LA NECESARIA REGENERACIÓN DE VENEZUELA
Gehard Cartay Ramírez
No será fácil la regeneración moral y económica
de Venezuela, una vez que salgamos de esta terrible desgracia que sufrimos
desde hace 18 años.
No será fácil superar tanta devastación y
saqueo en todos los órdenes que ha perpetrado el régimen actual a partir de
1999. Requerirá de muchos años de esfuerzo honesto y creador. Habrá que apelar
a los mejores hombres y mujeres, a los más honestos y decentes, a los más aptos
y capaces, luego de la criminal depredación y la rapiña incesante que el
chavomadurismo les ha hecho a los venezolanos en estas casi dos décadas de
oprobio y destrucción.
Habrá que poner en marcha eficaces planes y
programas para enfrentar la pobreza, la miseria, el hambre, el atraso y la
disgregación social que han crecido como nunca antes bajo este régimen. Habrá
que priorizar los objetivos sociales para sacar al pueblo del foso de miseria y
hambre donde lo metió el chavomadurismo, así como elevar sus niveles de
existencia, comenzando por reabastecerlo de comida y medicinas, crear empleos
estables y, en general, mejorar su calidad de vida, hoy una de las peores del
planeta.
La tragedia que padecemos ahora pocas veces antes
la sufrió el país, a pesar de su violenta y compleja historia, lo cual es mucho
decir. Y es que la degeneración moral –que incluye la degeneración política y
social–, sin duda, la más grave, será también la más difícil de combatir, luego
de la gigantesca corrupción, saqueo, perversidad y pillerías de la cúpula
podrida que ha mandado en estos últimos lustros. Lo afirmo porque pareciera que
una especie de lepra moral –sin remedio bajo el chavomadurismo– ha venido
contagiando ciertos segmentos de la nación, lo cual da una idea de las muchas dificultades
que habrá en el futuro para vencerla.
Tal vez la
regeneración económica sea menos complicada. El país aún tiene recursos a tales
fines, y muchísimos otros más que habrá que rescatar de las garras rusas y
chinas, de los tentáculos del hoy todopoderoso narcotráfico y de las mafias
financieras corruptas que nos han venido saqueando a los venezolanos, como testaferros
de la cúpula podrida oficialista. Habrá que realizar una operación precisa y
rápida para localizar sus responsables, aquí y en el exterior, confiscarles sus
milmillonarias riquezas y bienes mal habidos, y reintegrarlos al patrimonio de
la República, de donde nunca debieron salir.
Todo ello
supone también atraer otra vez inversiones extranjeras y nacionales para rehabilitar
el aparato productivo del país, luego de que el actual régimen lo destruyera en
estos años recientes, lo que explica la escasez, el desabastecimiento y la
carestía que hoy nos ahoga a casi todos, y que el régimen esconde tras la
mentira de una supuesta “guerra económica”.
Porque, amigo lector, esto que hoy padecemos
es una auténtica hecatombe en todos los órdenes. Ni siquiera puede equipararse
con la ruina total que sufrió el país al terminar la guerra de Independencia en
1823 y la guerra federal en 1863. La actual crisis es mucho más grave todavía,
tanto en términos morales como económicos. Los daños inmensos que se les han ocasionado
a los venezolanos de hoy y de mañana, a la economía nacional y a la moral del
país, serán casi irreversibles, si no somos capaces de sustituir –en el menor
tiempo posible– a este régimen criminal y destructor. De no ser así, serán
entonces definitivos durante 50 o 100 años más.
Por
desgracia, hay algunos que no tienen la más mínima conciencia de la gravedad de
esta crisis. Hay, incluso, a quienes no les importa lo que padecemos, y
prefieren apostrofarse ante el régimen por unas cuantas migajas que caen del
banquete de su cúpula podrida, en lugar de luchar en su contra para asegurar un
futuro mejor para ellos y sus hijos.
Esa
conjunción de molicie, oportunismo, cobardía, irresponsabilidad y complicidad
-a veces separadas y no pocas veces juntas- que pareciera haberse apoderado de
algunos, sigue siendo un gran obstáculo para salir de la crisis moral y
económica que nos agobia. Se hace necesario entonces concientizar ese
conglomerado indiferente y enrolarlos en el combate por superar esta pesadilla
y trabajar en función de una Venezuela mejor.
Todo ello exigirá un robusto liderazgo moral,
con experiencia y conciencia de lo que ahora sucede y de lo que hay que hacer
para cambiarlo. No es tarea para dirigentes mediocres, inmediatistas y novatos.
Es una tarea para estadistas, y no para parlanchines frívolos e ignorantes.
No es cualquier cosa lo que está planteado. Que
se abstengan entonces los aventureros, ya sea de la política o de la
antipolítica. Estos trágicos 18 años son más que suficientes. Ya basta.
@gehardcartay
El
blog de Gehard Cartay Ramírez
LA PRENSA de Barinas ( Venezuela) - Martes, 07 de noviembre de 2107.
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