domingo, 6 de abril de 2014

UN RÉGIMEN INSOSTENIBLE
Gehard Cartay Ramírez
"Es una manía miserable el querer mandar a todo trance".
Simón Bolívar, carta a Santander, 15 de Abril de 1823.

Es difícil que un régimen como el actual se pueda sostener impunemente sobre más muertes, violaciones a los derechos humanos, persecución judicial a sus adversarios y, sobre todo, enfrentando militarmente una vigorosa protesta civil pacífica.
Ya lo dijo John F. Kennedy: “Se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la otra mitad en contra”. Y esta es una colosal verdad que Maduro y su cúpula podrida desprecian, creyendo que podrán sostenerse por siempre, apoyados en la mentira que representan ellos y su bastarda ambición de poder. 
Desprecian la verdad indiscutible de que su Consejo Supremo Electoral lo proclamó presidente en medio de serias denuncias de fraude que ni ellos ni el ente electoral quisieron aclarar luego, a pesar de que se comprometieron en tal sentido. Desprecian la verdad indiscutible de que hoy en día no sólo gobiernan con la otra mitad en contra, sino frente a una mayoría muy significativa que condena y repudia su régimen.
Desprecian la verdad indiscutible de que su gestión, luego de 15 años de desgobierno, ha arruinado al país en todos los órdenes. Desprecian la verdad indiscutible de que el país hoy está peor que antes. Desprecian la verdad indiscutible de que los problemas que Chávez ofreció resolver en 1998 hoy se han agravado, y que hay nuevos y gravísimos problemas que antes no existían.
Desprecian la verdad indiscutible de que la situación económica nos ha empobrecido a todos, menos a la cúpula ladrona del régimen, multimillonaria gracias al saqueo de más de 900 mil millones de dólares desde 1999. Desprecian la verdad indiscutible de que hoy la comida es más cara y escasa. Desprecian la verdad indiscutible de que nos llevan a una situación de desabastecimiento y hambruna, nunca antes vista en Venezuela. (La cartilla de racionamiento -aunque sea computarizada- que ya opera en los automercados oficiales y privados es una preocupante muestra al respecto, especialmente para los incrédulos        que todavía existan.)
Desprecian la verdad inocultable de que van más de 200 mil asesinatos desde que llegaron al poder, gracias a que han permitido que la delincuencia reine en todo el país,  convertida en su estrecha aliada terrorista. (Y esto es tan cierto que la brutal represión que han desatado contra los estudiantes y la ciudadanía que los adversa demuestra que, de haberlo hecho, pudieron haber perseguido con igual “efectividad” al malandraje que mata gente todos los días.)
Desprecian la verdad y engañan todo el tiempo. Pretenden sostenerse sobre la mentira compulsiva, y esto no es posible por largo tiempo. Maduro ha mentido tanto que muy poca gente le cree lo que afirma, y esto es muy grave para el régimen porque no tiene credibilidad. Por eso mismo, todas las encuestas serias revelan su caída estrepitosa, lo cual le resulta fatal si se toma en cuenta que proviene de unas elecciones caracterizadas por el fraude y la creencia generalizada de que quien ganó fue Capriles.
Su manía miserable “de querer mandar a todo trance” -como decía Bolívar- los lleva también a despreciar los terribles efectos de su fracaso. Por eso desprecian las verdades que significan su corrupción e ineptitud descomunal, hoy traducida en inseguridad e inflación (las más altas del mundo), así como el crecimiento de la pobreza, el desempleo, el racionamiento, la escasez y la carestía de la comida y bienes indispensables, las constantes devaluaciones, el caos de los servicios públicos, el drama de la salud, entre otras calamidades creadas por Maduro y su combo.    
Desprecian igualmente los principios básicos de la democracia. Desprecian la separación de poderes establecida en la Constitución. Desprecian el mandato de su artículo 328, que define a la Fuerza Armada Nacional como una “institución esencialmente profesional, sin militancia política (…) al servicio de la Nación, y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”. La politiquería que ahora la dirige también desprecia este mandato de la Carta Magna, mientras reprime a la población civil como si fuera un enemigo armado. 
Pero sobre todo, el actual régimen desprecia la inteligencia y la vocación libertaria de los venezolanos. Por eso, desprecia también que hoy el 55 por ciento de ellos señale que el régimen de Maduro no es democrático y que el 53 por ciento considere necesaria su renuncia, según la última encuesta IVAD, publicada ayer en El Universal.
Un régimen en estas condiciones carece ya de base de sustentación y está inhabilitado para buscar soluciones a la crisis que hoy nos arropa a todos.
Twitter: @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 01 de abril de 2014.