NO ES
FÁCIL LO QUE VENDRÁ
Gehard Cartay
Ramírez
Sin ser
alarmistas, sino realistas, hay que insistir en que Venezuela vive hoy una de
sus más graves crisis.
El
régimen, mentiroso y perverso como siempre, intenta ocultar la catástrofe que
padecemos. Según la mentirosa propaganda oficial, su principal vocero -conocido
suficientemente también por sus embustes reiterados- anda en una kilométrica
gira procurando más recursos que, de obtenerse, servirán también para
endeudarnos más todavía con el imperio chino, del cual somos, por ahora, una
colonia económica y financiera.
Mientras tanto, la crisis se agrava
peligrosamente. Eso, por cierto, poco o nada parece importarle a la numerosa
comitiva que lo acompaña -y que incluye hijos, nietos y demás familiares, así
como altos funcionarios que deberían estar aquí enfrentando la difícil
situación que sufrimos los venezolanos. En realidad, estos alegres viajeros se
parecen más a un grupo turístico dándole la vuelta al mundo que a un equipo de
gobernantes serios en busca de salidas financieras a la crisis.
Lo
dramático del asunto es que, cualquiera que sean los resultados de este
millonario periplo oficial, en muy poco -o tal vez en nada, digámoslo
claramente- podrán solucionar o paliar la catástrofe que nos envuelve ahora.
Si, por ejemplo, Maduro llega con las manos
vacías por no haber obtenido el financiamiento que tanto necesita su régimen
-hoy en quiebra y sin dólares, pues los malbarataron en los últimos 15 años-,
la crisis podría tener resultados imprevisibles. Si, por el contrario, logra
nuevos créditos del gobierno de China comunista, la situación también sería
gravísima a mediano plazo, pues significaría nuestra definitiva entrega como
nación al imperialismo chino, y ahora de manera incondicional.
He allí,
pues, la gran responsabilidad histórica del chavismo hoy en el poder: la de
haber destruido a Venezuela como el país democrático y soberano que fue hasta
hace poco, así como haber arruinado nuestras inmensas potencialidades de
desarrollo, así como nuestras riquezas petroleras y mineras como palancas para
asegurarnos un mejor porvenir para los venezolanos.
Y esta es nuestra gran tragedia como nación por
culpa del grupo de irresponsables, corruptos y demagogos que llegaron al poder
en 1999, luego de haber engañado a millones de ilusos con una falsa bandera de
cambio, hoy convertida en una gigantesca estafa a los venezolanos.
Por desgracia, esa colosal burla a quienes
votaron entonces y después por Chávez y la cúpula podrida que hoy manda en
Venezuela, no libera a quienes lo hicieron de haber cometido una
irresponsabilidad histórica que no podrían nunca justificar ante sus hijos y
nietos, las principales víctimas del desastre chavista que hoy sufrimos.
Y este es el otro asunto que no se puede
obviar. La actual crisis se va a prolongar en el tiempo, al igual que la
inacabable maldición peronista que acompaña al pueblo argentino desde hace
sesenta años. No será fácil sacar en lo inmediato a Venezuela del precipicio en
que la ha hundido el régimen chavista, y esto hay que decirlo claramente. Se
requerirá de un liderazgo experimentado, y no de uno novato, al igual que de un
equipo con las mejores inteligencias venezolanas para diseñar y ejecutar un
plan de emergencia que, junto al trabajo y la dedicación de los venezolanos,
pueda poner otra vez al país en marcha.
Porque
aquí no hay que llamarse a engaño sobre lo que vendrá luego, una vez que se
produzca el necesario cambio en la conducción de Venezuela. Será ciclópea la
inmensa tarea de reinstitucionalizar al país, retornar al camino democrático,
implantar un sistema de seguridad jurídica, social y personal para todos los
venezolanos, obtener financiamiento para recuperar nuestra economía y reabrir
las miles de empresas industriales y agropecuarias cerradas, expropiadas o
saqueadas en estos quince años.
Será
igualmente ciclópea la tarea de regresar la probidad administrativa al
gobierno, así como devolver su carácter apolítico y no partidista a la
institución militar y derrotar la cultura del populismo y el clientelismo corrupto
con que el actual régimen sostiene su maquinaria y sus cuerpos paramilitares.
Las crisis por lo general son también
oportunidades para producir cambios trascendentes en la historia de los
pueblos. Confiemos entonces en que esta que ahora nos ha producido tanto daño
pueda traer consigo también el imprescindible cambio que tanto anhelamos la
mayoría de los venezolanos.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 13 de enero de 2015.