¿HASTA CUÁNDO ABUSAN
DE NUESTRA PACIENCIA?
Gehard Cartay Ramírez
Esta es la pregunta
que le hacemos los venezolanos a la cúpula corrupta en el poder.
Pero esa claque no responde. Piensa que
puede seguir burlándose del pueblo. Piensa que se puede mofar de millones de
venezolanos que estamos decididos a cambiar esta situación cuanto antes. La
cúpula podrida en el poder cree que la paciencia del pueblo no tiene límites.
Que vamos a seguir calándonos su ineptitud, corrupción y abuso de poder por
siempre. Y están equivocados: la paciencia tiene un límite.
La paliza que recibieron en diciembre fue
apenas un aviso. Pero pretenden no darse cuenta de ello y desprecian la
voluntad soberana del país, harto ya del régimen que hemos padecido desde hace
17 largos años. Sin embargo, ya están advertidos. Que no vengan después a decir
que los venezolanos no se lo avisamos.
Precisamente ese cinismo y caradurismo
con que han asumido su derrota de diciembre pasado los retrata como una cáfila
de ambiciosos y corruptos que pretenden seguir en el poder a costa de lo que sea y como sea. Y qué equivocados están. A estas
alturas todavía no conocen la fibra libertaria de los venezolanos, muy
distintos al pobre pueblo cubano que tiene casi 60 años soportando la tragedia
castrocomunista. Pero los venezolanos no somos cubanos. Que no se equivoquen.
Aparte de habernos dividido con su
mensaje de odio y violencia -creando resentimientos y reconcomios que antes no
existían en el alma de nuestra nación-, han destruido a Venezuela como el país
que venía ascendiendo hacia su desarrollo y progreso.
Fue así como -criminalmente- enfrentaron a
unos compatriotas contra otros para garantizar su permanencia en el poder,
calificando a los suyos como “los buenos” y a los demás como “los malos”. Han
apelado a las peores aberraciones, como esa de hacerle creer a algunos que si
alguien logra superarse social, cultural y económicamente, es porque lo hizo
perjudicando a los demás. La verdad es que cuando existe un decidido espíritu
para alcanzar metas de progreso y crecimiento personal, resulta criminal afirmar
que esos logros sólo son posibles a costa de dañar a los que no han alcanzado
metas similares.
Desde 1999 han manejado esta
argumentación falsa para justificar su enfermiza ambición del poder por el
poder mismo y no para ponerlo al servicio del pueblo. A la conseja maquiavélica
del “divide y vencerás”, han agregado la siembra del odio entre nosotros,
atavismo que llevará un tiempo desterrar en aquellos que han sido contaminados
por el resentimiento contra los demás, por creerlos causantes de sus propios
fracasos.
Por
si fuera poco, el régimen también ha empeorado nuestra calidad de vida. Comenzando
por el derecho humano más esencial, como lo es derecho a vivir, hoy
dolorosamente en Venezuela no hay Estado ni gobierno que lo garantice a
plenitud. Actualmente, la inseguridad asesina todos los días a cientos de
compatriotas, sin que el régimen haga algo para detener este monstruoso
genocidio contra los venezolanos.
Al igual que en esa materia, hoy también
nos hemos “africanizado” en cuanto a la carencia de servicios públicos elementales
en cualquier parte del mundo, como la electricidad y el agua potable. Los
hospitales públicos tampoco funcionan y la gente se muere de mengua a sus
puertas, esperando una atención que nunca llega.
Para empeorar aún más las cosas, se ha
vuelto una odisea conseguir los alimentos básicos para nuestra existencia y los
pocos disponibles están racionados y a precios muy elevados. La cúpula por ahora
en el poder acabó con la industria nacional de alimentos, creyendo que podía
sustituirla comprándolos afuera a punta de petrodólares.
También arruinó la
agricultura y la cría, mediante expropiaciones e invasiones de fincas por parte
de malandros de la peor calaña. Creyó
que los dólares con que compraban afuera la comida -y que aquí se producía
antes- le iban a durar toda la vida, a pesar de que se los robaban y
derrochaban a manos llenas. Ahora Venezuela no tiene dólares ni comida, gracias
a estos “genios” en el poder…
Lo
mismo pasa con los medicamentos, escasos en casi un noventa por ciento y
también carísimos, por lo que ya muchos venezolanos han muerto al no poder
conseguirlos. Estamos a las puertas de una tragedia humanitaria, a causa de la
escasez de comida y medicinas.
Y todo esto sucede luego de que el actual
régimen ha saqueado, robado y despilfarrado más de 950 mil millones de dólares.
¡Con esa montaña de dinero ya se hubieran resuelto los problemas del país y de
los venezolanos!
Ante todo este monumental desastre hay que
advertir una vez más que la paciencia tiene sus límites. Que no lo olvide la
cúpula podrida que manda.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 23 de febrero de 2016.