombre cuyo nombre ostenta esta promoción de bachilleres que ustedes integran. Recuerdo que siendo él un joven liceísta —yo apenas un escolar— reunía a su alrededor a todos sus compañeros en una comunión permanente de alegría y optimismo. Fue siempre el animador de su grupo, cuya palabra de estimulo a los demás ayudaba a superar problemas y dificultades.
Su ingenio, decía, fue superior al de sus hermanos. Edgar siempre ayudaba en nuestros juegos infantiles construyendo juguetes o permitiendo el vuelo de nuestra imaginación. Sabíamos, los más pequeños, que era un aliado permanente y leal, como después lo supieron quienes trataron con él y se ganaron su amistad.
Esa calidad humana que transmitió a sus condiscípulos le permitió después ocupar posiciones de liderazgo. Fue así como sus compañeros lo eligieron Presidente del Centro de Estudiantes del Liceo O’Leary, su vieja casa de estudios. Allí, en aquellas aulas y pasillos tan familiares, supo ganarse el cariño de todos, profesores y estudiantes. Allí también comenzó su vocación por la Historia y recuerdo que en alguna ocasión fue Presidente de un Centro de Estudios Históricos.
Cuando ingresó a la Universidad de los Andes, Edgar quiso ser Abogado, pero pudo más su vocación por la Historia. Llevó por dentro siempre su amor por la patria chica, hasta el punto de que vivió por largos años en una residencia estudiantil —que más tarde compartimos juntos— en la vieja carrera ocho de Mérida, justamente en un sector llamado Barinitas, en los aledaños de la primera Estación del Teleférico.
Muchos aún recuerdan su presencia constructiva y laboriosa. En Mérida, Edgar fue motor principal para que se fundara la Asociación de Estudiantes Barineses de la Universidad de los Andes. Animó este proyecto entre sus amigos y paisanos, sin decir discursos —no fue nunca hombre de discursos—, apelando a la buena voluntad de quienes lo escucharan. Sus compañeros de entonces lo recuerdan siempre afanado en todos aquellos proyectos en los cuales ponía lo mejor de sí y de su esfuerzo.
Edgar, por qué no decirlo, fue siempre un bohemio. Enemigo de formalidades y de etiquetas, alejado de ese mundo rígido, almidonado y fatuo que ha creado la vanidad humana, prefirió siempre el gesto espontáneo y la camaradería franca y sencilla de quienes lo estimaban.
Así siguió siendo una vez que obtuvo su Licenciatura en Historia. Así fue en Guanare, donde llegó a ser uno más del grupo de sus alumnos. Así lo fue aquí, con ustedes y con otros, en el Liceo “Raimundo Andueza Palacio”. Porque siempre fue un hombre transparente, sin nada que ocultar a los demás. Edgar Alirio Cartay Ramírez fue siempre el mismo, con sus colegas, con sus amigos y con sus alumnos. De todos fue amigo y compañero. A todos dio algo de su humildad y de su bondad. Siempre puso el acento de su pasta humana no en la palabra —detrás de la cual pueden esconderse la hipocresía y la insinceridad—, sino en el testimonio de lo que podía dar de sí. Porque fue también un hombre de espíritu generoso con todos, sin nunca pedir nada a cambio. Tal vez por eso recibió poco y la vida le dio duros coletazos en algunas circunstancias.
Este fue el hombre a quien ustedes conocieron en las aulas liceístas. Este fue el amigo y maestro de ustedes. Sé que muchos de ustedes comparten este rápido retrato del Padrino escogido en ausencia. Y aún sé que bastantes otros testimonios sobre la labor cumplida por el profesor Cartay pudiéramos escuchar de ustedes.
La voluntad divina, ese designio imponderable que nos ata a todos y a la cual no nos resignamos a aceptar como irreversible, lo escogió en la flor de su juventud. Acababa de cumplir apenas 32 años cuando lo sorprendió la fatalidad. Nos lo cobró una noche de octubre, cuando aún no había despertado el alba, y apenas si pudo su recia fibra de hombre joven luchar contra la adversidad algunas cuantas horas.
Ahora que más nunca estará con nosotros su presencia física, nos queda el recuerdo de su presencia espiritual. Animados por esa presencia suya hemos venido esta noche a decir estas cosas y a agradecer infinitamente, en nombre de su esposa e hijo, de sus padres y hermanos, el noble gesto de ustedes, y a decirles que pueden llevar con orgullo su nombre como padrino de esta promoción porque fue un hombre de bien.
Muchas gracias.
***
Integrantes de la Promoción
 “Licenciado Edgar Cartay Ramírez”

Andrade Gómez, Yovanny
Angulo Inciarte, Plinio
Arroyo Pérez, Ramón
Betancourt Vidal, Ana Elisa
Camacho S., Edilia
Chirinos D., Jhonny
García Camacho, Carmen
Montoya D., José Faustino
Oropeza, Alicia Leonor
Panza Ostos, José Ramón
Peñaloza Flores, Ana María
Ramírez C., Valdemar A.
Ramos Yépez, Ligia R.
Romero Izquierdo, Marberys
Sánchez A., Celia
Silva Araque, Yraima
Silveira, Gregoria A.
Sivira, Yomen
Soto Guido, Yovanny
Vivas Landaeta, Mery
Medina Bastardo, Yoel José
Sanguinetti, Manuel

viernes, 14 de diciembre de 2012

EN LOS 32 AÑOS DE COPEI

Mensaje del diputado GEHARD CARTAY RAMÍREZ, Secretario General del Partido Social Cristiano Copei en el Estado Barinas, a través de la red regional de emisoras de radio.

(Barinas, 13 de Enero de 1978)

Barineses, barinesas:
El Partido Social Cristiano Copei cumple hoy treinta y dos años de fundado.
Desde aquel trece de Enero de 1946, cuando apenas éramos una minoría, a este trece de enero de 1978 que nos encuentra como partido mayoritario a las puertas del retorno al poder, los socialcristianos hemos escrito las mejores páginas de la más reciente historia venezolana.
No ha habido acto de engrandecimiento nacional que no haya contado con nuestro aporte. No ha habido, tampoco, injusticia en la Patria que no haya tenido nuestro rechazo. En cada circunstancia y en todo momento, Copei ha estado al lado del pueblo, porque no otro puede ser el destino de un Partido nacido para transformar la injusta realidad que nos rodea, y realizar los cambios profundos que le proporcionen a los hombres y mujeres de esta tierra el bienestar, la justicia y la felicidad que le niegan hoy quienes desde el gobierno los traicionan y marginan.
Estos 32 años nos encuentran cumpliendo con madurez y responsabilidad nuestro compromiso con Venezuela. Hemos sido y somos, tanto en gobierno como en oposición, alternativa vigilante de los mejores intereses del país. La reciente conducción del Presidente Rafael Caldera es recordada por los venezolanos con satisfacción y nostalgia. Bajo su gobierno ciertamente se realizó una obra fecunda con proyección hacia el porvenir. Gobernamos sin difamar a los antecesores, y sin invocar fallas del gobierno anterior para descargarnos de las responsabilidades derivadas de nuestras propias acciones u omisiones. No recurrimos a tales prácticas burdas y cobardes, tal como lo ha venido haciendo reiteradamente el gobierno de Carlos Andrés Pérez. El Presidente Caldera gobernó, en cambio, con sentido de pedagogía política. Se respetaron los derechos ciudadanos. Se propició y logró el regreso a la vida legal de aquellos que equivocadamente fomentaron la violencia guerrillera. Se gobernó en paz.
Copei desde el gobierno adelantó entonces programas de fomento y diversificación de la educación, así como planes agrícolas, industriales, de salud, de obras públicas, habitacionales y de otros órdenes, cuya proyección se reconoce a medida que transcurre el tiempo y se los compara con la incompetencia y el despilfarro que caracterizan a la actual gestión administrativa adeca.
En el caso de nuestro Estado Barinas, la administración encabezada por nuestro compañero Luciano Valero como gobernador entre 1969 y 1974, dejó huella profunda por la obra de hondo contenido social y humano cumplida durante el pasado quinquenio. Todos los pueblos de Barinas fueron atendidos y en cada uno de ellos está presente la gestión socialcristiana. Se implementaron entonces amplios programas educativos, sanitarios, agrarios, de promoción popular, de vialidad y de obras públicas, cuya contribución el desarrollo regional no han podido negar ni siquiera nuestros más enconados adversarios. Se administraron con honestidad y eficacia los recursos de que se dispuso y se proyectó a Barinas como posible polo agroindustrial dentro de la zona occidental del país. Hubo honestidad y decencia, en contraste con las corruptelas y peculados que hoy caracterizan la gestión del gobierno regional.
Vueltos a la trinchera de la oposición, el Copei de Barinas -como el de toda Venezuela- ha cumplido a cabalidad su papel de líder del pueblo opositor al gobierno adeco. Lo hicimos desde el principio, convencidos como estábamos de que un gobierno con tanto poder político y económico como el actual, podía caer fácilmente en el terreno del abuso de ese poder. Y los hechos de estos últimos cuatro años han venido a darnos la razón: el gobierno de Acción Democrática ha pretendido y pretende dominar hegemónicamente dentro de una escalada tendiente a silenciar a quienes disentimos de su política equivocada y dañina.
Pero nada ni nadie ha podido ni podrá silenciar nuestra voz ni desviarnos del camino trazado, que no es otro que el de ser portavoces de la angustia de los venezolanos. El pueblo está cansado ya de tantas promesas, incumplidas todas, de tantas expectativas fallidas. El pueblo está cansado ya de tantas mentiras del gobierno, de tantas burlas oficialistas a su creencia de que las cosas iban a mejorar ahora (Aplausos).
La historia no podrá perdonar al gobierno de AD por haber perdido una oportunidad histórica excepcional cuando asumió el poder. Entonces recibió un país pacificado, con amplias disponibilidades y recursos financieros que pudieron invertirse en el desarrollo integral de Venezuela. Estaban dadas todas las condiciones para una obra de gobierno realmente beneficiosa para todos.
Por desgracia nada de eso se logró. Desde el comienzo, el gobierno ha improvisado iniciando una loca carrera hacia el abismo. Se han despilfarrado en cuatro años más de 200 mil millones de bolívares, cifra superior a la manejada por Presidente alguno desde el catire José Antonio Páez hasta Rafael Caldera. No hay obra alguna, mientras que la gente siente que su situación económica ha empeorado aceleradamente. La administración adeca, la económicamente más rica en la historia del país, es la más pobre en sus resultados a favor del pueblo.
El país ha visto convertirse en engaño la oferta de la vida barata que tanto ofreció el actual Presidente y su partido. Por el contrario, los venezolanos —sobre todo los sectores de escasos recursos— han sentido el castigo del alza constante y desmesurada del costo de todos los artículos de la dieta familiar, del vestido y de la vivienda. Así mismo, el pueblo vive un tremendo estado de inseguridad personal que ha convertido a Barinas, de la pacífica y cordial ciudad que era, en una ciudad azotada por el hampa y la delincuencia, en donde asaltos y asesinatos aumentan de manera preocupante, sin que las autoridades hagan lo conducente para proteger a la familia barinesa.
El pueblo siente como a diario aumenta la ineficacia de los servicios públicos y la falta de voluntad del gobierno para mejorarlos. Las ciudades y los pueblos reclaman todos los días para que se mejoren los servicios de agua, energía eléctrica, aseo urbano, teléfonos, transporte, etc., cuando no es que se pide su creación pues aún hay muchas localidades que carecen de los más elementales servicios públicos.
Barinas ha sido, particularmente, uno de los Estados peor tratados por el gobierno actual. Huérfana de servicios públicos eficientes, como ya hemos dicho, con una crisis sanitaria galopante, en un insólito clima de inseguridad, Barinas no ha podido beneficiarse con la millonada de bolívares que conforman sus presupuestos de estos últimos cuatro años. El pueblo barinés se ha convertido en un convidado de piedra, mientras la demagogia adeca pretende esconder estas realidades recurriendo a sus viejas prácticas electoreras (Aplausos).
Allí están nuestros barrios, viviendo en las peores condiciones de habitabilidad. La educación marcha en acelerado retroceso. No hay empleos ni oportunidades de trabajo. Sus gentes viven en zozobra ante la falta de vigilancia policial. Sus calles están intransitables. La ciudad presenta un aspecto desolador que ni siquiera la farsa montada con motivo de su Cuatricentenario pudo mejorar, aunque fuera superficialmente.
A nivel rural, nuestros pueblos barineses agonizan abandonados y marginados de la acción oficial. No hay vías de penetración en buen estado, ni créditos ni asistencia técnica para los campesinos. La incapacidad del gobierno ha impedido que las aspiraciones del sector campesino puedan ser convertidas en realidad. La paralización de la Reforma Agraria ha creado una difícil situación en el campo, mientras los principales dirigentes campesinos adecos, olvidados de las promesas hechas, sólo se preocupan por mejorar su situación personal, al punto tal de ser hoy por hoy personajes reputados como empresarios de cuantiosos y mal habidos recursos económicos. Al mismo tiempo, las pequeños y medianos productores rurales elevan todos los días su rosario de quejas por la incompetencia del gobierno. Tanto en las ciudades como en el campo, el panorama no deja de ser sombrío y desolador.
Frente a toda esta situación, Copei surge hoy como la alternativa del pueblo venezolano para derrotar a este gobierno incompetente, demagogo y corrupto, culpable de la grave crisis que sufre el país. En este sentido, la candidatura nacional de Luis Herrera Campíns viene sumando las voluntades de todos aquellos venezolanos que aspiran una rectificación eficaz ante la avalancha de problemas creados por la actual gestión gubernamental de Acción Democrática. Hay una evidente voluntad de cambio, producto del desencanto popular frente al gobierno adeco, por una parte, y de la poderosa proyección de diálogo y unidad que tiene la candidatura de Luis Herrera, por la otra (Aplausos).
Al país entero le consta que Copei escogió su candidato presidencial de manera unitaria, sin traumas internos ni divisiones partidistas. Mientras el partido de gobierno vivió y vive una grave crisis a consecuencia de la lucha interna por la candidatura presidencial, los socialcristianos, en forma solidaria y cordial, escogimos como candidato a la Presidencia de la República al hombre que justamente el país exige y reclama. La candidatura de Luis Herrera no es, pues, la candidatura de un sector del partido, ni siquiera es la candidatura de Copei, sino que se ha convertido en la candidatura de la mayoría del pueblo venezolano que, en esta hora dramática, reclama un líder que can seriedad, sensibilidad y honestidad conduzca al país hacia el progreso y el bienestar de todos. En cambio, la derrotada y melancólica candidatura de AD es apenas la imposición de la voluntad del Caudillo del Partido, pero sin contar con el apoyo y la emoción de las bases populares adecas, las cuales miran hoy con simpatía la figura carismática de Luis Herrera (Aplausos).
El país, pues, ha hecho suya la candidatura de la Democracia Cristiana. Luis Herrera encuentra en todas partes un ambiente favorable. Hay una profunda simpatía por esta candidatura del diálogo, la amplitud y la comprensión. El pueblo sabe que Luis Herrera tendrá un estilo de gobernar que propenderá a la solución los pequeños y grandes problemas, sin exclusiones de ninguna naturaleza. “Lo que cuenta para nosotros —ha dicho nuestro candidato presidencial— es la persona y gobernar debe ser una manera patriótica de servirla y promoverla, estimular su emulación y alcanzar al ambiente de superación que permita la grandeza de los pueblos”.
Con Luis Herrera como Presidente no se va a repetir el engaño del actual gobierno; el olvido actual por la gente va a ser sustituido por una auténtica preocupación por su suerte, su destino y su porvenir. Vamos servir a todos mediante una acción firme de gobierno que se preocupará por resolver las necesidades de hoy sin descuidar las metas del porvenir. Con Luis Herrera como Presidente vamos a construir un país que consolide su democracia política mediante el fortalecimiento de su democracia económica, es decir, mediante la participación de todos en el trabajo creador y la creación y redistribución de la riqueza nacional.
A partir de 1978 un nuevo estilo de gobierno conducirá al país  hacia metas ambiciosas. Vamos a luchar por una verdadera democracia de participación, auténticamente humana y solidaria, que abra a todos la posibilidad del goce y disfrute de sus beneficios. La familia tendrá en Luis Herrera un gobernante decidido a protegerla y promoverla. Vamos a rescatar la significación verdadera de los Concejos Municipales, tan torpe y corruptamente dirigidas hoy por AD. Vamos a llevar adelante una política de fortalecimiento de la conciencia nacional para reafirmar nuestra propia identidad como Patria y Nación (Aplausos).
Con Luis Herrera como Presidente nuestra acción de gobierno procurará una mejora real de la calidad de vida, así como una mejor protección de nuestros recursos naturales. La niñez y la juventud tendrán prioridad en nuestros planes de gobierno, a fin de educarlas mejor y recrearlas sanamente. Promoveremos el desarrollo del proceso educativo basado en la idea de que la educación debe ser permanente para capacitar a todos. Vamos a prestar especial atención al fomento del deporte, al cual Luis Herrera concibe como medio eficaz para mejorar la formación y salud del venezolano. A estos fines, nuestro candidato se ha comprometido a mejorar el sistema nacional de salud y las condiciones tendientes a garantizar a todos el derecho a la salud y la atención médica.
Luis Herrera ha dicho que será un Presidente con preocupación centralizada en la construcción de amplios planes habitacionales que garanticen vivienda a los sectores más necesitados. Estamos concientes de que bajo este gobierno adeco se han deteriorado la mayoría a los servicios públicos. Justamente por ello Luis herrera como Presidente se ha comprometido a ampliar, mantener en buen estado y hacer funcionar eficientemente los servicios públicos.
Así mismo, entiende Luis Herrera que la cultura —bajo su gobierno— debe ser factor primordial para el desarrollo nacional y se ha comprometido a impulsar programas dirigidos a llevarla hasta los más amplios sectores populares, para los cuales la cultura ha sido siempre fruto prohibido.
En nuestro Estado, fundamentalmente agropecuario, el Gobierno de Luis Herrera Campíns deberá dedicar especial atención a los campesinos y a los pequeños y medianos productores rurales. A todos, tan duramente golpeados por el gobierno actual, nuestro abanderado presidencial ha ofrecido la noción del Estado Promotor, a fin de estimular  a quienes con sacrificio y dificultades empeñan su esfuerzo en el campo venezolano (Aplausos).
No se nos escapa en esta hora trascendente el aporte rendido al país por los venezolanos nacidos en otras tierras. Sabemos de la capacidad de sacrificio y trabajo de quienes venidos de otras Patrias han hecho suya la del Padre Libertador Simón Bolívar. Ellos saben que nunca los hemos utilizado mediante maniobras electoreras, sino que, por el contrario, nuestra ideología universal y humanista nos ha permitido valorarlos en la misma medida en que han contribuido con nosotros a luchar por un destino mejor.
Todas estas aspiraciones venezolanas, y muchas más, vamos a llevarlas adelante, Dios mediante, con Luis Herrera Campíns como Presidente. Como el mismo lo ha dicho “vamos a hacer un gobierno que escuche. Que tome en cuenta a la gente. Que en lugar de hablar tanto prefiera el trabajo. Un gobierno que ejerza la autoridad sin abusos ni arbitrariedades. Un gobierno de amplitud. Un gobierno de todos y para todos. Un gobierno que gobierne.” (Aplausos).
En estos treinta y dos años del Partido Social Cristiano Copei, hacemos propicia la ocasión para convocar a los barineses, sin excepción, a todos los que habitan con nosotros en este gran estado, para luchar juntos por Venezuela y nuestra región. Invitamos a todos, a obreros, campesinos, trabajadores, profesionales, amas de casa, deportistas, intelectuales, artistas, estudiantes; hombres y mujeres de buena voluntad, a acompañarnos en esta cruzada de amplitud y solidaridad venezolanas que encabeza Luis Herrera Campíns, para que todos unidos podamos construir una Venezuela mejor.
Muchas gracias (Aplausos)