martes, 27 de marzo de 2012


Verdades

VENEZUELA EN RETROCESO

Gehard Cartay Ramírez      

gehardcartay@gmail.com

@gehardcartay
gehardcartay.blogspot.com

   Que Venezuela va en franco retroceso se comprueba al  observar el resto de los países latinoamericanos.

   (Aquí mismo, en la vecina Colombia, las cosas andan mejor que en nuestro país, incluso en materia de seguridad de personas y bienes, para no hablar de crecimiento económico, fuentes de empleo, lucha contra la pobreza o de la inversión nacional y extranjera. Hace apenas unos quince años ocurría exactamente lo contrario. Y es que hasta en asuntos como la vialidad, cualquiera que visite Cúcuta, por ejemplo, constatará la ruinosa carretera entre San Cristóbal y San Antonio, y la diferencia abismal con la autopista que enlaza la frontera con la capital del Departamento Norte de Santander.)
    Resulta doloroso afirmarlo, pero así es. Casi todos los países latinoamericanos avanzan hacia el progreso, menos nosotros. Irónicamente, algunos lo están haciendo incluso con nuestros petrodólares, esos mismos que de manera irresponsable y criminal ha venido regalando el actual régimen, en su ridículo esfuerzo por comprar un liderazgo continental mientras la pobreza y el desempleo afectan a la mayoría de los venezolanos.
Y todo ello es responsabilidad del Gran Hablador y su nefasta permanencia en el poder desde hace ya trece largos años. En este ominoso tiempo, insisto, el país ha retrocedido en todo sentido. Usted, amigo lector, puede hacer un simple ejercicio intelectual al respecto, tratando de buscar alguna materia donde el régimen haya hecho avanzar a Venezuela.
Basta ir a los hechos: ni siquiera su más reiterada mentira, repetida por algunos extraños “opositores”, de “colocar a los pobres en la agenda”, puede mostrar signos de avance. Todo lo contrario: hoy hay más pobres que antes, más ranchos, más miseria, más desempleo y peor calidad de vida en todos los sentidos.
El daño mayor que nos ha hecho el régimen ha sido permitir y amparar el genocidio que cada día comete la delincuencia contra los venezolanos. Genocidio he dicho, y no es una exageración. Casi 200.000 asesinatos desde 1999 -cometidos por el hampa armada que reina en casi todo el territorio nacional, sin que las autoridades hagan algo para combatirla- resulta una cifra dramática, que revela precisamente cómo estamos ante un descomunal genocidio, perpetrado con la impunidad y hasta la protección del actual régimen.   
El otro crimen del chavismo en el poder ha sido la eliminación de millones de empleos al propiciar el cierre de más de diez mil empresas e industrias, incluyendo fincas y fundos agropecuarios, entregados por lo general a aventureros, invasores y traficantes improductivos. Quien desee comprobarlo, que vaya a las antiguas zonas industriales de Valencia, Maracaibo, Barquisimeto o Puerto La Cruz y constate los galpones abandonados, la mayoría desvalijados o invadidos. También puede darse una vuelta por la antigua Zona del Hierro en Guayana y conseguirá desempleo y pobreza, en lugar de industrias y empleos florecientes.
Mientras todo esto ocurre, Venezuela se ha convertido en un país importador de todo, hasta de gasolina -algo insólito años atrás-, por obra de la destrucción del aparato productivo nacional a todos los niveles. Mientras nuestros ganaderos son arruinados, los de Brasil, Uruguay, Argentina y Centroamérica, se han convertido en los “toñecos” del régimen, que les compra carne a precios más altos y con el pago de las comisiones respectivas a los corruptos de aquí y de allá.
Mientras nuestros agricultores, en general, son castigados y perseguidos por una falsa reforma agraria y arruinados en todo sentido, los de otros países son enriquecidos por las milmillonarias importaciones que hace el régimen. Qué nefasto comportamiento, que en nombre del “socialismo del siglo XXI” arruina a nuestros productores, mientras enriquece a la todopoderosa burguesía capitalista agropecuaria e industrial de otros países, y todo ello en función de una enfermiza ambición de poder vitalicio, tan corrupta y criminal como ineficiente y destructora!
Todos ellos son, ni más ni menos, crímenes de lesa humanidad contra los venezolanos del presente y del futuro. Al igual que sucedió con la demagogia y el populismo militaristas de Perón en Argentina, a mediados del siglo pasado y que todavía sufre el pueblo de aquella nación, esta cruel y destructora experiencia del chavismo en el poder también dejará graves secuelas que no se resolverán en lo inmediato, una vez que lo echemos del poder el siete de octubre próximo.
Lo importante es acabar ya con esta pesadilla y enfrentar con decisión y coraje la ciclópea tarea que tenemos por delante.

UNA UNIVERSIDAD PARA LAS NUEVAS GENERACIONES Discurso de Gehard Cartay Ramirez

martes, 20 de marzo de 2012

Verdades
“LA PRENSA”: CONTRA VIENTO Y MAREA
Gehard Cartay Ramírez
@gehardcartay
gehardcartay.blogspot.com
                   
Puede decirse, sin exageración, que La Prensa de Barinas ha demostrado siempre el mayor respeto y consideración por la libertad de expresión y de información.
Y todo ello a lo largo de sus 27 años de existencia, cumplidos el pasado 16 de marzo. Durante este largo tiempo, La Prensa se ha consolidado como una de las instituciones más serias de nuestra entidad, con un bien ganado prestigio y la mayor credibilidad en su género.
Esa impecable trayectoria ha sido fruto del esfuerzo y la probidad de su editor Ruvico Ramírez y de su director Alberto Santeliz Meléndez, acompañados por un equipo de periodistas, administradores y personal técnico de la mayor calidad.
Porque no es obra de la casualidad la enorme receptividad que La Prensa tiene entre los barineses. Sus páginas, abiertas a todos, indistintamente de su posición política, económica, social o religiosa, han reflejado siempre los mejores intereses de Barinas y su gente, sin exclusiones de ninguna índole.
Lo afirmo desde mi experiencia de dirigente político, ya como parlamentario o como Gobernador, bien en las trincheras de la oposición o en responsabilidades de mando. Y creo que lo mismo puede ratificar el resto de los dirigentes políticos de la región. Todos hemos sido testigos de que La Prensa se ha destacado por su amplitud y por estar siempre en sintonía con las mejores causas de los barineses.
Por eso, precisamente, resulta condenable la posición que desde hace varios años han asumido los gobiernos nacional, regional y municipales en su contra, mediante diversas maniobras de la peor especie contra La Prensa, y todo ello por el “delito” que representa para el régimen la presencia de un diario plural, amplio y abierto como el que usted tiene en sus manos.
Claro, La Prensa además ha cometido otro “delito” imperdonable: no haberse arrodillado ante el poder, como sí lo han hecho otros medios, ni aplicar autocensura y mucho menos censura en la cobertura diaria de las noticias nacionales y regionales. Esta actitud le ha valido la enemistad unilateral del actual régimen, cuya perversa finalidad -en materia de medios de prensa- es su ya confesada y cacareada “hegemonía comunicacional”, es decir, su siniestro propósito de controlar todos los diarios, radios y televisoras y estrangular a los medios independientes, como lo hacen siempre los gobiernos totalitarios de cualquier signo.
Hace algunos años, la familia Chávez -que manda en Barinas como si fuera su feudo personal- decidió no pagarle a La Prensa una deuda millonaria de la Gobernación por concepto de publicidad oficial. Fue la primera maniobra para tratar de “ablandarla”. Al no lograrlo, entonces decidieron, no sólo no cancelar aquella deuda legítimamente contraída con este diario, sino quitarle todo tipo de publicidad oficial, a la que tiene perfecto derecho porque se paga con el presupuesto público. Y no sólo eso, sino que fueron más allá: obligaron a los demás órganos del gobierno nacional y a las alcaldías a negarle también sus pautas publicitarias oficiales. De esta manera pretendieron cercarlo económicamente y obligarlo a cerrar.
No lo lograron, gracias a Dios, a los anunciantes y a sus miles de lectores. Ya son varios años sin publicidad oficial, con lo que ha demostrado que puede existir sin ella. Y, sin embargo, en un gesto de consecuencia con sus lectores -que provienen de todas las tendencias políticas y clases sociales-, este periódico nunca ha dejado de publicar las actividades e informaciones provenientes del gobierno nacional y regional o de las alcaldías de Barinas. Una actitud hidalga, que dice mucho de la seriedad de La Prensa y particularmente de su editor y director.
Ahora la amenazan con un juicio inicuo y absurdo, utilizando sicarios “institucionales” y apelando a argumentaciones tan maliciosas como ilógicas. Todo ello, por supuesto, con el mismo fin: tratar de estrangular y poner contra la pared a este periódico. Lamentablemente para ellos, La Prensa seguirá existiendo cuando todos ellos sean un pésimo recuerdo y sus descendientes seguramente se avergonzarán por la actitud que hoy asumen.
Estas prácticas fasciocomunistas del actual régimen hablan por sí solas sobre la intolerancia, indignidad y totalitarismo que los caracteriza. Piensan que por estar ahora en el poder pueden “pulverizar” y liquidar a quienes no piensan como ellos o se atreven a criticarlos. Por supuesto, nuevos ricos como son, ahora a través de sus testaferros compran radios, televisoras y diarios para ponerlos al servicio del régimen
Definitivamente, no han aprendido la lección de la historia: ellos pasarán, insisto, pero los medios de comunicación independientes seguirán existiendo e informando, más allá de estos crímenes contra la libertad de expresión.
  
LA PRENSA de Barinas - Martes, 20 de marzo de 2012.

sábado, 17 de marzo de 2012

UNA UNIVERSIDAD PARA LA NUEVA GENERACIÓN Y EL DESARROLLO AGROPECUARIO DEL PAÍS



Discurso del Diputado Gehard Cartay Ramírez




(Sesión de la Cámara de Diputados el día 13 de octubre de 1974)


EL PRESIDENTE: Tiene la palabra el diputado Gehard Cartay Ramírez.
DIPUTADO CARTAY RAMÍREZ (GEHARD):


Ciudadano Presidente; Ciudadanos Diputados:
 
 He solicitado la palabra, a nombre de la Fracción Parlamentaria de Copei, para hacer algunas reflexiones en torno a un hermoso anhelo, muy sentido, de los estados que conforman los Llanos Occidentales del país.
 
 Se trata, distinguidos colegas, de una aspiración colectiva que va mucho más allá de los intereses particulares de esas entidades regionales o de las instituciones que en ellas existen. Se trata de una aspiración basada en una nueva concepción de la universidad, cuya originalidad esté, precisamente, en que sea un instituto de educación superior que pueda no sólo capacitar a una generación de jóvenes venezolanos para las tareas del desarrollo agropecuario del país, sino también en servir como centro de orientación de las estrategias y diseños de desarrollo en la zona occidental de los llanos venezolanos.
 
 El planteamiento de esa Universidad Rural -como la hemos llamado inicialmente- tiene, pues, un carácter nacional. No sólo son los Llanos Occidentales los que necesitan una universidad concebida para el estudio de las ciencias agrarias. Es también el país entero el que está requiriendo una institución universitaria que se salga de los cánones clásicos y académicos tradicionales que, hasta ahora, han caracterizado a nuestras instituciones de educación superior.
 
 Tres serían, a nuestro juicio, sus objetivos básicos:
 
 En primer lugar, se trata de una institución universitaria proyectada con el propósito de lograr el desarrollo de una zona de grandes recursos pecuarios, agrícolas, hídricos y mineros del país.
 
 En segundo lugar, se trata de un instituto de educación superior que representa un ensayo novedoso, original y distinto -insisto- de lo que son las instituciones de educación superior en Venezuela o las universidades del país.
 
 Y en tercer lugar, se trata de un proyecto de educación universitaria cuyo propósito central lo constituirá el estudio de las Ciencias Agrarias.
 
 Tales objetivos son, de por sí, muy importantes, y como tales sólo espero que la Cámara de Diputados, y quienes la integran, tomen exacta conciencia de la enorme trascendencia que tiene su creación e inmediata puesta en marcha.
 
 Lo que queremos, ciudadanos diputados, es una Universidad que sea fundamentalmente el centro motor de una estrategia integral del desarrollo agrícola y pecuario del occidente venezolano y, desde luego, también para el resto de Venezuela. Queremos una Universidad que logre resolver el problema de los elevados niveles de población estudiantil que, hoy por hoy, crecen de manera vertiginosa en los Estados Barinas, Portuguesa, Cojedes y Apure. Queremos igualmente una Universidad que no sólo resuelva la ya evidente dificultad de la explosión demográfica estudiantil, sino que también pueda darles a los estudiantes la posibilidad de optar por carreras universitarias relacionadas con la actividad agrícola y pecuaria, la cual, por cierto está demandando inteligencias agudas y talentos interesados para poder superar los retos que, en esta materia, tenemos planteados en el porvenir inmediato.
 
 Queremos, en definitiva, una Universidad que por sus especiales características pueda aprovechar la existencia de numerosos recursos en el orden agrícola, en el orden pecuario, en el orden minero y en el orden hidrológico, de tal manera que los mismos puedan ser aptos para las labores que se refieren a la docencia, la investigación y la extensión universitaria.
 
 En la zona que ha sido estudiada para localizar a la Universidad de los Llanos Occidentales o la Universidad Rural existe gran cantidad de suelos hábiles para la producción agropecuaria. Existen también recursos forestales, hídricos y mineros que aún se mantienen en espera de la mano del hombre para que sean utilizados, no en beneficio de grupos económicos privilegiados o de sectores explotadores de las riquezas naturales del país, sino esencialmente en el desarrollo agrícola y pecuario que con urgencia tiene planteado Venezuela.
 
 Al respecto, debo llamar la atención de ustedes, señores parlamentarios, para destacar que, aparte de la originalidad del proyecto universitario que vengo comentando y las nuevas opciones en cuanto a estudios y carreras universitarias que ofrece al estudiantado en general (más allá de las ofertas tradicionales en esta materia que ya anuncian una especie de “proletariado profesional”, si se me permite la expresión), existe también una perspectiva que quiero poner de bulto ante ustedes: con esta Universidad que proponemos vamos a instrumentar una auspiciosa relación entre ella y el Sector Público, a fin de adelantar proyectos muy ambiciosos, entre ellos, el Programa Integral de los Altos llanos Occidentales (PIALLO), que en la actualidad ejecuta Corpoandes, o también Programa MAC-FAO, cuyos resultados ha sido en verdad positivos en la zona, por citar dos ejemplos conocidos.
 
 Y es que esta Universidad Rural que hoy aspiran barineses, portugueseños, cojedeños y apureños, también vendría a suplir, a través de la investigación aplicada, viejas formas de actividad docente a nivel de educación superior. Pero también sería una Universidad que brinde a los jóvenes de todo el país amplias posibilidades de orientación vocacional hacia las carreras agrarias a impartir.
 
 Porque, y esto también debe recalcarse, la que proponemos sería una Universidad que no sólo se limitará a darle al joven educando meros conocimientos teóricos, sino que también, en una segunda fase de su sistema educativo, estos sean aplicados directamente a las experiencias del campo venezolano.
 
 Así, de acuerdo con el proyecto que comentamos ahora, los universitarios de esta nueva institución de educación superior participarán igualmente en las exigencias del medio ambiente y de los elementos humanos que hacen vida en los campos venezolanos. Al fin y al cabo, en el futuro desarrollo del sector agropecuario no sólo habrá una noción reducida de la productividad en términos económicos, sino el respeto y la promoción de nuestros productores agrícolas, sean pequeños, medianos o grandes.
 
 Esta futura Universidad romperá con la vieja estructura de Facultades y de Escuelas, sustituyéndolas por Núcleos y Módulos localizables en los diversos Estados de los Llanos Occidentales. Como puede observarse, estamos en presencia de un proyecto universitario revolucionario, novedoso y original, destinado también a formar un nuevo profesional en Venezuela.
Esta futura universidad, mediante programas de investigación aplicada, perfeccionará y complementará los conocimientos que sus estudiantes obtendrán como consecuencia de las técnicas y del sistema educativo a desarrollarse, de acuerdo con el proyecto respectivo. Esta futura universidad también contemplará, en extensión, estudios de posgrado en diversas ramas de las Ciencias Agrarias. Y, desde luego, esta futura universidad deberá integrarse a las comunidades de su radio de acción y a los pequeños y medianos productores agropecuarios y campesinos, para consolidarse con ellos, a su lado, de manera vivencial y comprometida.
 
 Esta futura Universidad Rural, distinguidos colegas, desde sus actividades docentes, de investigación y de extensión, podrá también estudiar y proyectar diversos planes de desarrollo en aspectos tan concretos como la ganadería, producción y mejoramiento de cultivos tradicionales, aumento de la productividad en cereales y leguminosas, planificación y asesoría de asentamientos campesinos, así como de programas agroindustriales a ejecutarse en los Llanos Occidentales, concertados con los sectores público y privado. No creo que deba insistir en que todos estos objetivos se cumplirán con la participación del personal docente y académico, así como de sus estudiantes y empleados, todo ello dentro de un propósito mayor como lo es la excelencia universitaria.
 
 Con inocultable emoción, y atreviéndome a vislumbrar un promisor futuro para esta iniciativa extraordinaria, sueño compartido por muchos venezolanos de Barinas, Cojedes, Apure y Portuguesa, tierra plana, ancha y generosa, “propicia para el esfuerzo, como fue para la hazaña” -así la describió don Rómulo Gallegos-, insto a ustedes, Ciudadanos Diputados de todos los partidos y tendencias, a que recomendemos al Ejecutivo Nacional la creación, cuanto antes, de la Universidad Rural o Universidad de los Llanos Occidentales, mediante el Decreto Presidencial respectivo.

 Esta futura Universidad será de gran utilidad y servicio para el país entero desde su ubicación en los Llanos Occidentales venezolanos. Y es que un proyecto tan ambicioso como el que comentamos, no puede ser realizado para beneficiar a un estado o una región en desmedro de otro estado o de otra región.  
Ciudadanos diputados:
 
 El muy completo proyecto que se ha elaborado al respecto, los estudios de factibilidad hechos hasta ahora y la aspiración de distintos sectores de la colectividad venezolana y de los Llanos Occidentales son elementos más que suficientes para que el Gobierno Nacional decida, ahora mismo y de manera favorable, la creación de la Universidad Rural o de los Llanos Occidentales.
 
 Quiero finalmente, honorables colegas, en nombre de la Fracción Parlamentaria del Partido Social Cristiano Copei, acompañar al Presidente de la Cámara, doctor Gonzalo Ramírez Cubillán, en la proposición que ha formulado para que, cuanto antes, el ciudadano Ministro de Educación proceda a nombrar la Comisión Organizadora de la Universidad Rural de Venezuela o Universidad de los Llanos Occidentales, y que esta, a su vez, proceda a iniciar los estudios correspondientes para determinar su sede rectoral, todo lo cual deberá ser oficializado por el correspondiente Decreto Presidencial de creación de esta nueva institución de Educación Superior a que nos hemos referido en esta intervención.
 
 Devolvamos al campo, a la tierra venezolana, la voluntad de nuestros jóvenes para que, integrada a la de nuestros campesinos, construyan una nueva y luminosa realidad.


 
 Muchas gracias, ciudadano Presidente, ciudadanos Diputados (Aplausos).

martes, 13 de marzo de 2012

Verdades: UN RÉGIMEN AGOTADO




 Por donde usted lo mire, amigo lector, el actual es un régimen agotado.  

  El primer agotado es precisamente su jefe único. Agotado política, mental y físicamente. Ya no da para más, y los hechos así lo confirman. Por supuesto que el suyo fue un proyecto político y personal agotado desde sus mismos inicios por inviable, anacrónico, antihistórico y -como se ha demostrado hasta la saciedad- por catastrófico para el país y su gente.  

  Pero también su discurso luce agotado. Hace tiempo que no se le oye una idea nueva, fresca, interesante. Por el contrario, se repite a sí mismo como un disco rayado. Y esto no es reciente, por cierto. Desde el principio, esos discursos han sido siempre básicamente esquemáticos, primarios, casi escolares. Se trata de unas pocas ideas raquíticas, nada originales, simples consignas, que sus acólitos repiten como si se tratara de nuevas «verdades reveladas».
 

 Agotado también está su papel como jefe del régimen. Y esto es muy grave para la subsistencia posterior del chavismo. Porque al haber convertido la República en una vulgar autocracia, dependiente única y exclusivamente de su jefe único, con las degeneraciones perversas que traen consigo el culto a la personalidad y el endiosamiento de su caudillo, el chavismo firmó su propia condena de muerte si aquel desaparece.   

 Nunca fueron capaces de enfrentar a su «comandante presidente» y advertirle lo fatal que resultaría encomendarse a un jefe único, sin sustituto ni relevos de ninguna especie. Y allí están hoy los resultados trágicos: no hay nadie a la vista para reemplazarlo, llegado el caso como parece, entre la fauna de enanos intelectuales y políticos que lo rodean, degradados a tales por su propio jefe, cuya infinita vanidad, narcisismo y megalomanía ahora condenan a la extinción al movimiento que lo ha venido apoyando.  

 El segundo factor también agotado sin remedio es su pésimo equipo humano, a todos los niveles. Un equipo integrado por sujetos profundamente corruptos, ineptos, irresponsables e insensibles, con las excepciones que puedan existir y que se desconocen.  

  Si se analizan, por ejemplo, sus diversos equipos ministeriales desde hace 13 años, notarán con facilidad que siempre ha estado integrado por las mismas caras. Los pocos cambios producidos conforman un círculo vicioso, producto de una permanente rotación entre ellos.
 

 Así, de repente, un mediocre ministro que ha fracasado en educación lo nombran en el despacho de energía eléctrica, y fracasa igualmente. Hay otros que están en un determinado ministerio, los sacan, lo prueban en otros y, finalmente, lo devuelven al anterior cargo. Al jefe único no le importa que sean burócratas incapaces y fracasados. Lo único que le importa es que le sean fieles y leales hasta la exageración.
 

 Por eso es que estos ministros han resultado ser los peores de toda nuestra historia republicana, lo cual es mucho decir, por cierto. Y es que a su penosa carencia de credenciales o aptitudes se une su obsecuencia perruna frente al jefe único. Son, por lo general, unos pobres diablos, sin criterio propio ni personalidad, sin ideas ni iniciativas descollantes. Hay que ver cómo han perdido miserablemente su tiempo sentados largas horas en los shows televisivos de su «comandante presidente», aplaudiendo como focas cualquier disparate que se diga, en lugar de estar en sus despachos trabajando o recorriendo el país, oyendo los graves problemas que vivimos y, sobre todo, aportando soluciones a los mismos.
 

 Y el tercer elemento, también agotado de manera dramática, es el movimiento político que ha venido sirviendo de plataforma de apoyo al régimen y su jefe único. De aquel movimiento popular arrollador y emotivo de años atrás, quedan muy pocas cosas que valgan la pena. Salvo algunos cuantos que aún creen en una supuesta «revolución socialista y bolivariana» -un auténtico injerto de gallo con morrocoy, insisto una vez más-, lo demás ha devenido en oportunismo, clientelismo y corrupción. Sus jefes y favoritos se han enriquecido groseramente y de simples «patas en el suelo» hasta hace pocos años, hoy son magnates con inmensas fortunas aquí y sobre todo en el extranjero.  

 Pero el pueblo llano que había venido siendo engañado por ellos, ya se ha dado cuenta de la estafa que se le hizo en todo este largo tiempo. Por esa poderosa razón, cada vez más los abandonan y se incorporan al cambio que se anuncia desde ya para el próximo siete de octubre, con la candidatura victoriosa de Henrique Capriles y la alternativa democrática.  

  El chavismo como proyecto político y movimiento popular ya se agotó. Su único destino inmediato será la atronadora derrota que les espera en las próximas elecciones.



Gehard Cartay Ramírez

 
La Prensa de Barinas, Martes, 13 de febrero de 2012.

lunes, 5 de marzo de 2012

Verdades: PRESIDENTE VIRTUAL

  

  “Virtual: Que tiene existencia aparente y no real”.
 
 Diccionario de la Lengua Española.
 


 Tenemos hoy en Venezuela un presidente virtual, es decir, “que tiene existencia aparente y no real”, de acuerdo con la definición de la Academia de la Lengua Española.
 

 La enfermedad de quien viene ejerciendo tal cargo ha traído como consecuencia esta situación anómala e irregular. No han faltado, en este sentido, quienes hablen de un vacío de poder al respecto. En verdad, la situación de precariedad institucional que vive ahora Venezuela, sin antecedentes en nuestra historia, obliga a serias reflexiones y análisis sobre el particular.
 

 Nadie puede discutir esta realidad, y mucho menos negarla. Tenemos a un presidente enfermo desde hace ya casi un año. En todo este tiempo ha sido operado varias veces y convalecido unos cuantos meses, sin que -por cierto- se haya ofrecido información oficial sobre su verdadero estado de salud, que se supone grave. Pero no es esto lo que me interesa destacar, sino la situación institucional que ha creado su enfermedad.
 

 Resulta obvio, por tanto, que el presidente no está en capacidad de ejercer plenamente su cargo mientras se encuentre aquejado de graves problemas de salud. Por más que en estos meses el ejercicio de su alta responsabilidad se haya reducido a los estrechos espacios de una sala de operaciones y un lecho de enfermo en Cuba, y de este a un estudio de televisión o a la comunicación por teléfono con el Canal 8 para dar la sensación de que está gobernando, la realidad de los hechos indica otra cosa.
 

 Por eso hablamos de un presidente virtual en este caso. Y esto hay que advertirlo porque, lamentablemente, aquí se han violado las disposiciones que la Constitución establece al respecto. Precisamente porque quien ejerce ese cargo -lo mismo pasa en cualquier otra parte del mundo- es un simple ser humano y no una especie de Supermán, la Carta Magna ordena muy precisos mandatos al respecto, en caso de que se enferme el Jefe de Estado. Y ya se sabe que si este es quien encabeza el gobierno, con más razón hay que tomar las previsiones en caso de que la enfermedad lo incapacite o, en el peor de los casos, produzca su falta absoluta por muerte.
 

 No está de más recordar que, de acuerdo al artículo 232 de la Constitución, el Presidente es responsable de sus actos “y del cumplimiento de las obligaciones inherentes a su cargo”. Por tanto, si en verdad está impedido de cumplirlas, por enfermedad o cualquier otra causa, debe proceder a su alejamiento del cargo y permitir que se declare la falta temporal. En este caso, corresponde entonces al Vicepresidente o Vicepresidenta -según se trate- la responsabilidad de asumir el cargo hasta por 90 días, prorrogables por igual número si así lo aprueba la Asamblea Nacional.
 

 Lo lógico, en consecuencia, hubiera sido que el Presidente subrogara sus responsabilidades en el Vicepresidente y se ocupara exclusivamente de su enfermedad. De esa manera no estuviéramos presenciando esa aberración inconstitucional que convierte hoy a una ciudad extranjera, en este caso, La Habana, en una especie de sede del Poder Ejecutivo Nacional de la República de Venezuela, con lo que se viola el Artículo 18 de la Constitución, según el cual “la ciudad de Caracas es la capital de la República y el asiento de los órganos del Poder Nacional”. La única excepción a esta disposición es la que autoriza el ejercicio del Poder Nacional en otros lugares de nuestro país.
 

 Ya sabemos, en todo caso, que el jefe del régimen y su combo utilizan la que una vez llamaron “la mejor Constitución del mundo” como vulgar papel sanitario. Pero esa perversión no le resta vigencia a la Carta Magna y, en su momento, tendrán que responder por estas descaradas violaciones a su texto.
 

 También sabemos que la República de Venezuela ha devenido en una suerte de autocracia. Por tanto, el jefe del régimen hace lo que le viene en gana, sin que nadie -y menos las “instituciones públicas” obligadas a ello- pueda meterlo en cintura para que cumpla la Constitución y las leyes, tal cual juró en el momento de asumir el cargo. A esos extremos hemos llegado en este país, a causa de la degeneración de quienes mandan.
 

 Ya vendrá el momento de normalizar el estado democrático y social de Derecho que establece la Constitución y de ajustar cuentas a quienes la han desconocido y violado en estos años.
 


 LA PRENSA de Barinas - Martes, 06 de marzo de 2012.


Gehard Cartay Ramírez 
gehardcartay@gmail.com 
@gehardcartay
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sábado, 3 de marzo de 2012

Gobernar para la gente



Discurso de Toma de Posesión de Gehard Cartay Ramírez como Gobernador del Estado Barinas,
ante la Asamblea Legislativa el día 3 de junio de 1993.



 

 Barineses, barinesas:


 Por decisión soberana del pueblo barinés y consciente del compromiso que se me ha encomendado, comparezco ante la Honorable Asamblea Legislativa a los fines de que se me tome el juramento de ley como Gobernador del Estado, electo por voluntad popular el pasado domingo 30 de mayo.

 Sé cuánto significa este momento, no sólo en lo personal, sino para los barineses que me han depositado su confianza y su abrumadora generosidad. Sé que miles de esperanzas están cifradas en la gestión que voy a comenzar. Por esto mismo, como buen llanero, trataré de estar a la altura del compromiso asumido, entregando todos mis esfuerzos a tiempo completo para dirigir un gobierno cuya filosofía no será otra que la de servir a la gente.

 La tarea se presenta difícil pero fascinante, compleja pero tentadora, grave pero posible. Lo accidentado que ha resultado este proceso que apenas acaba de concluir el pasado 30 de mayo, como bien lo conocen Barinas y el país entero, me obliga a iniciar mi gestión cinco meses después de comenzado el actual período de gobierno regional. Se ha perdido un tiempo precioso y seguramente conseguiré un presupuesto altamente comprometido y ejecutado en su mayor parte, cuya elaboración, por lo demás, no refleja las prioridades de mi gobierno ni tampoco la visión que particularmente tengo de lo que debe hacerse en función del desarrollo regional. Al pueblo de Barinas, en su momento oportuno, daré información detallada y cierta de la situación administrativa y fiscal en que recibiré esta tarde la Gobernación del Estado.

 Como Gobernador electo por el pueblo reitero una vez más mi disposición de trabajar en función de los mejores intereses de la región, más allá de las limitaciones y problemas a que me he referido. Vivimos tiempos de cambios e innovaciones y los gobernadores debemos convertirnos definitivamente en los promotores de nuestras entidades ante el Poder Central, no limitándose a ser simples administradores, sino asumiendo los desafíos con coraje y denuedo, y abriéndonos hacia todos los sectores de la sociedad civil en procura de su efectiva participación.

 Me propongo actuar dentro de una dinámica que promueva a Barinas como una región apta para la inversión y el desarrollo integral. En este sentido, haré todo cuanto sea posible para atraer hacia nosotros a quienes desean participar en la lucha por su progreso y bienestar colectivos. Nos haremos presentes en todos los escenarios donde debamos llevar nuestros planteamientos y traeremos a la región las iniciativas que se correspondan con este propósito.

 He dicho que vamos a hacer un gobierno que se ocupe de la gente. El mayor reclamo que escuché en mi campaña electoral fue aquél que hacía la gente más humilde, quejándose del abandono y la indiferencia a que han sido sometidos por quienes los gobernaron hasta hoy. La tarea de gobernar es un servicio público y no un rito burocrático y concupiscente. Al lado de la obra material que todo gobernante adelanta en su afán de trascender existe también la obligación de servir a la gente, de atender sus problemas y tramitar sus soluciones, sean positivos o no sus resultados.

 Dentro de esta concepción de gobernar comprometo mi esfuerzo y el de mis colaboradores, en la idea de prestar la debida atención a todos los sectores de la sociedad barinesa. Mantendremos un permanente contacto con ellos, de modo que exista una relación franca y fluida entre todos. Y reitero que dedicaremos especial atención a los sectores más humildes de nuestra población, con los cuales mantengo un compromiso prioritario.

 Trabajaremos en función de las extraordinarias posibilidades y potencialidades de nuestra región. Barinas reúne excepcionales condiciones desde todo punto de vista. Tenemos tierras aptas para la producción agropecuaria, agua abundante, riquezas forestales y, por sobre todo, un pueblo honesto y trabajador. Lo que nos ha faltado en estos tiempos es un liderazgo con deseos de trascender, capaz de aglutinar a todos en la empresa del desarrollo regional y, desde luego, protagonista de primer orden en la ejecución de un programa que aproveche las ventajas comparativas de que disponemos.

 La nota común de toda esta iniciativa tiene que ser la de la convergencia de esfuerzos y voluntades en torno a un proyecto común. Ya no podemos seguir aceptando que persista lo que nos divide por sobre lo que nos une. Converger alrededor de un objetivo superior, sin mayores diferencias de fondo y con una conciencia clara de los fines perseguidos, constituye, a mi juicio, el más fascinante desafío que ahora se nos formula a los barineses.

 Como Gobernador del Estado haré en este campo un esfuerzo especial. Mi candidatura encarnó un proyecto cierto de unidad regional, en torno al cual se sumaron distintos sectores de la vida política, económica, social, cultural y religiosa. Mi gobierno, por tanto, será un gobierno de unidad regional, integrado de manera amplia, sin sectarismos ni discriminaciones.

 Ofrezco un gobierno transparente y honesto. Mi lucha en este sentido, librada en la plaza pública, en los medios de comunicación, en los tribunales y en el parlamento, continuará ahora con mayor fuerza como gobernante. Voy a predicar con mi ejemplo personal y así también se lo exigiré a mis colaboradores, siendo la honestidad junto a la capacidad los únicos requisitos para ejercer funciones públicas en mi gobierno.

 Venezuela y Barinas reclaman gobiernos honestos y limpios de toda mancha. La corrupción ha sido una limitante muy fuerte para el desarrollo de nuestros pueblos en la misma medida en que ha producido efectos sociales y económicos contraproducentes. Una obra mal hecha en función de garantizar el pago de una comisión a quien la otorga, costumbre arraigada, hasta ahora, en nuestro medio, perjudica a la comunidad que inicialmente sería servida por aquella. Así, reiteradamente, se han producido graves males a las colectividades que reclamaban obras de beneficio comunitario cuando, al final, la corrupción terminó restándole calidad y eficiencia a las mismas. Tengo el compromiso de luchar activamente para liquidar tales prácticas y erradicarlas de manera definitiva.

 Ofrezco un gobierno que trabaje dinámica y eficientemente por la descentralización. Presentaré, a corto plazo, proyectos concretos en las áreas de la salud, educación y recursos forestales. Soy un convencido defensor de la transferencia de competencias del Poder Central a las gobernaciones y de éstas a los gobiernos municipales. Vamos a trabajar conjuntamente con los alcaldes, a los fines de ejecutar programas comunes con el decidido apoyo del gobierno regional en la búsqueda de una verdadera colaboración y mancomunidad.

 Ofrezco un gobierno de prioridades. Dije reiteradas veces en la campaña electoral que gobernar significa establecer prioridades. La difícil situación económica y social de Barinas, tal vez una de las más difíciles en su historia, obliga a hacer un especial énfasis en las áreas agropecuarias, de viviendas, servicios públicos y atención a los sectores desposeídos.

 No puedo dejar de lado, en este momento cuando asumo como gobernador, los alarmantes índices estadísticos según los cuales el Estado Barinas ocupa actualmente el primer lugar en desnutrición infantil, el segundo en pobreza crítica, el último en rendimiento escolar, con una elevada tasa de desempleados (más de cien mil, según la CTV de Barinas), con sus servicios públicos descalabrados y con su actividad agropecuaria al borde de la quiebra. Esta es la pesada herencia que ahora recibo de mi antecesor, no obstante el derroche milmillonario de recursos que hubo durante su fracasada gestión gubernamental.

 Un panorama desolador como el descrito anteriormente obliga a hacer un gobierno de prioridades. Y esa es mi principal preocupación desde ahora. Vamos a tomar una serie de medidas en defensa del sector agropecuario, poniendo especial atención en la búsqueda de recursos para enfrentar el caótico problema de la vialidad agrícola, totalmente deteriorada ahora, y la falta de financiamiento a nuestros productores, a quienes he prometido la creación de un fondo regional a tales efectos.

 Un esfuerzo especial dedicaremos al problema de la vivienda, así como al drama de los servicios públicos, primordialmente la falta de suministro de agua, el transporte público y la pésima atención en materia de salud. Y, desde luego, realizaremos un trabajo coherente y realista para poner en ejecución programas de economía popular y familiar, con la participación del sector público y en lo posible también del sector privado. De esta manera, ayudaremos a los pequeños y medianos artesanos e industriales, así como a la noble tarea de la microempresa familiar.

 Al lado de estas prioridades, también dedicaremos atención especial a la educación, la cultura, el turismo y el deporte. Me propongo obtener financiamiento de organismos internacionales para rescatar la infraestructura educativa, hoy prácticamente destartalada, y a impulsar un agresivo programa de capacitación de nuestros docentes. Igualmente, adelantaré un vigoroso programa de animación cultural para sacar a este sector de la postración a que la han sometido recientemente gobernantes regionales que siempre lo han despreciado. En cuanto al turismo, me comprometo solemnemente a impulsarlo, para lo cual crearé la Corporación Barinesa de Turismo.

 Y en cuanto al deporte, debo recordar que tenemos un gran compromiso con el país, habiendo hasta ahora fracasado en el mismo, y debo decirlo con profunda pena y vergüenza ajena: la celebración de los IX Juegos Nacionales Deportivos, cuya fecha inicial era agosto de este año, teniendo que ser pospuestos porque el gobierno que hoy muere no fue capaz de adelantar las obras ni tampoco el cronograma organizativo. Yo asumo ante Venezuela y Barinas la responsabilidad de salvar esos juegos y me comprometo a realizarlos brillantemente en abril del próximo año. A tales efectos, tan pronto asuma el cargo designaré un nuevo Comité Organizador de los Juegos (JUDENABA 94), con gente capaz y dinámica, a los fines de honrar el compromiso de ser una digna sede de tan importante evento.

 Barineses; barinesas:

  Al asumir la Gobernación del Estado Barinas pido a todos su colaboración y ayuda ante la compleja y difícil tarea que nos corresponde. Por mi parte, ofrezco toda mi capacidad y energía, mi voluntad entera de lucha y constancia, para trabajar activamente en la construcción de los propósitos anunciados.

  Estoy conciente de la magnitud del compromiso asumido con mi pueblo, a quien agradezco haberme hecho su gobernador en los próximos años, y también conozco las dificultades iniciales que me esperan. Pero anuncio igualmente, con optimismo realista y razonable, que haré todo cuanto sea necesario para alcanzar las metas propuestas, seguro de que con la ayuda de Dios y de ustedes saldremos airosos de este honroso encargo que la voluntad popular ha puesto sobre mis hombros.


  Muchas gracias.-





jueves, 1 de marzo de 2012

Intervención de Gehard Cartay Ramírez en el acto de presentación de su libro Cómo se destruye un país, celebrado en la sede del diario El Nacional, en Caracas el día 03 de julio de 2009.








Señoras, señores: 

 Cómo se destruye un país, el libro que estamos presentando esta noche, persigue dos objetivos que ojalá puedan cumplirse a cabalidad, pues fueron los que motivaron a escribirlo.
 

 El primero, dejar constancia de este tiempo destructivo y decadente de nuestra vida republicana que, a pesar de ser reciente, pudiera olvidarse fácilmente, sobre todo por el terco empeño del régimen actual en falsificar nuestra historia sobre la base de sus conveniencias y de su visión totalitaria de los hechos.
 

 El segundo, enfrentar algunas opiniones, definitivamente propagandísticas y falsas, según las cuales con el actual régimen comenzó un nuevo ciclo histórico en el país, supuestamente para transformarlo y sepultar los errores del pasado.
 

 Ambos propósitos son -a mi juicio- fundamentales para salvaguardar la realidad de los hechos frente a los venezolanos de hoy y, especialmente, a los del futuro.
 

 Respecto a este difícil tiempo que nos ha tocado vivir en las últimas cuatro décadas, y especialmente en la que ahora termina, el libro pretende demostrar que constituyen la crucial etapa en que Venezuela se destruyó como la nación que venía siendo, con potencialidades económicas envidiables, instituciones consolidadas y un proceso democrático que marchaba a la cabeza de los países latinoamericanos.
 

 Ese proceso de destrucción nacional, pronosticado a tiempo por Juan Pablo Pérez Alfonso, se inició cuando se produjo aquella revolución de las magnitudes que trajo consigo el espectacular aumento de los precios del petróleo en los meses finales de 1973. Aquella inmensa masa de recursos financieros no fue manejada con acierto, y lo que pudo ser una oportunidad excepcional para consolidar los logros del ensayo democrático iniciado en 1958 se perdió en los laberintos de la incapacidad, la insensibilidad y la corrupción reinantes en los años siguientes.
 

 Como era natural, aquellas equivocaciones produjeron sus efectos trágicos y la crisis nacional latente emergió al poco tiempo. Mostrará sus primeros signos de gravedad con la explosión social que significó el llamado Caracazo en los primeros días del segundo gobierno de CAP. Tres años después, en 1992, se producirán -sin éxito inmediato- las dos sucesivas intentonas golpistas. Y en 1993 el enjuiciamiento y destitución del presidente Pérez, la posterior interinaria del historiador Ramón J. Velásquez en la Presidencia y, finalmente, la elección de Caldera por segunda vez como Jefe del Estado. Eran suficientes advertencias en torno a lo que sobrevendría después.
 

 En cuanto a esta última aseveración, el libro Cómo se destruye un país también pretende demostrar cómo el actual régimen ha terminado profundizando aún más los problemas que encontró a su llegada al poder, sin haber resuelto ninguno, agravándolos todos y, por si fuera poco, creando nuevos inconvenientes, entre ellos, su terco empeño en pretender imponernos la camisa de fuerza de su descabellado proyecto político, su siembra permanente de odio y exclusión y la cada vez más comprometida situación de Venezuela como factor de perturbación en el mundo, contrariamente a lo que había sido su política exterior durante mucho tiempo.
 

 No hay duda, pues, de que todo este proceso histórico declinante se agravó dramáticamente desde hace 10 años con la elección del teniente coronel golpista Hugo Chávez Frías como presidente. Así, la enfermedad terminal de la institucionalidad democrática entró en su fase culminante. A partir de 1999, la puesta en marcha de un proyecto autoritario y personalista, su accidentado régimen, el agravamiento de la debacle económica y social, la destrucción de la institucionalidad -facilitada con el absurdo concurso de quienes debieron entonces defenderla-, la politización de la Fuerza Armada, la insurrección popular y la posterior insurgencia militar del 11 de abril de 2002, la inmediata renuncia de Chávez Frías a la presidencia, la ilegítima designación de Carmona Estanga como presidente interino, su decreto golpista, el aborto de la insubordinación castrense en marcha y la consiguiente restauración del presidente renunciante; fueron síntomas indiscutibles de esa enfermedad terminal que afecta al actual ciclo histórico venezolano.
 

 Más tarde, el cuadro patológico de la democracia venezolana se agravaría aún más: el errático paro nacional de diciembre 2002/enero 2003, la toma chavista de PDVSA, la purga militar, los intentos opositores para convocar el referendo revocatorio presidencial, su realización el 15 de agosto de 2004, la posterior ”victoria” del oficialismo en las elecciones regionales de octubre de ese mismo año y en las siguientes de 2005 para escoger la Asamblea Nacional, hasta coronar su objetivo de reelegir al Presidente de la República en diciembre de 2006 y, finalmente, la derrota del régimen y su propuesta constitucional para perpetuarse en el poder, durante el referéndum consultivo de diciembre de 2007; han sido todos sucesos que conforman el capítulo final del proceso de crisis generalizada que se inició hace más de 30 años y que se cerrará ineluctablemente con la salida del poder del actual presidente de la República.
 

 Algo más de tres décadas después de haber recibido su sable de subteniente de manos del Presidente Pérez y luego de algo más 10 años de ejercicio continuo y total del poder, puede llegarse a la conclusión de que la presidencia de Chávez Frías ha multiplicado hasta la exageración todos los errores que le criticó a aquél y que lo llevaron, incluso, a justificar su intentona de golpe de Estado de 1992. El golpista que hoy ocupa la presidencia de la República Bolivariana, contrariamente a sus ofertas electorales y a su manido discurso, ha profundizado en todo sentido la crisis que el país arrastra desde hace tiempo. Todo cuanto reprochó a sus antecesores lo ha repetido su régimen de manera colosal, concretamente en materias como la política económica (en especial, el desatinado manejo de la espectacular riqueza petrolera que ha inundado su gestión, la perversión de sus manejos financieros, el colosal endeudamiento de la República y el sobredimensionamiento del Estado venezolano), sin que podamos obviar la corrupción generalizada y la incapacidad para mejorar la calidad de vida de sus compatriotas, a pesar de haber dispuesto de recursos suficientes para lograrlo.
 

 Hoy está comprobado que la destrucción del país se ha acelerado vertiginosamente bajo el actual régimen, pues bien se sabe que Venezuela ha vivido desde 1999 un lamentable proceso de retroceso, destrucción y crispación.
 

 Los ya casi diez largos años del régimen actual han sido más que suficientes para que el país experimente un grave retroceso en materias que habían registrado indudables avances entre 1958 y 1998. No se trata de hechos aislados o de iniciativas hemipléjicas. Se trata, por el contrario, de una estrategia planificada de antemano para destruir la institucionalidad y la alternabilidad democráticas, y sustituirlas por un sistema político de carácter autocrático y autoritario, cuya instancia fundamental la constituye el proyecto de presidencia vitalicia que Chávez Frías persigue desde su llegada al poder, y que aspira establecer definitivamente con la anunciada reforma de la actual Constitución.
 

 Hoy presenciamos un retorno absurdo a conceptos anacrónicos, impropios de la modernidad que debería exhibir un país como el nuestro. Rémoras escandalosas como la autocracia reinante a través del caudillismo presidencialista, del culto a su personalidad y del sometimiento de los demás poderes a su mando omnímodo, el estatismo exagerado y el militarismo rampante, la liquidación del federalismo, la conspiración permanente contra el sufragio confiable y efectivo, la conversión del régimen en una colonia castrista, la persecución y penalización de la disidencia, la violación de los derechos humanos, los zarpazos constantes contra la libertad de expresión y de información, la destrucción de aparato productivo del sector privado, el crecimiento de la pobreza, la miseria y la desnutrición, el colapso de los servicios públicos, la falta de viviendas para los sectores populares y la clase media, la ausencia de oportunidades para nuestros jóvenes y el asesinato de más de 100 mil venezolanos a manos del hampa, son hoy problemas crecientes por culpa de una gestión que ha priorizado sus propósitos políticos e ideológicos hacia adentro y hacia afuera, olvidándose de atender las exigencias básicas de los venezolanos.
 

 No es cierto entonces que con la llegada del teniente coronel Chávez Frías al poder se haya iniciado una nueva etapa histórica en Venezuela, que dejara atrás todos estos problemas y nos permitiera avanzar como nación progresista, con recursos humanos y materiales que así lo garantizaran. Todo lo contrario: al terminar su mandato, debe cerrarse definitivamente este ciclo destructivo y decadente, para abrir paso a un nuevo país, civilista y democrático, moderno y avanzado, capaz de vencer los obstáculos y de superar definitivamente nuestros atavismos y perversiones seculares. Tamaño desafío exigirá de nuestro liderazgo actual y emergente un esfuerzo de cabal comprensión de lo que significa una democracia vigorosa, basada en el relevo a tiempo y en el compromiso para superar las odiosas diferencias sociales y económicas hoy aumentadas. Requerirá, desde luego, de una dirigencia preparada, estudiosa y profundamente solidaria y sensible con quienes menos tienen y continúan siendo excluidos.
 

 Termino estas palabras agradeciendo a todos ustedes su presencia en este acto y, especialmente, a los doctores Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional, y Simón Alberto Consalvi, editor adjunto, así como a las licenciadas Miriam Ardizzone y Andreína Gómez-Orellana, por su generosidad al haber auspiciado la publicación de este libro. Agradezco igualmente al doctor César Pérez Vivas, gobernador de Estado Táchira, sus generosas palabras de presentación.
 


Gracias a todos.