domingo, 18 de enero de 2015

NO ES FÁCIL LO QUE VENDRÁ



NO ES FÁCIL LO QUE VENDRÁ
Gehard Cartay Ramírez
Sin ser alarmistas, sino realistas, hay que insistir en que Venezuela vive hoy una de sus más graves crisis.
El régimen, mentiroso y perverso como siempre, intenta ocultar la catástrofe que padecemos. Según la mentirosa propaganda oficial, su principal vocero -conocido suficientemente también por sus embustes reiterados- anda en una kilométrica gira procurando más recursos que, de obtenerse, servirán también para endeudarnos más todavía con el imperio chino, del cual somos, por ahora, una colonia económica y financiera.
 Mientras tanto, la crisis se agrava peligrosamente. Eso, por cierto, poco o nada parece importarle a la numerosa comitiva que lo acompaña -y que incluye hijos, nietos y demás familiares, así como altos funcionarios que deberían estar aquí enfrentando la difícil situación que sufrimos los venezolanos. En realidad, estos alegres viajeros se parecen más a un grupo turístico dándole la vuelta al mundo que a un equipo de gobernantes serios en busca de salidas financieras a la crisis.
Lo dramático del asunto es que, cualquiera que sean los resultados de este millonario periplo oficial, en muy poco -o tal vez en nada, digámoslo claramente- podrán solucionar o paliar la catástrofe que nos envuelve ahora.
Si, por ejemplo, Maduro llega con las manos vacías por no haber obtenido el financiamiento que tanto necesita su régimen -hoy en quiebra y sin dólares, pues los malbarataron en los últimos 15 años-, la crisis podría tener resultados imprevisibles. Si, por el contrario, logra nuevos créditos del gobierno de China comunista, la situación también sería gravísima a mediano plazo, pues significaría nuestra definitiva entrega como nación al imperialismo chino, y ahora de manera incondicional.
He allí, pues, la gran responsabilidad histórica del chavismo hoy en el poder: la de haber destruido a Venezuela como el país democrático y soberano que fue hasta hace poco, así como haber arruinado nuestras inmensas potencialidades de desarrollo, así como nuestras riquezas petroleras y mineras como palancas para asegurarnos un mejor porvenir para los venezolanos.
Y esta es nuestra gran tragedia como nación por culpa del grupo de irresponsables, corruptos y demagogos que llegaron al poder en 1999, luego de haber engañado a millones de ilusos con una falsa bandera de cambio, hoy convertida en una gigantesca estafa a los venezolanos.
Por desgracia, esa colosal burla a quienes votaron entonces y después por Chávez y la cúpula podrida que hoy manda en Venezuela, no libera a quienes lo hicieron de haber cometido una irresponsabilidad histórica que no podrían nunca justificar ante sus hijos y nietos, las principales víctimas del desastre chavista que hoy sufrimos.
Y este es el otro asunto que no se puede obviar. La actual crisis se va a prolongar en el tiempo, al igual que la inacabable maldición peronista que acompaña al pueblo argentino desde hace sesenta años. No será fácil sacar en lo inmediato a Venezuela del precipicio en que la ha hundido el régimen chavista, y esto hay que decirlo claramente. Se requerirá de un liderazgo experimentado, y no de uno novato, al igual que de un equipo con las mejores inteligencias venezolanas para diseñar y ejecutar un plan de emergencia que, junto al trabajo y la dedicación de los venezolanos, pueda poner otra vez al país en marcha.
Porque aquí no hay que llamarse a engaño sobre lo que vendrá luego, una vez que se produzca el necesario cambio en la conducción de Venezuela. Será ciclópea la inmensa tarea de reinstitucionalizar al país, retornar al camino democrático, implantar un sistema de seguridad jurídica, social y personal para todos los venezolanos, obtener financiamiento para recuperar nuestra economía y reabrir las miles de empresas industriales y agropecuarias cerradas, expropiadas o saqueadas en estos quince años.
Será igualmente ciclópea la tarea de regresar la probidad administrativa al gobierno, así como devolver su carácter apolítico y no partidista a la institución militar y derrotar la cultura del populismo y el clientelismo corrupto con que el actual régimen sostiene su maquinaria y sus cuerpos paramilitares.
 Las crisis por lo general son también oportunidades para producir cambios trascendentes en la historia de los pueblos. Confiemos entonces en que esta que ahora nos ha producido tanto daño pueda traer consigo también el imprescindible cambio que tanto anhelamos la mayoría de los venezolanos.
@gehardcartay
LA PRENSA de Barinas (Venezuela) - Martes, 13 de enero de 2015.