LA IZQUIERDA CÍNICA
Gehard Cartay
Ramírez
La ofensiva
dictatorial de Daniel Ortega en Nicaragua y la espectacular corrupción del
partido de Lula y Rouseff en Brasil y del kirchnerismo en Argentina confirman
la degeneración de la izquierda cínica en el continente.
En Venezuela, como bien se sabe, tuvimos que
llegar a este desastre para que la izquierda cínica en el poder también se
desnudara y mostrara tal cual es.
La denomino cínica
porque los mismos vicios e irregularidades que condenó en el pasado hoy los
“legitima” desde el poder y en nombre del “proceso”. Por eso mismo -lo que es
más infame aún-, también ahora los practica inescrupulosamente. No menos cínico
es el otro argumento al que echan mano algunos de esos izquierdistas cínicos cuando
ya no encuentran como justificarse: alegan que esas perversiones suyas de hoy
“también existían en el pasado”. Total: el
fin justifica los medios, sostiene la religión marxista.
Y pensar que esa
izquierda cínica es la misma que fue furibunda denunciante de la corrupción en
el pasado, y ahora es furibundamente corrupta. Hoy dirige el
gobierno más corrupto de la historia venezolana, con el argumento impúdico de
que “antes también hubo gobiernos corruptos”, sólo que en sus guisos no participaba la izquierda
cínica, al menos no en la gigantesca proporción de hoy. Por eso mismo, esa
izquierda cínica acumula miles de millones de bolívares mal habidos, lo que ha
convertido a los corruptos de antes en unos vulgares “roba gallinas”.
Y pensar que esa
izquierda cínica es la misma que antes fue furibunda antimilitarista, y ahora
es furibunda militarista. La misma que acusaba -entre 1958 y 1998- a nuestras
Fuerzas Armadas de ser aliadas del imperialismo, de criminales y asesinas, de
socias de la oligarquía y otras cuantas majaderías más, pero que ahora la
saluda como a un nuevo Ejército Libertador y se le hace agua la boca
magnificando las “bondades” de la alianza cívico-militar hoy en el poder. Y todo
ello porque la mal llamada revolución
bolivariana necesita el apoyo de la Fuerza Armada. Esa izquierda cínica de
hoy es la misma que denunciaba rabiosamente -a través de José Vicente Rangel,
entre otros farsantes- la corrupción militar, acusando a los militares de
“perros de la guerra”, y hoy calla escandalosamente ante esos mismos temas, con
el agravante de que el actual régimen es el que más armamento militar ha
comprado en toda nuestra historia.
Y pensar que esa
izquierda cínica también es la misma que antes fue furibunda anticaudillista y
hoy se postra ante los altares donde se riega incienso al caudillo extinto y su
sucesor. Lo
que antes fue malo, hoy es bueno. Al fin y al cabo, también esa misma izquierda
cínica cantó antes las mismas loas a Stalin y Fidel Castro, jefes de por vida
de sus revoluciones funestas.
Y pensar que esa
izquierda cínica es la misma que antes condenaba furibundamente los dictadores
de derecha y hoy aplaude furibundamente las dictaduras de izquierda. Es la misma
izquierda cínica de siempre, esa que considera que hay dictadores malos -los de
derecha- y dictadores buenos -los de izquierda-, por lo que glorifica los suyos
mientras desprecia a los otros. Así, Franco y Pinochet fueron dictadores y
asesinos, pero Fidel Castro es el héroe digno de imitación por sus “valores”,
aunque su tiranía llegue a los 50 años y tenga sobre sus espaldas miles de
muertos.
Y pensar que esa
izquierda cínica es la misma que antes defendía furibundamente la autonomía
universitaria y hoy aplaude furibundamente las amenazas de intervención de las
universidades autónomas por parte del régimen. Antes defendían la
autonomía porque las universidades eran su coto cerrado. Hoy la atacan porque
el proceso necesita copar todas las instituciones en nombre de la mal llamada revolución bolivariana.
Y pensar que esa
izquierda cínica es la misma que antes defendía furibundamente la libertad de
expresión porque le servía para comunicarse con el país y hoy apoya
furibundamente los zarpazos del régimen contra los periódicos independientes,
“porque el proceso necesita una clara hegemonía comunicacional”. Puro cinismo, amigo
lector. Ausencia absoluta de escrúpulos, de moral y de ética. Porque para esa
izquierda cínica sencillamente el fin
justifica los medios. Y si la mal llamada revolución bolivariana se
ha propuesto liquidar la libertad de expresión y de información, pues la
izquierda cínica apoya esa decisión, no importa que antes se presentara como
defensora de la libre opinión e información en Venezuela.
Ya llegará el
momento en que tendrán que ser juzgados
por su cinismo y sus crímenes. Mientras tanto, esa izquierda cínica ha disfrutado con creces los petrodólares robados
a los venezolanos de hoy.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 09 de agosto de 2016.