martes, 2 de abril de 2013

LOS USURPADORES Y SUS IDEAS LOCAS
Gehard Cartay Ramírez

“Yo les digo, señores, que ustedes tenían que haber rezado mucho para que Chávez siguiera vivo, porque Chávez era el muro de contención de muchas ideas locas que a veces se nos ocurrían a nosotros (sic)”.
Teniente Diosdado Cabello.

Esta declaración tiene -al menos- tres interpretaciones, todas terribles para el país en caso de que los usurpadores de las “muchas ideas locas” sigan en el poder.
La primera: si el extinto presidente era “el muro de contención” de las loqueras de su entorno, esa circunstancia parece no haber servido de nada. Luego de 14 años de ejercicio pleno del poder y habiendo manejado milmillonarios recursos que nunca tuvo antes ningún gobierno en Venezuela, el finado presidente nos deja un país devastado, quebrado y dividido, con la inflación más alta del continente, cerca de 200.000 venezolanos asesinados desde 1999, el hambre, la pobreza y el desempleo en crecimiento, los servicios públicos colapsados, PDVSA en ruinas, miles de industrias cerradas, la agricultura y la cría casi inexistentes, etc.
La segunda: siendo nefasto el legado del difunto -y él era entre ellos el único cuerdo, según el teniente Cabello-, entonces lo que viene será peor, en caso de que el usurpador Maduro y su combo continúen en el poder sin el “muro de contención” que significaba su ahora fallecido jefe.
La tercera: si Chávez era “el muro de contención” de las “muchas ideas locas” que se les ocurrían al grupo de Maduro y Cabello, ¿cómo es posible que puedan hablar y pedir votos en su nombre, y fingir que desde el más allá y “desde su corazón” (sic) él los apoya?
La única explicación es la de que están urgidos de aprovecharse de la memoria del presidente muerto y explotarla para asegurarse los votos del pueblo chavista, e impedir que buena parte de estos migren hacia Capriles -lo que puede suceder-, vista la mediocre, melancólica y alicaída candidatura del usurpador.
En todo caso, lo que no se discute es que esta gente tiene “muchas ideas locas”, no sólo porque lo confiese el teniente Cabello, sino porque a todos nos consta. Recuerde el lector las mentiras de Maduro sobre la salud de Chávez, cuando ya se sabía que estaba moribundo, o tal vez muerto, quizás. Desde decir que había conversado con él, que ya estaba caminando y haciendo ejercicios, que le había firmado unos decretos (para echarle el muerto de la devaluación) y, ya en Caracas, que se había reunido por cinco horas con su gabinete. Puras mentiras, como se comprobó después, dado el estado terminal del enfermo que le impedía tales cosas.
También están otras “muchas ideas locas”. Para comenzar, haber despreciado las propias órdenes de Chávez sobre su sustitución en caso de que muriera. Las anunció al país el 8 de diciembre de 2012, y no eran otra cosa que el cumplimiento del artículo 233 de la Constitución. No le hicieron caso y con el celestinaje del Tribunal Supremo y las demás instituciones públicas, dieron un golpe de Estado. El resultado: impusieron como presidente a un sujeto que nadie eligió.
  Luego vino el espectáculo de las largas exequias del extinto. Volvieron a desconocer su voluntad de ser sepultado en Sabaneta. Por supuesto, convirtieron todo aquello en el inicio de la campaña electoral de la apagada candidatura de Maduro. Esta, que no tiene luz propia, necesita desesperadamente medrar del liderazgo del presidente muerto, y lo viene haciendo de la manera más cínica posible.
Pero las peores de esas “muchas ideas locas” son las de orden económico, pues nos empobrecen aún más a todos. La más criminal de ellas -la devaluación del bolívar del viernes rojo del 8 de febrero- se la cargaron al propio Chávez para no aparecer ellos como los responsables. A partir de ese momento, el régimen nos robó el 50 por ciento de nuestros salarios y depósitos bancarios, mientras que, al mismo tiempo, aumentó al doble el precio de los artículos de la dieta diaria y de los servicios públicos, así como de otras operaciones.
Una nueva devaluación se produjo la semana pasada con la fulana subasta de dólares. La misma triplicará su valor en bolívares, con los consiguientes efectos devastadores en el precio de productos y bienes, tanto importados como los pocos que aún se producen aquí. Con esta medida, el régimen “que tanto ama a los pobres”, los seguirá multiplicando.
Y ello, para no hablar de los asesinatos que se han incrementado con la llegada del usurpador a la presidencia, el empeoramiento de los servicios públicos, el desempleo, el hambre y la pobreza, entre otras desgracias.
Contra esas “muchas ideas locas” hay que votar abrumadoramente por Capriles.

 (LA PRENSA de Barinas - Martes, 2 de abril de 2013)