miércoles, 29 de agosto de 2012

Discurso del diputado Gehard Cartay Ramírez:

 FREI RESUMIÓ LO MEJOR DEL SENTIMIENTO POPULAR CHILENO
   
Intervención en la Comisión Delegada del Congreso de la República ante la muerte del ex presidente de Chile, Eduardo Frei Montalva

(Sesión del día tres de febrero de 1982)

El PRESIDENTE: Tiene la palabra el diputado GEHARD CARTAY RAMÍREZ.
Diputado CARTAY RAMÍREZ (GEHARD): Señor presidente; señor vicepresidente; estimados colegas:
El día 22 de enero del presente año falleció en la ciudad de Santiago de Chile el ex presidente de aquel hermano país, Don Eduardo Frei Montalva.
Su muerte, como es natural, ha conmovido a los sectores democráticos de todo el mundo y fue motivo para que en los actos de sus exequias se produjeran manifestaciones de protesta contra el régimen dictatorial imperante en aquella República latinoamericana.
No podía ser de otra manera, puesto que Eduardo Frei fue durante toda su vida un demócrata integral, un luchador vertical y auténtico, que hizo de su actuación política un apostolado de civismo y humanismo. Fue un brillante político, un combativo parlamentario y un estadista singular. Sin duda, en Frei se resumía lo mejor del sentimiento popular chileno, es decir, su tradición libertaria, democrática, cultural y progresista.
Ahora, ante su lamentable fallecimiento, creo que resulta importante hacer una reseña de su trayectoria vital. Nacido el 16 de enero de 1911, hijo de Eduardo Frei, un inmigrante suizo, y de Victoria Montalva, dama chilena, fue un estudiante excepcional, tanto en el colegio, como en la educación media y en la universidad. Obtuvo, a los 22 años, el título de Licenciado en Leyes por la Universidad Católica de Chile, y su tesis versó sobre El régimen del asalariado y su posible abolición, en la cual planteaba la idea de la copropiedad y de la coadmnistración entre obreros y patronos, tesis que, por cierto, fue bastante discutida y tuvo un cariz indudablemente polémico en aquellas circunstancias.
Como dirigente universitario, Eduardo Frei fundó la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos, iniciativa que, en cierta forma, lo llevó luego a participar en la política activa, una vez que regresa de Roma, luego de intervenir en un Congreso de Estudiantes Latinoamericanos, en 1933, promovido por el Papa Pío XII, y donde por cierto conocerá al venezolano Rafael Caldera.
En 1935, Frei ingresa al Partido Conservador, pero con decidido ánimo renovador e inspirado ya en la doctrina social de la Iglesia Católica. Inmediatamente, se traslada al norte de Chile, zona del salitre e importante centro obrero e industrial, y funda allí el periódico El Tarapacá. Permanecerá entonces tres años en esa dura tarea y será sustituido en aquella responsabilidad por Radomiro Tomic, otro joven líder demócrata cristiano.
En 1938 hace crisis la situación de los jóvenes del Partido Conservador y, encabezados por Frei y otros destacados líderes social cristianos como Bernardo Leighton, Radomiro Tomic, Rafael Agustín Gumucio, Tomás Reyes Vicuña, fundan la Falange Nacional. Esta promoción es, sin duda, un nuevo y fresco aliento dentro de la política chilena. Hablan un lenguaje distinto, diferente, renovado y están ganados, indudablemente, por una profunda vocación social.
En 1945, con apenas 34 años, Eduardo Frei es designado Ministro de Obras Públicas por el presidente radical Juan Antonio Ríos, y desde ese importante cargo realiza una magnífica labor, a pesar del breve tiempo que ejerce tal posición, a la cual renuncia en protesta por considerar excesiva la represión policial contra manifestantes opositores.
Su brillante carrera parlamentaria se inicia en 1949, al ser electo por primera vez como Senador de la República por Atacama y Coquimbo. En 1956 es reelecto, esta vez por Santiago de Chile, habiendo obtenido la primera mayoría.
En 1957 funda el Partido Demócrata Cristiano, conjuntamente con  de sus compañeros de la Falange Nacional, e inicia así el camino definitivo para lograr el apoyo de la mayoría de sus compatriotas y ascender al poder, apoyado en su programa político e ideológico. 
Dos años después, en 1958, Frei se postula por primera vez a la Presidencia de su país y, aún cuando no alcanza el triunfo, obtiene, sin embargo, una importante votación que consolida a su partido como una fuerza política nacional respetable.
En todo este tiempo, señor presidente, honorables senadores y diputados, Frei mantiene una asombrosa actividad. Multiplica su tiempo a través del método y del orden; trabaja en funciones partidistas; es fecunda su actividad parlamentaria; visita constantemente el interior del largo país austral en actividades proselitistas; escribe en la prensa; dirige la formación de las juventudes demócratas cristianas; ofrece conferencias y discursos; ejerce como profesor universitario; orienta y asesora sindicatos; representa a su país en eventos internacionales y, por si fuera poco, escribe y publica numerosas obras, entre ellas, Chile desconocido, Aún es tiempo y La Política y el Espíritu, libro que, por cierto, mereció de Gabriela Mistral, la gran poetisa chilena y Premio Nobel de Literatura, el siguiente comentario: “Una de las mejores cosas que a lo largo de años se haya publicado en el género del ensayo social en la América del Sur”.
Frei también publicó La historia de los partidos políticos en Chile, Sentido y forma de una política, La verdad tiene su hora, El mandato de la historia y las exigencias del porvenir y América Latina: Opción y esperanza.
Eduardo Frei gana la Presidencia de su país en las elecciones de 1964, habiendo obtenido el 56 por ciento de los votos, la más alta votación alcanzada por candidato presidencial alguno en Chile. Fue entonces un Presidente con una obra excepcional e histórica, cuya gestión se destacó por importantes medidas revolucionarias: la llamada chilenización del cobre; la reforma agraria, cuya ejecución obligó incluso a una reforma constitucional sobre el derecho de propiedad; la sindicalización campesina; la reforma educacional; amplias políticas de vivienda popular, obras hospitalarias; edificaciones escolares, etc., etcétera.
Finalizado su período, el presidente Frei entrega el poder a su sucesor, Salvador Allende, triunfador en las urnas y quien, al no haber logrado la mayoría calificada, será ratificado por el Congreso de Chile con el voto favorable de la bancada parlamentaria del Partido Demócrata Cristiano.
Al dejar de ejercer la Jefatura del Estado, Eduardo Frei es electo Senador por amplia mayoría, y más tarde será designado Presidente del Senado de Chile, cargo al cual dio, sin duda alguna, su signo de dignidad y decoro personal.
Luego del golpe militar guiado por el general Augusto Pinochet, una vez desencadenada la brutal represión y el asesinato de miles de chilenos, coartadas las libertades públicas e individuales en aquella hermana nación, el ex presidente Eduardo Frei encabezó la resistencia interna contra la tiranía chilena y liderizó, entre otras iniciativas, la negativa al plebiscito propuesto por el dictador y su junta Militar en 1980 para perpetuarse en el poder.
Y aún cuando su campaña fue muy limitada y precaria en recursos económicos -apenas se le permitió una concentración en el Teatro Caupolicán, trasmitida solamente por dos emisoras radiales-, obtuvo, no obstante, un amplio respaldo en su posición, respaldo que sumó cerca del 30 por ciento de los votos reconocidos por el régimen dictatorial, sobre todo teniéndose en cuenta que fue este último el que controló el proceso, sin testigos ajenos a la Junta Militar en aquella oportunidad.
El ex presidente Frei dijo en aquel discurso en el Teatro Caupolicán las siguientes palabras que, con la venia del ciudadano presidente, voy a leer (lee):
“Podrán imponer los resultados; pero tal como lo dijo un día un gran chileno, refiriéndose a quien ocupaba el gobierno: Usted puede hacer todo lo que quiera; tiene la fuerza. Pero lo que no podrá hacer es inspirar confianza. Lo propio decimos hoy. Este pueblo ya decidió votar que No, aunque sabe que no tendrá medios de control verdadero sobre los escrutinios. Por eso nadie se hace ilusiones sobre el resultado. Su No será categórico: No al plebiscito mismo y a todo lo que significa. Será así un testimonio ante su propia conciencia y ante su propia patria. Esa conciencia seguirá creciendo después del 11 y su marcha no podrá ser detenida”.
Con estas actividades de lucha contra un régimen despótico, Eduardo Frei fue aumentando su prestigio dentro y fuera de su patria. Particularmente debo destacar hoy aquí el hecho de que Frei fue un gran amigo de Venezuela y de sus más prominentes líderes, entre otros, del Presidente Luis Herrera Campíns, del ex Presidente Rafael Caldera y del ex Presidente Rómulo Betancourt, a quien por cierto dedicó un sentido artículo periodístico, publicado en el diario El Nacional, a raíz de la muerte del líder fundador de Acción Democrática.
Esta es, a grandes trazos, la silueta de Eduardo Frei Montalva, el ilustre chileno que ha fallecido hace pocos días.
Ciudadano presidente, estimados parlamentarios, quisiera terminar mi intervención de esta tarde citando unas palabras suyas, contenidas en uno de sus últimos libros: El mandato de la historia y las exigencias del porvenir, que, sin duda alguna, constituyen lo que pudiéramos llamar su testimonio, su visión sobre el atormentado Chile de hoy y fundamentalmente su testamento político. Dijo allí, con la venia de la Presidencia (Asentimiento):
“Tengo un amor apasionado por mi patria. No es ella para mí sólo un pedazo de tierra, es parte de mi ser y por eso me es imposible callar. Pienso que tal vez lo único que puede aportar un hombre que ya ha vivido y ha tenido el privilegio de haber gobernado este país, es una lección de profunda esperanza (…) Chile también se ha caracterizado por tendencias históricas que la han dado su propia fisonomía. Este país fue citado como un ejemplo de organización política, de estabilidad, de respeto a normas jurídicas y a una autoridad impersonal de anticipados avances sociales, y su pueblo ha demostrado madurez en el juico y gran sentido de convivencia y del respeto mutuo. Estas constantes no se deben a la acción de una persona, de un estadista o a la casualidad: reflejan el carácter profundo de un pueblo que se manifiesta en todas las formas de su existencia. La corriente que emana de esa fuente tan profunda no puede extinguirse y ninguna circunstancia puede agotarla. Tenemos la certeza de que brotará más fuerte y más amplia”.
Es a este hombre, a este patriota chileno y latinoamericano, a quien venimos a rendirle homenaje esta tarde en el seno de la Comisión Delegada del Congreso de Venezuela.
Solicito respetuosamente, señor Presidente, que ordene leer por Secretaría el proyecto de Acuerdo presentado que, por mi intermedio, presenta la Fracción  Parlamentaria del Partido Social Cristiano Copei.
Muchas gracias.         

martes, 28 de agosto de 2012

Verdades
¿HABREMOS APRENDIDO LA LECCIÓN? 
Gehard Cartay Ramírez
 gehardcartay@latinmail.com
twitter:@gehardcartay
Que las soluciones a los problemas del país no la tienen los militares debería ser ya una lección bien aprendida por este país, sobre todo después del fracaso del teniente coronel que, por ahora, está en Miraflores.
Que la crisis de Venezuela -ni la de ningún otro país- no la podrá resolver jamás un solo hombre, y que lo que necesitamos son programas de gobierno realistas y equipos calificados de gente capaz y honesta para ejecutarlos eficientemente, y no un mesías ni muchos menos un iluminado, debería ser también la otra lección que la realidad nos ha enseñado en todos estos años.
La trágica experiencia del Gran Hablador y su desgobierno debe ser una amarga lección sobre lo que no debe repetirse en el futuro.
¿Habremos por fin aprendido los venezolanos que no podemos seguir engañándonos con pajaritos preñados, luego de la tragedia que ahora sufrimos? ¿Será posible que, a estas alturas, el imaginario popular haya desterrado ya la ingenua idea de que aquí sigue haciendo falta una cachucha? ¿Nos habremos curado ya de espantos como para estar conscientes de que ni los militares son tan eficientes y disciplinados como ellos dicen, ni los civiles somos tan ineptos, sino que, como seres humanos, unos y otros estamos hechos de virtudes y defectos?
¿Será posible que desterremos de una vez por todas la idea supersticiosa y  pendeja de que aquí siguen haciendo falta caudillos, salvadores de la patria, hombres providenciales, iluminados picos de plata, chapulines colorados y otras estupideces más por el estilo, sin darnos cuenta que lo que necesitamos -ahora y siempre- no es un líder carismático ni populista, sino un consumado estadista como Presidente de la República, capaz y sensible ante los problemas, rodeado de los mejores y con una clara lista de objetivos a lograr a corto, mediano y largo plazo?
¿No será ya suficientemente dañina esa prédica cuasi religiosa y antihistórica que nos sigue condenando a la falsa necesidad de los “superhombres”, con Bolívar a la cabeza, y a los militares como héroes del Olimpo independentista, sin darnos cuenta de que eso nunca ocurrió, que allí lo que hubo fue una guerra humana y cruenta ganada por los más aptos e inteligentes, con el Libertador como coordinador y estratega, frente a una España decadente, y que ya es hora de no seguirnos refugiando en esas glorias pasadas -tal vez como excusa de nuestra incapacidad-, sino de ocuparnos realmente de este país en ruinas de ahora, tarea en la cual los libertadores ya nada pueden hacer -salvo fijarnos en su ejemplo-, y que sólo requiere trabajo, inteligencia y coraje?
¿Será que nuestra historia republicana no nos ha aleccionado lo suficiente como para saber que en estos 176 años los gobiernos militares fueron una maldición recurrente, verdaderos ejemplos de corrupción, violencia e ineptitud, y que en el siglo XIX, por ejemplo, los civiles apenas gobernaron cuatro años en total? ¿Seguiremos ignorando que de esos 176 años casi 130 lo han copado los gobiernos de los caudillos militares y que, por tanto, el saldo negativo que arrastramos se debe en buena medida a su modo de gobernar y a su secular incapacidad para entender lo que era el progreso y el desarrollo?
¿Olvidaremos acaso que los últimos 30 años de democracia caímos sucesivamente en las trampas de la demagogia, la incapacidad y la corrupción de algunos gobernantes, y que, al lado de estadistas elegidos como presidentes, también se colearon ineptos, borrachos y ladrones bajo la apariencia de salvadores de la patria y de mesías civiles, hasta llegar a elegir en 1998 a otro iluminado -y de ñapa encachuchado-, cuya única experiencia administrativa había sido la de manejar los escasos reales de las fiestas patronales de Elorza, aparte de haber pasado 20 años en el ejército, engañando a todo el mundo, en un ejercicio de hipocresía y traición pocas veces visto? ¿Y nos habremos olvidado, acaso, que a todos estos presidentes indeseables y corruptos los elegimos nosotros los venezolanos, y nadie más?
Los venezolanos no podemos seguir engañándonos con mesías, líderes, caudillos y cuantas vainas parecidas a estas nos ofrezcan soluciones, como auténticos buhoneros de la política. No podemos seguir siendo o haciéndonos los pendejos. Debemos saber que los salvadores del país no existen. Que el país no se va a salvar haciendo sesiones de espiritismo, poniéndoles velas a los santos o invocando las ánimas. El país debe saber que los políticos no hacen milagros, a pesar de que los ofrecen en todas las campañas electorales con una desfachatez y cinismo insuperables. Pero debemos meternos en la cabeza que en la política no hay milagros.
El país no puede seguir cifrando sus esperanzas en un sólo hombre o mujer, si fuere el caso. El país debe saber que sólo saldremos adelante con planes y programas concretos, con equipos humanos capaces y bien preparados, con gente honesta y sensible al frente de la cosa pública, apartando a los analfabetas de la política, a los ineptos y ladrones y, en general, a quienes no tienen idea de lo que significa el manejo de la ciencia del gobierno. Así de sencillo y de simple.

Una nueva oportunidad
Este  siete de octubre sabremos si el país ha aprendido la amarga lección de la historia pasada y presente.
Todo pareciera anunciar que sí. Que, en efecto, la ha aprendido. Catorce años de mal gobierno, de nula solución de nuestros problemas, del agravamiento de todos ellos y de la creación de nuevas dificultades, son razones más que suficientes para que los venezolanos no crean de nuevo en pajaritos preñados.
Sería el colmo de la estupidez que, otra vez, millones de venezolanos cayeran por inocentes, creyendo de nuevo en las promesas del candidato eterno a presidente vitalicio. Sería imperdonable que muchos otros fueran engañados por la máscara de candidato que, otra vez, se ha puesto el führer de Sabaneta, incluyendo una fingida sonrisa y un falso mensaje de “amor”, luego de catorce años sembrando el odio y la división entre los venezolanos.
Ojalá hayamos aprendido la lección eligiendo a Henrique Capriles Radonski como nuevo presidente de Venezuela.

 LA PRENSA de Barinas - Martes, 28 de agosto de 2012.

Verdades
CONTRA LA REELECCIÓN Y EL CONTINUISMO
Gehard Cartay Ramírez
Nunca ha sido conveniente la reelección presidencial en Venezuela.
Nuestra historia republicana lo demuestra fehacientemente. Cada vez que un mandatario ha impuesto su reelección para perpetuarse en el poder, las consecuencias siempre fueron nefastas. En el siglo XIX las experiencias de los Monagas y Guzmán Blanco, así como las pretensiones de Andueza Palacio y Joaquín Crespo; las de Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Pérez Jiménez, y aún las de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera en el siglo pasado, todas ellas dejaron secuelas críticas que, de alguna manera, afectaron nuestro tránsito hacia la modernidad y la paz ciudadana.
Los venezolanos estamos presenciando desde hace 14 años la tragedia que implica las ambiciones reeleccionistas y continuistas del actual Presidente de la República. El país se ha visto dividido como pocas veces, el caudillismo presidencialista ha reaparecido como una tara indeseable, el culto a la personalidad del jefe del régimen ha llegado a extremos ridículos y al propio tiempo chocantes, mientras que el aparato del Estado es usado para beneficiar política, económica y electoralmente el proyecto de presidencia vitalicia que pretende seguir llevando adelante el führer sabaneteño, en un acto de corrupción y ventajismo nunca antes visto.
Podría argumentarse en contra de mi opinión que en algunos países la reelección presidencial o la continuidad en el poder de algún partido, no siempre han sido nefastas. Y es verdad, por cierto. Pero podría argumentarse al respecto que en esos países -Estados Unidos y Europa, por ejemplo- siempre ha existido por lo general un verdadero equilibrio de poderes, donde la jefatura del gobierno es controlada efectivamente por los Poderes Legislativo y Judicial, así como la inmensa influencia de la opinión pública, a fin de evitar el abuso corrupto del poder, el ventajismo y la utilización de los recursos públicos para beneficiar a quienes ejercen el poder, como hoy acontece en Venezuela.
Hay, además, otros hechos que coadyuvan al respecto: la existencia en aquellos países de una moral que autolimita los abusos de poder por parte de quienes gobiernan, así como normas que restringen en el tiempo a la reelección, la cual nunca es indefinida. En el caso de los regímenes parlamentarios, no siempre el líder de la mayoría partidista mayoritaria se perpetúa como primer ministro o jefe del gobierno, sino que el relevo del liderazgo dentro de aquella opera sin mayores problemas, con lo que, aún si un mismo partido gana repetidamente las elecciones, ningún líder en concreto se perpetúa en el poder.  
Pero usted, amigo lector, coincidirá conmigo en que esa racional situación no ocurre en nuestro país, lamentablemente. Y no lo digo ahora que soportamos un régimen cuasi totalitario y autoritario, cuyo jefe quiere estar en la presidencia hasta que se muera. Antes también ocurrieron abusos de poder y se produjeron ventajismos y mala utilización de los recursos públicos. Por supuesto, hay que advertirlo, nunca como hoy sucede, pero sí pudiera señalarse que, quizás por nuestra particular idiosincrasia y relajada moral desde el poder, resulta casi siempre posible que se quiera abusar del mismo, antes y ahora, pero -insisto- nunca como hoy en día.
Por eso pienso que, una vez derrotado el actual régimen el siete de octubre con la triunfante candidatura presidencial de Henrique Capriles Radonski, habrá que convocar una Asamblea Constituyente, a fin de aprobar una nueva Constitución Nacional y eliminar, entre otras cosas, la reelección presidencial indefinida y también la de gobernadores y alcaldes, así como limitar a tres períodos la de diputados nacionales, legisladores regionales y concejales.
Ya lo dijo el Libertador Simón Bolívar en su histórico Discurso de Angostura, cuando señaló que nunca una misma persona debe perpetuarse en el poder porque genera gravísimos males a los ciudadanos. Este principio bolivariano -que no gusta al actual régimen y lo olvida y esconde permanentemente- debe ser el que sirva de sustento a esa nueva disposición constitucional que elimine la reelección en todos los cargos.

Reelección es igual a continuismo
Por supuesto que la reelección trae consigo el continuismo y este, por lo general, lleva aparejado también el ejercicio corrupto e irresponsable del poder.
Tal ha sido también uno de los males históricos venezolanos, especialmente en el siglo XIX y XX y muy especialmente desde 1999. El continuismo casi siempre es pernicioso. Afloran con él, por lo general, vicios de todo tipo, entre ellos, la mineralización de prácticas corruptas y abusivas desde el poder aparte de la ausencia de nuevas ideas para gobernar y la falta de una nueva mística de servicio a la gente.
Pareciera que más bien resulta siempre conveniente la alternación de los partidos en el poder, tal como ocurrió aquí durante la República Civil, entre 1959 y 1998, siempre y cuando, como también pasó entonces, las políticas de Estado en materia petrolera, internacional, educativa, obras públicas, etc., etcétera, mantengan continuidad y seguimiento.
La naturaleza en general, y especialmente la humana, requieren por mandato de la Providencia cambios permanentes. Ya se sabe que, por ejemplo, el agua estancada se corrompe, a diferencia del agua que corre libremente. Lo mismo ocurre con los sistemas políticos y de gobierno.
Por eso, siempre es dañina la eternización de una persona en el poder, como muy bien lo advirtió Bolívar. Por eso, siempre es perjudicial la reelección a todos los niveles. Por eso, debemos apelar siempre al relevo y al cambio en la política, para hacerla más eficiente y honesta.
No hay entonces que equivocarse el próximo siete de octubre: votar por Capriles Radonski como representante del relevo y de una nueva manera de gobernar para todos, ajena a la eternización de un Presidente de por vida y garantía de los cambios que está exigiendo con urgencia el país.

LA PRENSA de Barinas - Martes, 21 de agosto de 2012. 



Verdades
EL PRESIDENTE QUE NECESITAMOS
Gehard Cartay Ramírez

El país reclama con urgencia un Presidente normal, serio, capaz, honesto y trabajador.
Un Presidente normal que, por tanto, se ocupe de los problemas de Venezuela y trabaje efectivamente por resolverlos. Un Presidente normal que, en lugar de jugar a la revolución, gobierne de verdad. Un Presidente normal que, en lugar de creerse un nuevo Bolívar, tenga la humilde vocación de convertirse en el primer trabajador entre sus ciudadanos.
El país reclama un Presidente normal que, por tanto, en lugar de estar pensando en perpetuarse de por vida en el poder, encabece una reforma constitucional para eliminar la reelección presidencial y abrir así la puerta al relevo y al cambio generacional. Un Presidente normal que, en lugar de pervertirse en el disfrute concupiscente del poder y sus mieles, sepa que tiene un mandato popular por un tiempo determinado y que, luego de cumplirlo, debe irse para su casa, comprometido a no ser un factor de perturbación contra nadie.
El país reclama con urgencia un Presidente serio. Un Presidente serio que, por tanto, en lugar de creerse un líder mundial, se ocupe de los venezolanos, de sus angustias y necesidades fundamentales. Un Presidente serio que, en lugar de andar con esa regaladera criminal de nuestros petrodólares, intentando comprar un liderazgo internacional, por el contrario, los invierta en planes y obras que mejoren la calidad de vida de los venezolanos.
El país reclama con urgencia un Presidente capaz que, por tanto, en lugar de perder el tiempo discurseando todos los días sobre temas y asuntos sin importancia, por el contrario, ponga sus capacidades y aptitudes en función de gobernar bien para el progreso efectivo de sus conciudadanos. Un Presidente capaz que, en lugar de creerse más importante que los demás, trabaje por los demás. Un Presidente capaz, que se rodee de los mejores y que actúe como un estadista y no como un agitador de barrio.
El país reclama con urgencia un Presidente honesto que, en lugar de usar los recursos públicos para favorecer a su proyecto político personal y a su cúpula podrida sin escrúpulo alguno, por el contrario, los administre con pulcritud en beneficio de todos los venezolanos. Un Presidente honesto, rodeado de honestos, que, en lugar de confundir el presupuesto público con sus recursos personales, lo maneje en función de los intereses nacionales.
El país reclama con urgencia un Presidente trabajador que, en lugar de perder el tiempo y hacérselo perder a la gente, por el contrario, aproveche cada minuto del día buscando soluciones a los problemas nacionales. Un Presidente trabajador que, en lugar de estar peleándose con todo el que no comparta sus políticas y actitudes, por el contrario, aproveche su tiempo buscando soluciones a los problemas nacionales, trabajando para crear nuevos empleos, atraer inversiones nacionales y extranjeras, protegiendo y estimulando la iniciativa personal y devolviéndole a los venezolanos la fe en su propio país. 
Bien se sabe que “una sóla golondrina no hace verano”. Esas condiciones que el país reclama de su próximo Presidente deben tenerla también sus colaboradores a todos los niveles, así como los gobernadores y alcaldes que se van a elegir en diciembre y abril. Cada uno de ellos deberá ser también un funcionario normal, serio, capaz, honesto y trabajador.
La destrucción del país, a manos del actual régimen, reclamará del próximo gobierno un esfuerzo descomunal, inmenso y extraordinario para superar la actual crisis y abrir el camino del progreso, del desarrollo y del bienestar para todos.

Capriles Radonski: el relevo necesario
Afortunadamente, Henrique Capriles Radonski, como próximo Presidente de Venezuela, está en capacidad de ser ese Primer Mandatario Nacional que hoy exige el país.
Capriles Radonski tiene experiencia como alcalde y gobernador exitosos, conoce la problemática del país y, por si fuera poco, posee la juventud y el vigor necesarios para acometer la inmensa empresa que tiene por delante.
Esta situación no debería merecer mayores explicaciones, luego de casi 14 años de fracaso del actual  régimen y su jefe único. El país sabe que el Presidente saliente ya no da para más, es un personaje agotado, sin fuerzas, vacío de ideas y propósitos, con un discurso gastado y sin posibilidades de hacer algo en beneficio de los venezolanos, como lo ha demostrado con creces.
Este siete de octubre está en nuestras manos elegir ese nuevo presidente que el país entero exige, y salir de lo que, por corrupto, ineficiente e inepto, sólo ha hecho un inmenso daño a las extraordinarias potencialidades de Venezuela y su gente.


LA PRENSA de Barinas - Martes, 14 de agosto de 2012.

martes, 7 de agosto de 2012

Verdades
EL CNE Y LA IMPUNIDAD PRESIDENCIAL
Gehard Cartay Ramírez
 gehardcartay@latinmail.com
twitter:@gehardcartay
Ya se sabe que en este país sin instituciones que se hagan respetar, el actual Presidente de la República se cree con licencia para abusar de su poder como cabeza de un régimen con muchos recursos y sin ningún escrúpulo.
Tal aberración ocurre porque este funcionario público -al fin y al cabo, eso es, legalmente- se considera por encima de la Constitución y las leyes, y lo más grave es que así también lo consideran los demás “Poderes” Públicos, hoy integrados por una recua de incondicionales.
Así es como el Consejo Nacional Electoral (CNE), que debería ser un poder independiente como lo manda la Constitución Nacional, también ha terminado arrodillado ante el jefe único del régimen, alcahueteándole al candidato vitalicio a presidente eterno sus permanentes violaciones a la Carta Magna, las leyes y los propios reglamentos del organismo comicial. 
A diario el fuhrer  de Sabaneta utiliza los recursos del estado para hacer campaña electoral como candidato presidencial, ante la complacencia del CNE que a estas alturas nada hace para ponerle un parao a su abuso de poder. Todo lo contrario, prácticamente le ha garantizado impunidad total, mientras amenaza al candidato presidencial de la Unidad Democrática por los motivos más necios y estúpidos.
A diario el fuhrer de Sabaneta utiliza los medios comunicacionales del Estado y los privados también -obligados mediante cadenas radiotelevisivas- para hacer campaña electoral a su favor, mientras el CNE amenaza a los medios de comunicación social privados independientes por cualquier tontería sin importancia.
Y resulta que, de acuerdo con la norma constitucional, el Presidente de la República y los demás funcionarios públicos -incluidos los rectores del CNE- carecen de inmunidad para hacer lo que le dé la gana. Por el contrario, el Presidente de la República es responsable absoluto de sus actos (Artículo 232 de la Constitución Nacional), al igual que cualquiera que ejerza una función pública.
No es nadie, por tanto, para abusar de su poder y utilizar los recursos de Estado para sus intereses personales y políticos en la presente campaña electoral, por más que el CNE lo permita, violando así su condición de árbitro imparcial y objetivo, de acuerdo con las normas constitucionales, protegiéndolo vergonzosamente y garantizándole la más cínica impunidad, en flagrante violación de la Carta Magna y de las leyes.
A este respecto, hay que citar igualmente el artículo 139 de la Constitución, que señala expresamente: “El ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad individual por abuso o desviación de poder o por violación de esta Constitución o de la ley”. Y esta disposición vale para todos los miembros del Poder Público, comenzando por el Presidente de la República.
Pero el CNE no le para a la Constitución y a las leyes, en su afán por complacer al candidato vitalicio a presidente eterno. Por ello, las violan descaradamente y por ello han colocado la voluntad omnímoda del führer sabaneteño por encima de la Constitución y las leyes.
Por esas razones hay que derrotar al candidato vitalicio a presidente eterno y a su CNE este siete de octubre. Y lo vamos a hacer con una avalancha tal de votos que sepultará a ambos y a cualquier posibilidad de burlar la voluntad popular.

La enfermedad del poder
Quienes, por ahora, mandan en Venezuela y Barinas están enfermos de poder. Por eso mismo, creen que van a mandar eternamente, que nunca le van a rendir cuentas a la justicia y que todos sus abusos van a ser perdonados y olvidados.
Por eso se creen dueños de la verdad y, por tanto, se creen con derecho a insultar y ofender a quienes no piensan como ellos. En el fondo, por supuesto, los ha pervertido una degeneración totalitaria y excluyente, propio de los déspotas y atrabiliarios.
Esa ha sido la infeliz actitud que asumió este domingo pasado el gobernador del Estado en contra del periodista Tarquino González Concho, secretario general del Colegio Nacional de Periodistas de Barinas y redactor del diario La Prensa. Sin duda que se trata de una posición inaceptable, que debería ser condenada por todos quienes defendemos la libertad de información y de pensamiento.
Desde aquí expresamos a González Concho nuestra solidaridad ante tal alevosía y condenamos este tipo de conductas de quienes abusan del poder y se creen con licencia para apostrofar a aquellos no comulgan con sus posiciones políticas.
LA PRENSA de Barinas - Martes, 07 de agosto de 2012.

jueves, 2 de agosto de 2012

Discurso del diputado Gehard Cartay Ramírez:

LOS JUEGOS PANAMERICANOS: UN COMPROMISO DE TODOS

Intervención en la Cámara de Diputados durante el debate sobre la realización de los IX Juegos Deportivos Panamericanos en nuestro país

 (Sesión del día 20 de marzo de 1980)

EL PRESIDENTE: Tiene la palabra el diputado Gehard Cartay Ramírez.

DIPUTADO CARTAY RAMÍREZ (GEHARD): Ciudadano Presidente: Ciudadanos Diputados:
La Fracción Parlamentaria del Partido Social Cristiano Copei estima de mucho interés la realización de este debate sobre los IX Juegos Panamericanos, a celebrarse en Caracas en 1983 como un homenaje al Libertador Simón Bolívar, con ocasión del Bicentenario de su natalicio.

Un compromiso de todos
Creemos que ese interés se justifica porque, tal como se ha repetido muchas veces, estos Juegos representan un compromiso del país, y no solamente del Gobierno Nacional y del Comité Organizador de los mismos. Por eso vemos con satisfacción que este debate se haya iniciado con buen pie, fundamentalmente porque entendemos que el mismo debe estar despojado de cualquier tipo de interés político subalterno y porque creemos que un evento de tal magnitud exige una amplia convergencia de todos los partidos y de todos los sectores de la sociedad venezolana.
En consecuencia, aspiramos a que todas las fuerzas representadas en el Parlamento puedan corresponder a esa actitud, y dejar de lado cualquier tipo de interés sectario o partidista. En este sentido, al comenzar estas palabras, hacemos un cordial llamado a todos los sectores que integran la Cámara de Diputados para que este debate tenga como denominador común el interés nacional y la responsabilidad del país para con los Juegos Panamericanos.
Vale la pena, colegas diputados, hacer algunas consideraciones en relación a la importancia de estos Juegos. Se ha dicho que los mismos constituyen el segundo evento en importancia después de los Juegos Olímpicos. Esta es una razón de peso. Los Juegos Panamericanos han tenido hasta ahora ocho ediciones, realizadas en importantes ciudades del continente americano. En los mismos, se ha contribuido de manera decidida a fomentar el deporte como vínculo que une a los pueblos y como elemento muy importante para estimular a la juventud y al pueblo en general. Nosotros creemos que, con ocasión de celebrarse la IX edición de estos Juegos en nuestra ciudad capital, es necesario que hagamos un esfuerzo sostenido para que los mismos puedan ser coronados por el éxito, tal como lo aspiramos todos los venezolanos.
Diría, además, que no debe dejarse de lado por ningún respecto un hecho muy importante y significativo: los Juegos Panamericanos van a contribuir a dotar para Caracas de una infraestructura deportiva adecuada y funcional.
Pero no sólo eso, ciudadano presidente, colegas diputados. Los Juegos Panamericanos van a servir como una oportunidad excepcional para formar los recursos humanos que necesitamos dentro de nuestro ámbito deportivo. Y, por si fuera poco, van a servir además para como un elemento fundamental dentro del objetivo que se ha propuesto el Gobierno del Presidente Luis Herrera Campíns para popularizar el deporte, una de las más caras promesas del Partido Social Cristiano Copei en la anterior campaña electoral. Por eso, esta tarde insistimos ante la Cámara de Diputados y atendiendo al interés que ha despertado este debate que entendemos a los Juegos Panamericanos como un compromiso del país y que, ante esta circunstancia, se impone la unidad y la convergencia de todos los venezolanos, especialmente de quienes tienen una vinculación directa con el deporte.
¿Por qué decimos que este es un compromiso del país, y no simplemente del Gobierno Nacional o del Comité Organizador de los Juegos? Creo que, a este respecto, valdría la pena hacer una cronología rápida y breve para que se sepa que en esta iniciativa han tenido participación distintos venezolanos y que, inclusive, constituye la continuidad de un compromiso adquirido durante la administración del ex Presidente Carlos Andrés Pérez.

Cronología del compromiso con los Panamericanos
Todo este proceso arranca cuando en 1976 el Comité Olímpico Venezolano (COV) decide solicitar la sede de los Juegos Panamericanos para Caracas, en razón de que correspondían -en ese momento- a la zona centro de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) y que, en consecuencia, podía tocarle a Venezuela.
Inmediatamente después de la decisión de nuestro Comité Olímpico, se suscita en el país una polémica sobre la conveniencia de montar o no los Juegos Panamericanos. A principios de noviembre de 1976, el Comité solicita a su Asamblea el respaldo estatutario para exigir al Gobierno Nacional la respectiva autorización a fin de solicitar la sede de los Panamericanos. Algunos medios de comunicación social realizaron encuestas sobre este tema tan importante, tratando también de sembrar conciencia y lograr la opinión de todos los sectores del país en relación a si convenía o no realizar esos Juegos aquí en Caracas. Casi inmediatamente, la ya citada Asamblea del COV decide aprobar, con el voto salvado del entonces Secretario General y de las Federaciones de Atletismo y Natación, la solicitud de los Juegos Panamericanos para Venezuela.
Tengo en mis manos la comunicación que, con fecha 8 de noviembre de 1976, dirigiera el Comité Olímpico Venezolano al General Camilo Betancourt, entonces Presidente del Instituto Nacional de Deportes (IND), en donde exponían las razones por las cuales consideraban pertinente la solicitud de la sede de los Panamericanos para nuestro país. Quiero, con la venia de la presidencia, leer algunos párrafos que son suficientemente ilustrativos de la argumentación que venimos a sostener esta noche en el sentido de que los Juegos en referencia son un compromiso del país, y no de algún sector en particular.
Decían entonces los directivos del Comité Olímpico venezolano en la carta dirigida al Presidente del IND (asentimiento): “De conformidad con la legislación deportiva venezolana, las reglas del Comité Olímpico Internacional y del Estatuto de la Organización Deportiva Latinoamericana, nos dirigimos a usted con la finalidad de solicitar formalmente la debida autorización del Gobierno Nacional en lo tocante a la responsabilidad de proponer a Venezuela como sede de los IX Juegos deportivos Panamericanos, los cuales serán organizados para realizarse en Caracas en 1983, año del Bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar”.
Decían a continuación: “En la presente comunicación trataremos de expresarle los razonamientos que, tras varios meses de concienzudo balance, nos han hecho concluir en la conveniencia de celebrar los citados Juegos, como posible elemento de poderoso empuje al desarrollo deportivo nacional y como efectivo vehículo de promoción internacional fe nuestro país, de nuestro pueblo y de nuestros más resaltantes valores históricos y culturales. En este orden de ideas, confiamos en obtener el más decidido apoyo de usted y de los demás dignatarios del Gobierno Nacional a quienes corresponde avalar la solicitud aquí presentada”.
Más adelante señalan, de manera muy detallada, otras razones por las cuales el COV consideró conveniente solicitar la sede de los Panamericanos para Venezuela. Un párrafo anota lo siguiente: “Otro motivo muy trascedente debe sumarse a los anteriormente señalados. Justamente en 1983, nos aprestamos los venezolanos a conmemorar grandiosamente los 200 años de haberse producido el natalicio del Padre de la Patria”. Y a continuación señalaban: “Si tomamos en cuenta que la organización de un evento deportivo de esta naturaleza va a estar también acompañada de distintas y variadas expresiones culturales y artísticas, se reafirma la idea de la conveniencia y oportunidad de lograr los Juegos en la ciudad natal de nuestro más importante prócer. Así, el homenaje cobraría una repercusión internacional insuperable y contaría con la más genuina representación de la juventud de América”.
Por último, no puedo dejar de destacar algo muy importante que también agregaba entonces esta comunicación. Después de advertir -el Comité Olímpico Venezolano- que los Juegos no serán la panacea para resolver los múltiples problemas del deporte nacional, “pero sí constituirán un vigoroso acicate para echar a andar y salir del estancamiento actual”, establecían una serie de objetivos a los cuales iba a contribuir la realización de este evento. Entre ellos, cabe destacar los siguientes: “desarrollar una vasta programación a escala nacional que tenga como meta el desarrollo masivo y la superación técnica de las distintas especialidades deportivas y contribuir, a través de una de las mayores manifestaciones deportivas del mundo, a profundizar en la conciencia de nuestro pueblo las virtudes y la importancia del deporte como instrumento de salud y bienestar en lo físico y espiritual”.
Creo, ciudadano presidente, ciudadanos diputados, que este documento tan importante dice mucho más de lo que pudiéramos expresar esta noche quienes, estando en el campo de la actividad política, tenemos sumo interés en el desarrollo del deporte nacional, y pienso que refleja las razones fundamentales por las que los próximos Juegos Panamericanos deben convocarnos a todos para lograr su mejor realización en 1983.
Dentro de esta cronología a la que yo hacía referencia conviene también destacar otros hechos que a continuación sucedieron y que son muestra evidente del interés del Comité Olímpico Venezolano por obtener la sede de los Panamericanos para nuestro país.
Al año siguiente de haber hecho la solicitud formal al Gobierno Nacional para que fuese autorizada la petición de sede, en enero de 1978, el COV se alarma ante la indecisión de la entonces administración del Presidente Pérez, y ante las gestiones que se viene realizando por parte de otros países -entre ellos, Cuba, Canadá y Chile-, debido a  la ausencia de solicitud de la sede por parte de las ciudades de la zona centro de la ODEPA. Por ello, inmediatamente, en el mes de marzo, el Presidente Pérez decide reunir a todos los sectores interesados para consultarlos, y resuelve entonces dar la autorización para que el Comité Olímpico Venezolano solicite la sede para Caracas. En fecha 6 de abril de 1978, el entonces Ministro de la Secretaría de la Presidencia de la República, doctor José Luis Salcedo Bastardo, se dirige al COV para notificar oficialmente la decisión del gobierno venezolano.
Como seguramente algunos de ustedes saben, por convenio entre el Comité Olímpico Venezolano y el gobierno anterior, se designó un Comité Organizador de los Juegos Panamericanos, presidido por el ex presidente de la Junta de Gobierno, vicealmirante Wolfgang Larrázabal Ugueto. Ese Comité, en realidad, sólo habló de planes abstractos e hizo apenas un listado de instalaciones deportivas, cuyo monto total era de mil millones de bolívares. Sin embargo, por circunstancias propias de los sectores del deporte nacional comenzaron de nuevo las discusiones sobre la labor que estaba realizando ese Comité Organizador de los Juegos Panamericanos (COPAN), y se reabrió la polémica, en el año 1978, sobre si valía la pena o no montar los Juegos en Caracas. Fue así como en enero de 1979 se produjo una decisión por la cual fue relevado en sus funciones como Presidente del COPAN el vicealmirante Larrazábal Ugueto, y se inició un nuevo proceso de consultas para tratar de poner orden en lo relativo a los Juegos Panamericanos.

La labor del nuevo COPAN
En enero de 1979, el entonces Presidente Electo de la República, doctor Luis Herrera Campíns, recibió al Comité Olímpico Venezolano y anunció un amplio proceso de consultas para finalmente producir la decisión del nuevo gobierno al respecto. En el mes de junio de ese mismo año, el Presidente Herrera Campíns compromete la palabra de su Gobierno y ratifica a Venezuela como la sede de los Juegos Panamericanos, al tiempo que se designa un nuevo Comité Organizador de los mismos, pues el anterior había sido destituido por el COV.
Quisiera destacar, en este sentido, que la selección de ese nuevo Comité Organizador se hizo con el más amplio criterio, sin que mediaran intereses partidistas o subalternos. Se hizo integrándolo con gente que tiene experiencia y veteranía y con dirigentes calificados del deporte venezolano que siempre han sentido como suya cualquier manifestación dentro de esta área tan importante. Esta designación, como las anteriores, correspondió hacerla al Comité Olímpico Venezolano.
Se designó entonces como presidente de COPAN al doctor Carlos Lovera, dos veces sub campeón mundial de boliche y dirigente deportivo; y como integrantes al doctor Rafael Tudela Reverter, diputado al Congreso de la República, empresario y dirigente del ajedrez internacional; al ingeniero Eduardo López Ortega, esgrimista en competencias internacionales; al profesor Gustavo González Eraso, en representación del Comité Olímpico Venezolano; a Manuel González Carratú, profesor de Educación Física, presidente del IND durante el gobierno del fallecido Presidente Raúl Leoni, y Director del Departamento de Educación Física del Instituto Pedagógico de Caracas; al General José Olivo Flores, bolichero, esgrimista, ex Director de la Escuela de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas de Cooperación y ex Jefe de la Quinta División del Estado Mayor Conjunto; al doctor Orlando Suárez, miembro de la selección nacional de esgrima, presidente de la Federación Venezolana de Esgrima y representante de las Federaciones Deportivas en el Directorio del IND; al doctor José del Vecchio, fundador de una de las instituciones de mayor solvencia en el campo deportivo venezolano, como lo son los “Criollitos de Venezuela” y concejal independiente, electo en las planchas del partido Acción Democrática, del Distrito Sucre del Estado Miranda; el ingeniero Pedro Pablo Márquez, también en representación del COV; y el General John Kavanagh, ingeniero y actual Director del Instituto Universitario Politécnico de las Fuerzas Armadas Nacionales.
Esta integración, ciudadano presidente, ciudadanos diputados, nos tiene que merecer la mayor confianza en el trabajo que debe desarrollar COPAN, porque no ha sido hecha con gente improvisada, sino con personas conocedoras del mundo deportivo. Por eso es que esta tarde, en nombre de la Fracción Parlamentaria del Partido Social Cristiano Copei, venimos a ratificar nuestra confianza en que los Juegos Deportivos Panamericanos de Caracas serán un evento exitoso, y a ratificar también nuestra confianza en el actual Comité Organizador de esos Juegos, porque está comprometido a organizarlos con un criterio amplio para asegurar el éxito de los mismos y coadyuvar así al desarrollo del deporte nacional, mediante la construcción de una infraestructura deportiva adecuada y funcional, y mediante el adiestramiento y la formación de los recursos humanos necesarios para la realización de este magno evento (Aplausos).

El trabajo silencioso de COPAN
En todo este tiempo el Comité Organizador ha venido desarrollando un trabajo callado. Creo que vale la pena, en cierto modo, hacer nuestras las críticas que el diputado del MAS hizo esta tarde en el debate, en el sentido de que ha faltado información sobre lo que se está haciendo. Pero, en todo caso, este COPAN ya ha trabajado sobre un Plan de Obras, lo que sería la infraestructura física de los Juegos y que yo creo que están a la altura de un evento tan importante.
En este sentido, COPAN tiene un Plan de Obras dividido en dos partes: por un lado, la modernización de las instalaciones ya existentes, y por el otro, la construcción de nuevas obras. De acuerdo con las informaciones que hemos recibido, en este proyecto de modernización de las instalaciones existentes, destacan los conjuntos deportivos “Estadios de la Ciudad Universitaria”, “Brígido Iriarte”, Polígono “Libertador”, y, finalmente, los estadios “Vidal López”, “Chato Candela”, “César Nieves” y el estadio de los Laboratorios Vargas. Y hay proyectos entre los cuales podríamos citar el Centro de Preparación Deportiva “Teo Capriles”, el Parque “Naciones Unidas”, el Gimnasio de Caño Amarillo, el Gimnasio “Parque Miranda” y el Gimnasio “Palo Verde”.
Se nos ha informado igualmente que ya están conseguidos los terrenos que se necesitan para las nuevas obras, porque algunos de ellos son nacionales o municipales y que, en todo caso, podemos tener la absoluta seguridad de que ese Plan de Obras estará concluido para la fecha en que se van a realizar los Juegos Panamericanos.
Este conjunto de obras tiene un valor aproximado de 425 millones de bolívares, lo cual desmiente la especie que han echado a correr por allí en el sentido de que los Juegos Panamericanos tendrían un costo de 1500 a 1800 millones de bolívares. Y hay que insistir en este punto porque a veces se juega con esta argumentación sin que, en el fondo, exista base cierta al respecto.
Con esta infraestructura, colegas parlamentarios, se dotará a Caracas de instalaciones deportivas tanto en el oeste como en el este de la ciudad, y quisiera informar, en este sentido, que ya el Gobierno Nacional, a través de los gabinetes sectoriales de las áreas económica y social ha aprobado este conjunto de obras y, en las próximas semanas, el Consejo de Ministros va a tomar la decisión final para tramitar todo lo relativo a su financiamiento.
Debemos recordar que incluso el Ciudadano Presidente de la República, en su mensaje anual al Congreso, ratificó el compromiso de su Gobierno de echar adelante para que estos eventos sean totalmente exitosos.
Por todas estas razones, ciudadano presidente, ciudadanos diputados, es que la Fracción Parlamentaria del partido Social Cristiano Copei viene a participar en este debate con criterios de amplitud y serenidad, pero también con el objetivo de despejar las preocupaciones que existen y de sembrar optimismo y confianza en aquellos sectores que todavía tiene alguna inquietud en relación a los próximos juegos Panamericanos de Caracas.

Debemos popularizar y desarrollar el deporte
Termino diciendo, ciudadano Presidente, ciudadanos diputados, que los Juegos Panamericanos son -sin duda alguna- uno de los eventos más importantes, más calificados y más concurridos del deporte mundial. El programa establecido incluye 21 deportes de competencia y uno de exhibición. Competirán más de seis mil atletas de 36 países. Participarán mil setecientos técnicos y especialistas, que colaborarán en la formación de técnicos y jueces venezolanos, y van a estar presentes altos dignatarios del Comité Olímpico Internacional, de la Organización ODEPA, de los Comités Olímpicos Nacionales de los países invitados y de las Confederaciones Panamericanas, Centroamericanas y Suramericanas.
Finalmente, insisto una vez más en que tenemos que conceptuar los Juegos Panamericanos como un compromiso del país y también como el punto de partida para un amplio programa de popularización y desarrollo del deporte nacional.
Con estas consideraciones, la Fracción Parlamentaria Social Cristiana quiere, por mi intermedio, dejar sentada su posición en este debate tan importante para el desarrollo del deporte venezolano. Muchas gracias (Aplausos).         
    
Segunda intervención del diputado Gehard Cartay Ramírez

LOS JUEGOS PANAMERICANOS SERÁN UN ÉXITO PARA VENEZUELA Y SU JUVENTUD DEPORTIVA

    Discurso ante la Cámara de Diputados durante el debate sobre la realización de los IX Juegos Deportivos Panamericanos en nuestro país

(Sesión del día 19 de mayo de 1980)
   
     
EL PRESIDENTE: Tiene la palabra el diputado Gehard Cartay Ramírez.

DIPUTADO CARTAY RAMÍREZ (GEHARD): Ciudadano Presidente: Ciudadanos Diputados:
Esta segunda nueva intervención nuestra va a ser breve, en razón de que todo cuanto teníamos que señalar -con motivo de este importante debate- lo dijimos en las intervenciones hechas por el colega Félix Luces y por mí, dejando sentada de una manera muy clara y categórica la posición que el Partido Social Cristiano Copei mantiene frente a la futura realización de los Juegos Panamericanos de Caracas, a celebrarse en 1983.
Sin embargo, algunas observaciones hechas casi al final del debate, nos obligan a tomar la palabra de nuevo para ratificar la posición de la bancada parlamentaria demócrata cristiana y hacer algunas anotaciones sobre materias que han sido planteadas en ciertas intervenciones.
Debo recordar, a este respecto, que la posición de nuestro partido, desde el principio, ha sido sumamente clara y precisa. Dijimos que los Juegos Panamericanos son un compromiso de todos y que, tanto el Gobierno del Presidente Herrera Campíns como el Comité Organizador de los Panamericanos, tenían que recoger y sumar a su lado todas las voluntades y toda la colaboración posible para alcanzar su plena realización. Inclusive señalamos que teníamos la aspiración (por cierto frustrada) de que este debate no se convirtiera en un debate politizado sino que, por el contrario, viniéramos acá con sentido amplio y positivo a hacer los aportes que sobre esta materia tengan que los partidos y sus representantes en el seno de la Cámara de Diputados.
No obstante, quiero señalar que mantenemos la argumentación sostenida en este debate en el sentido de que la Cámara y la opinión pública pueden tener la seguridad de que los Juegos Panamericanos van a ser un éxito y de que a su efectiva realización se le va a poner todo el empeño y toda la voluntad posibles (Aplausos).
Acá, con lujo de detalles, el diputado (Félix) Luces también expuso lo relativo a la marcha y preparación de los Juegos. Hizo un serio análisis sobre las obras que se van a ejecutar y sobre la modernización de las instalaciones ya existentes para garantizar que Caracas pueda tener en 1983 la infraestructura deportiva que demanda un evento de tanta importancia como lo son los Juegos Panamericanos.
La verdad es que en esta materia, poco a poco, se ha venido sintiendo un consenso que solamente rompe el diputado (Ángel) Zambrano. Hasta las mismas dificultades y problemas que se habían venido suscitando en el seno del mundo deportivo venezolano se han resuelto, y es notoria ya la colaboración y la incorporación decidida que el Comité Olímpico venezolano ha manifestado para con el Comité Organizador de los Juegos. Incluso muchos de aquellos que tuvieron dudas y reservas han aceptado que se viene haciendo un trabajo callado y serio que culminará, Dios mediante, con una realización exitosa de este importante evento.
Por eso, señor presidente, honorables colegas, nosotros no nos vamos a detener a responder algunas de las opiniones emitidas por el diputado (Ángel) Zambrano. Simplemente vamos a decir que nos parece que él no agregó nada serio, nada responsable, en el curso de su intervención. Por el contrario, nos parece hasta cierto punto inexplicable el hecho de que, en una nueva tesis parlamentaria, él reste importancia a la labor de la Comisiones Permanentes de la Cámara y que nos venga a decir esta tarde que son las Comisiones Especiales las que tienen que ocuparse de las cosas importantes, como los Juegos Panamericanos.
Desde luego que, sin la autosuficiencia que él le pone a sus intervenciones, la mayoría de quienes hemos hablado en este debate, si bien nos somos deportistas, tenemos interés en el deporte y tenemos también inquietudes porque el deporte venezolano marche mucho mejor. Decimos, sí, que esta preocupación es patriótica y que nos incumbe como parlamentarios de un Congreso que cada día tiene que abrirse más hacia asuntos de vital importancia para el país. Y el deporte es uno de esos asuntos.
Finalmente, ratificamos nuestro apoyo a la proposición hecha por el diputado Alexis Ortíz, en el sentido de que sea la Comisión de Cultura la que estudie todo lo relativo a la realización de los Juegos Panamericanos.
Hacemos estas reflexiones con la siempre sostenida aspiración de nuestro partido y nuestro gobierno de que los Juegos Panamericanos de 1983 sean un rotundo éxito para Venezuela y su juventud deportiva (Aplausos).
Muchas gracias, ciudadano presidente, ciudadanos diputados.