HACIA UNA CRISIS
HUMANITARIA
Gehard Cartay
Ramírez
Todo
indica que en Venezuela nos aproximamos a una crisis humanitaria de grandes
proporciones.
Sin
embargo, el régimen imperante nada hace para enfrentarla y resolverla. Lo que
sucede, en realidad, es que siendo obra suya exclusivamente -producto de estos
17 largos años de saqueo y destrucción del país-, resulta imposible que pueda
remediarla en lo más mínimo. Porque, en dos platos, el régimen es el problema.
Y la única manera de resolver esta colosal crisis que sufrimos es cambiándolo.
Así de sencillo. No hay otra forma, amigo lector.
Hoy no
hay comida suficiente porque el régimen arruinó la agricultura y la cría que
las producían y, en paralelo, destruyó la industria nacional que la procesaba. A
unas y otras las expropió o las mandó invadir, apelando a su criminal
demagogia. Así de sencillo. El régimen creyó que podía sustituirlas mediante
una política indiscriminada de importaciones de alimentos de otros países, a
punta de los abundantes petrodólares que dilapidó en todos estos años. Así,
terminó arruinando a ganaderos y agricultores nacionales y enriqueciendo a sus
colegas argentinos, nicaragüenses, bolivianos, brasileños y uruguayos.
Por esa razón, millones de venezolanos están
sometidos hoy al calvario y la humillación de largas y aberrantes colas para tratar
de comprar los pocos alimentos que se consiguen en estos tiempos de escasez y a
precios muy altos, por cierto. Y eso no es obra de la casualidad, ni de ninguna
“guerra económica”, ni del “imperio” o “la derecha”. Todo esto es culpa del
régimen y su proyecto de destrucción nacional.
Hoy no
hay seguridad para los venezolanos y sus bienes, porque el régimen -desde sus
inicios- se asoció con el malandraje nacional, los armó y los ha venido
utilizando para aterrorizar a sus adversarios. Así de sencillo. Hoy esos
“colectivos de paz” -como cínicamente los llaman- controlan importantes zonas
de ciudades venezolanas, donde no entra la policía ni ningún organismo de
seguridad.
Por esa razón, ya van más de 250 mil
venezolanos asesinados y millones de ellos heridos o robados. Y no es obra de
la casualidad, sino consecuencia directa de la impunidad y la falta de medidas
oficiales para enfrentar eficazmente la delincuencia.
Hoy no
hay medicinas porque la mayoría de los laboratorios que las fabricaban se
fueron del país, a consecuencia de que el régimen no les ha pagado una
milmillonaria deuda acumulada, por efectos del control cambiario, el mismo que
ha permitido el robo de más de 300 mil millones de dólares y el regalo de
muchos millones más a gobiernos extranjeros, pretendiendo comprar un liderazgo
mundial, cuyo altísimo costo nos tiene hoy al borde de la hambruna y la escasez
generalizadas.
Por esa razón, hoy los pacientes de cáncer,
hipertensión, diabetes y muchas enfermedades más no consiguen las medicinas que
les pueden curar esas enfermedades y prolongar su vida. La irresponsabilidad y
la insensibilidad de quienes mandan desde 1999 los condena ahora a una muerte
anticipada y cruel.
Lo
mismo pasa con los repuestos de vehículos, sus baterías y cauchos o los artículos
de aseo personal (desodorantes, champús, jabones y cremas dentales, pañales,
papel sanitario, etc.), cada vez más escasos porque se han dejado de producir por
el cierre de sus fábricas. Así de sencillo.
Los
servicios públicos están colapsados como nunca antes, a consecuencia de la
ineptitud del régimen para mejorarlos cuando recientemente tuvimos los más altos
precios petroleros de la historia. Por eso no deja de ser una paradoja criminal
que siendo Venezuela el país con las riquezas energéticas más grandes del
mundo, hoy estemos sometidos a apagones diarios y a las puertas de un apagón
generalizado. Ya se sabe que el dinero que debió gastarse en comprar
generadores eléctricos se los robaron los testaferros de la cúpula podrida y que
se descuidó el mantenimiento de las hidroeléctricas que se construyeron en la
segunda mitad del siglo pasado.
Por eso hoy sufrimos apagones constantes,
luego de que el régimen le resolviera problemas de electricidad a Cuba,
Nicaragua, Bolivia y varios países del Caribe. Nunca como ahora se puede
aplicar el refrán de que han sido “luz en la calle y oscuridad en la casa”.
Como
queda dicho, estamos a las puertas de una gravísima crisis humanitaria, por más
que el régimen la niegue y pretenda desviar la opinión pública con sus trapos
rojos y sus mentiras mediáticas.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 19 de abril de 2016.