GIORDANI
Y SU AUTOPSIA DEL RÉGIMEN
Gehard
Cartay Ramírez
A igual que el doctor Frankestein, que creó su
propio monstruo, el exministro Giordani creó el suyo y la semana pasada le hizo
la autopsia.
Luego de 15 años actuando como el cerebro económico del régimen chavista -cuyas nefastas
consecuencias sufrimos la gran mayoría de los venezolanos-, el exministro
Giordani decidió ahora, con un caradurismo asombroso, denunciar lo que todos
sabemos: que la economía venezolana está en ruinas, el proyecto oficial resulta
inviable, la corrupción oficial lo arropa todo y Maduro es un presidente sin liderazgo.
Apartando las mentiras con las que pretende
reivindicarse, como las de una supuesta reducción de la pobreza; haber
desmontado “la máquina de poder que tenían instalados grupos internos y
externos que manejaban a su favor el Estado”; o la creación de “un aparato
público productivo” (¿?) para construir “una nueva organización social”, entre otras
pamplinas, el exministro Giordani pretende exculpar a su pupilo ya difunto y
cargarle toda la responsabilidad de la hecatombe actual a quien aquel designó como
su sucesor dentro de la monarquía chavista.
Tal
apreciación es realmente cínica. Todo este desastre actual -ahora agravado, sin
duda- no comenzó hace año y medio. Eso también lo sabemos todos, y no será el ex
ministro Giordani quien con sus mentiras “profesorales” nos va a engañar al
respecto. Este desastre se inició en 1999, y del mismo son responsables Chávez
y Maduro, así como sus cúpulas podridas, de las cuales -insisto- el exministro
Giordani fungió como cerebro económico durante estos tres nefastos lustros.
¿Quién que sea
conciente puede tragarse las mentiras del exministro Giordani? Aquí todos
sabemos que hoy la pobreza es mayor que antes. Sabemos también que una nueva
plutocracia corrupta y ladrona es la que maneja el Estado, en complicidad con
la dictadura castrocomunista cubana. Sabemos que el régimen chavista destruyó
el aparato productivo venezolano; y que tampoco existe ahora “una nueva
organización social”, sino una neodictadura militarista de partido único.
Justamente, la autopsia que el exministro Giordani
le hace al actual régimen confirma que no existen logros positivos en estos 15
años del chavismo en el poder. Quien lea detenidamente el documento del hasta
la semana pasada cerebro económico del régimen encontrará que el exministro Giordani
denuncia, entre sus grandes fracasos, el endeudamiento colosal acumulado desde
hace más de una década, que supera todos los anteriores; el desastre ruinoso
del control de cambios y las sucesivas devaluaciones, a pesar de los altos
precios del petróleo; el excesivo gasto público “disperso y dispendioso”; y la
corrupción galopante en todos los niveles oficiales.
Pero la escisión más profunda del bisturí del exministro
Giordani, al hacer esta autopsia a un
régimen ya cadáver como el actual, la constituye esta perla: “Resulta doloroso
y alarmante ver una Presidencia que no trasmite liderazgo, y que parece querer afirmarlo
en la repetición, sin la debida coherencia, de los planteamientos como los
formulaba el comandante Chávez”. Y remata así su afirmación: “Surge una clara
sensación de vacío de poder en la Presidencia de la República” (El Universal, 22-06-2014).
Claro que todo
esto ya lo sabemos. Ese personaje oscuro, al que el CNE nombró presidente, es
un personaje sin fuerza y sin liderazgo propios, alguien a quien un extraño capricho
del occiso comandante escogió como su sustituto, y, por lo visto, sin haber
consultado a esa versión chavista de López Rega -aquel brujo asesor de
Isabelita Perón- en que devino para Chávez el ingeniero Giordani, al convertirlo
en el gurú económico del régimen desde sus inicios.
El documento
del exministro Giordani revela que estamos frente a un drama donde todos sus
autores se equivocaron desde el comienzo. Se equivocó Chávez al ejecutar un
plan de destrucción nacional con el sólo propósito de perpetuarse en el poder,
al igual que se equivocó al escoger a su sucesor. Se equivocó el exministro
Giordani al convertirse en el supremo augur de este desastre económico, cuyas
consecuencias ahora cínicamente denuncia. Y se equivocó Maduro al mostrarse
incapaz de producir un cambio de rumbo para evitar que el país siga hundiéndose
en esa maldición que llaman “el socialismo del siglo XXI”.
Estamos, pues, frente a un régimen agotado por sus
crímenes de lesa patria, que hoy sufrimos los venezolanos de esta hora, pero
que también sufrirán quienes vengan después. Porque el mayor crimen del régimen
chavista iniciado en 1999 -y del que Giordani ha sido el gran inspirador en
materia económica y financiera- es haber desaprovechado una oportunidad estelar
para impulsar nuestro desarrollo y progreso como nación y convertirnos hoy en
un país arruinado y empobrecido.
Y todo ello resulta tan cierto, insisto, que el
propio creador de esta monstruosidad económica y financiera que padecemos es
quien acaba de hacerle su autopsia, dejando al descubierto las razones de su
inevitable extinción.
@gehardcartay