miércoles, 30 de abril de 2014

¡ESTO NO LO AGUANTA NADIE!
                                                    Gehard Cartay Ramírez
Así decía una consigna electoral en una de las tantas elecciones realizadas en la República Civil que tuvimos entre 1958 y 1998.
Sólo que se trataba, sin duda, de un lema exagerado. Lo afirmo porque entonces el país estaba mucho mejor que ahora en todos los sentidos. No habíamos llegado a los niveles de ruina y quiebra económica y moral en que nos ha sumido el presente régimen desde 1999.
Lo que se percibe hoy en la calle es una indignación como muy pocas veces se ha visto. Baste sólo referirnos a algunos elementos puntuales al respecto: el alto costo de la vida, con sus secuelas de desabastecimiento y racionamiento; la creciente inseguridad, con sus dramáticas cifras de centenares de miles de asesinados y heridos; el colapso de los servicios públicos, especialmente los de la salud, energía eléctrica y agua potable; y, finalmente, la milmillonaria corrupción de la cúpula del régimen y sus testaferros.
En todos estos aspectos, los actuales detentadores del poder superaron ampliamente los resultados negativos que hubo en el pasado. Todos fueron superados, amigo lector. Y esto ya es mucho decir. Por eso, hoy adquiere plena vigencia aquello de que “esto no lo aguanta nadie”.
Por eso mismo el régimen, mentiroso y manipulador como siempre, ha venido ocultando las cifras reales en materia de inflación, alto costo de la vida y todo lo que tiene que ver con la situación económica y financiera.
A duras penas, poniéndole sordina y tratando de que no se difundan en los contados medios de comunicación social independientes, ya se han conocido algunas de esas cifras, que por cierto, no son muy confiables pues cualquiera se da cuenta de que se no corresponden con la realidad del día a día. El periodista Manuel Isidro Molina (no vinculado a la oposición) publica este domingo pasado las cifras que el Banco Central de Venezuela “se dio su tiempo para soltar”: 4,1 puntos porcentuales de inflación en marzo de 2014, mientras la acumulada llega al 59,4 por ciento en los últimos doce meses. “Pero en alimentos -agrega Molina-, el salto fue de 6,1 por ciento en el mes y 79,2 por ciento en un año, destrozando los presupuestos familiares de las clases medias y sectores populares” (La Razón, 27.04.2014).
Agrega el mismo periodista que en mayo entra en vigencia el aumento de pasajes interurbanos en un 40 por ciento, con el consecuente aumento en las rutas urbanas. Se anuncian también “aumentos de gasolina, electricidad, telefonía y aseo urbano”, agrega. Todo lo cual creará, sin duda, las condiciones para una explosión social que ya está anunciada con tiempo y frente a la cual la ineptitud de Maduro y su cúpula nada hacen, y tal vez si pudieran, tampoco podrían hacer algo. El país ha entrado en barrena en materia social, económica y fiscal.
La Razón también trae una interesante entrevista con el profesor Carlos Machado Allinson, especialista en temas agroalimentarios. Su diagnóstico no arroja dudas sobre la hecatombe alimentaria que se avecina y cuyos prolegómenos ya sufrimos.
Al señalar que la crisis económica y social que vivimos es el producto de 15 años de aplicación de un modelo fracasado por parte del régimen, Machado Allinson se muestra escéptico de que ese mismo régimen pueda implementar soluciones, pues este “no puede impulsar la producción por decreto, pues primero tiene que ofrecer garantías sobre los derechos de propiedad (…) y garantizar al sector privado (que) se pueda desenvolver con mayor libertad”.
En definitiva, Machado Allinson insiste en que si el régimen no rectifica y, por el contrario insiste a aplicar un modelo que ha fracasado en todos lados, la crisis se profundizará. Y que mientras no exista una economía libre, donde la regulación del gobierno sea sensata y adecuada, el país marcha por un despeñadero.
Se trata, en fin, de cosas ya sabidas y que se han repetido y se repiten en todos partes. Lamentablemente, la manía de la cúpula que manda por perpetuarse en el poder es tan desmedida que no le importa controlar todo así arruinen al país. Y lo peor es que siendo Venezuela un país con tantas riquezas, que vende cada barril de petróleo por encima de los 100 dólares, hoy sin embargo tenemos la más alta inflación del continente y una de las más elevadas del mundo, sufrimos carestía, escasez y racionamiento en los artículos de primera necesidad, estamos hipotecados como nunca frente a China, crecen la miseria, el desempleo y la pobreza, y nos acercamos seguramente a una tragedia humanitaria de grandes proporciones si esto sigue como va.
Ese es el legado de 15 años de desgobierno chavista: acabaron con las expectativas promisorias del país y cuando tengan que entregar el poder lo que recibiremos los venezolanos no es otra cosa que una Venezuela hipotecada y cada vez más pobre.
 Twitter: @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 29 de abril de 2014.

jueves, 24 de abril de 2014

Verdades
DIÁLOGO SÍ, FARSA NO
Gehard Cartay Ramírez
Sobre el supuesto diálogo entre el régimen y sectores de la MUD hay mucho de agregar.
Lo primero es señalar que todo diálogo es positivo. Pero tengo mis dudas de que lo del pasado jueves lo sea en verdad. Tal vez termine siendo todo lo contrario, es decir, un auténtico “diálogo de sordos”. Lo afirmo porque la posición del régimen lució irreconciliable desde el principio, repitiendo a cada rato que no está dispuesto a transar en nada, ni aceptar condiciones de ningún tipo. Si esto es así, esas reuniones terminarán siendo un intercambio de ideas y posiciones, pero no un diálogo que produzca las consecuencias que la gran mayoría del país espera.  
 Y aquí hay un problema de fondo: el régimen -desde hace ya 15 largos años- se decidió por el camino de la confrontación, conceptuando la política como una batalla militar donde sólo cabe la eliminación del otro. Y todo ello, acompañado del discurso lleno de odio que diariamente repitió su extinto jefe y continúa manteniendo su sucesor.
Lo segundo que debe destacarse de la reciente reunión en Miraflores está relacionado con sus inmediatas consecuencias mediáticas. Algunos analistas han insistido al respecto, especialmente en el hecho de que la oposición por fin pudo dirigirse al sector popular del chavismo y traspasar momentáneamente las murallas de la hegemonía comunicacional del régimen y la censura y autocensura en los medios radiales y televisivos privados.
Pero no hay que exagerar en este punto. Creo que, si bien se trata de un logro importante, no es lo fundamental. Y lo digo porque lo fundamental es otra cuestión muy distinta, cuya sola consecución justificaría el diálogo entre ambos sectores: recuperar nuestras instituciones democráticas y la vigencia de la Constitución -hoy convertida en un guiñapo-, designar nuevos Tribunal Supremo y Consejo Nacional Electoral, modificar la política económica que golpea a la gran mayoría de los venezolanos (por sus efectos de carestía, inflación, escasez y desempleo), detener la represión brutal que se ejerce contra los estudiantes, con saldo de asesinatos, torturas y detenciones, combatir la inseguridad campante, desterrar la politiquería de la Fuerza Armada, liberar a los presos políticos, rectificar en los casos de la diputada María Corina Machado y los alcaldes Ceballos y Scarano -destituidos y presos sin ningún motivo-, liquidar la injerencia castrocomunista cubana en nuestros asuntos internos, entre otros males que hay que superar.
En lo personal debo afirmar que la dirigencia de la MUD no insistió lo suficiente en todos estos asuntos, particularmente en cuanto al asesinato de 40 venezolanos a causa de su represión brutal, los presos políticos, los casos de María Corina y los alcaldes detenidos, las torturas y detenciones injustas y la injerencia cubana. 
Una tercera consideración: la MUD no puede arrogarse la representación de toda la protesta. Ella no representa, por ejemplo, a los estudiantes ni a otros sectores que no han abandonado la protesta pacífica, ni deben hacerlo porque no se puede abandonar la calle. Por esto mismo, todos ellos también deberían participar si lo que se quiere es un diálogo de verdad y no una farsa teatral en cadena nacional de radio y televisión.
En cuarto lugar -y a riesgo de que se me acuse de radical-, a esa reunión se ha debido ir con unas condiciones mínimas que, a mi juicio, no fueron concertadas. Tratándose de un régimen marrullero y tramposo como el actual es lo menos que podía plantearse. (No hay que olvidar que aquellos acuerdos de 2002 entre el régimen y la oposición -con la mediación de la OEA y el Centro Carter- los incumplieron Chávez y su gente, una vez que sintieron que la crisis había pasado. De modo que ya hay antecedentes al respecto.)
¿Puede conducirnos a algo positivo y concreto el supuesto diálogo iniciado la semana pasada? Ojalá fuera así. Pero hay dudas razonables de que se llegue a algo concreto. Y no lo digo por pesimismo. Lo digo porque, para que ese supuesto diálogo conduzca a resultados efectivos, el régimen tendría que renunciar a su línea de confrontación permanente, activada desde que llegó al poder en 1999.
Pareciera difícil que esto pueda suceder ya que -antes y después de la reunión con la MUD- los voceros oficiales han insistido en su discurso de descalificación y odio, llegando a decir que no habrá negociación ni acuerdos. Si esto es así, ¿entonces para qué se dialoga?
A menos que, desde el principio, el régimen pretenda convertir esto en una farsa y no en un diálogo. En tal caso, a la MUD no le quedaría otra alternativa que levantarse de la mesa y denunciar tal situación.
  Twitter: @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 15 de abril de 2014.

viernes, 11 de abril de 2014

LOS AUTÉNTICOS FASCISTAS
Gehard Cartay Ramírez
Acusan a sus adversarios de fascistas, pero en realidad son ellos -Maduro y su combo- los auténticos fascistas.
Comencemos por la definición de lo que es fascismo, y me dirá el lector si no calza como anillo al dedo en el caso del actual régimen venezolano. Según la Gran Enciclopedia Espalsa -de donde extraigo esta y las demás citas- el fascismo es una ideología “totalitaria, antiliberal y antidemocrática, anti individualista y corporativa (…) que exaltaba la fuerza y la violencia”.
Para el fascismo -agrega la publicación- “la expresión política de la nación era el Estado, fuerte, indiscutido y totalitario: ‘todo dentro del Estado, nada en contra del Estado, nada fuera del Estado´, en palabras de (Benito) Mussolini. El Estado debía preservar la integridad de la nación y asegurar el fin de las luchas sociales. Para lograr esto se contemplaba un control estatal de la economía, abandonando las prácticas del capitalismo liberal por medio de empresas nacionalizadas que se integrasen a todos los niveles de producción”.
Pues bien, esta definición de fascismo retrata igualmente al régimen chavista -y ahora madurista- que sufrimos desde 1999. Claro que el lector notará las similitudes del fascismo con el socialismo y el comunismo, porque todos ellos son, en cierto modo, hermanos gemelos. Los tres derivan del estatismo colectivista y totalitario. Por eso, Mussolini y Hitler se definían como nacionalsocialistas, y socialista fue también José Stalin, el todopoderoso jefe comunista de la extinta Unión Soviética.
Pero el régimen actual ha seguido también al pie de la letra los símbolos y modos de alienar a su gente, propios del fascismo, cuyo Estado -agrega Espalsa- “necesitaba grandes dosis de legitimación y movilización social para constituirse y sobrevivir. Para ello, la ideología fascista primó la emotividad y la irracionalidad sobre la reflexión. En lugar de la exposición de programas doctrinales, se recurrió a la explotación de símbolos y mitos, muchas veces extraídos de la tradición histórica, y a un cierto misticismo y unas expresiones rituales (uniformes, saludos y desfiles) que exaltaban las cualidades de la nación y del líder”.
Y aquí hay que detenerse, porque este aspecto revela también el verdadero carácter fascista del llamado “socialismo del siglo 21”: la exaltación del líder, comandante, jefe, caudillo, o como quiera llamársele. “La figura sacralizada de un líder carismático, adornada de cualidades sobrehumanas, era necesaria para suscitar la adhesión por parte de la población, convertida en ‘pueblo´ al que el líder conducía hacia la consecución de sus metas históricas”, agrega la citada enciclopedia.
Pero dejemos hasta aquí las citas, suficientemente ilustrativas sobre la naturaleza fascista del régimen de Maduro y su combo, así como del llamado “comandante eterno”, terminología también fascista por donde se le mire. Resulta muy claro entonces que todas estas coincidencias nos llevan a la lógica conclusión de que quienes por ahora mandan en Venezuela son unos fascistas en el fondo y aunque lo nieguen.
Hay otros elementos concomitantes que también ilustran el carácter fascista del régimen chavista. Uno de ellos lo constituye el desmantelamiento de la institucionalidad democrática, tal como en su momento lo hizo el fascismo, una vez llegado al poder. Por eso hoy en Venezuela existe una dictadura que acabó con la separación de poderes, anuló al parlamento como institución al servicio de la democracia y la libertad, convirtió a la Fuerza Armada en un ente al servicio de sus intereses políticos partidistas, y ahora pretende destruir a la disidencia -a la que no reconoce ni tolera- mediante una brutal represión y persecución, a través de sus fiscales y tribunales del terror, otra práctica nazi fascista a la que apelan.
En estos últimos días, el régimen ha apelado a sus bandas terroristas para que junto a la policía y la guardia nacional repriman, torturen y asesinen a estudiantes y otros ciudadanos. Incluso la semana pasada, cuando reprimieron una manifestación pacífica dentro de la Universidad Central de Venezuela, esas bandas armadas del régimen dispararon contra estudiantes desarmados y llegaron al colmo de desnudar, humillar y apalear a algunos, típica práctica fascista en la Italia y Alemania de Mussolini y Hitler durante el siglo pasado.
Pues bien, esas bandas terroristas que el régimen con el mayor cinismo llama “colectivos de la paz”, son la reencarnación de los camisas negras fascistas y de los camisas pardas nazis de aquellos tiempos. Estas eran bandas armadas que apaleaban y mataban a sus adversarios, y actuaban con la mayor impunidad pues el Estado y sus tribunales los protegían, por lo que nunca fueron condenados por sus crímenes bajo los gobiernos nazi-fascistas. Lo mismo hace el régimen de Maduro hoy en Venezuela.
¿Hará falta seguir citando otras prácticas fascistas del régimen para concluir en que ellos son los auténticos fascistas, y no sus adversarios, a quienes acusan todos los días de serlo?  
  Twitter: @gehardcartay
El blog de Gehard Cartay Ramírez


  
       


 LA PRENSA de Barinas - Martes, 08 de abril de 2014






domingo, 6 de abril de 2014

UN RÉGIMEN INSOSTENIBLE
Gehard Cartay Ramírez
"Es una manía miserable el querer mandar a todo trance".
Simón Bolívar, carta a Santander, 15 de Abril de 1823.

Es difícil que un régimen como el actual se pueda sostener impunemente sobre más muertes, violaciones a los derechos humanos, persecución judicial a sus adversarios y, sobre todo, enfrentando militarmente una vigorosa protesta civil pacífica.
Ya lo dijo John F. Kennedy: “Se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la otra mitad en contra”. Y esta es una colosal verdad que Maduro y su cúpula podrida desprecian, creyendo que podrán sostenerse por siempre, apoyados en la mentira que representan ellos y su bastarda ambición de poder. 
Desprecian la verdad indiscutible de que su Consejo Supremo Electoral lo proclamó presidente en medio de serias denuncias de fraude que ni ellos ni el ente electoral quisieron aclarar luego, a pesar de que se comprometieron en tal sentido. Desprecian la verdad indiscutible de que hoy en día no sólo gobiernan con la otra mitad en contra, sino frente a una mayoría muy significativa que condena y repudia su régimen.
Desprecian la verdad indiscutible de que su gestión, luego de 15 años de desgobierno, ha arruinado al país en todos los órdenes. Desprecian la verdad indiscutible de que el país hoy está peor que antes. Desprecian la verdad indiscutible de que los problemas que Chávez ofreció resolver en 1998 hoy se han agravado, y que hay nuevos y gravísimos problemas que antes no existían.
Desprecian la verdad indiscutible de que la situación económica nos ha empobrecido a todos, menos a la cúpula ladrona del régimen, multimillonaria gracias al saqueo de más de 900 mil millones de dólares desde 1999. Desprecian la verdad indiscutible de que hoy la comida es más cara y escasa. Desprecian la verdad indiscutible de que nos llevan a una situación de desabastecimiento y hambruna, nunca antes vista en Venezuela. (La cartilla de racionamiento -aunque sea computarizada- que ya opera en los automercados oficiales y privados es una preocupante muestra al respecto, especialmente para los incrédulos        que todavía existan.)
Desprecian la verdad inocultable de que van más de 200 mil asesinatos desde que llegaron al poder, gracias a que han permitido que la delincuencia reine en todo el país,  convertida en su estrecha aliada terrorista. (Y esto es tan cierto que la brutal represión que han desatado contra los estudiantes y la ciudadanía que los adversa demuestra que, de haberlo hecho, pudieron haber perseguido con igual “efectividad” al malandraje que mata gente todos los días.)
Desprecian la verdad y engañan todo el tiempo. Pretenden sostenerse sobre la mentira compulsiva, y esto no es posible por largo tiempo. Maduro ha mentido tanto que muy poca gente le cree lo que afirma, y esto es muy grave para el régimen porque no tiene credibilidad. Por eso mismo, todas las encuestas serias revelan su caída estrepitosa, lo cual le resulta fatal si se toma en cuenta que proviene de unas elecciones caracterizadas por el fraude y la creencia generalizada de que quien ganó fue Capriles.
Su manía miserable “de querer mandar a todo trance” -como decía Bolívar- los lleva también a despreciar los terribles efectos de su fracaso. Por eso desprecian las verdades que significan su corrupción e ineptitud descomunal, hoy traducida en inseguridad e inflación (las más altas del mundo), así como el crecimiento de la pobreza, el desempleo, el racionamiento, la escasez y la carestía de la comida y bienes indispensables, las constantes devaluaciones, el caos de los servicios públicos, el drama de la salud, entre otras calamidades creadas por Maduro y su combo.    
Desprecian igualmente los principios básicos de la democracia. Desprecian la separación de poderes establecida en la Constitución. Desprecian el mandato de su artículo 328, que define a la Fuerza Armada Nacional como una “institución esencialmente profesional, sin militancia política (…) al servicio de la Nación, y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna”. La politiquería que ahora la dirige también desprecia este mandato de la Carta Magna, mientras reprime a la población civil como si fuera un enemigo armado. 
Pero sobre todo, el actual régimen desprecia la inteligencia y la vocación libertaria de los venezolanos. Por eso, desprecia también que hoy el 55 por ciento de ellos señale que el régimen de Maduro no es democrático y que el 53 por ciento considere necesaria su renuncia, según la última encuesta IVAD, publicada ayer en El Universal.
Un régimen en estas condiciones carece ya de base de sustentación y está inhabilitado para buscar soluciones a la crisis que hoy nos arropa a todos.
Twitter: @gehardcartay
LA PRENSA de Barinas - Martes, 01 de abril de 2014.