EL ENEMIGO INTERNO
Gehard Cartay Ramírez
Como toda dictadura, el régimen actual ha creado un supuesto “enemigo
interno”.
Esta aberrante concepción sólo es posible cuando existe un Estado
totalitario, nunca en un Estado democrático. Sencillamente, porque no puede
haber “enemigo interno” en una sociedad plural y abierta, donde todos tienen
los mismos derechos, deberes y oportunidades, sin odiosas exclusiones.
Sin embargo, cuando se crea esta siniestra figura, el “enemigo interno”
es el que señala el régimen. Puede ser cualquier persona o grupo que lo moleste
o le parezca inconveniente a sus fines. La discrecionalidad pasa entonces a ser
utilizada contra cualquier ciudadano, si el régimen quiere eliminarlo o
reducirlo a su mínima expresión. Tal fue la trágica experiencia de las tiranías
fascistas y comunistas que sufrió (y sufre aún) la humanidad.
Dentro de esa línea, el actual régimen formalizó, mediante la Gaceta
Oficial del pasado 23 de septiembre, la creación de una llamada “Fuerza de
Choque” como instrumento para enfrentar los supuestos desestabilizadores y
terroristas que su cúpula podrida inventa a cada rato. Así, bajo la superchería
del “enemigo interno”, continuará reprimiendo y judicializando a quienes le dé
la gana, independientemente de la verdad de los acontecimientos.
Este monstruoso hecho, a pesar de que lo quieren hacer pasar “por debajo
de la mesa”, debió haber producido una firme protesta de los parlamentarios
opositores en la Asamblea Nacional. No ha sido así. Lamentablemente, estos
inefables parlamentarios están ocupados en otras cosas y no en las que deberían
preocuparlos, como la mencionada “Fuerza de Choque” que el régimen articula
para continuar la persecución contra sus adversarios democráticos, que hoy
suman centenares de asesinados, presos y exilados.
Lo grave, gravísimo, es que la tal “Fuerza de Choque” ha sido adscrita “al
Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana”, según
declaraciones del diputado oficialista Néstor León Heredia, vicepresidente de
la Comisión de Defensa de la Asamblea Nacional, quien agregó que la misma “combatirá
planes de desestabilización que perturben el país”(¿?), junto a otras
instancias gubernamentales en materia de seguridad, como el Plan Patria Segura
(El Nacional, 25-09-2014).
Esta funesta práctica, insisto, no es novedosa. Tiene
sus siniestros precedentes en dictaduras anteriores. Pero fueron Lenin, Stalin,
Mussolini y Hitler quienes perfeccionaron la tesis del “enemigo interno” para
eliminar a sus adversarios e instaurar el Estado totalitario. Luego, en nuestro
continente, Fidel Castro, Pinochet y otros gorilas
militaristas la hicieron suya para perpetuarse en el poder y acabar con toda
oposición a sus tiranías.
En nuestro caso, el régimen fundado por Chávez Frías
tuvo muy clara la utilización del “enemigo interno” desde sus inicios.
Bastaría, por ejemplo, comparar la concepción democrática de las Fuerzas
Armadas Nacionales en la Constitución de 1961 con la concepción militarista que
contiene la de 1999. Mientras aquella la definía como “una institución
apolítica, obediente y no deliberante para asegurar la defensa nacional, la
estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución” (Artículo
132), la actual elimina la concepción anterior y la dota de múltiples
funciones, entre ellas, la no muy clara del “mantenimiento del orden interno”
(Artículo 328), aparte de autorizarla a ejercer “actividades de policía
administrativa y de investigación penal” (Artículo 329).
Luego vendrían su abierta participación en el debate
político partidista, pero al servicio del régimen -no obstante la prohibición
constitucional al respecto-, y su presencia avasallante en todas las áreas de
la vida nacional, en desmedro del campo de acción que es connatural a los
civiles. Y todo ello no es simple casualidad: se modela un régimen militarista,
lo que facilita, desde luego, el paso siguiente a un Estado totalitario.
Por si fuera poco, Chávez creó su propia Milicia Armada, en abierta violación del
ya citado artículo 328 de la Constitución Nacional, que enumera expresamente
como únicos componentes de la Fuerza Armada Nacional “al Ejército, la Armada,
la Aviación y la Guardia Nacional”. La fulana Milicia chavista no
aparece por ningún lado, no forma parte de la FAN y sería, por tanto, una
fuerza paramilitar. Así de sencillo.
Lo que persigue el régimen desde 1999 es abrirle campo a la utilización
de la Fuerza Armada Nacional en la lucha contra un supuesto “enemigo interno”.
A ese objetivo obedecen la reciente creación de la llamada “Fuerza de Choque” y
el anterior establecimiento de la Milicia
chavista, aparte de la utilización recurrente y abusiva de la Guardia Nacional
para reprimir violentamente las manifestaciones pacíficas de la oposición
democrática, en abierta violación a la Constitución Nacional.
Twitter: @gehardcartay
El blog de Gehard Cartay Ramírez
LA PRENSA de Barinas - Martes, 30 de septiembre de 2014.